El sesgo optimista de Cambiemos no lo beneficia
El sesgo optimista ataca de nuevo a Cambiemos: ennoblece el diagnóstico respecto del incierto proceso electoral de 2019. A pesar de (o incluso gracias a) los pésimos datos de la coyuntura económica y del malestar que está produciendo en la sociedad y del desgaste de muchos funcionarios oficialistas que, como el Presidente, se habían aferrado hasta no hace mucho al argumento de que todo iba a salir bien, al margen de la gravedad de los problemas y de la pertinencia de las supuestas soluciones que se implementarían. El cambio era inevitable porque la sociedad lo había dispuesto. Solo era cuestión de administrar esa energía transformadora. El éxito del G-20 reavivó el fuego sagrado, justo cuando se inicia un ciclo electoral que conmociona a los mercados y resulta indiferente para la ciudadanía.
Los estrategas del Gobierno apuestan a ganar en primera vuelta: aspiran a repetir el balance de poder de los comicios de 2007, cuando la fragmentación del espacio opositor facilitó el triunfo de Cristina sin ballottage. Su participación y el temor que todavía genera en buena parte del electorado independiente una regresión al populismo autoritario es el principal argumento que esgrime el oficialismo para buscar la reelección de un presidente con un magro boletín de calificaciones para seducir a los votantes.
Un colega europeo hizo una observación pertinente: "Si con la ventaja de ser un candidato novedoso, el respaldo de una gestión en la ciudad de Buenos Aires evaluada como muy positiva, una campaña excelentemente diseñada y ejecutada y el apoyo de una estrella emergente como Vidal, Macri ganó en segunda vuelta por un margen mínimo, ¿cuáles serán los argumentos que lo pueden llevar a un nuevo triunfo?". La imagen negativa de Cristina se mantiene alta, y Scioli, a pesar de su gestión en la provincia, era un candidato moderado y con credenciales bastante similares a las de Macri. La expresidenta puede abuenarse, como hizo con poco éxito en las primarias del año pasado, y presentarse como una figura menos irritante. Pero en 2015 había impuesto a Zannini en la fórmula presidencial y a otras figuras desacreditadas, como Aníbal Fernández y Martín Sabbatella.
Le respondí al colega que quien detenta el poder corre con ventaja, sobre todo en este caso, con un equipo electoral invicto cada vez que Macri fue candidato desde 2005, incluyendo las elecciones de mitad de mandato de 2017. "La conmoción del caso Nisman, las múltiples y sonoras denuncias mediáticas de corrupción, un candidato como Scioli al que Cristina hostigaba en público y en privado? y Macri ganó solo por 2 puntos", agregó.
El oficialismo buscará que la economía no siga generando noticias tan malas y que se note una mejora, como una desaceleración de la inflación. Según la edición de noviembre del Monitor de Humor Social, que elaboro mensualmente con D'Alessio IROL, el 91% admitió estar preocupado por la inflación, consolidada como el principal problema. Con el doble torniquete del apretón fiscal y monetario, debería mejorar significativamente en los próximos meses. ¿Impactará positivamente en la imagen del Gobierno? ¿Importará su reducción más que la caída en la actividad económica? "Se están perdiendo 15.000 empleos formales por mes", me contó un ejecutivo de los seguros de riesgo de trabajo. "La clave de la economía electoral se esconde en los potenciales grados de flexibilidad, aunque sean mínimos, que puede conseguir el Gobierno en relación con el programa con el FMI", asegura uno de los principales consultores de la City. Si la candidatura de Cristina se afirma y hacia comienzos del segundo trimestre de 2019 aparece competitiva? ¿Se resignarán las principales potencias de Occidente a que la Argentina regrese al pantano populista?
Esta semana Putin "ayudó" a Macri con dos aviones de guerra para prácticas con el ejército de Venezuela, su principal cliente de armamentos en la región: un eventual triunfo del kirchnerismo no solo espanta a los mercados y a buena parte de la opinión pública moderada dentro del país, también representa un impacto geopolítico y estratégico. ¿Podrá el Presidente volver a pedir auxilio en esa encrucijada? Trump, quien más colaboró con él en el año, vive las horas más dramáticas de su presidencia. Cercado por el fiscal especial Robert Mueller, su futuro político y judicial parece sumamente comprometido. "Es una cuestión de Estado, no depende de quién ocupe el Salón Oval", me explicó un veterano exdiplomático norteamericano. "No podemos darnos el lujo de perder a la Argentina". ¿Se amoldará tan fácilmente el FMI a las urgencias electorales del oficialismo?
Al margen de las promesas en materia económica, Macri ganó en 2015 convenciendo a su electorado de su compromiso con la lucha contra la corrupción y con la seguridad. ¿Podrá repetir esos argumentos en 2019? Al margen del avance en las causas que involucran tanto a Cristina y su familia como a exfuncionarios K, figuras emblemáticas del empresariado y el apellido Macri aparecen en el escándalo de los cuadernos, cuyas derivaciones continúan siendo un misterio. El financiamiento de la campaña en la provincia de Buenos Aires, las desprolijidades en el caso del Correo y otros potenciales conflictos de interés pueden hacer que el electorado independiente considere que el fenómeno sistémico de la corrupción abarcaba toda la oferta electoral, más allá de lo que pueda probarse judicialmente. Es un riesgo para Cambiemos: en el plano reputacional, perder ese atributo identitario y diferenciador puede resultar determinante.
En materia de seguridad, hubo notables avances en la lucha contra el narco, y la ministra Patricia Bullrich es una de las que tienen mejor imagen dentro del Gabinete. El impulso al nuevo protocolo de uso de armas de fuego por parte de las fuerzas de seguridad no hubiera ocurrido de otro modo. Pragmática, Cristina ordenó que fuera Sergio Berni su vocero en la materia y no sus seguidores pertenecientes a los organismos de derechos humanos. En Alternativa Federal se disponen a entrar en ese debate. No solo en cuestiones de narcotráfico, con resultados visibles en Córdoba: Sergio Massa fue pionero, junto a Francisco De Narváez (dispuesto a retomar la política), en capitalizar electoralmente la frustración de la sociedad frente al avance del crimen organizado. Es conocida la cercanía de Massa con Rudy Giuliani. Diego Gorgal, uno de sus colaboradores históricos, es uno de los cuadros mejor preparados en este espinoso tema. Considerando estos antecedentes? ¿podrá Cambiemos obtener alguna ventaja electoral en función de estos tópicos?
Las fotos del presente poco ayudan a entender la naturaleza del proceso electoral de 2019: sus tiempos, su dinámica, incluso los nombres de algunos de sus protagonistas. ¿Tendrá el oficialismo un desafío efectivo "por derecha", con José Luis Espert a la cabeza en términos económicos y Alfredo Olmedo en seguridad? El rompecabezas es todavía impreciso. No hay que descartar a nadie. A pesar de todo, Macri puede ser reelegido. Pero el sesgo optimista que hasta ahora caracterizó a Cambiemos no le ha generado ventajas ni ayudado a surfear las aguas siempre turbulentas de la política local. Un poco de autocrítica y de crudo realismo le agregaría diversidad y riqueza al pensamiento único que caracteriza al acotado entorno presidencial.