Educación sexual para cuidar a los más jóvenes
En la Argentina, cada 10 minutos, una adolescente pare un bebé. En 2013, al cabo de un año, hubo 114.125 bebés de mamás menores de 20 años y 3261 cuyas mamás no tenían ni 15 años. También en la Argentina existe desde hace 12 años una ley, la 26.150, que busca garantizar el derecho de niños, niñas y adolescentes a recibir educación sexual integral. Esto es, su derecho a recibir "conocimientos pertinentes, precisos, confiables y actualizados sobre los distintos aspectos involucrados en la educación sexual integral".
En estos días posteriores al tratamiento en el Congreso del proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo (IVE), dos colores (verde y celeste) siguen odiándose sin pausa. Solo que ahora ya ha quedado en evidencia que la disputa no era por el acceso al aborto legal, sino de un choque entre distintas visiones del mundo. De modos de ver, incluyendo la defensa del más terrible de los derechos: el derecho a la ceguera. A no ver lo que está ahí, frente a nosotros.
En octubre de 1608, un matemático italiano colocó en un tubo de cuero dos lentes: una cóncava, otra convexa. Luego enfocó con su artilugio el cielo nocturno. Lo que vio lo dejó deslumbrado, y temblando. Sobraban cuerpos y texturas. Júpiter, en un exceso de libertad, hacía girar no una, sino cuatro pequeñas esferas a su alrededor. Galileo Galilei invitó a otros a mirar semejante prodigio a través de su aparato. Algunos religiosos se negaron. Otros miraron, pero atribuyeron lo que veían a la intervención diabólica.
Las cosas rara vez son como las imaginamos ni como desearíamos que fueran. Nadie desea un país en donde niñas, adolescentes y jóvenes muchas veces gestan y paren no solo sin haberlo deseado, sino también sin haber podido impedirlo. Sin saber siquiera que esa caricia, así venga de parte de alguien muy cercano, si genera incomodidad o se viste de secreto ("no se lo digas a nadie") no está bien y debe disparar el pedido de ayuda.
De esta clase de cosas habla la Educación Sexual Integral (ESI). En el nivel inicial refiere al propio cuerpo, al respeto, a la afectividad. Los materiales están disponibles en línea, en la página del Ministerio de Educación. Y basta con revisarlos para entender por qué esta ley sancionada hace más de una década incomoda: porque da a nenes, nenas, adolescentes y jóvenes la posibilidad de contar con un espacio en donde hablar de eso de lo que nadie habla. Como si las cosas desaparecieran con solo dejar de nombrarlas. Con cerrar los ojos.
A cerrar los ojos entonces. A no reparar en la atroz coincidencia: las provincias con más altas tasas de embarazo adolescente suelen ser, también, las que no adhirieron a la ESI. Esa que, según la Organización Mundial de la Salud, es "lo que necesitan los adolescentes para la prevención de embarazos no deseados y de otros riesgos relacionados con la salud sexual y reproductiva". "Muchos padres temen que a sus hijos se les 'hable de sexo'", dice al respecto Débora Kozak, rectora del Colegio Normal 1, de CABA. "Sería interesante averiguar a qué se refieren, teniendo en cuenta que la sexualidad involucra cuestiones biológicas, psicológicas, sociales, antropológicas, etcétera. La ESI aborda temáticas inherentes al cuidado, la prevención, la identidad sexual, la diversidad. Hay muchos mitos sobre la sexualidad que ponen en riesgo las infancias", destaca.
Un riesgo que, según señala un informe conjunto de Unicef y de Cippec llamado Adolescencias en las provincias, se perpetúa y agrava en la adolescencia. Frente a esto, el estudio propone 3 ejes de acción, el segundo de los cuales es "garantizar el cumplimiento de la ley nacional 26.150 de educación sexual integral en todos los establecimientos educativos". Sin embargo, según el Operativo Aprender 2017, 8 de cada 10 estudiantes aseguraron no haber tenido ESI. Ninguna sorpresa teniendo en cuenta que el presupuesto específico se recortó en más de 10 millones de pesos, pasando de $32 millones en 2017 a solo $21,8 en 2018. Pero, además, la cifra de docentes capacitados en ESI cayó de 55.000 en 2015 a 1050 en 2017. ¿Cómo se espera entonces que la tasa de embarazo adolescente disminuya? ¿Qué clase de herramientas de protección se da a los y las alumnas para evitarlo?
Más allá de la defensa de la ESI hecha por muchos legisladores, esa ley nunca se aplicó plenamente. Frente a esto, el 4 de septiembre se llegó a un dictamen de amplio acuerdo para que la norma pasara a ser de orden público: obligatoria en todo el territorio nacional, de modo que ningún establecimiento educativo (estatal o privado, confesional o no) pudiese privar a ningún estudiante de su derecho a recibir educación sexual integral.
Ese mismo día, un grupo de personas asistió al debate, rezó el rosario en plena sesión y cuando hubo dictamen estalló en un grito: "Con mis hijos no te metas", un eslogan surgido en Perú hace dos años con el mismo objetivo: negar el acceso a la educación sexual a alumnos y alumnas, con el argumento de que "los hijos son de los padres".
Los hijos no "son" de los padres ni del Estado. No son objetos, sino sujetos de derechos cuyo garante es el Estado. Hubo en la resistencia a esta ley y a su reciente modificación tanto de desconocimiento como de mala intención. Desconocimiento: en ninguna instancia de la ESI se "enseña" masturbación y es falso que los niños y las niñas deban desnudarse en las clases. Mala intención: un grupo de padres tucumanos contrarios a la ESI difundieron como parte de los materiales oficiales una lámina de la ONG Chrysallis, dedicada a la niñez trans.
María de los Ángeles Roberto es profesora de Letras y magíster en Sagradas Escrituras. Acaba de dar una conferencia en Salta sobre separación de Iglesia y Estado, y destaca que allí, "hasta hace muy poco, en las escuelas estatales había educación religiosa católica. Pero en los barrios se dan talleres de ESI y el 60% de las mujeres que asisten son madres muy jóvenes que tuvieron que dejar sus estudios por embarazo", precisa. Y agrega que "los chicos y las chicas de Salta ya están transformando esa situación porque saben que, a pesar de los fantasmas de la ignorancia que inculcan los sectores más retrógrados, la ESI es una forma de prevenir el embarazo, las enfermedades de transmisión sexual y la violencia de género de todo tipo, especialmente el abuso sexual intrafamiliar".
Hablar de "lo que no se debe" le costó a Galileo la persecución y el encierro. El 12 de abril de 1633, con casi 70 años, tuvo que ponerse de rodillas ante el tribunal inquisitorial y retractarse. Debió esperar 359 años, cuatro meses y nueve días a que la Iglesia le pidiera perdón.
Las cosas rara vez son como las imaginamos ni, menos aún, como desearíamos que fueran. Nadie desea un país en donde niñas, adolescentes y jóvenes muchas veces gestan y paren sin haberlo deseado y sin haber podido impedirlo. Para eso es la ESI: para evitar que esto siga pasando. Para que millones de chicos y chicas no sigan pagando con sus cuerpos -cuando no también con sus vidas- el costo de tanta ceguera voluntaria.