Lo que se nombra, existe
Como periodista de larga data y como alguien que ahora trabaja para las Naciones Unidas en la Argentina, tengo la esperanza de que lo que haremos la semana que viene será toda una noticia. Y de que su eco resonará no sólo aquí, en Buenos Aires, sino en todo el país.
El tema en cuestión es el femicidio. Sí, el asesinato de mujeres, en la mayoría de los casos a manos de un hombre que conocen muy bien, frecuentemente sus maridos o ex parejas, a menudo el padre de sus hijos.
En ocasiones, el método empleado es espantosamente traumático, como por ejemplo prender fuego a una mujer. Muchos de nosotros oímos hablar de Wanda Tadei, prendida fuego por su bien conocido marido. Lo que muchos ignoran, sin embargo, es que docenas de mujeres han sido atacadas del mismo modo desde su muerte: desde febrero de 2010 hasta el comienzo de este año, el número estimado de tales casos alcanza a 136, de los cuales 63 son víctimas mortales.
En este contexto, mañana, en la semana de la campaña internacional de la ONU por la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, uniremos fuerzas junto a la ONG pionera La Casa del Encuentro, la fundación Avon y la embajada de los Estados Unidos para lanzar una campaña que desafíe el muro de silencio que rodea al femicidio. Lo que no se nombra, no existe. Cinco años atrás, La Casa del Encuentro hizo suya esta premisa y empezó a catalogar los casos de femicidio en la Argentina. Desde ese momento, las cifras han ido aumentando y el número correspondiente a 2013 será dado a conocer la semana que viene. La cifra es abrumadora.
Por esto, nuestro secretario general nos insta a ver las cosas como son: se trata de una pandemia global, una violación universal de los derechos humanos, la consecuencia de una discriminación contra la mujer arraigada en muchas leyes y más aún en la práctica. "Hay una única verdad universal aplicable a todos los países y todas las culturas -dice Ban Ki-moon-. La violencia contra la mujer nunca es aceptable, nunca es excusable, nunca es tolerable."
Las cifras globales deberían hacernos alzar la mirada. Los estudios sugieren que alrededor del 70% de las mujeres en nuestro mundo denuncian actos de violencia por parte de una pareja o un compañero íntimo. En Australia, Canadá y Estados Unidos esta forma de violencia alcanza a más del 40% de las víctimas femeninas de asesinato. "Ésta no es más una preocupación que sólo incumbe a las organizaciones de mujeres -señala Ban Ki-moon-. Más y más gente comprende que la violencia de género es un problema de todos y que todos tenemos la responsabilidad de detenerla."
En las Naciones Unidas hemos lanzado una serie de campañas contundentes en los últimos años bajo el paraguas de "Unite" para poner fin a la violencia contra las mujeres. Aquí, en la Argentina, en donde hemos trabajado junto con la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema, nuestra última campaña lleva como lema "El valiente no es violento", un mensaje concentrado en el papel clave que tienen los jóvenes varones en la erradicación de la violencia de género.
En mis viajes a diferentes provincias de la Argentina he comprobado cómo responden las audiencias a este tipo de mensajes. Lejos de desviar la mirada, el público asiente. Los estudiantes preguntan qué puede hacerse. Los medios expresan su grata sorpresa ante el propósito de las Naciones Unidas de asumir por completo el compromiso.
El muro de silencio ya no es más infranqueable. Ni para nosotros ni para quienes nos acompañen. Lo que se nombra, existe. Y espero que la semana próxima hagamos del femicidio un tema central que nadie pueda ignorar.
© LA NACION