Llamen a Maratea
En muchos países, fútbol y política van de la mano. Que lo diga si no Mauricio Macri, que pasó de la empresa a Boca Juniors y de ahí a... “El más popular de los deportes” tiene una gran ventaja: los negocios, y los votos, que se generan alrededor de la pasión. Los que frecuentan los espacios vip de los principales estadios pueden dar fe.
Pero no solo empresarios buscan allí el filón y/o su espacio de influencia. Durante ocho años la familia Moyano gobernó los destinos de Independiente, con Hugo, jefe del clan, en la presidencia y su hijo Pablo en distintos roles. Los primeros cuatro, dicen los que saben, fueron una “muy buena gestión”. La segunda parte (suele pasar), no solo no fue buena sino que dejó deudas de todos los tamaños. El año pasado, el influencer Santiago Maratea, fanático del club, buscó ayuda: convocó a socios e hinchas a aportar dinero para pagar deudas de corto plazo que amenazaban paralizar la gestión que comanda Néstor Grindetti (sí, jefe de Gabinete del gobierno de la ciudad). Ayer, Pablo Moyano, en su rol de uno de los jefes de la CGT, evocó ese hecho para esbozar qué haría si el Ministerio de Seguridad sanciona a la central obrera por la movilización del próximo miércoles. “Si nos llega una nueva multa, tendré que llamar a Maratea”, dijo, entre sonrisas.