Literatura Young Adults: ¿negocio o pasión por leer?
Con sagas best sellers, películas y difusión en las redes, los libros juveniles se afianzan como creadores de lectores fanáticos
Nadie sabe a ciencia cierta qué ocurrió primero: si la avidez juvenil por novedades en materia de entretenimiento y lecturas comenzó a calar profundo dentro del mundo editorial o si fue exactamente al revés. Lo cierto es que, en los últimos años, la oferta literaria para los más jóvenes ha experimentado una fuerte transformación. En paralelo a los autores clásicos -los de las hermanas Brontë, Jane Austen, Mark Twain, Julio Verne o Daniel Defoe, por citar apenas algunos ejemplos- se ha abierto paso una nueva corriente de obras distópicas, fantásticas, románticas y mitológicas no muy afecta a las clasificaciones y encasillamientos y muy exitosa en materia de ventas.
Conocido como literatura Young Adults -o literatura YA- este subgénero de la literatura juvenil se caracteriza por obras de ficción casi siempre protagonizadas por adolescentes o jóvenes y presentadas en formato de sagas. Tiene un gran desarrollo en los mercados norteamericano, inglés, español y mexicano, y se ha consolidado en los últimos tiempos en nuestro país. Las últimas ediciones de la Feria del Libro de Buenos Aires han servido de termómetro al respecto, sin que la que mañana termina haya sido la excepción.
Año tras año, la movida YA va ganando más espacio en la Feria. Así lo reconoce la coordinadora de Actividades Juveniles, Cristina Alemany, que ve en este sentido un paralelismo con lo que sucede en la industria editorial: "Los chicos exigen un espacio propio en las librerías y también en la Feria, que cada vez les da más lugar. Las redes sociales amplían todo y permiten que hagan oír su propia voz. Las editoriales están al tanto de este fenómeno que, por otra parte, mueve el mercado. De otra manera no se comprendería que todas las editoriales tengan un sello o un especialista en literatura juvenil y que editen, como mínimo, uno o dos ejemplares por mes".
Como muestra basta un botón: James Dashner, autor de la saga TheMaze Runner, llevaba vendidos el año último 6.500.000 ejemplares en todo el mundo, según reseña la editorial V&R. Los dos primeros títulos de la trilogía ya cuentan con versión cinematográfica y ya se está produciendo la adaptación del siguiente. La dinámica saga best seller-versión cinematográfica se replica en otros títulos del mundo YA, como Crepúsculo, Los juegos del hambre o La quinta ola. Ésta es una de las razones por las que no pocos ven en Harry Potter y la piedra filosofal, de J. K. Rowling, editado por primera vez hace casi veinte años, al iniciador de esta nueva corriente juvenil.
De 12 a 17, y adultos también
"La literatura juvenil existe desde hace un buen tiempo, pero últimamente se ha consolidado la de Young Adults como un importante segmento. Generalmente a partir de los 12 o 13 años pueden comenzar a leerse algunas de estas obras, y si bien podría pensarse que el rango etario termina a los 17 años, por sus temas, sus personajes y sus historias muchos adultos también disfrutan de estos libros. Quizá por ello conviene deslindar "Juvenil' de "Young adults'. También porque desde el último se genera un proceso cultural que se canaliza en encuentros y convenciones, donde lectores y seguidores se reúnen para escuchar conferencias, debatir acerca de los contenidos y adquirir productos relacionados con su interés", explica Marina von der Pahlen, editora de El Ateneo.
"Se trata de un nuevo concepto de literatura juvenil que busca entretener y en el que no siempre hay bajadas de línea de tipo moralistas. El rango etario que abarca no está tan definido, y éste es otro de sus rasgos distintivos, pero podemos decir que se comienza a leer a partir de los doce o trece años hasta los dieciocho o veinte, aunque no son pocos los adultos que se sienten atraídos por sus títulos", explica Leonel Teti, editor responsable del catálogo de ficción para América Latina tanto en el segmento infantil como en el juvenil de la editorial V&R, y autor del blog "Huellas de tinta" (http://www.revihuellasdetinta.com.ar) que se dedica a difundir literatura juvenil desde el año 2011.
Son, justamente, blogs como el de Teti, al igual que los numerosos canales de YouTube dedicados a la recomendación de libros, las comunidades de Facebook, de Twitter y hasta de Instagram los canales naturales por los que se difunden las novedades en materia de literatura YA.
"Gracias a las redes sociales no sólo te encontrás con personas que comparten tus mismos intereses sino que también podés entrar en contacto con los autores, que a su vez te recomiendan a otros autores y así se va tejiendo una red. Las redes sociales son fundamentales para el desarrollo de la literatura YA. Aunque también, obviamente, muchos de estos títulos llegan con un fuerte respaldo extranjero en materia de difusión, incluso algunos con películas", explica Federico Valotta, autor del blog "Atrapado en la lectura" (www.atrapadoenlalectura.com).
¿Demasiada oscuridad?
Pero no todas son rosas en el camino de la literatura YA. Su auge editorial no está exento de debate. La crítica y ensayista norteamericana Meghan Cox Gurdon alertó sobre los efectos de una oscuridad demasiado visible en muchas de sus tramas. "Cuando hablamos de literatura Young Adults seguimos hablando? de chicos. Y chicos que quizás están pasando por una fase muy tumultuosa de sus vidas. Como adultos, tenemos la responsabilidad de pensar en lo que están consumiendo", recomendó.
Ruth Graham, periodista de la revista norteamericana Slate, sumó otra voz al debate al hacer especial foco en los adultos consumidores del género. "No hay vergüenza en escribir sobre adolescentes. Shakespeare o las hermanas Brontë lo hicieron. Pero la diferencia crucial es que los libros que se colocan en la categoría YA muestran la perspectiva del adolescente de una manera que no es crítica en absoluto. Son libros faltos de la ambigüedad moral y sentimental de la ficción de adultos y de la vida real", opinó.
Desde nuestro país, Alemany no comparte las críticas. "No me parece bien no validar los gustos de los chicos. Parece que está mal vista la lectura por diversión, pero aquí partimos de un prejuicio instalado en el mundo intelectual y en el educativo. Para los chicos leer es una manera de entretenerse, como antes miraban televisión o jugaban. Y me parece perfecto que se entretengan con estos libros. Faltaba una cosa atractiva para los jóvenes, que les hiciera sentir que leer en sus casas no es como estudiar en la escuela", sostiene.
La profesora especialista en literatura infantil y juvenil Susana Perriconi no cree, sin embargo, en la categoría "juvenil" sino que, a su entender, basta la literatura como propuesta creativa lectora: "La literatura es un arte sin adjetivos, diría María Teresa Andruetto; es decir, no hay una necesidad, salvo la comercial, de encasillarla dentro de una franja etaria. Si bien la literatura para los más chicos tiene sus marcas distintivas, la literatura es una sola. Y no creo que esa franja de jóvenes necesite una literatura marcada por una transición entre la niñez y la adultez".
A su entender, hay dos factores que definen el género YA. "Uno es el comercial, que quiere renovarse y dejar de llamarse juvenil (suena antiguo) para anunciar en el mercado una novedad que no es tal. La otra es segmentar a una franja de jóvenes desde los 18 en adelante a un producto que se impone en general por los temas: amor, sexo, suspenso. Cito por ejemplo: novelas románticas, sagas épicas, vampirismo?", continúa Perriconi, autora de La construcción del género en la literatura infantil y juvenil (Editorial Lugar), entre otras obras.
Von der Pahlen, de El Ateneo, considera, sin embargo, que estamos ante un género al que hay que prestar la atención que merece. "Una razón importante es la representación positiva que en estos libros se hace de la amistad, el compañerismo y también la cooperación; otras es que algunos de estos libros se animan a plantear temas complejos", sostiene Von der Pahlen, haciendo referencia a toda una variada gama de obras dramáticas que también forman parte de la literatura YA, en las que se habla de enfermedades, de bullying, de embarazos no deseados y de abuso sexual.
No en pocos casos se trata de obras extensas, de 500 o 600 páginas, con lo que aquello de que los jóvenes no leen queda, al menos, relativizado. "No sólo leen sino que además también leen clásicos", sostiene Leonel Teti.
Frente al desafío de pensar qué obras clásicas, de editarse hoy por primera vez, podrían encuadrar dentro de la literatura YA, Teti no duda: "El guardián en el centeno, de Salinger; Orgullo y prejuicio, de Jane Austen; Matar al ruiseñor, de Harper Lee; Rebeldes, de Susan Hinton, o El señor de las moscas, de William Golding", enumera.
Alemany también coincide no sólo en que el auge de este género derriba la idea de que los chicos no leen sino también con la preferencia juvenil por algunos clásicos. "Leen mucho Jane Austen, La metamorfosis, 1984, Un mundo feliz, Los miserables, El principito o Mi planta de naranja lima. Antes no teníamos libros destinados especialmente para nosotros. Pasábamos de lo infantil a los clásicos que nos gustaban", considera. "A los chicos les pueden interesar todos los temas, la clave está en cómo son narrados. Con la saga de Percy Jackson, por ejemplo, se entretienen y además aprenden de mitología", agrega.
Todas las voces consultadas no dudan en que, en los próximos años, se ampliará la red de autores locales. Hasta el momento se destacan la obra de Liliana Bodoc, de Anna K. Franco y de Tiffany Caligaris.
"Los autores nacionales ocupan un rol importante pero no logran llenar el espacio que uno supondría que debe tener el género YA a nivel local. Va a explotar en unos años, pero todavía le falta. También es cierto que el nivel de difusión que puedan tener nunca podrá equiparar al de los autores extranjeros, cuyas obras llegan con toda una industria atrás, incluso cinematográfica. Que el libro tenga versión cinematográfica marca una gran diferencia", considera Valotta.
Con sus defensores y detractores, la literatura Young Adults se ha ganado un lugar dentro de la oferta literaria actual. Con sus tramas fantasiosas, sus vampiros y heroínas es disparadora de toda una serie de actividades que transcurren principalmente en el mundo juvenil, ese territorio tan permeable a la literatura de calidad como a las tretas del marketing.