“Like Someone in Love” de Björk
Es por la estación del año, pero también por un hábito de la pandemia que se volvió duradero. Lo que en su momento fue restricción –no poder atender clientes en el interior– se volvió norma. Resulta natural encontrar que las mesas de bares y restaurantes invaden con efecto enredadera las veredas o, incluso, la calle. Y de pronto, mientras iba meditando en esa variación del paisaje urbano, empezó a sonar “Like Someone in Love”… Primero al piano, después una voz femenina. Tocaban en vivo en la terraza delantera de un local –otro cambio–, pero los interpretes quedaban ocultos, lo que volvía la aparición de la música más artera y misteriosa.
“Like Someone in Love” es, por supuesto, un conocido standard de jazz, puro ADN norteamericano, pero por un extraño golpe a varias bandas me remite a un país que nunca visité: Islandia. ¿Por qué? Por la simple razón de que en Debut, el disco que convirtió a Björk en contraseña de la modernidad musical de los años 90, figuraba una versión del tema. Tan frágil como el hielo, con arpa y sonido de olas, era y sigue siendo una embrujada canción de cuna. Puesto en idólatra del jazz, podría inclinarme por otras versiones: la solitaria de Bud Powell (consta como bonus track en Our Man in Paris, un disco de Dexter Gordon de 1955, aunque ni el saxofonista ni los suyos aparezcan en esa pista) o la de Cecil Taylor con John Coltrane. Hay centenares, pero la de Björk, siempre me produjo una productiva confusión.
"La cantante islandesa no era una improvisada en el género, en todo caso, como prueba Gling-Gló, la onomatopéyica placa que grabó en 1990"
Hagamos un poco de historia o, mejor, de arqueología sonora. La mayoría de los standards que conocemos salieron de Broadway o de las películas de Hollywood. “Like Someone in Love” tuvo su bautismo en un western de 1944, protagonizado por Randolph Scott, en el que también actuaba la cantante Dinah Shore, que canta ahí el tema por primera vez. Belle of the Yukon fue dirigida por un tal William A. Seiter, y nunca la pude ver completa (hay en YouTube algunas secuencias, entre otras la meliflua escena en que Shore entona la melodía). La canción la compuso Jimmy Van Heusen, que, aunque mucho menos citado que otros de sus colegas (Cole Porter, Irving Berlin o Richard Rodgers), tiene en su lista standards impecables, empezando por “But Beautiful”, y siguiendo por “Darn that Dream” o “It Could Happen to You”. La letra, lo de menos, es de Johnny Burke.
Los standards –esa es su función– están ahí, disponibles para ser reinventados. En sus orígenes, “Like Someone in Love” acompañaba una trama sobre la fiebre del oro en Canadá y una bailarina de dance-hall “rescatada” (diríamos hoy), pero carecía por suerte de ese resabio musical del Far West: el toque irlandés. En la versión de Björk, con un aire muy distinto, todo parece tiritar, como el reposo de alguien que viene de sufrir una larga exposición al frío. No es jazz, pero también lo es.
La cantante islandesa no era una improvisada en el género, en todo caso, como prueba Gling-Gló, la onomatopéyica placa que grabó en 1990 con su nombre completo (Björk Guðmundsdóttir) y que trafica, cantados en islandés, standards poco conocidos. Algún especialista en la cantante islandesa sabrá explicar alguna vez por qué eligió más tarde “Like Someone in Love”. Pero mientras terminaba de escuchar la interpretación de aquel oculto dúo dominical me vino a la memoria otro standard: “There Will Never Be Another You”. Figura también en una película, un musical en blanco en negro llamado Iceland (“Islandia”). No es fácil encontrar el argumento: solo se dice por ahí que un marino se enamora de una esquiadora, de singular apellido islandés. No me suenan las estrellas (Sonja Henie y John Payne) ni el director (H. Bruce Humberstone). La cinta fue un perfecto fracaso. Pero queda la música de Harry Warren (y la letra de Mack Gordon) para ese standard, “There Will Never Be Another You”, al que –¿será esta nota el mensaje en la botella que le susurre la idea al oído– Björk seguro sabrá regalarle una nueva versión tan oceánica como impredecible .