Liberar las drogas sería un error colosal
Poner fin a la fiscalización de los estupefacientes sería un error colosal. Esta frase está tomada de uno de los informes mundiales sobre drogas de las Naciones Unidas, la Unodc, Oficina de las Naciones Unidas contra la droga y el delito. Por eso causan alarma las notas, publicaciones y la información en general en favor de la despenalización y legalización de la droga. Las drogas son una realidad ya instalada, expresa un artículo. También se abunda en conceptos que intentan demostrar que la legalización de las drogas haría desaparecer el mercado negro. Las experiencias concretas indican todo lo contrario. En el informe mundial de la UODC 2019 se expresa con toda claridad que a pesar del propósito de prevenir delitos por la generación de ganancias por el tráfico ilegal de cannabis, mercados ilegales existen en muchos de los estados que han legalizado el uso no médico y además que el incremento en el consumo se ha dado en el contexto de la legalización.
Otro ejemplo cercano es lo que ha ocurrido en Uruguay. El prestigioso expresidente de Uruguay doctor Julio María Sanguinetti escribió hace un tiempo una nota en LA NACION, titulada “De la desinformación a la frivolidad”, en la que señalaba muy claramente que la legalización en Uruguay había significado una fuerte baja en la percepción del riesgo asociado al consumo, y con respecto a los efectos en el mercado del narcotráfico estaba produciendo el efecto contrario, con un vertical aumento del número de homicidios y crecimiento del clima de inseguridad.
El incremento del narcotráfico, del consumo y de los delitos asociados ha llevado a que se acuñara la frase que” la guerra contra las drogas ha fracasado” y es así, porque la verdadera solución no pasa solo por atacar el delito, la oferta, pasa por actuar sobre la demanda. La Unodc expresa claramente que el problema no es económico, es humano, y que se requiere entonces implementar acciones claras, sistemáticas, para tener una sociedad libre de drogas. Y esto no es misterioso, es satisfacer las necesidades básicas de las personas, educación, salud, vivienda, trabajo, inclusión social, respeto por la dignidad de cada persona.
Los países que han logrado disminuir significativamente el consumo, como Islandia o Portugal, han analizado durante mucho tiempo su realidad específica para conocer qué conduce a las personas a la droga y han encontrado caminos valiosos, efectivos, para superar las dificultades.
Estas propuestas muchas veces puede que parezcan no ancladas en la realidad. En 25 años de labor en este tema, he visto sufrir a muchos hermanos nuestros como consecuencia del consumo, pero también he tenido la inmensa alegría de verlos ser capaces de luchar por una vida digna y vivida en libertad y lejos de la esclavitud de las drogas.
Miembro Observatorio de Prevención del Narcotráfico (Oprenar)