León Ferrari: el artista que vio el futuro
Guerra y religión. Ambos temas se cruzan en varias de las obras exhibidas hasta febrero en Brasil; fueron realizadas allí durante su exilio en las décadas de 1970 y 1980
Los 15 años que León Ferrari vivió exiliado en Brasil dejaron una fuerte marca en su obra. En agradecimiento por el amparo que le dieron los brasileños, el artista argentino regaló numerosos trabajos a amigos y colecciones locales. Uno de los principales legados, con más de un centenar de piezas, fue el que donó al Museo de Arte de San Pablo (MASP), donde se exhibe hasta el 21 de febrero la exposición Entre dictaduras, que refleja la influencia temática y técnica de su experiencia por estas tierras.
Nacido en Buenos Aires en 1920 y fallecido hace dos años, Ferrari obtuvo en 2007 el prestigioso León de Oro de la Bienal de Venecia. "No sólo por su actitud ética y su compromiso político –señaló entonces el jurado–, sino también por una relevancia estética contemporánea que es inesperada en una obra que abarca seis décadas."
Artista e ingeniero, Ferrari llegó a San Pablo en 1976 tras la desaparición de su hijo Ariel en manos del régimen militar argentino. Fue una mudanza difícil, pero aquí tuvo la oportunidad de desarrollar plenamente su arte crítico y provocador. Aunque él y su esposa, Alicia Barros Castro, regresaron a Buenos Aires en 1991, en Brasil quedaron importantes obras suyas, además de nietos de sus otros dos hijos –Marialí y Pablo– que crecieron aquí.
"León vino muy deprimido por la pérdida de Ariel, por verse obligado a dejar su hogar en la Argentina y su trabajo en la fábrica que tenía. Pero Brasil le dio la opción de abrirse totalmente como artista. La comunidad artística paulista lo recibió muy bien, fue muy generosa, y él siempre tuvo una relación muy cálida y afectiva con Brasil. En su obra influyó ese universo de gran metrópolis que ya entonces era San Pablo, el caos urbano, la cantidad de gente, los edificios, las autopistas, y también el arte concreto que exhibía la ciudad", contó a LA NACION Anna Ferrari, una de las nietas –hija de Pablo–, que permanece en Brasil y brindó al MASP información sobre el acervo de su abuelo para la exposición.
Sistemas de control
Esas impresiones están plasmadas en la primera de las dos salas de la muestra, situadas en el subsuelo del museo. Están relacionadas con las series Heliografías y Hombres e imágenes, en las que Ferrari utilizó el lenguaje del dibujo técnico y arquitectónico –planos, diagramas, laberintos, pictogramas y Letraset– para aludir a los sistemas de control de la población bajo la dictadura y el ordenamiento de la vida cotidiana mediante los aparatos ideológicos del Estado.
"Ferrari se apropió de la estrategia del dibujo arquitectónico como alegoría de la masificación y del poder que despliegan los regímenes dictatoriales sobre la vida cotidiana de las personas. No hay referencias específicas a las dictaduras en la Argentina y Brasil porque Ferrari operaba más con metáforas que con una crítica lineal; buscaba hablar de una idea de opresión más universal", explicó a LA NACION Tomás Toledo, curador del MASP. Montó esta exposición con la mexicana Julieta González, del Museo Jumex, reconocida experta en arte moderno y contemporáneo latinoamericano que colabora como curadora adjunta de la institución paulista.
La segunda sala está consagrada a las series Paraherejes y Relectura de la Biblia. Trata sobre los temas que tal vez sean más conocidos en la obra de Ferrari: la crítica a la Iglesia católica por su conservadurismo y la búsqueda de la reglamentación de la sexualidad y las costumbres sociales, a través de la yuxtaposición de la iconografía de la historia del arte cristiano europeo con imágenes mediáticas –del nazismo y la guerra de Vietnam, de bombardeos de cazas estadounidenses–, escenas erótico-artísticas –la Suite Vollard de Pablo Picasso, grabados japoneses e hindúes– y textos de diferentes épocas.
En ambas salas, los trabajos mezclan técnicas gráficas –dibujos, grabados, fotocopias, fotografías– que demuestran la experimentación realizada por Ferrari durante sus años en Brasil. Allí se acercó a artistas como Julio Plaza, Carmela Gross, Hudinilson Jr. y Regina Silveira, que estaban explorando nuevos aparatos tecnológicos.
"Dentro de ese grupo de artistas, Ferrari amplió su investigación sobre medios de producción para expandir y replicar sus obras sin ser censurado o rastreado por los órganos de control de la dictadura. Es muy evidente en esta muestra cómo el uso de las fotocopias se expandió de forma muy acentuada en Brasil aquellos años", apuntó Toledo.
Fue una época de gran producción para Ferrari. Al volver a la Argentina, en 1991, decidió obsequiar muchas de esas obras a los museos locales: la Pinacoteca del Estado de San Pablo, el Museo de Arte Contemporáneo (MAC), el Museo de Arte Moderno (MAM) y el MASP.
"Es el mayor conjunto de obras de un artista contemporáneo que tiene el MASP y por eso nos pareció muy importante y oportuno realizar esta exposición, mostrar al público parte de los trabajos que Ferrari realizó en Brasil, y ayudar a la catalogación de sus obras", señaló Toledo. Desde que el año pasado Adriano Pedrosa asumió como director artístico del museo, explicó, la restauración y el estudio del archivo de la institución se convirtieron en una prioridad.
"Dueño de sus convicciones"
"Era dueño de sus convicciones y muy obsesivo con su trabajo. Yo nunca lo llamaba ‘abuelo’, sino siempre por su nombre, y cuando iba a visitarlo y estaba trabajando, me sentaba a su lado para dibujar mientras él creaba", recordó una de las nietas del artista, Anna Ferrari, que asistió a la exposición Entre dictaduras en el Museo de Arte de San Pablo (MASP).
Aún así, lo recuerda como un hombre de muy buen humor –con un sarcasmo patente en su obra–, a quien le encantaba llevar a sus nietos de viaje a la playa en el litoral paulista, y muy dulce y cariñoso con su esposa, Alicia Barros Castro. Junto con varios de los nietos de Ferrari, Anna impulsa la Fundación Augusto y León Ferrari, dedicada tanto a la conservación, catalogación y divulgación de la obra de su abuelo como de su bisabuelo, arquitecto, pintor y fotógrafo. Este año ya realizaron varias muestras en la Argentina, Brasil, Europa y Estados Unidos.
En marzo próximo inaugurarán en Buenos Aires el Taller Ferrari, en San Telmo, con una exposición permanente y la apertura al público de la sala donde el artista trabajó entre marzo de 2006 y julio de 2013.