León Arslanian: "Hay un Blumberg fascista"
Acosado por una ola de secuestros y delincuencia que no se detiene, el ministro bonaerense de Seguridad arremete como nunca contra el máximo emblema del reclamo por seguridad y asegura que la policía provincial será pronto una fuerza aceptable
Habla sin pausa y sin dudas, como si tuviera la verdad revelada.
León Carlos Arslanian dice tener la "seguridad absoluta" de que su plan de reformas va a ser exitoso y promete que antes de fin de año la Bonaerense será "una policía aceptable". Pero este funcionario seguro, poderoso y optimista es el mismo hombre que, por coquetería quizá, se niega a revelar su edad y pide que no se lo fotografíe mientras fuma un cigarrillo rubio.
El ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, el distrito más conflictivo en materia de criminalidad del país, asegura que no le teme a la crítica y que no se le pasa por la cabeza renunciar pese a las constantes crisis que enfrenta. Se jacta de tener el respaldo total del gobernador bonaerense, Felipe Solá, del presidente Néstor Kirchner y de Eduardo Duhalde, y no reniega de su paso por el gobierno de Carlos Menem.
Despotrica contra Juan Carlos Blumberg, a quien dice no respetar y acusa de "fascista", y se queja de que cierto sector de la prensa lo ataque a nivel personal aunque sin objetar sus planes.
"Hay que desideologizar la problemática de la seguridad. Analizar objetivamente la propiedad de las medidas, no la persona que las toma. Porque si no, es imposible ponerse de acuerdo, ya que por izquierda o por derecha van a sobrevenir ataques. Quienes me atacan en este momento no critican mi plan, me critican a mí. Esta es la insensatez absoluta en la que estamos sumidos", dice al comienzo de la entrevista con LA NACION.
Está sentado en la sala de reuniones de su estudio de Carlos Pellegrini, delante de una biblioteca jurídica envidiable y con una vista espléndida. Se saca los anteojos oscuros, apaga los dos teléfonos celulares que lo acompañan siempre y pide un vaso de agua, porque aunque son las 11 dice haber tomado ya media docena de cafés.
-Usted afirma que grupos vinculados a sectores de "derecha reaccionarios" están realizando un ataque personal en su contra. ¿A qué lo atribuye?
-No lo sé. ¿Qué es lo que más pueden odiar de mi trayectoria?
Que enjuicié a las juntas militares, no veo otra cosa.
-¿Le molesta que hablen de su patrimonio?
-No entiendo por qué molesta que yo tenga una posición económica buena. ¿Acaso ellos creen que yo debería ser un desarrapado?
-¿Qué pensó cuando se difundió que había pasado un fin de semana en un spa de Punta del Este mientras había varias personas secuestradas?
-Pero si yo me mato? Con las tensiones que tengo, necesitaba hacerlo. Lamento haber ido a ese lugar de mierda en el que aparentemente tiene intereses económicos (Daniel) Hadad y que estuviese esa gente que me vio y se molestó. Lamento, pero a mí me resulta mucho más funcional hacer eso que irme acá al interior, porque tengo que llevar custodia dentro del país. Yo tengo limitaciones funcionales que son severísimas, horribles desde todo punto de vista, que implican un severo cercenamiento de libertades personales.
-¿Cree que fue un error?
-¡No! (brama) ¿Cómo voy a considerar que fue un error? Creo que tengo todo el derecho del mundo a elegir los lugares donde me place ir, si con ello no transgredí nada. Además, yo ya di exámenes en mi vida. No puedo seguir aceptando exámenes todos los días acerca de mi conducta personal, no soy un recién llegado. Y he mostrado siempre actuar con un elevado grado de responsabilidad. Entonces, me parece que observar aspectos de mi conducta personal desde la óptica de la frivolidad está totalmente fuera de lugar".
-El cercenamiento de sus libertades del que habló se relaciona con el complot para matarlo que denunció. ¿Cree seriamente que piensan matarlo?
-¡Pero no! Yo creo que la conferencia de prensa que di fue muy clara al respecto, sólo que deliberadamente hicieron caso omiso de lo dije, porque no resultaba funcional a este esquema de agresión. Yo públicamente dije que recibimos un anónimo que tenía muchísima información, que podía llegar a tener cierto grado de verosimilitud, no porque creyera eso, de ninguna manera. Dije, por el contrario, que para mí tenía un valor muy relativo. Lo dijo también el subsecretario mío (Martín Arias Duval), pero me parecía que yo debía denunciarlo. No me pareció mal que se hiciese público porque siempre es la mejor defensa que un funcionario puede tener.
"Cuando un periodista me preguntó ese día si ese anónimo no podría haber sido hecho por un sector de la interna policial contrario a la conducción, le respondí que sí, yo no lo descarto. Si hubiera pensado que el tema era más serio hubiera dicho: ?Tengo elementos de juicio para pensar que esto es así y que planean matarme´."
-¿Si llegara otro anónimo similar actuaría igual?
-Yo no voy a cambiar nada de las cosas que he hecho porque un grupejo haya decidido atacarme. ¿Qué debería hacer yo? ¿Adulterarme?
-¿No cree que gran parte de la sociedad comparte las críticas a su persona porque siente que usted no encuentra soluciones a problemas tan serios como el aumento de los secuestros?
-Desde ya. Es tan fácil atacar en un ámbito tan sensible como éste, donde las respuestas son dificilísimas de dar y, en todo caso, siempre van a responder a un gradualismo. Los secuestros el año pasado fueron muchísimos más que este año. Ahora, yo creo que el punto de inflexión en materia de tolerancia social ha sido el caso del chico Axel, dolorosísimo por cierto. A partir de allí se erige como una suerte de causa nacional el tema de los secuestros. Y yo comprendo esto. Por supuesto, el estado de la opinión pública en general respecto de este tema es crispado, y está bien que así lo sea.
-¿Cuánto tienen que ver las fuerzas policiales, por lo que hicieron o dejaron de hacer, con el auge de los secuestros?
-Hay un componente policial muy importante. Tiene que ver con lo exitoso que se pueda ser para desbaratar una banda o más bandas que se dedican a hacer este tipo de cosas. Además, ha habido un corrimiento delictual de otro tipo de actividades criminales. Paradójicamente, hemos bajado en forma notoria la cantidad de homicidios. Este mes hemos tenido el índice más bajo de homicidios en 14 meses. Han bajado las primas de los seguros en razón de la disminución de los robos a automotores y han disminuido notablemente los robos a bancos. Pero que hayan bajado no significa que se hayan terminado el delito ni la delincuencia, sino que ésta ha mutado modalidades de acción violentas y ha elegido como objetivo la privación ilegal de las personas y los secuestros. El tema es ver qué se está haciendo ahora allí. Y cuando seamos eficaces para combatir este tipo de delito -lo vamos a ser en poco tiempo-, probablemente haya un desvío hacia otro objetivo, y así sucesivamente.
Es más, han dicho, con las peores intenciones y con la voluntad de soliviantar a la fuerza policial, que están de brazos caídos. Y nunca hubo tanta actividad policial como ahora. Pruebas al canto: de las cinco mil y pico de personas con captura desde hace años por hechos gravísimos y que nadie había apresado, nosotros logramos 3600 apresamientos en tan sólo dos meses. Pudimos efectivizar lo que no se había logrado antes.
-¿Por qué no se los buscaba antes? ¿Faltaba decisión política?
-No se había identificado claramente el problema.
-Igual que hace cinco años, en su anterior paso por este cargo, usted afirma que hace todo bien, pero la ciudadanía percibe lo contrario.
-Es muy fácil aterrorizar sobre la base de un secuestro extorsivo en curso. Basta mostrar permanentemente la angustia de los familiares, las marchas, el clamor popular, para poner en crisis cualquier cosa. Poco le importan a la gente, frente a esto, las otras cosas. Pienso que aunque publicara una solicitada con todo lo que hacemos no les importaría, estaría toda la atención en ese secuestro. Y en la demanda porque no haya uno solo más.
-¿La desfederalización del delito de venta de escasa cantidad de droga, que Solá y usted pidieron al Congreso que apruebe, significa un reconocimiento del Estado de que no se aprehende nunca a las grandes organizaciones?
-Es el reconocimiento de que nosotros, en la provincia de Buenos Aires, tenemos una demanda fortísima de la comunidad para que logremos que cese la venta de droga minorista en los kioscos o bares a jóvenes. Es una demanda legítima y nosotros, para poder satisfacerla, debemos recuperar la facultad legal y la competencia de los jueces y fiscales de la provincia.
Los jueces federales, que sí tienen competencia, son totalmente refractarios a que se realicen procedimientos que tengan como consecuencia el secuestro de algunos gramos de sustancias estupefacientes, porque creen que eso lleva a que se incremente mucho su cantidad de trabajo y puede esterilizarlos para intervenir en hechos grandes. Como consecuencia, prohíben a los policías hacer los procedimientos que reclama la gente."
-Entonces, admite que a los grandes narcotraficantes no los agarran.
-Efectivamente.
-Y como a los grandes no los agarran, deciden perseguir a los chicos?
-Es muy importante el objetivo que se persigue, es muy importante el efecto nocivo de esta venta tolerada o consentida, y yo no creo que el Estado pueda permanecer impasible frente a ello. Mucho más cuando nosotros verificamos que en la casi totalidad de los delitos violentos los autores consumen sustancias estupefacientes para estimularse o darse valor. En casi todos los casos de secuestro extorsivo los autores consumen droga.
-Si hiciera una evaluación comparativa de la Bonaerense en su anterior gestión y en la actualidad, ¿diría que mejoró algo?
-No hubo una continuidad en materia de reforma policial y depuración policial. Cuando uno se pone a analizar la corrupción policial, tiene que revisar los modelos organizativos y los esquemas de funcionamiento para ver cuál es la causalidad y trabajar sobre ello. Lo que no hubo en la provincia fue una continuidad en el proceso de reorganización y descentralización policial.
-Ya dijo que la solución a la problemática de la inseguridad no será instantánea. Pero, ¿de acá a cuánto tiempo tendremos una Policía Bonaerense aceptable?
-En muy poco tiempo más, porque todos los procesos de cambio están en curso. Yo estimo que hacia fin de año nosotros tenemos una policía bastante distinta.
-¿La mejor del mundo, como dijo alguna vez Duhalde?
-No. La policía posible. Mi esquema dice: hay que premiar a los buenos y fortalecer con ellos el cambio, hacer la reconversión evangelizadora de aquellos que, de acuerdo con la conducción de turno, pueden ser buenos o malos, y echar a los malos. A fin de este año vamos a tener a la Policía Buenos Aires II ya en la calle y a principios de 2005 habrá un call center funcionando. Todas estas líneas de acción van convergiendo hacia un punto de optimización que se da en un proceso brevísimo de seis meses, como el que estamos piloteando. Pienso que hacia los nueve meses vamos a tener terminado totalmente el proceso de reforma, que le va a dar a la policía no solamente un esquema mejor de actuación sino mayores controles y una mayor eficacia en la lucha contra el delito.
-¿No se va a ir antes de que ello ocurra?
-No. No pienso irme. Quiero ver consagrada toda la reforma.
-Aunque Blumberg reclame lo contrario?
-Blumberg es un accidente de los tantos que uno puede tener, de dificultades que se cruzan. Es una irracionalidad que en la Argentina, en vez de trabajar todos unidos, tengamos que soportar una acción tan pesada que nos ponga piedras en el camino y sabotee lo que estamos haciendo. Esto me parece de una irresponsabilidad y de una irracionalidad muy grave.
-¿Qué opinión le merece "el fenómeno Blumberg"?
-Para mí hay dos Blumberg: uno es el padre sufrido que busca la verdad, que reivindica la Justicia, que vehiculiza la demanda de muchos argentinos que quieren más seguridad. A ese Blumberg le hemos abierto las puertas, como a otras familiares que desde el dolor deciden colaborar. Y hay un Blumberg fascista, haciendo una política fea, representando a sectores que procuran ver cómo pueden desestabilizar y agredir. A ese Blumberg yo no lo respeto, obviamente. Y no lo respeto por la sencilla razón de que miente en forma sistemática y me hace acusaciones personales que son falsas y que jamás podría demostrar (como la denuncia de una compra de diez Audi blindados para mi custodia, los fondos reservados que supuestamente recibo o el cuestionamiento a un contrato de mi estudio con el Banco Provincia, que es absolutamente transparente y muy anterior a mi gestión). Ahora fisgonea por distintos lugares viendo si me puede encontrar alguna cosita para ver cómo me ensucia en vez de discutir mi plan.
-¿Aceptaría discutir con él su plan?
-No, porque él no tiene ni idea sobre el tema de la seguridad. Aunque es legítimo que se preocupe por ella. Son dos cosas distintas. La gente quiere soluciones inmediatas, uno procura darlas. Pero tenemos que acostumbrarnos a instalar la idea del mediano plazo. Si nosotros no somos capaces de instalar esa idea vamos a andar a los tumbos. Vamos a tener que cambiar ministros en forma histérica y continua y no va a haber política de seguridad jamás. Eso pasó hasta ahora. Pero los cambios no se hacen así.
-Más allá de Blumberg, ¿se siente respaldado por la gente?
-Conseguir el apoyo popular en esta materia no es una cuestión sencilla. Y es mucho más difícil cuando no hay conocimiento, no hay comprensión, y entonces se reacciona de manera airada cuando se produce un hecho. Esto es inevitable. Este es el costo de gestionar un área del Estado tan compleja y con tantos requerimientos como es la de la seguridad.
-¿Es optimista?
-Sí, mucho, mucho, mucho. Si no fuese optimista no estaría donde estoy. Si yo acepté un cargo tan crítico, tan difícil, de tanta exposición, es porque tengo seguridad absoluta de que el plan de reformas puede ser exitoso. Y va a ser exitoso. Si no, no estaría acá. ¿Por qué habría de estar en un ámbito en el que, en lo personal, tengo mucho más que perder que ganar?