Legislativas 2025: ¿el comienzo de la renovación de la política?
Más allá de toda la adjetivación que muchas veces la acompaña, nadie interesado en la política argentina puede dejar de reconocer que desde 1983 hasta hoy ha habido una “generación de dirigentes” que han ocupado sistemáticamente una proporción desproporcionadamente alta de todos los cargos legislativos en todos sus niveles. A nivel de las legislaturas municipales, provinciales y nacionales los nombres se vienen repitiendo, y los grupos familiares crecen verticalmente, de padres a hijos y nietos, aunque también lo hacen horizontalmente, esposas, cuñados, primos, amigos, etc. Esta ha sido, crecientemente, la lógica de la distribución de cargos, trabajos, dinero y poder durante los últimos 40 años. Ahora bien, esto no siempre fue así.
Hacia 1983 la democracia argentina aún funcionaba articulada sobre los partidos políticos tradicionales. Era en el ámbito de dichos partidos que se producía una suerte de selección natural de candidatos. Los comités radicales y las unidades básicas del peronismo eran los más representativos, pero también había importantes partidos provinciales e incluso partidos vecinales que llegaron a tener mucha importancia. En dichos ámbitos se llevaban adelante periódicamente procesos de afiliación para que los vecinos se incorporaran a las diversas actividades que se desarrollaban. Charlas de figuras importantes de los espacios políticos, actividades culturales, eventos sociales para la recaudación de fondos. Todo ese proceso de pertenencia, afiliaciones, actividades y la propia gestión conducía a una suerte de selección de candidatos, dirigentes y autoridades de los partidos políticos.
Todo ese proceso se fue debilitando, deshilachando con el transcurrir de los gobiernos. Las diversas “capas geológicas”, para llamarlas de alguna manera, que se iban acumulando con las reelecciones de los principales dirigentes de cada espacio iban cerrando cada vez más los lugares para que puedan acceder nuevos participantes. Estas reelecciones hay que entenderlas como procesos complejos. Un concejal municipal por lo general aspira a convertirse en Intendente, o al menos diputado provincial, y de ahí intentar llegar a un cargo en la legislatura nacional. También pueden darse espacios de tiempo donde su “línea” de “vinculación política” no permite acceder a las listas y solo hay que consolarse con alguna asesoría en cualquiera de los niveles de gobierno. Este proceso, donde los dirigentes entraban pero no salían, sino que rotaban por los cargos electivos y las asesorías, tuvo como primer resultado el fuerte crecimiento de los empleados de los concejos deliberantes de la mayor parte de los municipios y de todos los poderes legislativos del país, hasta convertirse en mega-estructuras con presupuestos tan grandes como invulnerables, pues eran quienes debían autorizar a los ejecutivos a endeudarse y seguir aumentando sus gastos. La contracara de ese proceso fue la paulatina desaparición de los partidos políticos como estructuras de generación de militantes. Quedaron solo como sellos y espacios para legitimar su participación en el juego democrático eleccionario.
Las sucesivas crisis económicas, la pornográfica recurrencia de los hechos de corrupción de los gobiernos, la incapacidad de todos los organismos judiciales destinados a velar por la honestidad del manejo de los recursos públicos, dañaron la imagen pública de los partidos políticos y de la política como tal. Eso terminó por condenar cualquier posibilidad de que gente nueva pueda acceder a un proceso de selección de candidatos que no sea la vinculación familiar o la amistad personal con algún miembro relevante de aquellos que ya son parte de la ahora llamada “casta”. El conocimiento público por haber sido un “famoso” de cualquier ámbito sería una suerte de camino alternativo a los mencionados. Todo este “mecanismo” que funcionó y aún sigue controlando todos los legislativos de la Nación, está terminando. El éxito de Javier Milei y de la Libertad Avanza ha puesto en crisis a todo el sistema político descripto.
Ahora bien. ¿Cómo será a partir de ahora la selección de candidatos para las próximas elecciones? Puede ser que los partidos políticos quieran insistir con los métodos tradicionales, y así seguirán perdiendo espacio en las próximas elecciones. Pero quizás La Libertad Avanza, al ser una fuerza nueva, puede ser el primero en darnos una oportunidad de renovación, de crear un sistema alternativo para la selección de candidatos, que quizás con el tiempo otros imiten. Con el ánimo de volver a las fuentes de la participación masiva de la gente en la política, la única alternativa será recurrir a un casting muy profesionalmente elaborado, que sea difundido, ejecutado y controlado por las redes sociales. Creo que se está a tiempo de analizar nuevas estrategias que le den aire, transparencia y legitimidad a un sistema democrático que se encuentra muy golpeado después de poco más de 40 años de haber sido recuperado.
Analista político y Magíster en Filosofía de la Universidad de Cambridge