#LectoresEnRed. Conocé a Luz Gabás, la best seller española que es furor entre los jóvenes
A poco de visitar nuestro país, la autora de la trilogía que lleva vendidos más de un millón de ejemplares, era alcaldesa cuando promocionó su primera novela: "Hasta los 40 no tuve madura la primera historia que quería contar"
Próximamente visitará nuestro país para promocionar su última novela: Como fuego en el hielo, cierre de la trilogía "emocional" que se inició con Palmeras en la nieve (2012) y continuó con Regreso a tu piel (2014). El suceso en ventas en tierras españolas, y el estreno de la versión cinematográfica de Palmeras en la nieve hizo posible que las obras de Luz Gabás no conocieran fronteras. Traducidas al italiano, catalán, holandés, polaco y portugués, las novelas treparon rápidamente a la lista de las más vendidas y superaron el millón de ejemplares. Una de las grandes apuestas de este año, para la mujer que estudió Filología Inglesa en la Universidad de Zaragoza y que ocupó la alcaldía de Benasque, es ingresar al mercado anglosajón. En Argentina, sus historias de género histórico/ romántica fueron editadas por Planeta. "Estas tres novelas forman una trilogía emocional, de temas, paisajes y épocas distintas, pero con un mismo pulso y espíritu. En cada una de ellas he aprendido sobre mí", dice.
En sus novelas están presentes los grandes temas románticos “sobre la identidad, el yo exaltado, los conflictos sociales y políticos, la forma de sentir la naturaleza, la fantasía, el viaje, la aventura y la primacía de los sentimientos y la emoción”, describe Luz Gabás, cuyas novelas son leídas por un público muy amplio, incluidos los más jóvenes.
“Cuando escribo pienso en mí como lectora. ¿Qué me atrae de una historia? ¿Cómo quiero que me la cuenten? No veo ni hombres ni mujeres, sólo lectores. Trato de escribir personajes verosímiles en situaciones que obligan al lector a ponerse en su piel. Yo escribo para cualquiera. Luego ya no depende de mí quién elige leerme –asegura la autora que nació en 1968, en Monzón, Huesca, España–. Los lectores ávidos leemos de todo y sabemos bien en qué género nos movemos en cada novela y qué esperamos de ella. Conmigo saben que van a encontrar muchos sentimientos que emocionan o conmueven, personajes de carne y hueso, identificables, verosímiles, en situaciones locales y cotidianas pero universales; una mezcla de acción y emoción; y algo de enseñanza o reflexión.”
Las tres novelas de Gabás resumen siglos de historia. En Palmeras en la nieve, cuenta una historia que atraviesa el siglo XX; en Regreso a tu piel se mete en los años del XVI, y en Como fuego en el hielo se sumerge en los convulsos tiempos de mediados del siglo XIX, todas en una trama que se mueve entre lo romántico y lo histórico.
–Sus libros se valen de rigurosos datos auténticos. ¿Cómo es el trabajo previo, la investigación?
–Utilizo la escritura para plasmar mi interpretación del mundo. Para comprender mi lugar necesito saber cómo mi generación ha llegado a ser como es. Por eso las tres novelas que he escrito son históricas. Me sirven para aprender y para ofrecer una cosmovisión realista y verosímil del sistema de valores y creencias de otras épocas donde cabe encontrar una doble lectura de la época actual. El proceso de documentación es muy entretenido y absorbente.
–¿Los datos históricos ayudan a la construcción de los personajes y de la historia?
–Son esenciales para construir los personajes. A la hora de documentarme, establezco una comparación entre el pasado y el presente y entre lo general y lo local. Me permito alguna licencia en cuanto a fechas, pero pocas, y suelo explicarlo. De todos modos, una novela histórica es siempre la interpretación de un autor. La realidad y la fidelidad histórica son términos difíciles de valorar.
–¿Por qué decidió ambientar sus historias en tres siglos diferentes?
–Porque los hechos reales que las inspiraron encajaban con un pálpito inicial sobre lo que quería escribir. Han sido tres inmersiones en un territorio fronterizo, que es el mío, el Pirineo, absolutamente inspirador, en tres siglos diferentes, unidos por mi necesidad de comprender cosas. En Palmeras en la nieve abordo el tema de la colonización basándome en los hombres y mujeres del Pirineo que viajaron a África para trabajar en las plantaciones de cacao, entre ellos mis abuelos, mi padre y un tío; en Regreso a tu piel hablo del miedo a raíz de unos documentos que aparecieron en el campanario de una iglesia de mi valle en 1980 en los que se recoge el listado de 24 mujeres ejecutadas por brujas en apenas dos meses en un pequeño pueblo en 1591 por parte no de la Inquisición sino de los ayuntamientos; en Como Fuego en el Hielo homenajeo a los primeros viajeros extranjeros que cruzaron los Pirineos para conocer, a mediados del siglo XIX, una España cansada de guerras y valoro el esfuerzo, muchas veces infructuoso, de aquellos admirables emprendedores que se atrevieron a montar negocios de aguas en las montañas, con todas las dificultados de acceso, imitando las villas termales francesas. En las tres he recreado el contexto histórico, político y social que envuelve los sucesos.
–¿La ambientación ocupa un rol de privilegio, de hecho juega como un personaje más? ¿Cómo los elige?
–Aunque en Palmeras en la nieve el Pirineo aparece como origen de la acción y contraste con una isla africana, está presente en las tres novelas. Es el lugar donde me crié y de donde proviene mi familia. Creo que para comenzar a escribir no tuve elección. El Pirineo y sus territorios cercanos han sido mi aprendizaje iniciático y vital, moldeado luego por otras experiencias. La tierra de mis antepasados ha compartido durante siglos una especificidad que la diferencia de otros lugares. La vida en la alta montaña, en un clima frío; la combinación de una economía agro-pastoril, ahora minoritaria, y el turismo; el concepto de casa que intenta sobrevivir en medio de los apartamentos; la idea de libertad asociada a la montaña, al bosque y a los territorios fronterizos; la consciencia de la necesidad de preservar, revitalizar y revalorizar los elementos tradicionales del folclore, la lengua y el estilo arquitectónico; la lucha entre modernidad y tradición en el proceso de cambio social; el dolor ante la pérdida en tantos pueblos abandonados; las cuestiones de identidad, otredad, hibridez y multiculturalidad. Todo esto es el Pirineo para mí. Por eso se convierte en un actor más que define, condiciona y modifica a los personajes. Es sobre todo en la tercera novela, en Como Fuego en el Hielo, donde ese territorio fronterizo entre España y Francia cobra un protagonismo absoluto. La sensación que tengo aquí es que aunque el mundo cambie de manera vertiginosa, las montañas continúan inalterables.
–¿Qué la inspira?
–La vida, mi vida, mis lecturas, mi tierra, lo que he escuchado desde niña, lo que percibo continuamente, mis propias reflexiones. El embrión es una idea, un sentimiento o una palabra, o pinceladas sutiles de un contexto conflictivo o especial. A partir de ahí surge un razonamiento. Luego me documento, diseño la arquitectura general de la novela y visualizo a los personajes. Después hago una escaleta de escenas y cuando lo tengo más o menos claro en mi cabeza comienzo a escribir. La suma de la reflexión sobre los hechos reales comentados antes y mi pálpito inicial se funden en el texto.
–¿Cómo imaginó estas historias?
–Palmeras en la nieve en realidad trata sobre quién soy, consecuencia de las decisiones de mis antepasados; Regreso a tu Piel surgió como un ataque de rebeldía romántica contra la muerte y el miedo; Como Fuego en el Hielo es en realidad una novela sobre la vida como una tensión continua entre la razón y la pasión. Por eso yo me refiero a estas tres novelas como una trilogía emocional sobre los Pirineos. Me propuse rescatar estas historias tan potentes del olvido. Yo soy heredera de todo eso.
–En sus relatos el romanticismo ocupa un lugar de privilegio, pero también deja un lugar para una necesaria observación racional
–Defiendo y explico que mis novelas son románticas porque se inspiran en lo romántico y no solo porque haya amor, que lo hay. Como explica Safranski, lo romántico es una actitud del espíritu que todavía pervive y fascina en nuestros días. En mis novelas están los grandes temas románticos sobre la identidad, el yo exaltado, los conflictos sociales y políticos, la forma de sentir la naturaleza, la fantasía, el viaje, la aventura y la primacía de los sentimientos y la emoción. Es difícil ser romántico y racional a la vez, pero lo deseable es hallar el equilibrio para no enfermar. Creo que en mis historias está tan presente algo tan cotidiano como la lucha entre el deseo de desatarnos y la realidad, que los lectores comprenden a mis personajes y se identifican con ellos. Creo que todos somos volcán e iceberg, fuego y hielo a la vez.
–Se han escrito tantas historias de amor. ¿Cómo hacer para sorprender en un género que uno cree conocerlo todo?
–Cuesta pensar en una canción, un poema, una narración donde el amor no esté presente. Es la fuente inagotable de inspiración porque realmente el amor condiciona muchas decisiones. En Como Fuego en el Hielo, describo el amor entre Attua y Cristela, los dos protagonistas, no como un enamoramiento común o un derroche de pasión contenida, si no como una condena. Para ellos es una condena porque todas las decisiones de sus vidas están condicionadas por sus sentimientos. Hacia el final de la novela, el personaje de Aurore le dice a Shelton que aquellas pasiones que no se satisfacen se convierten en una pesada carga emocional para toda la vida. El amor, aunque sana, siempre duele. Si amas demasiado, sufres; y si no te aman como tú quieres que te amen, también. El amor merma nuestra libertad, pero no podríamos vivir sin él. Esta contradicción ya es de por sí una condena. En mis novelas no hay solo amor romántico. Hay un derroche de pasiones de todo tipo. La historia central es una de amor romántico intenso a lo largo de los años, incluso siglos. Pero como el amor, el afecto y el apego se manifiestan de muchas maneras. Hay amor filial, fraternal, sexual, abstracto. En realidad, son historias corales en las que cada personaje se ve dominado por su propia pasión, sea esta el viaje, la montaña, la política o el deseo de superación, por ejemplo.
–En el momento que se publicaba su primera novela, usted era la alcaldesa de Benasque. La buena respuesta de su novela la llevó a dejar la política y dedicarse a la literatura. ¿Cómo fue este proceso?
–La literatura siempre ha estado presente en mi vida, pero hasta los cuarenta años no tuve madura la primera historia que quería contar, que era Palmeras en la nieve. Seguía con mi vida y con mis cosas, entre las que se incluía las ganas de hacer algo por mi comunidad. Casualidades de la vida, el éxito de la novela coincidió en el tiempo con mi elección como alcaldesa. Siendo alcaldesa promocioné Palmeras..., y escribí y promocioné Regreso a tu piel. Fue tremendamente agotador mantener separadas, sin interferencias, las dos actividades. Ya veía que aquel esfuerzo no podía continuar sin que afectara a mi salud, de modo que cuando terminó la legislatura y con el nuevo equipo de gobierno decidí no seguir.
–Su novela Palmeras en la nieve fue llevada al cine (2015). ¿Qué le pareció la adaptación?
–Me gustó mucho. Era consciente de la magnitud del proyecto y del tono que el director, Fernando González Molina, deseaba. Creo que era el óptimo para una novela de esas características. Conservó la esencia y las motivaciones de los diferentes personajes, hombres y mujeres, jóvenes y maduros, en dos épocas distintas. Se consiguió que millones de personas la vieran y que mucha gente, de diferentes perfiles, edades y gustos, se acercara a la historia gracias a la película. Creo que Fernando consiguió hacer su película, como él la visualizaba, con delicadeza y sensibilidad. Estuve informada de cómo iban las cosas. Hablé varias veces con el guionista, Sergio García Sánchez, porque él tenía especial interés en que estuviera satisfecha con la difícil adaptación. Comentamos media docena de cuestiones puntuales, pero he de decir que me mantuve a cierta distancia, respetuosa, porque entendía que mi trabajo no era ése. La novela estaba en manos de un equipo de profesionales increíbles.
–Sus mujeres, a pesar de vivir en otros tiempos y de hacer frente a realidades sociales muy diferentes a las nuestras, se muestran valientes. ¿Es clave para usted que estas mujeres sean vistas así?
–Sí, porque creo que se ajusta a la realidad que vivieron en los momentos que las novelas recrean. En este entorno duro de alta montaña las mujeres han tenido que ser fuertes simplemente para sobrevivir y seguir adelante. No creo que las refleje de una manera diferente a como han sido. También debo decir que en mi familia hay muchas mujeres y todas han sido muy luchadoras. Ellas me sirven de inspiración. Para mí es importante que sean vistas así, como lo que somos, como personas de carne y hueso, sólidas, capaces, coherentes, fuertes, y no como idealizaciones.
–Se habla mucho de buena literatura y de libros que son best sellers. Una discusión que parece no tener fin. ¿Qué opinión le merece está división?
–Hace tiempo que lo tengo claro. Yo misma sufría del mal del prejuicio cuando era joven, creo que por mis estudios de crítica literaria y mi actitud intransigente sobre el concepto del arte (se licenció en filología inglesa). Huía de los best sellers. Por fin leí uno y mi vida cambió. No hace falta ser oscuro ni maldito ni marginal para contar una historia que perdure o para ser auténtico. Tampoco podemos ser todos tan especiales como Shakespeare, Steinbeck, Salinger, Beckett, Woolf o Joyce. Hoy en día hay tantos escritores como tipos de lectores y está bien que se lea mucho y de todo y que cada uno elija según su gusto qué le apetece leer en un momento determinado. Con los años me he vuelto una lectora mucho más amable, y más conociendo el esfuerzo que hay tras la escritura de una novela. Toda lectura sirve para algo. De todo se puede aprender. Si un libro se vende muchísimo, algo especial tiene que tener. No depende sólo de las estrategias de marketing, que a veces fallan, si no de las recomendaciones entre lectores a los que les ha llegado la historia por las razones que sean. Creo que esa división o la utilización del término “narrativa literaria” para diferenciar la buena narrativa de la que no lo es son cosas de la crítica literaria que es, al fin y al cabo, una interpretación, otra ficción. En España tenemos ahora un caso extraordinario: Patria, de Fernando Aramburu, es un best seller, un fenómeno, y la crítica está encantada con él. Deberíamos ir olvidándonos de divisiones anticuadas.
–¿Ya está trabajando en una nueva historia?
–Estoy en la fase de anotaciones y reflexión. Como me sucedió con las otras novelas, comienzo a escuchar voces, a visualizar personajes y escenas. Esto es buena señal, pero es tan difuso que solo sería capaz de describir pinceladas. Afortunadamente, mis editoras me conocen. Soy caótica a la hora de explicarme. Luego me siento a escribir y sé adónde quiero llegar. Por todo esto no puedo adelantar nada.
La autora presenta Como fuego en el hielo
“En esta novela abordo el tema de la colonización basándome en los hombres y mujeres del Pirineo que viajaron a África para trabajar en las plantaciones de cacao, entre ellos mis abuelos, mi padre y un tío – cuenta la autora–. En realidad trata sobre quién soy, consecuencia de las decisiones de mis antepasados.”
La historia comienza en 2003, en un remoto pueblo del pirineo aragonés llamado Pasolobino. Allí, Clarence, una inquieta joven hija de una de las familias de más renombre de la zona, encuentra entre las antiguas cartas de su padre un extraño fragmento de papel escrito con varias frases que para ella no tienen sentido pero sobre las cuales decide investigar.
En 1953, Kilian abandona la nieve de la montaña oscense para iniciar junto con su hermano Jacobo el viaje de ida hacia una tierra desconocida, lejana y exótica, la isla de Fernando Poo. Los jóvenes hermanos descubren la ligereza de la vida social de la colonia en comparación con una España encorsetada y gris; comparten el duro trabajo necesario para conseguir el cacao perfecto de la finca Sampaka; aprenden las diferencias y similitudes culturales entre colonos y autóctonos; y conocen el significado de la amistad, la pasión, el amor y el odio. Pero uno de ellos cruzará una línea prohibida e invisible y se enamorará perdidamente de una nativa. Su amor por ella, enmarcado en unas complejas circunstancias históricas, y el especial vínculo que se crea entre el colono y los oriundos de la isla transformarán la relación de los hermano.
A lo largo de los capítulos, la novela alterna dos épocas en las que detalla cómo era la vida en Fernando Poo (una colonia y, posteriormente, provincia española en África), en las plantaciones que allí había y cómo se vive en la actualidad.
Gabás narra esta intensa historia de amor con detalles que marcan las diferencias entre estas dos culturas, en dos épocas diferentes.
Trailer de Palmeras en la nieve
“En este relato homenajeo –dice la escritora– a los primeros viajeros extranjeros que cruzaron los Pirineos para conocer, a mediados del siglo XIX, una España cansada de guerras y valoro el esfuerzo, muchas veces infructuoso, de aquellos admirables emprendedores que se atrevieron a montar negocios de aguas en las montañas, con todas las dificultados de acceso, imitando las villas termales francesas. Esta es una novela sobre la vida como una tensión continua entre la razón y la pasión. El territorio fronterizo entre España y Francia cobra un protagonismo absoluto. En este sentido, la naturaleza, con sus cambios de humor a lo largo de los años —salvaje o amable, hermosa o grotesca, generosa o cruel—, efectivamente parece un personaje más. La sensación que tengo aquí es que aunque el mundo cambie de manera vertiginosa, las montañas continúan inalterables.”
La historia de amor se construye en los convulsos años de mediados del Siglo XIX, entre guerras carlistas y revoluciones. Un relato en el que se entrecruzan obsesiones, frustraciones, traiciones y lealtades. La novela se vale de un poderoso marco histórico y sumerge al lector, gracias a una escritura muy “visual” y lo somete en un torbellino de sensaciones: tragedia, amor, honor y superación.
Booktrailer de Regreso a tu piel
“En esta historia hablo del miedo –señala la autora–a raíz de unos documentos que aparecieron en el campanario de una iglesia de mi valle en 1980 en los que se recoge el listado de 24 mujeres ejecutadas por brujas en apenas dos meses en un pequeño pueblo en 1591 por parte no de la Inquisición sino de los ayuntamientos. Esta novela surgió como un ataque de rebeldía romántica contra la muerte y el miedo”
La novela se desarrolla en dos etapas temporales-históricas diferentes que se unen. La vida, la muerte, el miedo, la venganza y el odio construyen la historia de Brianda y Corso, donde el pasado el pasado interrumpe brutalmente en el presente, en pleno siglo XXI.