Lecciones para nuestro gobierno
La Fed comienza su ataque monetario a la inflación procurando, al mismo tiempo, no ahogar el crecimiento
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El día miércoles pasado, y tal como fuera pronosticado por la mayoría de los analistas, la autoridad monetaria de EE UU (Fed) incrementó su tasa de referencia -por primera vez desde 2018- en 25 puntos básicos; llevándola a un rango de 0,25%/ 0,50%.
En su acostumbrado “Comunicado de Prensa” la entidad mostró su preocupación acerca del actual nivel de inflación (7,9% anual en su último registro de febrero) originado, según su visión, en los clásicos desbalances de oferta y demanda post crisis pandémica y elevados precios de la energía producidos lo largo del segundo semestre 2021. Asimismo, advierte que -últimamente- debido a la invasión de Rusia a Ucrania se han generado disrupciones en los suministros de commodities, entre otras: energéticas (petróleo y gas; agrícolas (girasol, maíz, trigo, subproductos) e industriales (cobre, níquel, litio y paladio) con todas las consecuencias de disminución de sus respectivas ofertas. En efecto, a pesar de que- a la fecha- las implicancias finales de la acción militar sobre la economía de EE UU son inciertas, la Fed afirma que lo cierto es que “es altamente probable que la invasión y sus eventos relacionados provoquen mayores presiones inflacionarias y afecten el nivel de actividad económica”.
Asimismo, y en virtud de este posible escenario, la entidad anunció que ya a partir de la próxima reunión (abril), comenzaría gradualmente a absorber la enorme liquidez oportunamente inyectada.
Queda claro entonces que, ante el elevado nivel de inflación actual del 7,9% con más el aumento de las presiones inflacionarias post invasión, la autoridad monetaria ha decidido adelantar y acelerar el endurecimiento de su política monetaria, prevista inicialmente para comenzar en algún momento del segundo semestre del corriente año
En este sentido, la pregunta que se impone es: ¿ha sido correcto el adelanto del inicio del endurecimiento? La respuesta es positiva; en efecto, las nuevas presiones inflacionarias generadas a partir de la invasión, provocarían sin duda un rápido incremento de la ya elevada tasa de inflación actual y, por lo tanto, era necesario actuar de inmediato: no sólo adelantar para marzo la suba de la tasa (y la absorción) sino también aumentar los incrementos del año de los tres previstos inicialmente a seis; lo cual llevaría su nivel a aproximadamente el 2.0%
A este respecto, es necesario remarcar que la entidad tiene un doble mandato: esto es: “lograr el pleno empleo con estabilidad de precios”. En consecuencia, la autoridad monetaria tendrá una difícil tarea de fina sintonía; en efecto: de apurarse y exagerar la suba, ahogará el crecimiento con -incluso- la posibilidad de caer en recesión; caso contrario, esto es: de encarar con demasiada lentitud el proceso de endurecimiento se correría el peligro de no lograr la baja de la inflación … menuda tarea por cierto.
A este respecto, la entidad confía en el éxito de su cometido; en efecto: en sus nuevas proyecciones, para 2022 estima una tasa de inflación de 4,3% versus el 2,6% previsto anteriormente a la invasión. Del mismo modo, redujo su previsión anterior de crecimiento del 4,0% al 2,8%; nivel acorde con la tasa de expansión de largo plazo establecida como objetivo para la entidad. Dicho de otro modo, con su estrategia lograría reducir sustancialmente la inflación y no caer en recesión. Más aún, estima la regularización de sus objetivos de inflación a lo largo del 2023 y 2024 con niveles del 2,7% y 2,0% respectivamente; acompañados por tasas de crecimiento promedio levemente superiores al 2,0%
En síntesis. La invasión de Rusia ha exacerbado- por las razones ya explicadas- las presiones inflacionarias lo que ha llevado a que, correctamente, la entidad monetaria adelantara y acelerara el endurecimiento previsto pre conflicto para a ser iniciado recién a lo largo del segundo semestre.
Debe aclarase que el presidente de la Fed -Jerome Powell- en la Conferencia de Prensa posterior a la reunión, ha definido claramente el objetivo de la autoridad monetaria: lograr abatir la inflación sin deteriorar el crecimiento. Es más, con toda razón, afirmó que “con niveles elevados inflación no es posible lograr un crecimiento sostenido” y que en consecuencia -llegado el caso- emplearía “todo el arsenal monetario disponible”. Recalco el concepto “monetario”.
Un comentario final. Sería de gran utilidad que nuestras autoridades analizaran la política anti inflacionaria que -con éxito- siempre ha seguido la Fed; esto es: en la medida que la inflación es esencialmente un tema monetario, y no “multicausal” como sostienen nuestras autoridades, la misma debe atacarse con políticas monetarias ( básicamente suba de tasas y absorción de liquidez) y no con controles , congelamientos de precios, cupos de exportación, retenciones, fideicomisos subsidiados, atraso del tipo de cambio, etc; mamarrachos que siempre han fracasado, tanto a nivel doméstico como internacional. De continuar el gobierno con sus arcaicas y fallidas medidas de controles, no sólo no logrará abatir el grave proceso inflacionario actual sino que, además, ahogará el crecimiento; con todas las consecuencias negativas que ello implicaría.