Leandro Erlich: la ilusión de las fronteras
Uno de los artistas argentinos con mayor trayectoria internacional, impulsará este año proyectos en la Argentina y en otros cuatro países
ARGENTINA
"El reflejo es algo..." Leandro Erlich hace una pausa, chasquea los dedos y agrega: "Fugaz. Muta, cambia, desaparece, aparece, dependiendo de tu movimiento".
Maestro de la ilusión, el artista que el año pasado "robó" la punta del Obelisco prepara otro de sus grandes trucos. Desde el 10 de mayo, en el antiguo Hotel de Inmigrantes, demostrará que es posible detener el tiempo para capturar un instante sin necesidad de una cámara de fotos.
"Ahora lo ves, ahora no lo ves", suelen decir los magos. Erlich se propone llevar aún más lejos esa fórmula con la instalación Puerto de memorias, recreación de la obra Port of Reflections (puerto de reflejos o reflexiones, la ambigüedad del título fue deliberada), presentada en 2014 en el Museo Nacional de Arte Moderno y Contemporáneo de Seúl. "Lo que ves no es", podría ser el lema de este porteño nacido en 1973, que conquistó el mundo con su talento para engañar la mirada.
La democracia del símbolo, que pudo verse hasta esta semana en la explanada del Malba, producía la ilusión de estar a 70 metros sobre la Avenida 9 de Julio. Ahora el efecto será el de transitar por una imagen congelada, que incluye cinco botes de tamaño real y sus reflejos... que no son reflejos.
Se trata de un complejo trabajo escultórico que ocupará toda la primera sala del Centro de Arte Contemporáneo del Museo de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (Muntref). Con muelle incluido, generará lo que Erlich define como "ilusión conceptual". "Está la ilusión en la retina, en la cual uno no puede distinguir la realidad claramente, y después está esta situación, en donde no hay un engaño a la percepción", dice el artista, mientras intenta no hablar de más para no arruinar la magia.
"Puerto de memorias –continúa– tiene que ver con la idea de inmortalizar un reflejo, algo que para mí siempre estuvo asociado con una cuestión muy efímera. Esta instalación es prácticamente una acción fotográfica. Es atrapar esa instancia, un instante. Como si te estuvieras moviendo dentro de una foto. A posteriori me di cuenta de que eso tiene que ver con la forma en que la gente se relaciona con un proyecto de arte: recorre la obra, pero además toma una foto y la comparte. En este caso, la obra tiene más de ilusión en la foto que en vivo."
Para sumar suspenso a "una especie de cuadro que todavía se sigue pintando", a diferencia de la versión presentada en Corea esta vez la obra incluirá movimiento, gracias a un trabajo en equipo con estudiantes de la Untref.
"Al relocalizar la obra, ampliamos también una serie de dimensiones y aprovechamos la vista al río. Toda muestra suele convertirse en un site specific en este edificio, que es tan poderoso y altera bastante el formato de la obra en el mejor sentido", apunta Diana Wechsler, integrante del equipo curatorial de la exposición, que presentará en paralelo dibujos e intervenciones del artista español Bernardí Roig.
Con su gran carga simbólica, el antiguo Hotel de Inmigrantes tiene un profundo vínculo con el Río de la Plata y con el puerto que recibió hace un siglo barcos provenientes de todo mundo. Así llegaron a la Argentina los abuelos de Erlich, emigrados de Varsovia.
"Este proyecto me entusiasma muchísimo porque tiene que ver con la raíz emocional que involucra trabajar en Buenos Aires, con cosas que van mucho más allá de lo intelectual –dice Erlich, que vivió varios años fuera del país y desde hace dos décadas exhibe sus obras en la escena internacional–. Esta obra y esta situación me resuenan en muchas áreas, porque el Museo de los Inmigrantes es también el museo de mi propia historia."
ESTADOS UNIDOS
Una vez que zarpe de allí, en septiembre, es probable que Puerto de memorias siga mutando. Erlich viajará en noviembre a Nueva York para comenzar a instalarla en el Museo Neuberger, donde será la pieza central de una muestra individual que se inaugurará en enero. Todo indica que 2017 también será un gran año para Erlich, ya que el prestigioso Museo de Bellas Artes de Houston (MFAH) le dedicará otra exposición.
BRASIL
Mientras tanto, otros proyectos continúan su avance en forma simultánea. El principal se presentará en julio en Río de Janeiro, en el marco de los juegos olímpicos. En un parque de un barrio periférico, muy austero, Erlich conectará el arte con el deporte y la música. Run For the Music invitará a desplazarse golpeando tubos de metal desplegados a lo largo de un kilómetro, lo que producirá un sonido similar al de un xilofón. El ritmo con el que se camine o se corra y la cantidad de participantes que lo hagan a la vez incidirán en el resultado.
JAPÓN
En septiembre, Erlich participará de un festival en Ibaraki, en el norte de Tokio, organizado para reactivar una zona muy afectada por el tsunami de 2011. De esta manera continuará la relación iniciada con Japón hace quince años, cuando el Museo del Siglo XXI de Kanazawa compró la pileta con la que conquistó al mundo en la Bienal de Venecia (ver aparte). "Siempre tengo la intención de entrar en diálogo con el lugar, un ánimo profundo de comunicar –confiesa–. De buscar una experiencia compartida que sea franca, directa. De hacer una obra que permita un encuentro."
URUGUAY
En la capital uruguaya, donde se radicó hace tres años con su mujer –la artista Luna Paiva– y sus hijos, Erlich está por impulsar una beca para artistas jóvenes (de 18 a 35 años). Tendrá un formato de clínica y se podrá aplicar por concurso. "Montevideo tiene una escala que me resulta muy amigable y me permite una gran concentración –observa–, mientras que en Buenos Aires hay un ritmo social más intenso. Antes había vivido nueve años fuera de la Argentina, entre 1997 y 2006. Esto tiene mucho que ver con lo que significa para mí trabajar en Buenos Aires: me resuena de formas diferentes porque me fui por mucho tiempo. Tengo lo que tienen los brasileños, saudade, pero no tengo nostalgia."
El gran simulador
2001
En la Bienal de Venecia exhibió una piscina en la que es posible caminar bajo el agua sin ahogarse. Un museo de la ciudad japonesa de Kanazawa compró la instalación.
2012
En Buenos Aires, la Usina del Arte se inauguró con una obra suya que simula una fachada de un edificio y permite al público simular que desafía la ley de gravedad.
2015
Después de haberse "llevado" la punta del Obelisco al Malba, sorprendió a los parisinos con la Maison Fond, una casa "derretida" como consecuencia del efecto invernadero.