Laura Di Marco: “Feminismo fake”
El análisis de Laura Di Marco en La trama del poder, por LN+
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Esta mañana, en la radio, entrevisté a Mercedes, la tía abuela de Cecilia Strzyzowski. Cecilia vivía con ella. Lo que nos contó no solo es revelador sino estremecedor.
No sólo dijo que el asesinato de Cecilia había sido premeditado, fingiendo un viaje, sino que Emerenciano Sena y Marcela Acuña -los piqueteros/fuerza de choque de Jorge Capitanich- hacían “desaparecer” gente y tiraban sus cuerpos a un criadero de chanchos que pertenecía a los Sena. Un regalo de Capitanich.
Porque Coqui Capitanich, uno de los barones feudales preferidos de Cristina Kirchner, había sido padrino de bodas de los Sena. Es decir, además de Cecilia, habría más víctimas.
Como en todas las descomposiciones, el régimen populista de los Kirchner está mostrando su cara más oscura con un síntoma siniestro: un femicidio descarnado en el corazón del Chaco. Feudos y femicidios van de la mano, por eso el asesinato de Cecilia Strzyzowski es claramente político.
Y es político porque está involucrada una familia del poder, hijos del poder y porque tuvieron impunidad para llevarlo adelante, del mismo modo que hace 33 años atrás sucedió con el cuerpo mutilado de María Soledad, en Catamarca. El crimen de Cecilia tiene la misma matriz que el de María Soledad.
En los feudos, todo lo domina la oligarquía provincial que se adueña de la Justicia, la prensa, los negocios locales, la policía, los hilos de la mafia y los cuerpos de las mujeres. Como dice un tuit muy lúcidamente el filósofo Miguel Wiñazki.
“La izquierda da fueros”, decía Néstor Kirchner, mientras esos “fierros” intelectuales le permitían armar la red corrupta que todos conocemos, convenciendo o comprando al mundo artístico o intelectual. Espejitos de colores.
Lo mismo se podría decir de otras causas nobles: si vos te ponés del lado de los derechos de las mujeres, de la diversidad sexual, del respeto animal o del cuidado del medioambiente, ¿quién podría pensar que sos chorro, coimero o canalla?
La bandera de los derechos humanos, que Kirchner le robó al radicalismo, también le dio fueros. Como ahora se los da el feminismo fake.
Hasta el 14 de junio; es decir, 14 días después de la desaparición de Cecilia, las funcionarias “feministas” fake de este gobierno habían permanecido vergonzosamente calladas.
Feminismo fake es tener a una ministra, Ayelén Mazzina, que no sólo no viajó jamás al Chaco con la gravedad del caso, sino que lo único que se le ocurrió hacer es taparle la boca a la mamá de Cecilia ofreciéndole un plan.
Feminismo fake es crear un ministerio que tiene un presupuesto de más de 54 mil millones de pesos y no hizo absolutamente nada para modificar la educación emocional de las chicas pobres de provincia para evitar que caigan en estas redes del poder que las terminan -literalmente- fagocitando.
Feminismo fake es tener a una vocera presidencial que se autopercibe feminista, pero que se calló la boca durante 15 días sobre un femicidio que atraviesa a la Argentina. Cuando ya no podía tapar el sol con la mano, Cerruti habló y dijo que es una bajeza utilizar políticamente la desaparición de una mujer.
Gabi, yo creo que bajeza es tratar de invisibilizar la desaparición de una mujer cuando sucede en un feudo amigo.
Pero miremos el uso -esta vez, sí, uso- que la propia Cerruti y todo el kirchnerismo hizo de la desaparición de Santiago Maldonado, que finalmente peritos de todos los colores comprobaron que se había ahogado, sin signos de violencia.
La psicología habla de la teoría del espejo, que te la expone muy bien Gabriel Rolón. Te lleva a preguntarte si eso que te molesta tanto en los demás no lo hacés vos también y por eso, justamente, te molesta tanto.
Feminismo fake es el silencio atronador de dos feministas de la última hora: Alberto Fernández y Cristina Kirchner. Justo ella, que se llena la boca hablando de los derechos humanos. ¿Qué pasa, vicepresidenta? Con todo respeto, ¿Cecilia no tiene derechos humanos porque no es del palo?
Feminismo fake es que Vilma Ibarra, la secretaria Legal y Técnica de este gobierno, somelier de la violencia machista en Twitter, no haya emitido uno solo denunciando el crimen de Cecilia. Nada sobre Cecilia. Nada de nada.
Feminismo fake es contratar, como Victoria Donda, a una mujer pobre como empleada doméstica, pagarle en negro, despreciarla por “tener pocas luces” y, cuando está a punto de denunciarte, ofrecerle un cargo en el Estado para taparle la boca.
Feminismo fake es que, mientras la Argentina está atravesada por la atrocidad del femicidio de Cecilia, la TV Pública invisibilice el tema y se dedique a hablar de las bondades de Cristina usando a periodistas militantes K.
Feminismo fake es tener a un alto machirulo en el gobierno confesando que ha hecho “todo tipo de trabajos” para “la señora”.
Contemos la historia como es: hay verdaderas feministas con luchas auténticas. El problema no es el feminismo, sino el curro en torno a esa bandera. El feminismo fake.
El feminismo nació a principios del siglo XX en la Argentina y te muestro dos exponentes auténticas, de distintas corrientes, las dos super revolantes. Alicia Moreau de Justo y Victoria Ocampo. Una más socialista, otra más liberal. Ninguna de ellas, ni tantas otras manchó al feminismo de un modo tan grotesco como lo hizo el kirchnerismo creando esa horrible criatura llamada “feminismo fake”.