Las políticas de Estado
Las políticas de Estado son aquellas compartidas por todas las expresiones políticas relevantes de un país y cuya ejecución, en consecuencia, no depende de los cambios que puedan producir en los gobiernos los resultados electorales.
Tomando el caso de los Estados Unidos, la mayor parte de sus políticas de relaciones exteriores y de defensa son políticas de Estado, comunes tanto a los republicanos como a los demócratas. La Guerra del Golfo y, más recientemente, las represalias contra Afganistán y Sudán por los atentados contra las embajadas norteamericanas en çfrica mostraron al oficialismo y la oposición compartiendo las decisiones de la administración.
En el otro extremo, el sexgate muestra el ejemplo de las áreas en las cuales no rige el concepto de política de Estado.
El caso argentino
Analizado el caso argentino desde esta perspectiva, surge que el país tiene dos políticas de Estado, compartidas por las fuerzas que integran la Alianza (el Frepaso y la UCR), el Partido Justicialista y Acción por la República, que lidera Domingo Cavallo. Ellas son la convertibilidad, en la economía, y el Mercosur, en la política exterior. Las cuatro expresiones relevantes de la política argentina comparten estas dos políticas centrales.
En el campo de la economía, podría afirmarse que la política de Estado se amplía a temas como las privatizaciones, la apertura y la disciplina fiscal, manteniéndose el disenso en cuestiones como el papel del Estado en materia de regulación y de distribución del ingreso.
En la política exterior, las gestiones que realizan los legisladores del oficialismo y la oposición para llegar a un nuevo acuerdo con Chile en el tema de los hielos continentales plantean la posibilidad de que este tema pueda transformarse también en política de Estado, en caso de lograrse el consenso de todas las fuerzas políticas.
Pero hay otros temas de la política exterior en los que las diferencias se mantienen, como la cuestión de las Malvinas, y, en materia de seguridad internacional, la participación de la Argentina en determinados conflictos internacionales.
En el área de defensa se va perfilando también el núcleo de una política de Estado. Hace una década, radicales y justicialistas sancionaron la Ley de Defensa Nacional y, en marzo de este año, las dos fuerzas que integran la Alianza, junto con el oficialismo y los partidos de centroderecha, votaron la llamada Ley de Reestructuración Militar.
Pero mientras en economía, relaciones exteriores y defensa existe la posibilidad de ampliar el núcleo de consenso que puede ser considerado política de Estado, hay otras cuestiones, como la seguridad, la corrupción, la justicia, la educación y la salud, en las que todavía no se vislumbra un núcleo de consenso comparable.
Un nuevo desafío
Si la Alianza es gobierno a fines de 1999, la Argentina por primera vez tendrá que desarrollar la cultura de poder gobernar en coalición, en la cual no tiene experiencia. Además de ser el oficialismo una coalición de dos partidos, éstos tendrán que "cohabitar" con una oposición del PJ que seguramente mantendrá mayoría propia en el Senado, tendrá la mitad de los gobernadores y será una segunda minoría importante en Diputados.
Cuanto más se amplíen y consoliden las políticas de Estado, más fácil será resolver el desafío que implica aprender y ejercitar la cultura de gobernar en coalición.
Además, el tránsito que implicará pasar de una década de gobierno del PJ, bajo un liderazgo muy fuerte como ha sido el de Carlos Menem, a un gobierno de otro signo y con un liderazgo político distinto, se hará más fácil y menos conflictivo cuanto más se hayan consolidado y ampliado las políticas de Estado.
Pero aun en el caso de que gane el Partido Justicialista, cuanto más desarrollada esté la cultura de las políticas de Estado menos conflictivo será el probable traspaso del liderazgo del peronismo hacia el nuevo presidente de este partido.
En conclusión, la consolidación y la ampliación de las políticas de Estado, comunes a todas las fuerzas relevantes, facilita tanto la transición hacia un gobierno de otro signo como el cambio de liderazgo dentro del PJ, como también la necesaria aptitud para gobernar en coalición, que seguramente necesitará desarrollar la Argentina durante el próximo período presidencial.
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