Las PASO: ¿simple interna partidaria o primera ronda de hecho?
Aunque aún no ha sido computado un solo voto para asignar bancas, los resultados preliminares ya anticipan la pregunta que marcará los próximos pasos de la gestión de Alberto Fernández: ¿está siendo cuestionada ahora no solo su representación legislativa en el Congreso, sino también su gobierno de aquí hasta 2023? Tal es el efecto de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias. Un defecto de su diseño (su obligatoriedad) transforma lo que debería ser una simple interna partidaria en una primera ronda de facto.
El Frente de Todos (FdT) perdió en la provincia de Buenos Aires (PBA), su bastión histórico (sacó sólo 33 por ciento de los votos), y a nivel nacional no le fue mejor (se quedó con el 30 por ciento del electorado). Tuvo, además, resultados inesperados en distritos que contaba como propios, como en provincias del sur de nuestro país, La Pampa, Chaco y San Luis. Si estos resultados se trasladan a noviembre, el Frente de Todos perdería un número muy importante de senadores, incluso poniendo en riesgo el quórum en las Cámaras.
Inversamente, fue una buena elección para Juntos por el Cambio. Ganó en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y en PBA. La amplitud del resultado permite contentar a todos sus sectores internos: Horacio Rodríguez Larreta puede decir que su estrategia bonaerense fue correcta; Patricia Bullrich puede atribuirse Córdoba, Mauricio Macri puede señalar que las y los votantes no castigaron el recuerdo de su gobierno, la UCR puede sentir que ganó posiciones. Ganar tiene ese efecto.
Sin embargo, si se miran los números con atención, puede verse que el macrismo no creció en votos con respecto a 2019 y fue similar con relación a 2017. No fue poco mérito mantenerse unido, resolver su interna y conservar su público, pero es menos lo que ganó el macrismo que lo que perdió el FdT, que afecta a todos los socios de la coalición. Axel Kicillof y Máximo Kirchner no lograron traccionar votos en PBA y Sergio Massa perdió en Tigre. Y a excepción de los del noroeste, la mayoría de los gobernadores peronistas, que mantuvieron una calculada distancia respecto de la Casa Rosada durante los últimos meses, tampoco pudo preservarse del respaldo a la oposición.
No se trató, finalmente, de una elección signada por la apatía ni por el “que se vayan todos/as”. La asistencia fue buena si se considera el contexto de pandemia (67%), el voto en blanco no explotó, y la fuga de votos hacia fuerzas minoritarias fue importante pero limitada. El FIT hizo una buena elección, con seis puntos nacionales, y Javier Milei consolidó un 13% en CABA.
¿Podría pensarse, entonces, que el principal perjudicado del día de ayer fue el presidente Alberto Fernández? El desempleo, el precio de los alimentos, la crisis de la educación y los cuidados: esos temas son y eran los que preocupaban a la sociedad desde antes del Covid. Los resultados de las PASO hacen suponer que el gobierno no pudo articular una visión más allá del manejo del día a día de la pandemia. Y a estos factores estructurales seguramente se les sumó el impacto de las fotos del festejo de la familia presidencial cuando el país estaba en plena cuarentena.
Parece que la elección ya hubiera sucedido. Pero, de nuevo: todavía no se contó ni un voto para elegir cargos legislativos.
Integrante de la Red Federal de Investigadores Electorales de Cippec