Las nuevas ricas de la ficción y de la realidad
No hay animal print, no hay sillones bordados, todo es de líneas simples
Hay dos series muy interesantes en la televisión argentina. Una es Avenida Brasil, de la que ya dimos cuenta en esta misma sección, y la otra es Escobar, el patrón del mal. Esta última es prácticamente la réplica exacta de la vida del narcotraficante más importante del mundo, Pablo Emilio Escobar Gaviria.
Hay detalles muy interesantes para reflexionar en esta ficción que transmite canal 9, uno de ellos es la relación que tiene el hombre que se considera "el más poderoso de la tierra después del Papa" con su madre. Quien lo reta, le llama la atención, le marca conductas y hasta lo abofetea como a un niño. Y él se la banca. Esa señora, tanto como su mujer Patricia, provienen de un hogar muy humilde y a medida que van adquiriendo poder económico su estética cambia de una manera muy elocuente. No se agregan joyas de oro, no usan prendas de marcas famosas, ni tratan de brillar por su atuendo. Recordemos que en los 80 y los 90 era el auge de Gianni Versace, de Louis Vuitton y de varios más. Recordemos también las fotos en el show de los personajes de esa época y de la actual llenas de pulseras, cadenas de oro y carteras con marcas de todos los estilos. Digamos que uno de estos símbolos sería Mariana Nannis, con las diferencias del caso.
Tanto la madre de Escobar como su mujer están vestidas más como secretarias austeras que como señoras ricas
Y ese detalle me llamó la atención. Tanto la madre de Escobar como su mujer están vestidas más como secretarias austeras que como señoras ricas.
Es más, cuando Pablo Escobar visita su nueva casa, aquella que más adelante se convertirá en su búnker, la decoración es simple, casi minimalista. No hay animal print, no hay sillones bordados, todo es de líneas simples. Lo único que le llama la atención al jefe narco son los cuadros. Y pregunta azorado ¿En esto has gastado un millón de dólares en cuatro cuadros? Y ella, muy correcta le contesta. "No, Pablo es un millón cada cuadro". Más allá de la anécdota, me resultó raro que en esta telenovela colombiana que retrata la vida sanguinaria del jefe del cartel de Medellín, donde el dinero se guarda en habitaciones inmensas, la mujer invierta en arte.
Una muchacha de origen humilde devenida en multimillonaria elige invertir en cuadros en vez de adquirir zapatos y carteras
Según se sabe, la mujer de Escobar compró un Dalí que luego se descubrió que era falso. A medida que trascurren los episodios me interrogo acerca de cuál será el momento en que cambie su vestuario. Y como ya sabemos el final y ya la conocimos en la Argentina a esta señora, sabemos que por lo menos la sencillez es su estilo para vestir.
Me pregunto qué querrá decir de nosotras las mujeres que cada vez que podemos nos llenamos de zapatos y de carteras que una muchacha de origen tan humilde devenida en multimillonaria elija invertir en cuadros en vez de adquirir zapatos y carteras. Simplemente es una reflexión.