Las múltiples formas del mito: claves para entender la obra Hernán Dompé
En el Museo de Arte Tigre, la primera retrospectiva de uno de los más destacados escultores argentinos reúne hasta abril casi un centenar de obras realizadas desde la década de 1980
“El mito cuenta una historia sagrada, un acontecimiento que ha tenido lugar en un tiempo primordial. La función principal del mito es revelar los modelos ejemplares de todos los ritos y actividades humanas significativas, como la alimentación, el matrimonio, el trabajo, la educación, el arte o la sabiduría.”
Las palabras del sabio rumano Mircea Eliade se refieren al mito que no se limita a nuestros días, sino que es parte constitutiva del ser humano desde siempre y para siempre. Las obras que Hernán Dompé expone en el Museo de Arte Tigre (MAT) están íntimamente ligadas con varios mitos. Una serie de esculturas seleccionadas por María José Herrera, directora de dicho museo, componen Barcas, guerreros y otros mitos, en exhibición hasta abril.
UN VIAJE INICIÁTICO
Figura capital de la década de 1980, escultor que inauguró en la Argentina una estética derivada de los mitos arcaicos universales aunque de inspiración americanista, irrumpió en plena “primavera alfonsinista”, en los primeros años de la recuperada democracia, con gran aceptación del público y la crítica.
Dompé nació en Buenos Aires en 1946 y actualmente vive en Capilla del Monte, Córdoba. Cursó estudios formales en escuelas de arte, de donde egresó con medalla de oro. En 1980 emprendió un viaje a México y Perú junto con un grupo de arqueólogos. Allí descubrió la escultura y la arquitectura maya, azteca e inca; después de esto, su obra tuvo un vuelco definitivo hacia un lenguaje que nunca más abandonaría. Hasta hoy, sus esculturas serían fecundadas por el rito y por el mito.
ATESORAR LA MEMORIA
En esta retrospectiva del MAT hay obras talladas en mármol y otras piedras, aunque Dompé parece hallarse más a gusto en el ensamblaje (assemblage), una técnica que deriva del collage y consiste en reorganizar diferentes objetos encontrados en el espacio.
El artista prefiere recurrir a elementos recogidos en la naturaleza (piedras, espinas, caracoles, maderas, esqueletos de animales) o desechos domésticos: partes de sillas, metales de maquinaria en desuso, tientos. Crear a partir de estos elementos implica atesorar la memoria de su uso anterior, y a la vez reconvertir su sentido originario. Así se puede apreciar en la serie de hornacinas, viejas planchas de hierro dispuestas precisamente como aquellos nichos que albergan figuras sagradas en las iglesias, pero esta vez con las peculiares formas generadas a partir del ensamblado.
En la Argentina hubo grandes maestros que usaron esta técnica (Alberto Heredia, Enio Iommi) y del resto mundo hay ejemplos como los de Edward Kienholz, Louise Nevelson, Daniel Spoerri y la joven británica Helen Marten, ganadora del Premio Turner 2016.
VEHÍCULO DE LA EXISTENCIA
Dompé ha creado varias barcas, elegantes y brutales; en esta muestra se destaca una barca-laúd, híbrido digno de El jardín de las delicias de El Bosco. También Y la nave va… un explícito homenaje a la película de Federico Fellini que lleva en la proa un cráneo de animal. La barca es un antiguo símbolo del vehículo de la existencia, dado que la vida se concibe como una navegación peligrosa y la barca da seguridad, lo que se verifica en las travesías marítimas de Ulises o Noé.
La barca se mece en el mar como la cuna y es a la vez un ataúd de madera, ya que puede naufragar en cualquier momento. En la barca hay una tensión entre las fuerzas que la mantienen a flote y las que amenazan con sumergirla. La vida es una navegación peligrosa y la barca puede estar amarrada o en movimiento, a la deriva, con el viento a favor o en contra, a corriente o contracorriente; debe soportar tempestades y encontrar un faro que la guíe. Además de la citada película de Fellini, hay que recordar otras como Titanic, Piratas del Caribe, La aventura del Poseidón o El acorazado Potemkin, que demuestran la vigencia de este símbolo.
LA FUERZA FEMENINA
La expresión creada por Goethe encuentra en la obra de Dompé su aspecto más misterioso: una y otra vez aparecen en sus figuras evocaciones a los senos, que no suelen ser como los de las estatuillas de Venus prehistóricas o las representaciones de diosas esteatopígicas (anchas caderas y senos que aluden a la reproductividad), sino botones o pequeños conos.
También aparece con frecuencia el motivo de la vagina dentata, un mito ampliamente extendido de una vagina que castra al hombre que la penetra. Alude a la mujer destructora, la polaridad negativa de lo femenino. La serie Comadres habla a las claras del interés del escultor por la fuerza generadora de la mujer, que se encarna en figuras míticas como Pachamama en América o Démeter en la Antigua Grecia.
EL CAMINO DEL GUERRERO
En 2010 Dompé expuso una treintena de “guerreros” en la Sala Cronopios del Centro Cultural Recoleta. La imagen evocaba a los Guerreros de Terracota de Xian, que custodian el mausoleo del primer emperador de la China, Qi Shi Huang. Hieráticos, solemnes y atentos a la orden de su jefe, ahí estaban esos guardianes con escudos y lanzas. Viejas maderas, restos de maquinaria agrícola, frenos de caballos y otros elementos constituyen las figuras de los combatientes.
En la tradición simbólica, el guerrero lucha primordialmente contras las fuerzas oscuras encarnadas en el dragón o lo monstruoso, aunque el gran combate es contra la propia oscuridad. Asociado al guerrero hay en esta muestra ciclópeos cascos con crestas y, sobre todo, una variedad de cuchillos y ballestas medievales.