Las Fuerzas Armadas, instrumento clientelar
El anuncio de la Presidenta de "refuncionalizar" a las instituciones militares encubre la intención del Poder Ejecutivo de servirse de ellas con fines hegemónicos, con la excusa de la asistencia social
En el acto de asunción de las nuevas cúpulas castrenses, ratificándolo en su discurso durante la cena de camaradería de las FF.AA., celebrada en la noche de anteayer, la Presidenta anunció su decisión de "refuncionalizar" a las Fuerzas Armadas. Se trata de enmascarar, con este novedoso término, un nuevo paso, ahora en el ámbito militar, del "vamos por todo", esta vez con la invocación del asistencialismo a los pobres.
"Refuncionalizar" significa el intento de convertir a las Fuerzas Armadas en un instrumento directo de la Presidenta para hacer asistencialismo clientelar por encima de gobernadores e intendentes. En el Gobierno se cree que los militares serán más dedicados y menos riesgosos que aquéllos, ya que tienen casi nulas posibilidades de traicionar o cambiar de bandera (¿experiencia de Cariglino, Massa y Giustozzi?). A ellos se los puede remover por una simple decisión administrativa. A los intendentes y gobernadores, no.
En el mismo discurso anunció un aumento de los haberes del personal de las Fuerzas. Tal vez esta vez cumpla con su palabra; el año pasado en la misma cena hizo el mismo anuncio y nunca se concretó. Los oficiales militares son el único sector que no ha recibido ninguna mejora en los últimos veinte meses.
El instrumento principal que se va a utilizar para concretar los anuncios presidenciales es el Ejército, por ser más numeroso y de mayor despliegue territorial, y que, sostenidamente desde la llegada del kirchnerismo, está viviendo una política de ascensos arbitraria en la que la amistad e identificación política con el Gobierno se privilegian por sobre la consideración profesional del soldado. El persistente afán de construir cúpulas militares adictas e incondicionales comienza ahora a rendir sus frutos.
La operación se perfecciona con el sistema de haberes que se ha generado, mediante el cual el personal en retiro cobra menos del 50% de lo que cobra el personal en actividad. El pase a retiro equivale al pase a situación de pobreza, con lo cual se transforma al oficial en rehén del autoritarismo gobernante. Frente a esta realidad se acumulan oficiales en las jerarquías superiores en un número absolutamente superior a las reales necesidades de la estructura actual de la Fuerza. De la misma manera, el número de personas que trabajan dentro del Ministerio de Defensa se ha multiplicado por cuatro desde la llegada del kirchnerismo. Burocracia multiplicada por cuatro y capacidad operativa dividida por el mismo número.
El nuevo jefe del Estado Mayor del Ejército retiene hasta hoy su condición de director de Inteligencia, lo que constituye una anomalía con un único precedente en la historia del Ejército. Ese precedente es el del general Milani reteniendo el cargo, siendo subjefe del Estado Mayor. Gracias a su trayectoria, mantiene una gran influencia sobre las estructuras de Inteligencia de la Armada y de la Fuerza Aérea. El nuevo jefe del Estado Mayor Conjunto es un hombre de Inteligencia subordinado de Milani. El copamiento de hombres de Inteligencia en puestos clave de la conducción también se acentúa a partir del ascenso del general Milani.
La Comisión de Acuerdos del Senado tratará en los próximos días el pliego de ascenso a teniente general de César Milani. Cabe destacar que ya había sido cuestionada su promoción anterior al grado actual. El oficialismo logró aprobar el pliego con el voto del senador Menem. Un trueque de indulgencia por indulgencia.
El militar cuyo ascenso será analizado es un oficial del arma de Ingenieros, que trabajó en unidades de Inteligencia, su especialidad, desde 1976. Ya muchos sabemos el rol que cumplió la Inteligencia durante los años de represión de la dictadura. Estuvo más de una vez en el Operativo Independencia, y desapareció un conscripto que estaba bajo sus órdenes directas. Por mucho menos que eso, y por aplicación de la teoría del "dominio del hecho", hay numerosos militares presos y condenados.
Ya en democracia fue un "carapintada pasivo". En el levantamiento de Semana Santa fue fotografiado, en el lugar de los hechos, junto a Herminio Iglesias. Su fotografía está en los medios de la época. En la tercera rebelión carapintada liderada por Seineldín, ya para esa época no había espacio para la ingenuidad respecto de lo que se estaba jugando; fue sancionado con ocho días de arresto por su adhesión pasiva a la intentona.
Ya con el kirchnerismo, tejió una relación estrecha con la ex ministra Nilda Garré y hoy es el ejecutor directo de la cadena Presidenta-Zannini-Rossi, en ese orden.
La prensa oficialista ha denunciado algún sector fuera de control gubernamental en la Secretaría de Inteligencia del Estado. El área que tuvo un incremento sustantivo en el presupuesto del Ejército es la de Inteligencia. En la pelea con la Secretaría, Milani y sus subordinados le pueden resultar útiles al Gobierno, pero por eso se plantea un porvenir oscuro para nuestra sociedad, que ya ha padecido la desmesura de los servicios de Inteligencia.
Mientras todo esto ocurre y en medio de la mayor bonanza económica que le regaló la situación de la economía mundial a la Argentina en los últimos diez años , "el Ejército argentino no está en condiciones de cumplir con la misión principal que la ley le tiene asignada y se encuentra en una situación de desnivel por defecto con las Fuerzas similares de Brasil y Chile". Esto le fue expresado a la ministra Garré por el jefe del Ejército en 2006. Desde entonces, la situación se ha agravado.
Si recordamos los últimos incidentes que protagonizó nuestra Armada (hundimiento de una de sus embarcaciones en puerto, rotura de otra mientras realizaba maniobras en Sudáfrica, un solo avión de combate en la Aviación Naval en condiciones operativas, insuficiencia de días de navegación para un adiestramiento adecuado) podemos concluir que su situación de impotencia es similar a la del Ejército . La situación en la Fuerza Aérea con sus aviones en imposibilidad no ya de entrar en combate, sino de volar, nos presenta el mismo panorama. Por carecer de un avión militar de transporte, los gendarmes que habían sido trasladados a Cerro Dragón fueron retirados de urgencia para evitar actos de indisciplina; como no había avión militar operable, lo hicieron en dos micros por carreteras heladas. Uno de ellos se accidentó y murieron nueve gendarmes.
La misión principal de las Fuerzas Armadas en las democracias modernas es preservar, bajo el control político constitucional, la integridad territorial y ser garantes de última instancia de la libertad de sus habitantes; hoy se ha sumado a esta misión la protección de los recursos naturales. Como misión secundaria, todos los países utilizan a sus fuerzas armadas frente a emergencias y para mitigar las catástrofes. Pero ésa es una misión secundaria.
Con este panorama, la Presidenta ha anunciado su propósito de "refuncionalizar", es decir, colocar a las Fuerzas Armadas al servicio del asistencialismo clientelístico de su facción, y, en otros términos, convertir una misión secundaria de las Fuerzas Armadas en principal. Hasta ahora no se conoce ninguna medida seria, ninguna idea concreta, ninguna asignación presupuestaria adecuada, que tienda a colocar a las Fuerzas Armadas en condiciones de cumplir con lo que era su misión principal. Tampoco están en condiciones de interoperar razonablemente con sus aliados de la Unasur.
Si se pretende cambiar la prioridad de las misiones, si se quiere transformar a las FF.AA. en instrumento del clientelismo del Gobierno, si se pretende confundir subordinación con complicidad, que se discuta el tema en el ámbito parlamentario y no se lo haga en el marco de un monólogo presidencial con el apoyo entusiasta de un subordinado que ha sido recientemente ascendido a la mayor jerarquía del Ejército.
Con Fuerzas Armadas material y espiritualmente impotentes para cumplir con su misión principal, no podremos defender los principios que como Nación hemos sostenido, y habremos perdido nuestra posibilidad de decir que no cuando, como país que pretende honrar a su historia y a sus tradiciones, debiéramos decir que no.
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