Las enseñanzas financieras que deja la pandemia
Las filas de jubilados y personas con planes sociales frente a las sucursales bancarias y también de público general en los locales de cadenas de pago en efectivo en plena cuarentena demuestran la escasa bancarización y educación financiera de Argentina. Al novedoso riesgo sanitario que conlleva, se le suman los problemas que ya acarreaba esta realidad: la inseguridad y los altos costos económicos y medioambientales. Sin embargo, buena parte de la solución está hace tiempo en la palma de la mano de quienes hacen esas filas. Tan esenciales para ayudarnos a transitar la emergencia, una vez más, los grandes aliados para terminar con este problema son los celulares inteligentes.
Nuestros jubilados, a nivel país, están todos bancarizados, pero más del 30% elige cobrar sus haberes de manera presencial. Asimismo, se pagan más de 6 millones de planes sociales, la mayoría a través de los bancos, pero más del 50% no sabe que está bancarizado, o lo que es lo mismo, desconoce los usos de una cuenta o de una tarjeta de débito. Ahora, todos ellos poseen un teléfono celular inteligente y saben usarlo. De hecho, hay más de tres usuarios de estos dispositivos por cada uno con una cuenta bancaria. Es evidente que allí tenemos el instrumento para la inclusión financiera que falta en Argentina.
Quienes trabajamos en bancarización, hemos logrado avances con medidas como las cajas de ahorro gratuitas o la inclusión dentro del sistema financiero de los planes sociales y personas en situación de calle, y de distintos actores económicos, por ejemplo las cooperativas y el comercio. También, con los talleres y jornadas de capacitación; con nuevas sucursales y ATM (cajeros automáticos) en barrios donde no los había. A esto se sumaron desarrollos tecnológicos, como el alias CBU y el Debin para facilitar las transferencias y débitos entre todo tipo de cuentas, las billeteras virtuales y los botones de pago. Todo está al alcance de la gente en sus smartphones, y con una serie de incentivos es probable que logremos que una gran mayoría adopte las más modernas herramientas financieras y aprovechen sus ventajas, más allá de la situación económica o cultural que presente cada uno. Como ocurrió con los ATMs, aquellos que aprendieron a usar un cajero automático, no volvieron al cobro por caja nunca más. De la misma manera hoy, quienes adoptaron las aplicaciones de la banca móvil y las interacciones digitales que permiten realizar todo tipo de operaciones y pagos virtuales, sin necesidad de efectivo ni de movilizarse, nunca más hicieron una fila para pagar impuestos o servicios.
Sin duda, de la mano de la tecnología, la inclusión financiera llegará a todos, y los jóvenes serán sus principales impulsores. Argentina exhibe un escaso 20% de bancarización entre jóvenes de 15 a 25 años, contra un 40% en la región. Tenemos unos 5 millones de estudiantes secundarios y la gran mayoría sabe poco de ahorro, control de gastos, presupuestos y uso de los programas de descuentos y cuotas. Frente a esta situación, el Banco Central creó la Cuenta Joven para chicos de 13 a 17 años, sin necesidad de autorización de los padres. Es totalmente gratuita y para solicitarla sólo se pide DNI. Esto nos demuestra que, de cara al futuro, tenemos una gran oportunidad de mejora si comenzamos a trabajar ahora en la bancarización de estos 5 millones de jóvenes. En poco tiempo tendríamos una generación de ciudadanos educados financieramente, bancarizados de manera totalmente digital, dejando de lado el uso de efectivo, gastando inteligentemente, mejorando su ahorro y controlando sus gastos. Además, del beneficio adicional de que estos jóvenes sean agentes multiplicadores del cambio en aquellos hogares donde padres y abuelos no disponen de estos conocimientos.
Argentina exhibe un escaso 20% de bancarización entre jóvenes de 15 a 25 años, contra un 40% en la región. Tenemos unos 5 millones de estudiantes secundarios y la gran mayoría sabe poco de ahorro, control de gastos, presupuestos y uso de los programas de descuentos y cuotas
La transformación y modernización de los instrumentos financieros y el uso del dinero electrónico de manera extendida por parte de nuestra ciudadanía, nos ayudará en dos aspectos que requiere nuestra economía: bajar la evasión y, a la vez, disminuir la carga impositiva.
Esta es una de las tantas enseñanzas que nos deja la pandemia. Está visto que tenemos los instrumentos, solo se requiere decisión y el compromiso de todos para generar un cambio de hábito, como se logró, por ejemplo, con el pago del transporte público y muchas otras costumbres y métodos que hemos modificado para mejorar el funcionamiento de nuestra sociedad.
Vicepresidente del Banco Ciudad