Las contrariedades de Alberto Fernández
Desde el viernes 20 de marzo, día que comenzamos a vivir en la República Argentina de un modo excepcional e inexplorado hasta el momento, se pueden observar manifestaciones de todo tipo, al respecto del aislamiento social obligatorio que implica reclutarnos en nuestras casas, para aquellos que tenemos casa.
Se escucha y se leen un mundo de sensaciones, muchas veces contradictorias. Muchos se sienten horriblemente encerrados, atrapados en sus hogares, otros se sienten más seguros y resguardados, algunos temen porque estos aislamientos obligatorios, aunque eviten grandes contagios, al mismo tiempo resulten en pérdidas irreparables en sus trabajos. Otros creen que nos enfrentamos a una encrucijada, y por tal motivo no existe un óptimo, así, ya sea por el lado sanitario o económico las gravísimas perdidas se darán.
Al respecto de esto último, el politólogo Andrés Malamud y el economista Eduardo Levy Yeyati explicaron con absoluta claridad, como no estaríamos atravesando precisamente un problema, sino un fenómeno mucho más complejo: un dilema. Así, ambos académicos sostienen que "…un problema tiene una solución, pero un dilema dos – y ninguna es satisfactoria…". De tal modo, los aislamientos implican resguardarnos del virus en cuestión, pero también afirman Malamud y Levy Yeyati muy criteriosamente "los pesos perdidos también son vidas perdidas: la pobreza y la falta de inversión pública también matan".
Frente a esta encrucijada, y ponderando más la salud que la economía, se vinieron decretando diferentes instancias de aislamiento (obligatoria, administrada y, desde el 26 de abril, la denominada segmentación geográfica, que se extenderá por quince días más).
A partir de este nuevo decreto de aislamiento con "ciertos permisos" focalizados en ciertas provincias y localidades con poblaciones inferiores a 500.000 habitantes, el último sábado 25 de abril, el presidente Alberto Fernández expuso los números que indican el estado de situación actual del coronavirus en Argentina. Los datos brindados por el presidente arrojan a nivel nacional al día de los últimos anuncios, un total de 3780 casos confirmados y 186 fallecidos por coronavirus. Al mismo tiempo, el presidente anunció con detalle el incremento de insumos sanitarios conseguidos a lo largo de los aislamientos obligatorio y administrado. Y continúa repitiendo el presidente de los argentinos, como la ayuda a los pequeños y medianos empresarios se efectivizará a la brevedad.
Si en abstracto uno lee estos datos, no puede más que sentirse un súper afortunado de vivir en la República Argentina, en lugar de residir en un país europeo o en Estados Unidos. Sin embargo, sigue siendo todo un enigma como pueden conocerse los registros de personas infectadas en nuestro país, mientras los diferentes niveles de gobierno, nacional, provincial y local, y los diferentes gobiernos provinciales admiten que los test escasean y por lo tanto las mediciones para conocer los portadores del virus también. Mientras tanto algunos datos, no admitidos por la dirigencia política pero testificados por personal de la salud pública, dan cuenta que gran cantidad de centros de salud en toda la nación argentina, no cuentan aún con los insumos más elementales, como barbijos para protegerse mientras se atienden personas infectadas a diario. Se reconoció oficialmente que un 15% del personal sanitario ya se encuentra infectado por coronavirus ¡y en época de cuarentena!, lo cual demuestra sin sesgos y con preocupación, que los insumos sanitarios son insuficientes y que los efectos son gravísimos tanto para el personal de la salud como para los pacientes que requieran atención. Tampoco la dirigencia política articula sus promesas de que los bancos ayuden a las PyMES con la efectiva ayuda, que no se concreta, así las pequeñas y medianas empresas siguen quebrando y el desempleo sigue acrecentándose.
Pocas semanas atrás parecía que el presidente de los argentinos buscaba generar consensos, dialogar con la oposición, enaltecer a las instituciones y velar por nuestra salud, mientras se preocupaba de que los bancos ayuden a que la actividad privada no se desmorone. Y esto sin duda le ha otorgado una enorme legitimidad y aprobación hacia su figura.
Pasados apenas días, aquello que empezó a sorprender con enorme contrariedad, es que mientras un persistente faro ilumina preponderantemente y casi con terror como nos invade un virus silencioso, desde las sombras salen de prisión exfuncionarios del gobierno kirchnerista, con concretas causas abiertas, o como la hija de la actual vicepresidenta involucrada en dos causas de graves dimensiones (Los Sauces y Hotesur) vuelve al país en el momento exacto en que la Justicia se encuentra casi inactiva, o como las pequeñas y medianas empresas siguen sin recibir ayuda alguna, o como el personal de la salud sigue manifestando desesperadamente, a través de videos en tiempo real, las condiciones deplorables bajo las cuales trabaja y se contagia.
¿Quién es Alberto Fernández? Esta pregunta merece una respuesta genuina, para aquellos que lo votaron y que no lo votaron, porque Alberto Fernández es el presidente de todos los argentinos.
Sandra Choroszczucha Politóloga y Profesora (UBA)