La vida de nuestros hijos está en juego
Hace unos días leía en la nacion una excelente nota del lúcido expresidente de Uruguay Julio María Sanguinetti, en la que aportaba valiosa información sobre los efectos y daños provocados por el consumo de la marihuana. Desde Oprenar venimos señalando desde hace mucho tiempo que en nuestro país la banalización y naturalización del consumo han llevado a una alarmante disminución en la percepción del riesgo asociado a la marihuana, con el consecuente dramático aumento del consumo.
En esta época de vacaciones, que siempre nos invita no solo al descanso sino también a la diversión y a la fiesta, es bueno reconocer que esta riesgosa tolerancia social entraña no pocos peligros para nuestros jóvenes y adolescentes. Y el principal problema sigue siendo que no actuamos sobre la demanda. Hay evidentes avances en la lucha contra el narcotráfico, pero en la educación para la prevención de adicciones y en la creación de un contexto social favorable estamos en falta.
Cualquier estadística disponible refleja con claridad un aumento del consumo de alcohol y de drogas, en particular de marihuana. Esto lo sabemos. Lo sabe la sociedad toda: los padres, los maestros, los funcionarios. Todos. Sin embargo, el consumo sigue subiendo y los episodios vinculados, también. A veces son dramáticos, cuestan vidas de chicos jóvenes que tenían todo un futuro por delante. Esto nos conmueve por un rato, pero la reacción de pesar es solo momentánea. No implementamos soluciones de fondo para encarar el problema.
En el consumo de drogas hay tres factores determinantes: sustancia, contexto y persona. En nuestro país vemos que hay mucha dedicación a la sustancia, esto es, combatir la oferta, y obviamente eso está muy bien. Pero ya se ha dicho que con la "guerra a las drogas" solamente no será posible disminuir el consumo. La clave está en actuar sobre la demanda, esto es, sobre el contexto y la persona.
"La droga no es como un rayo luminoso que cae en una noche luminosa y estrellada, es como un rayo que cae en una noche tormentosa", se dijo en el Congreso Solidarios por la Vida que presidió el papa San Juan Pablo II. Debemos entonces crear condiciones para evitar "la noche tormentosa".
El problema tiene alcance mundial y las Naciones Unidas han dedicado una Asamblea General (Ungass 2016) para tratar el tema y lo han asociado a los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODS 2030),que promueven condiciones de vida socialmente inclusivas. La conclusión es que el contexto es esencial en la prevención del consumo de sustancias. Es imprescindible y urgente mejorar el contexto social para que nuestros chicos tengan condiciones de vida dignas que los alejen de la esclavitud de las drogas.
Debemos transformar el problema del consumo en una causa nacional y que en cada escuela del país se trabaje diariamente este tema. Desarrollar el "modelo argentino" como hizo Islandia, por ejemplo, a través de su programa Juventud en Islandia, para que el programa se diseñe teniendo en cuenta los rasgos culturales de las distintas regiones de nuestro país.
La ley 26.586, que crea el Programa Nacional de Educación y Prevención sobre las Adicciones y el Consumo Indebido de Drogas, constituye un excelente instrumento para implementar este modelo.
La vida de nuestros chicos está en juego. No perdamos más tiempo y abracemos esta causa nacional a través de acciones concretas cada día.
Miembro del Observatorio de Prevención del Narcotráfico