La vida de los otros
La vida de los otros , de von Donnersmarck, es una obra maestra del cine alemán. Es una película de apariencia política, pero cuya verdadera historia transcurre de manera subterránea. Wiesler es un oficial de la Stasi, la policía secreta del régimen comunista, que debe espiar al escritor Dreyman. En este espionaje su vida se transforma por completo. Lo que se observa es una suerte de síndrome de Estocolmo al revés. El que vigila y controla la vida ajena se ve súbitamente identificado con la vida del controlado. La vigilancia política la ejerce Wiesler, el poder transformador y humano lo ejerce el escritor, sin siquiera soñarlo. Pero es la estética contenida lo que da a la película su belleza extrema y su forma conmovedora. No hay en ella estridencia alguna: hasta la violencia que ejerce la Stasi es de orden extorsivo y psicológico, no física.
La película ocurre casi exclusivamente en el interior de Wiesler. Uno asiste a la lenta navegación de un hombre entre sus dos orillas. Porque es también la historia de alguien que ejerce un control férreo sobre sí, cosa que torna prodigiosa su liberación. Cuando Dreyman toca en el piano la "Sonata para un hombre bueno", dice: "Es imposible que las personas que oigan esta música no sean buenas". Wiesler escucha desde el otro lado del micrófono, su rostro impasible muestra apenas un leve signo, pero uno comienza a sentir cómo la música transfigura su crueldad. Y también la poesía, porque Wiesler sustrae de la casa de Dreyman un libro de Brecht, del cual lee un poema que es la única pincelada de color en esa Berlín absolutamente gris.
No se cruzan los dos protagonistas, pero entre ellos se establece un lazo profundo. Uno de los momentos culminantes de la película es hacia el final, cuando Dreyman sigue en taxi a Wiesler. El impulso es que bajará de él y le agradecerá por haberle salvado la vida. Pero algo preciso lo detiene. Y de esa inminencia retenida brota el libro con el cual le agradecerá. Si hubiera agradecido en forma directa, la energía creadora hubiera quedado disipada. Tal vez siente que si la transformación de Wiesler se ha producido a la distancia, si su salvación del régimen se ha dado a la distancia, también su agradecimiento habrá de ser ofrecido a la distancia. Porque es a la distancia como ha salvado su vida, y es a la distancia como salva también Wiesler los retazos de su vida interior.
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