La Unesco pondera el rol docente, ¿la Argentina también?
En 2015 la comunidad educativa global tuvo su Foro Mundial en la ciudad de Inchenon, Corea del Sur. Bajo la coordinación y liderazgo de la Unesco, se trabajaron sobre las prioridades para una agenda educativa común dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en el marco de la Agenda 2030, es decir, para los 15 años siguientes de aquella reunión.
El objetivo central de aquel entonces pasó por “garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida de las personas”. El detalle, sin embargo, radica en el cómo plantearon lograr ese objetivo: con un reconocimiento unánime hacia el rol de los docentes para una enseñanza eficaz.
Dice expresamente una síntesis del encuentro que los asistentes se comprometieron a “asegurar que los docentes y educadores estén empoderados, adecuadamente contratados, bien formados, profesionalmente capacitados, motivados y apoyados por sistemas con recursos eficientes y bien gobernados”.
Ahora bien, ¿qué nos quieren decir con esto? Es importante analizar en tres partes esta contundente definición.
En primer lugar, nos hablan de la necesidad de “docentes empoderados”. La fortaleza, seguridad y garantías que debe tener un educador en la Argentina son aspectos que debemos recuperar, y volver a otorgarle autoridad es lo primero para ello. El norte está claro en este rumbo.
Lo segundo que parece fundamental es aún más explícito: “los docentes necesitan estar adecuadamente contratados”. Sin dudas que esto debe incluir dos aristas: buenos salarios y condiciones laborales dignas. Cuando se lucha por estos dos aspectos la política nacional debe entender que tienen por objetivo defender el valor del docente y no otra cosa. Todo reclamo en esta línea debe comprenderse como la defensa del docente y debe hacerse en tal sentido. Cualquier objetivo que se desvié de ello es desacertado.
El tercer y último punto nos expone a una realidad opuesta a lo que sucede en nuestro país. Nos dicen desde el Foro que “los docentes deben estar capacitados, motivados y apoyados por sistemas con recursos y bien gobernados”. Que la situación educativa es catastrófica no es novedad. Sin embargo, aun queda esperanza de poder salir a flote: capacitar y motivar a los docentes es una función que debe reunir a tres actores. El Estado con sus recursos y buena gobernanza, los sindicatos como representantes de la masa de docentes y trabajadores de la educación, y los propios docentes como protagonistas de este trabajo. Solo la interacción entre los tres logrará este objetivo particular.
Empoderar a los docentes, garantizar que estén adecuadamente contratados, capacitarlos y motivarlos con recursos y bien gobernados podrían ser los ejes troncales de cualquier sindicato docente de Argentina. Sin embargo, la centralidad de la Unesco es superior a un caso particular y nos marca el desafío que la política debe concebir para el año 2030 en materia educativa.
Las reformas serán bienvenidas en la medida que se respete y consiga la más importante de todas, que pasa por la reivindicación de los docentes, como lo hacen las Naciones Unidas. Ya pasaron 8 años del Foro y nos quedan 7 por delante para llegar a 2030. Sin embargo, hoy en día la Argentina parece estar muy lejos de acercarse a lo planteado en Corea del Sur. ¿Será que este cambio empezará a producirse a partir del nuevo gobierno?
Secretario general del Sindicato de Educadores Argentinos (Seduca)