“La sustancia” y el peligro de una carrera imposible hacia la juventud eterna
El cine siempre ha sido un espejo de nuestras obsesiones, y pocas han sido tan universales como la lucha contra el envejecimiento. La película de Netflix “La sustancia”, protagonizada por Demi Moore, vuelve a poner en escena el mismo debate que hace tres décadas proponía “La muerte les sienta bien” (con Meryl Streep y Goldie Hawn): el culto a la eterna juventud y los excesos en la medicina estética. Una vez más, se reabre la polémica por los “nuevos rostros” de Hollywood, la idealización de los modelos a seguir y el peligro de abusar de cirugías y tratamientos para parecerse a los famosos.
El culto a la juventud
En “La muerte les sienta bien”, la eterna juventud se convierte literalmente en una maldición. El elixir de la inmortalidad promete belleza constante, pero a un alto costo: el deterioro del cuerpo y de las relaciones humanas. Aquí se utilizan como recursos el absurdo y el humor para cuestionar los extremos a los que llegamos por aferrarnos a una imagen idealizada de nosotros mismos.
Por su parte, “La sustancia” es un thriller de ciencia ficción en el que se explora una sustancia milagrosa que promete revertir los signos del envejecimiento. La película adopta un tono más oscuro y filosófico, reflexionando sobre cómo esta obsesión impacta nuestra identidad y humanidad. A diferencia de la comedia de los 90′ s, subraya el vacío emocional y existencial que acompaña a quienes sacrifican su autenticidad por un ideal superficial.
Hollywood y los nuevos rostros
En los últimos años, el fenómeno de los “nuevos rostros” en Hollywood ha generado intensos debates. Actores, actrices y cantantes de renombre lucen transformaciones tan drásticas que, en algunos casos, parecen imposibles. Procedimientos como el bótox, los rellenos faciales y las cirugías plásticas han dejado de ser herramientas sutiles para convertirse en intervenciones visibles, que muchas veces borran las huellas de la expresividad natural.
Mientras algunos defienden el derecho a modificar la apariencia como una forma de empoderamiento, otros critican el impacto negativo de estos estándares irreales en la sociedad. La industria del entretenimiento, que debería celebrar la diversidad y la autenticidad, a menudo perpetúa una imagen de perfección artificial que resulta inalcanzable para la mayoría.
Medicina estética: herramienta o trampa
La medicina estética, cuando se practica con ética y profesionalismo, puede ser una poderosa herramienta para mejorar la autoestima y la calidad de vida. Sin embargo, las películas en cuestión nos recuerdan los peligros de convertir esta práctica en una carrera sin fin hacia un ideal inalcanzable. El abuso de estos tratamientos no solo distorsiona la percepción de belleza sino también puede llevar a una desconexión total con nuestra esencia.
Creo que es fundamental promover un enfoque más consciente y saludable hacia estos procedimientos. La verdadera belleza no radica en borrar cada línea de expresión o congelar el paso del tiempo, sino en realzar las características únicas que nos hacen quienes somos y en acompañar el proceso de envejecimiento priorizando la salud integral de nuestros cuerpos.
“La sustancia” y “La muerte les sienta bien” no son solo simples películas, son espejos críticos de una sociedad obsesionada con desafiar las leyes del tiempo. En una era donde los tratamientos estéticos son más accesibles que nunca, debemos preguntarnos: ¿hasta qué punto estamos dispuestos a sacrificar nuestra autenticidad por un ideal de perfección?
En lugar de perseguir una juventud eterna, quizá sea momento de redefinir lo que significa envejecer saludablemente y celebrar la belleza de cada etapa de la vida.
Dermatóloga y epecialista en Medicina Estética