La Reserva Federal de EE.UU. confía en superar el brote inflacionario
El martes Jerome Powell -presidente de la Reserva Federal de EE UU (Fed)- presentó, ante el Congreso del país del norte, el Reporte Semestral acerca de la “Situación Económica y Financiera” de dicho país.
En primera instancia, se refirió al “ataque” (sic) de Rusia sobre Ucrania, señalando el tremendo daño humanitario que dicha invasión estaba provocando en la población de Ucrania. Asimismo, no dejó de mencionar la incertidumbre que el avance del ejército moscovita estaba generando en los mercados financieros y en la eventual disrupción de la oferta de commodities provenientes de los países en conflicto, especialmente energéticas, agrícolas y de minerales; provocando volatilidades y fuertes aumentos de precios, con el consecuente incremento de las presiones inflacionarias.
Respecto a la actual situación económica, se explayó claramente sobre la visión positiva que al respecto tiene la entidad. En efecto, en 2021 el nivel de actividad (PBI) se incrementó un 5,2%, mientras que en sus últimas proyecciones de diciembre pasado se ha pronosticado un crecimiento del 4% para el corriente año.
Por su parte, el mercado laboral se ha recuperado fuertemente, habiéndose generado en 2021 un incremento neto de 7 millones de puestos de trabajo; lo cual ha llevado la tasa de desempleo al actual 4%, compatible con el escenario de pleno empleo de la Fed. A la fecha, la demanda laboral se mantiene “fuerte” llevando –incluso- a producir cuellos de botella en algunos sectores; con el consecuente aumento de salarios a un ritmo mayor que en los últimos años.
Sin embargo, a la fecha, la mayor preocupación de la autoridad monetaria reside en el actual nivel de inflación del 7,5% anual registrado en enero último; muy por encima del objetivo del 2% fijado por la entidad. De acuerdo a Powell, este altísimo guarismo para los estándares de EE.UU. se ha debido principalmente a: desfasajes temporales aún vigentes entre oferta y demanda característicos de las salidas de crisis recesivas; aumentos en los precios de los commodities, recuperación de los salarios y políticas monetarias de estímulo (sin las cuales, cabe aclarar, no se hubieran podido sortear tan rápidamente los impactos negativos de la pandemia).
Dada la necesidad de atacar ya mismo las actuales presiones inflacionarias – so pena que se desborden- la Fed ha anunciado un endurecimiento de su política monetaria; esto es: suba de la tasa de referencia y retiro gradual del exceso de la liquidez inyectado durante la pandemia. A este respecto, en nuestro escenario base – sin considerar por el momento los impactos de mediano plazo de la invasión de Rusia- estimamos que, a partir de marzo, la Reserva Federal dará lugar en 2022 a 6 subas de su tasa de referencia; llevándola, hacia fines de año, del actual nivel de 0,0 %/0,25% a 1,25%/1,50%. Asimismo, pronosticamos un retiro gradual del excedente de liquidez, comenzando en algún momento del segundo semestre. De cumplirse estas hipótesis, la Fed entiende que podría reducirse el actual nivel de inflación del 7,5% a un guarismo del orden del 2,5%/3.0 % para fin de año, sin deteriorar mayormente sus expectativas de crecimiento. Cumpliendo, de esta manera, con su doble mandato de estabilidad de precios y pleno empleo. Asimismo, pronostica niveles de inflación decrecientes del 2,3%y 2,1% para 2023 y 2024, respectivamente, manteniendo así su meta del 2% para el largo plazo. A posterori de su presentación, y para que no quedaran dudas de la posición de la entidad que preside, afirmó que -llegado el caso- “se utilizarían todas las herramientas monetarias necesarias para reducir la inflación ya que, sin estabilidad de precios, no es posible lograr un crecimiento sostenido en el mediano y largo plazo”
En síntesis. La entidad considera que, endureciendo su política monetaria, logrará reducir la inflación manteniendo -al mismo tiempo- el equilibrio necesario con lograr el nivel de crecimiento pronosticado del 4%. Sin embargo, el conflicto ruso-ucraniano podría modificar este escenario. En efecto, de no aliviarse la suba de precios de las commodities por disrupción de sus respectivas ofertas, las presiones inflacionarias -al igual que las volatilidades financieras- serían cada vez mayores. Si este fuera el caso, no sólo EE UU sino el resto de los países desarrollados deberán endurecer aún más sus políticas monetarias, acelerando la suba de tasas y la absorción de liquidez; con todas las consecuencias negativas que ello acarrearía sobre el nivel de actividad global y las volatilidades de los mercados financieros.
Un comentario final. Cuánto más se agrave el conflicto y mayor sea su duración, mayores serán las consecuencias negativas mencionadas.