La Repregunta. Vladimir Rouvinski: “Rusia usa a América Latina como escenario del espectáculo político para mostrarse como gran potencia”
El académico ruso-colombiano asegura que el verdadero competidor de Rusia en la región es China, aunque las élites rusas sigan concentradas en la confrontación con EE.UU., y apelen a la construcción de un orden internacional alternativo
“Las élites rusas todavía piensan que América Latina sigue siendo una prioridad para los Estados Unidos”, plantea y agrega: “Es un error de las élites rusas”. “Rusia piensa que ofrece una alternativa al dominio estadounidense sobre la política de los países latinoamericanos”, desarrolla. “Rusia quiere usar a América Latina como un escenario del espectáculo político, sobre todo para la opinión pública rusa, para demostrar que Rusia está de vuelta como gran potencia y que puede incluso tener influencia en zonas tan lejanas como América Latina. Los medios rusos están utilizando a América Latina como un espectáculo político”, señala. “Desde la perspectiva del gobierno de Vladimir Putin, la Rusia contemporánea tiene una idea que se vende en todo lugar. Es la idea de crear un nuevo orden internacional alternativo al orden internacional existente liderado por las potencias occidentales, por los EE.UU.”, analiza “China es el rival de Rusia más importante en América Latina. A Rusia le faltan recursos”, explica. “Putin confía en las personas, no en las instituciones ni en los países”, describe. “Muchos latinoamericanos perciben a la Rusia de hoy como la Unión Soviética 2.0″, analiza. “El comercio de armas tiene un lugar central para Rusia en América Latina, más que el de energía y commodities”, sostiene.
El especialista en los vínculos entre Rusia y América Latina, Vladimir Rouvinski, estuvo en La Repregunta. Rouvinski es un académico ruso-colombiano con doctorado en Cooperación y Desarrollo Internacional de la Universidad de Hiroshima. Es licenciado en Historia y Relaciones Internacionales por la Universidad Irkutsk de Rusia.
La semana pasada estuvo en Argentina en un encuentro internacional sobre las relaciones entre Argentina y América Latina organizado por Transparencia Electoral.
Rouvinski es también director del Laboratorio de Política y Relaciones Internacionales de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad ICESI de Colombia.
Aquí, la entrevista completa.
-¿Cuáles son los hitos históricos de esta influencia de Rusia en América Latina, que en la Argentina genera polémicas por momentos?
-Es precisamente con la llegada al poder de Vladimir Putin en el comienzo del año 2000 cuando se puede observar el nuevo interés que tiene Rusia hacia América Latina y el Caribe. Ese interés tiene que ver en buena parte con el aumento de las tensiones entre Rusia y Occidente. Es lo que el gobierno de Vladimir Putin comienza a percibir como acciones agresivas no amigables por parte de los Estados Unidos en los países cercanos al territorio ruso, es decir, en las ex repúblicas de la Unión Soviética como, por ejemplo, Ucrania.
“Desde la perspectiva del gobierno de Vladimir Putin, la Rusia contemporánea tiene una idea que se vende en todo lugar. Es la idea de crear un nuevo orden internacional alternativo al orden internacional existente liderado por las potencias occidentales, por los EE.UU.”
América Latina, entre Rusia y Estados Unidos
-Es lo que se llama “exterior cercano”.
-Claramente. Desde hace muchos años, se usa “exterior cercano” para denominar los territorios de la ex Unión Soviética que tienen todavía vínculos muy significativos con Rusia, con una población rusa que se quedó en esos países después de la caída de la Unión Soviética. Desde esta misma perspectiva, América Latina es el “exterior lejano”. Lo que las élites rusas todavía piensan de América Latina es que esta parte del mundo occidental sigue siendo una prioridad para los Estados Unidos. Están utilizando una lógica de la reciprocidad. Si Rusia percibe que EE.UU. hace algo que va contra los intereses de Moscú en países como Ucrania, Rusia decide aumentar su influencia y su presencia en América Latina precisamente para llevar a cabo acciones que le puedan disgustar a Washington.
-Reciprocidad o revancha, podríamos llamarlo también. Está claro que cuando Rusia influye en su exterior cercano es avanzando con una invasión como la de Crimea o como la invasión a los territorios ucranianos del Dombás, primero. EE.UU. no tiene ese tipo de influencia en América Latina. ¿Es una lectura muy sesgada la lectura que hace el Kremlin del modo en que América Latina se alinea o no con EE.UU.?
-De alguna manera es un error de las élites rusas que piensan que América Latina todavía es una prioridad para los EE.UU. y que los EE.UU. tienen demasiada influencia en esta parte del mundo. En las últimas décadas, la influencia de EEUU ha disminuido. La visión de las élites rusas es una visión muy conservadora. Además, a partir de algunos de los escenarios en América Latina, como el caso de Venezuela, Rusia jugó un papel muy importante y fue uno de los actores que logró salvar el régimen de Nicolás Maduro en algunas situaciones muy críticas. Para ellos, eso fue evidencia de que a Washington, a las élites y al gobierno de EE.UU. les interesa América Latina porque, como consecuencia de la incidencia rusa en Venezuela, a EE.UU. le tocaba buscar una negociación directa con el gobierno ruso para hablar específicamente sobre el tema de Venezuela. De aquí que Rusia sigue convencida de que hay muchas dimensiones de interdependencia de América Latina con EE.UU.
-Casi retomando esa vieja idea de América Latina como el “patio trasero” de EE.UU., me interesa particularmente entender cuál es la presencia concreta y efectiva de Rusia en esta región y qué tipo de presencia. ¿Se vincula sobre todo con democracias de baja intensidad, autocracias o regímenes no democráticos como el que está señalando de Venezuela y Cuba?
-Rusia tiene presencia en toda América Latina. A diferencia de la Unión Soviética, Rusia tiene hoy en día relaciones diplomáticas con todos los países de América Latina. La Unión Soviética no estaba ni cerca de eso.
América Latina, medios rusos y la puesta en escena de la supuesta grandeza rusa
-Antes de la caída del Muro de Berlín, ¿con cuáles países tenía relación, además de Cuba?
-También con la Argentina o con Brasil, pero no tenía embajada en muchos países de América Central. Allí no tenía presencia. Hoy tiene relaciones con todos y esto es muy importante para Rusia porque le permite a las autoridades rusas tener un conocimiento muy aceitado acerca de los procesos tanto políticos como económicos y de otra naturaleza que se dan en América Latina. Les permite hacer ajustes necesarios a sus políticas. Las estrategias rusas dependen en buena medida de con qué tipo de régimen político se relacionan. Con Venezuela, con Nicaragua, con Cuba tienen relaciones de confianza mutua. Los gobernantes de esos países tienen muy claro qué es lo que quiere Rusia en América Latina y las autoridades rusas también entienden muy bien qué es lo que ellos están buscando en esas relaciones.
-¿Qué quiere Rusia? ¿Qué creen esos países que Rusia quiere?
-Están convencidos con razón de que lo que busca Rusia es usar a América Latina como un escenario del espectáculo político sobre todo para la opinión pública rusa, para demostrar que Rusia está de vuelta como gran potencia, que puede incluso tener influencia en las zonas tan lejanas como América Latina. Desde la perspectiva de los tomadores de decisiones rusos, América Latina se presta muy bien para este espectáculo político porque los rusos conocen América Latina pero este conocimiento no es muy acertado. Ese conocimiento tiene que mucho ver con el legado de los tiempos de la Unión Soviética, con Cuba por ejemplo. La idea es que la Unión Soviética era una gran potencia y Rusia vuelve a ser algo muy parecido a lo que había sido la Unión Soviética.
-¿La influencia de la televisión estatal rusa con el canal Russia Today (RT) y su llegada en español a América Latina fue un momento clave de esa estrategia de construir un escenario televisivo?
-Sí. Los medios de televisión rusos están utilizando bastante América Latina como un espectáculo político. Hay muchas visitas que hacen los políticos rusos a América Latina.
-Como una especie de Truman Show, un set ideal montado para influir en la política doméstica rusa, para la opinión pública rusa.
-Sí, es muy parecido. Utilizan ese tipo de reuniones oficiales con políticos de América Latina como una evidencia de que Rusia está de vuelta como una gran potencia. Los medios de comunicación rusos tenían y todavía tienen mucho éxito en esta región. Lo que hacen los medios rusos en español es algo diferente en comparación con lo que hacen los medios de comunicación rusos para el público ruso, para el auditorio doméstico.
-¿Por dónde pasa esa diferencia?
-La diferencia está dada en que aquí entra la lógica de reciprocidad. Los programas de RT Actualidad (NdelE: el canal en español de RT) o los que hace Sputnik Mundo (NdelE: agencia de noticias rusa en español) es, precisamente, criticar la democracia como forma de gobierno. Explican la crisis en Venezuela con comparaciones con la Revolución de la Dignidad en Ucrania, cuando comienzan realmente todos los problemas que Rusia tiene ahora con Ucrania. El mensaje de esos medios rusos es que detrás de la Revolución de la Dignidad estuvo Washington, que no fue ninguna protesta espontánea, que la gente salió a la calle porque ya no pudo soportar las condiciones de vida pero que fue orquestado por Estados Unidos.
-¿En esa mirada del Kremlin sobre el mundo hay siempre una perspectiva conspirativa, de un poder que manipula los hilos de la realidad?
-Sí. En este contexto es blanco y negro. Los medios rusos en español siguen manipulando la opinión pública, polarizando hasta donde pueden. Presentan todas las acciones que no están de acuerdo con la línea de Moscú como decisiones agresivas y dañinas.
-La decisión de Twitter, a partir de la invasión a Ucrania, de dejar asentado en la biografía de los usuarios la pertenencia a un medio estatal ruo desbarata un poco la potencia de esa intervención en la conversación pública. Dejó en evidencia que hay una voluntad del Estado ruso de asentar una versión de los hechos. ¿Eso no lo tuvieron en cuenta?
-Creo que es un poco tarde incluso.
-¿Para los rusos o para el mundo?
-Para el mundo. Porque los medios rusos entraron hace más de 10 años a América Latina y tienen construido un auditorio muy fiel. Podemos poner restricciones al acceso a estos medios, y sin embargo es muy difícil que esos seguidores dejen el acceso por completo. Es un poco tarde. Son medidas necesarias, pero los medios rusos ya tienen un alcance muy significativo. Lo único que se podría hacer es aumentar la alternativa de medios de comunicación responsables que pueden realmente abordar los temas de manera mucho más objetiva que los medios de comunicación rusos.
“Muchos latinoamericanos perciben a la Rusia de hoy como la Unión Soviética 2.0″
América Latina, entre Rusia y China
-Más allá del interés por construir un relato, ¿hay otros intereses económicos y comerciales por parte de Rusia al modo en que China se va expandiendo con ese soft power para establecer vínculos de intercambio? ¿Rusia tiene algún objetivo de ese tipo?
-Existen claramente intereses económicos. El comercio que ahora tiene Rusia con América Latina es mucho más significativo que el que tuvo la Unión Soviética en su mejor momento. Estamos hablando de alrededor de 17 o 18 mil millones de dólares de intercambio para Rusia. Los socios más importantes de Rusia son Brasil y México. También la Argentina es importante. Esto no quiere decir que América Latina sea el socio más importante de Rusia. Sin embargo, en algunos sectores, hay grupos de influencia dentro del gobierno ruso que están aprovechando estos vínculos. A largo plazo, hay un interés que sí tiene Rusia y es en el sector energético porque las inversiones que hicieron en Venezuela son muy significativas. A pesar de que a la empresa Rosneft (NdelE: empresa de petróleo rusa) le tocaba abandonar Venezuela a partir de la reducción de las sanciones por parte de EE.UU., algunas de sus propiedades todavía están en Venezuela.
-El interés en Venezuela es por el petróleo.
-Petróleo pero también sector energético. La energía nuclear, por ejemplo. Con el crecimiento económico de América Latina, va a haber un déficit de los recursos energéticos y los rusos están pensando a largo plazo.
-Durante el último tramo de la presidencia de la expresidenta Cristina Fernández, entre 2007 y 2015, Argentina avanzó con acuerdos con China y con Venezuela. Con Rusia inició negociaciones pero no logró concretar acuerdos. ¿A qué se debe esa mayor dificultad?
-En primer lugar, se debe a la falta de recursos suficientemente amplios de Rusia para poder apoyar su estrategia en América Latina. Rusia tiene muchísimos menos recursos. Rusia no es China. Es interesante que en la segunda mitad de la década del `90, las empresas rusas comienzan a tratar de abrir el mercado latinoamericano, tienen algunos éxitos, llegan a firmar algunos contratos, pero llega China. Entonces ya no puede competir con China. El rival más importante para Rusia en muchos sectores es China.
-Mencionó el caso del petróleo y la energía en general. ¿Hay algún interés por parte de Rusia en el sector de commodities en América Latina?
-Sí. Es una pregunta muy interesante porque cuando ocurre la primera crisis en Ucrania, en 2014, y Occidente introduce las primeras sanciones contra Rusia en varios sectores, también afectan la producción agrícola. Por primera vez hay muchas conversaciones tanto en América Latina como en Rusia sobre la posibilidad de que los países latinoamericanos puedan reemplazar, por ejemplo, a los países europeos como los países que venden la producción agrícola. En ese entonces no hubo tantos cambios aunque hoy en día, si uno va a las tiendas rusas, puede encontrar productos que vienen de América Latina. Pero ahora hay posibilidades de una nueva oportunidad para algunos sectores para poder aprovechar esta nueva coyuntura. En este sentido, hay que ver cómo va a desarrollarse el tema de las sanciones: qué tan duros van a ser los EE.UU., si van a plantearle a los países latinoamericanos que lo piensen bien a la hora de hacer negocios con Rusia. Porque en comparación con 2014, ahora sí pueden surgir nuevas oportunidades.
Los aliados de Rusia en América Latina y el ideal político de las élites rusas
-Usted plantea que Rusia hoy mantiene relaciones con todos los países de América Latina pero el tipo de relación depende de cada país. ¿Se podría trazar esta distinción según el tipo de régimen político? Es decir, cuando se trata de democracias de baja intensidad o regímenes autocráticos o dictaduras, ¿Rusia se siente más cómoda? ¿El Kremlin tiene una idea mejor formada de lo que representan? Y, por el contrario, con países como Chile y aún con un giro a la izquierda como el que representa la llegada a la presidencia de Gabriel Boric, por esa tradición política distinta de Chile en sus últimas décadas de democracia no lograría afianzar una relación mayor?
-Desde la perspectiva del gobierno de Vladimir Putin, la Rusia contemporánea tiene una idea que se vende en todo lugar. Es la idea de crear un nuevo orden internacional, alternativo al orden internacional existente liderado por las potencias occidentales, por los EE.UU. Están muy convencidos de que esta posibilidad de crear nuevas reglas de juego es muy atractiva para los países latinoamericanos, precisamente. Ofrece una alternativa a lo que los rusos piensan que es un dominio estadounidense sobre las políticas de los países latinoamericanos. Los rusos están dando un discurso muy similar en países como Chile, Argentina, Cuba o Venezuela. Es un valor universal que las élites rusas están muy convencidas de que es muy atractivo para los países latinoamericanos desde su perspectiva de que América Latina es un “patio trasero” de EE.UU.
-Hay una crítica que se le suele hacer a las izquierdas en América Latina y en la Argentina también: que no definen a Cuba como una dictadura sino como un país igualitario a partir de un análisis que pasa siempre por una triangulación con EE.UU., el gran enemigo, en la medida en que el régimen cubano se opone a EE.UU. ¿A Rusia y a Putin les pasa algo de eso mismo? Es decir, ¿miran a América Latina pensando más en su confrontación con EE.UU. que entendiendo la realidad de la región? ¿Cómo se forma en Rusia esa idea de América Latina? ¿Hay think tanks, diplomáticos, nombres claves que piensan?
-Esta es una de las preguntas clave para poder entender la estrategia de Rusia respecto de América Latina. En Rusia, la comunidad de latinoamericanistas que trabajamos la perspectiva de Rusia respecto de los temas de América Latina tiene por ejemplo el Instituto de América Latina que pertenece a la Academia de Ciencias. Es un instituto con gran tradición de investigación acerca de América Latina, con excelentes profesionales. También en la Universidad Estatal de Moscú y en algunas otras universidades en Rusia hay un campo de estudio de América Latina. El problema es que el conocimiento que se produce no es demandado por parte de los tomadores de decisiones en Rusia. Por ejemplo, el ministerio de Relaciones Exteriores ruso sí tiene contactos y conocimiento de este instituto pero los tomadores de decisiones no necesariamente lo aprovechan: tienen que jugar la lógica que rige las acciones de Rusia no solamente en América Latina sino en muchos otros lugares. Es la lógica de Vladimir Putin y de las élites rusas que realmente piensan en estos términos de blanco y negro.
-¿Cuánto influye el carácter carismático de la figura de Putin, esta personalidad política que es la representación de la suma del poder de esa nación, en la manera de concebir a América Latina, que también tiene algo de territorio de líderes populistas carismáticos? ¿A partir de esa matriz de interpretación se establece un vínculo más directo con Putin?
-Estoy totalmente de acuerdo con esa observación. Para Vladimir Putin, la importancia de los vínculos a nivel personal es excepcional. Confía en las personas, no en las instituciones, no en los países. Es una de las explicaciones de porqué Valdimir Putin rechaza la idea de la democracia. Porque está acostumbrado a ver las mismas personas en el poder durante muchos años. Cuando alguien pierde elecciones, para Putin es muy difícil empezar a construir nuevas relaciones.
-Desde la perspectiva de Putin, es una pérdida de capital social y político.
-Exactamente. Las relaciones de confianza son muy importantes incluso cuando no comparten sus ideas, como la excanciller de Alemania, (Angela) Merkel. A pesar de eso, Putin podía hablar y negociar con ella.
-Porque estuvo muchos años en el poder, aunque era una líder democrática: la duración en el poder es clave para esos vínculos. En parte de América Latina también, sobre todo la llamada “Patria Grande”, esos países alineados detrás de ideas populistas de izquierda como Venezuela, la Argentina en los momentos kirchneristas, Bolivia, Nicaragua, el Ecuador de Rafael Correa, hay una concepción de la Rusia actual, que en realidad es un capitalismo de amigos, como una continuidad de las ideas comunistas de la Unión Soviética. ¿Ese gran equívoco también lleva a concebir estos puentes conceptuales entre Rusia y la región?
-Hoy, muchos latinoamericanos perciben a Rusia como la Unión Soviética versión 2.0. Hay muy pocas personas conscientes de la naturaleza del régimen político ruso y Rusia hace todos los esfuerzos para dejar una impresión equivocada: les conviene esta imagen de Rusia como una nueva Unión Soviética entre los latinoamericanos porque les permite aprovechar un legado que existe en una buena parte de las sociedades latinoamericanas.
“El comercio de armas tiene un lugar central para Rusia en América Latina, más que el de energía y commodities”
Rusia y el negocio de las armas en América Latina
-Hablamos de ideas pero también de comercio. Dentro de esos intercambios comerciales, ¿el comercio de armas tiene un lugar central para Rusia en América Latina?
-Sí, sin dudas.
-¿Más que el de energía o de commodities?
-Diría que incluso mucho más. Vamos a publicar un libro con 16 capítulos acerca de las relaciones de Rusia con América Latina después de la guerra fría y el capítulo más extenso es sobre el comercio de armas de Rusia en América Latina. Prácticamente cada país latinoamericano tiene que ver con este negocio de las armas. Rusia está usando el negocio de las armas para tener ganancias en el sector militar ruso. Ahora las élites rusas pertenecen a ese sector. Sabemos muy bien que cualquier negocio de armas crea un vínculo de dependencia muy difícil de romper porque se trata de las cuestiones de la seguridad de cada estado. Rusia está apuntando mucho a eso. En un año llegaron a superar incluso a los EE.UU. por la cantidad de armas vendidas.
-¿Cuáles son los países con los que más comercio hay en ese sentido?
-Obviamente Venezuela. Nicaragua y Cuba pero también Colombia, un caso muy atípico, donde una buena parte de los helicópteros de la policía colombiana son producidos por Rusia. También en Perú, en la Argentina, Brasil y algunos otros países que compran armamento ruso.
Putin, capitalismo de amigos y la confianza personal como valor
“Rusia piensa que ofrece una alternativa al dominio estadounidense sobre la política de los países latinoamericanos”
-¿Coincide con la categoría de “capitalismo de amigos” para hablar del régimen económico de Rusia? Ese capitalismo corrupto que se basa en relaciones espúreas.
-Completamente. Hay un discurso equivocado que a veces se escucha sobre Rusia que dice que Vladimir Putin, cuando llega al poder, logra acabar con la oligarquía rusa y ahora el Estado es diferente. No, lo que hace Putin es reemplazar a los oligarcas de la época de Boris Yeltsin con sus amigos, que son quienes ahora están en la cima del poder político y económico en Rusia son amigos. Hay muy pocas otras personas.
-¿Exmiembros de la KGB por ejemplo?
-No exactamente miembros de la exKGB sino las personas con las que Putin aprendió del capitalismo. Hay ciertos estereotipos que dicen que Putin es el producto de KGB. En realidad es el producto de la década del ´90, que en Rusia fueron los tiempos de transición hacia el capitalismo. Es cuando Putin aprende cómo se hace el negocio, “to make money”. Los amigos de esa época son los que están manejando Rusia con Putin. Son las personas del círculo cercano de Valdimir Putin. Por ejemplo, Igor Sechin, el presidente de la empresa Rosneft, un personaje muy conocido en América Latina por sus amistades con el chavismo. Sechin no necesariamente entra en el círculo que toma las decisiones sobre la guerra en Ucrania y sin embargo, todavía, sí tiene mucha influencia y mucho poder político en Rusia.
-Desde el polo político que representa el Frente de Todos y especialmente la vicepresidenta Fernández de Kirchner, sus votantes y seguidores han elogiado mucho la relación de la vicepresidenta con Putin. Incluso se ilusionaban con cuotas de romanticismo. ¿Es cercana esa relación? Por supuesto no le pregunto en términos románticos sino políticos. ¿Hay una relación especial entre Putin y la expresidenta?
-No tengo acceso a la última información pero la cuestión se relaciona con esa importancia que Putin da al nivel de confianza, al nivel de estas relaciones personalizadas. Creo que la relación con Cristina Fernández de Kirchner es de mucha confianza y mucho entendimiento y sigue siendo muy fuerte.