La Repregunta. Rodrigo Valdés: “Chile transita un sendero angosto entre un neoliberalismo antiguo y una izquerdización que no ha funcionado en Latinoamérica”
El economista, ministro de Hacienda en la segunda presidencia de Michelle Bachelet, vincula el crecimiento económico chileno actual con el éxito de la vacunación, el precio de las commodities y cierto “impulso keynesiano” luego del estallido social de 2019
- 17 minutos de lectura'
“Estamos caminando en un sendero que no es muy ancho, en el que por un lado hay un precipicio hacia un neoliberalismo antiguo y por el otro lado, hacia una izquierdización que no ha funcionado mucho en Latinoamérica”, plantea. “La clase media quiere participar en los beneficios del Estado y la lógica de focalización en los más pobres se perdió. Esa demanda de la clase media genera una presión política distinta”, diagnostica. “Por reacción a la pandemia pero también por el estallido social, el gobierno de Piñera está entregando 1 punto del PBI anual cada mes en cheques al 90% de la población”, explica. “El Congreso decidió permitirle a la gente girar montos bien sustanciales desde las AFP, los sistemas de pensiones. Salieron 50 mil millones de dólares. El precio de la electricidad está congelada; hay bastante subsidios a los combustibles, lo que también pone desafíos bien complicados de administrar en el mediano plazo”, alerta.
Es el economista chileno Rodrigo Valdés quien analiza el proceso económico y político chileno a la luz de dilemas que también pesan sobre la Argentina. Valdés, exministro de Hacienda en la segunda presidencia de Michelle Bachelet, estuvo en La Repregunta. Valdés también fue presidente del Banco del Estado de Chile en esa gestión y, en el FMI, subdirector de los departamentos de Europa y el Hemisferio Occidental.
Argentina versus Chile, ¿el plan económico es el plan de vacunación o no alcanza? El espejo de Chile, con 65% de vacunados con dos dosis, y el impacto en la economía. Los desafíos del impulso fiscal en el país neoliberal. El giro a la izquierda, ¿podrá Chile sostener sus logros macroeconómicos? Los fondos de pensión y los retiros millonarios, ¿cómo condiciona el futuro fiscal? La inestabilidad política con estabilidad macroeconómica, ¿es posible?
Estos fueron algunos de los temas sobre los que reflexionó este Doctor en Economía por el Massachusetts Institute of Technology (MIT) y profesor en la Escuela de Gobierno de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Aquí, la entrevista completa.
-La pregunta en la Argentina es si el plan económico del Gobierno, que según algunas críticas es lo que falta, es el plan de vacunación. Es decir, la reactivación de la economía una vez alcanzada la expansión del plan de vacunación con dos dosis. ¿Cómo está resultando esto en Chile que ya tiene un 65% de la población objetiva vacunada con dos dosis según Our World in Data? ¿La recuperación que empieza a verse tiene que ver con el plan de vacunación?
-Sí, sin dudas tiene que ver parte con eso porque pudimos controlar una segunda ola de contagio muy fuerte. Recién estamos más normalizados. Pero hay más cosas pasando en Chile. Hemos tenido suerte de que en el sector externo, el precio del cobre, por ejemplo, está muy alto y eso siempre ayuda. Hay una parte también de acostumbramiento de la gente a trabajar aún en pandemia. Es impresionante. En el mes de junio la economía creció 20% comparando año contra año aunque hubo más datos de poca movilidad que los meses previos. La gente ha aprendido o la economía se ha acostumbrado a trabajar con estas órdenes de quedarse en casa. Tiene que ver con la vacunación pero también con mucho testeos, con desplazamientos especiales, turnos. Se ha hecho un esfuerzo muy importante desde el sector privado y desde el gobierno para normalizar la economía lo más posible. También hay un impulso keynesiano, una cantidad de gasto del gobierno más una cantidad de liquidez generada por decisiones del Congreso. La gente está con muchos recursos para gastar.
Economía vs salud. Gasto fiscal en el Chile neoliberal
-Lo que usted plantea en relación al plan fiscal es que con la vacuna sola no habría alcanzado sino que el Chile neoliberal tuvo que hacer política fiscal de incrementar el gasto público.
-Absolutamente. Nosotros venimos de un problema más profundo que la pandemia desde el punto de vista de la estructura social. Estamos haciendo una nueva Constitución, tuvimos un estallido social. Hay muchas cosas pasando al mismo tiempo. Y parte por reacción a la pandemia pero también por el estallido social, el gobierno ha decidido repartir muchos recursos entre la gente. Hoy día está entregando 1 punto del PBI anual cada mes en cheques al 90% de la población. Hay un impulso de demanda muy grande también. No sólo la oferta se normaliza por las vacunas sino que también hay mucha demanda. Y se sumó a esto algo que es bien complejo: el Congreso decidió permitirle a la gente girar desde las AFP, los sistemas de pensiones, montos bien sustanciales. Salieron 50 mil millones de dólares en tres procesos. Las cifras que hay en las cuentas corrientes de los bancos, en las cuentas a la vista, son anormalmente altas. La cantidad de recursos para ser gastados es muy grande. Es cierto que hay desempleo en algunos sectores pero en general la economía está empezando a ir demasiado rápido. Desarmar estas cosas va a ser bien difícil como bien lo sabe Argentina. Se suman incluso subsidios directos. El precio de la electricidad está congelada; hay bastante subsidios a los combustibles, lo que también pone desafíos bien complicados de administrar en el mediano plazo.
Nosotros venimos de un problema más profundo que la pandemia desde el punto de vista de la estructura social. Estamos haciendo una nueva Constitución, tuvimos un estallido social. Hay muchas cosas pasando al mismo tiempo. Y parte por reacción a la pandemia pero también por el estallido social, el gobierno ha decidido repartir muchos recursos entre la gente. Hoy día está entregando 1 punto del PBI anual cada mes en cheques al 90% de la población
-En el primer semestre, el PBI de Chile, comparado con el año anterior, creció 8,9 por ciento.
-Sí, y vamos a crecer un 10% este año. Hay, como decía antes, una recuperación de la demanda. El nivel de actividad de junio ya pasó el nivel de actividad que había habido antes de la pandemia. La actividad económica ya recuperó completamente su nivel normal.
-¿El nivel de 2019, que fue un año crítico por el estallido social, o el nivel de 2018?
-Porque estuvimos estallido social en la última parte de 2019, el PBI cayó pero en febrero de ese año tuvimos la actividad más grande que hemos tenido. El desafío pendiente es que hay una parte del mercado laboral, el que es menos formal porque no es asalariado, que aún no encuentra normalización.
-¿A qué porcentaje llega el empleo informal en Chile?
-En general, es de un tercio del total si uno pone todo lo informal adentro, los que son cuentas propias, los que trabajan para la familia, los que son empleadores pero en una pequeña empresa. Comparado con dos años atrás, hay 800 mil empleos menos. Es un tema político en el sentido de que hay una sensación de que el mercado laboral no se ha normalizado como sí se ha ido normalizando la economía.
-Usted plantea que el plan fiscal en este país de modelo neoliberal permite salir de la urgencia presente pero puede tener consecuencias futuras. Que el Estado esté poniendo más fondos a circular entregándoselos al bolsillo de la gente o que la gente esté retirando dinero de los fondos de pensión, ¿qué riesgos implican en el mediano y largo plazo?
-Por el lado de las pensiones, es muy claro. Vamos a tener peores pensiones y eso es un tema muy complejo en Chile donde ya teníamos malas pensiones. Tenemos un sistema de seguridad social débil. Pero lo poco que teníamos, lo estamos empezando a destruir. Es cierto que hay gente necesitada pero había mucha gente que no, que seguía trabajando y que igual, por tener la plata y gastar, hizo estos retiros. Esta caída de fondos es bien compleja para el futuro de las pensiones. Tiene además consecuencias en lo fiscal porque habiendo menos pensiones, el fisco va a tener que suplementarlas.
-¿A qué se refiere con suplementarlas?
-En Chile tenemos el sistema que ustedes tenían de AFPs pero además, en la red pública existe un sistema que se llama “aporte previsional solidario”. Lo creó la presidente (Michelle) Bachelet en su primera administración. El Estado va a tener que hacerse cargo de la demanda que surgirá para ampliarlo. Hoy en día es sólo para el 60% más vulnerable pero se discute extenderlo para el 80%. Lo que está sucediendo con las pensiones es un poco pan para hoy y hambre para mañana. En el lado fiscal, creo que había que dar subsidios muy grandes. Sin embargo, el gobierno se enredó en calibrar cuánto y cuándo, llegó un poco tarde y por el mismo tema de las pensiones, porque hay amenazas de un cuarto retiro, decidió dar subsidios muy grandes. Y el tema acá no es que esto no sea necesario. El tema es cómo se vuelve a atrás con estas medidas. Se ha legislado hasta septiembre. Hoy la discusión es si es necesario seguir con estos cheques de 1 punto del PIB en octubre, noviembre y diciembre. Hay mucha presión política para extenderlo porque hay elecciones en noviembre y en diciembre.
-Claro, cuando se otorga un beneficio temporal que termina convirtiéndose en un derecho permanente a reclamar.
-Exactamente.
Los dilemas de una democracia que se corre a la izquierda
-Desde 2019, Chile está atravesando una crisis social y de cuestionamiento y reconstrucción de sus sistema político para conseguir mayor representación de las necesidades de la gente. ¿Cuánto pesan los debates que se dan en este proceso de reforma constitucional, con mayor peso de la izquierda y la centro izquierda, en la visión de la matriz productiva y la matriz macroeconómica? Lo fiscal ha sido un regulador clave en países como Estados Unidos en medio de la pandemia. ¿Cuánto de eso se va a volver estructural dado el tema político y de debate público que hay en Chile?
-Estamos comenzando el debate constitucional. La Convención completó recién un mes de trabajo. Está muy lejos todavía de encuadrar una discusión clara. Sin embargo, la verdad es que la elección de los convencionales fue un giro a la izquierda muy fuerte. El convencional promedio está mucho más a la izquierda que el diputado promedio de Chile. Eso quiere decir que probablemente tengamos una Constitución mas garantista, con derechos económicos y sociales más amplios, más garantizados. Hay toda una duda respecto de qué va a pasar con el sector privado en algunos sectores claves. El agua en Chile se trata prácticamente como un bien privado en el sentido de que uno toma posesión de un permiso para usarla y ese permiso es propiedad privada, se puede vender. El sector privado está con su ánimo muy decaído mirando esto y sorprendido con el giro a la izquierda del país. El país se movió mucho a la izquierda.
-Hay un contraste entre los resultados de la elección de los constituyentes en mayo, con ese giro a la izquierda, y un 50% de participación del padrón electoral y una elección para las primarias presidenciales con apenas un 19% de participación electoral, pero en la que los candidatos triunfantes no son de la extrema izquierda o la extrema derecha sino Gabriel Boric por el lado de la centro izquierda más moderada y Sebastián Sichel por el lado de la centroderecha más moderada. Es decir, cuando participa más gente, se votan constituyentes ubicados más hacia la izquierda pero para candidatos presidenciales, cuando participa menos gente, se vota por los más moderados. ¿Cómo impacta este contraste en la economía y en la credibilidad y la confianza hacia a los mercados?
-Fue una sorpresa grande. Primero, la participación en la primaria fue mayor a la esperada. Aunque fue baja, había muy poca fe en que participara la gente. La primaria al alza impresionó. No tenemos una gran tradición de primarias como en la Argentina. En la primaria ganó el centro, como tú dices. Fue muy sorpresivo el resultado porque dado lo que sucedió en la Convención, hubo un giro de vuelta hacia la moderación. Quiero citar a un ex primer ministro inglés de principios del siglo pasado, David Lloyd George, que dijo: “las elecciones a veces son la venganza del ciudadano, la papeleta es un puñal de papel”. Yo ve eso, está muy difícil leer qué quiere la gente. Sí diría que hay votación de nuevas personas. Los jóvenes han salido a votar; una generación entera que antes no participó y hoy día está votando. Y lo segundo que es bien importante para entender la Convención es que, por el sistema de votación, los independiente tuvieron listas propias entonces un independiente ayudó a salir a otro independiente. Los independientes son una fuerza nueva que no está presente tanto en la política partidista, presidencial y que ni siquiera iba a estar demasiado presente en el Congreso. Pero en la Convención los independientes son muy fuertes.
-Después de la elección de constituyentes, por este corrimiento hacia la izquierda, los mercados reaccionaron negativamente y cayó la Bola en Chile un 10% al día siguiente de la elección. Sin embargo, según usted señala, la economía chilena tiene una expectativa de recuperación de 10 puntos llegado diciembre. En la Argentina los cálculos más optimistas hablan de 7 puntos de crecimiento para 2021. ¿Qué significa? ¿Que Chile, más allá de cierto giro hacia la izquierda que pueda darse en la letra de la Constitución pero con el reaseguro de que los candidatos presidenciales están en el centro, conserva una continuidad de política y matriz de Estado que garantiza la marcha de la economía sin tantos altibajos?
-Me encantaría que fuera así pero lo veo más complejo. Es cierto que no salió elegido un candidato del Partido Comunista pero la verdad es que escoger un presidente comunista ya no existe en el mundo; eso era muy extremo. No tenía chance de ser presidente pero tenía mucha chance de ser el candidato de la izquierda. (Daniel) Jadue era el precandidato del Partico Comunista con una retórica muy dura y una personalidad muy compleja, muy peleador. Era un mal candidato al final aunque políticamente es muy fuerte. Boric -el que le ganó, una persona de izquierda, que podría llegar a ser el presidente más joven de nuestra historia con sus 35 años- es como un cortar y pegar de Unidas Podemos de España. Esa sería su matriz ideológica. La izquierda ha cambiado una muy baja probabilidad de tener un presidente comunista por un candidato que con una chance muy alta, del 40 o 50%, que es como Podemos de España. Entonces el giro igual es bastante a la izquierda. En la derecha, el candidato que ganó, Sebastián Sichel, tiene un pasado de centro pero ha ido migrando hacia la derecha. Había tres candidatos más. Ha sido inesperado, no se suponía que iba a ganar. Y ahí también hay una clara migración de la derecha hacia la izquierda.
-Este corrimiento de Chile hacia la izquierda, ¿cuánto jaquea esa matriz en la que el mercado tenía un valor inclusive de ordenador social comparado con el menor peso del Estado? ¿El riesgo es que Chile se convierta en una economía con un Estado muy intervencionista o lo positivo puede ser que se alcance un balance a esa lógica de mercado tan omnipresente y Chile entre en un círculo más virtuoso no sólo económico sino también de equidad y de igualdad social?
-Estamos caminando en un sendero que no es muy ancho, en el que por un lado hay un precipicio hacia un neoliberalismo antiguo y por el otro lado, hacia una izquierdización que sabemos no ha funcionado mucho en Latinoamérica. Todo está por verse porque está muy tironeado el panorama. El valor de la técnica se ha depreciado mucho en parte por culpa de los propios economistas que muchas veces dicen cosas que pasan por técnicas pero que en realidad son sus preferencias. Tenemos una oportunidad pero esa oportunidad es difícil. Quizás tengamos una reversión a ser más latinoamericanos en cierto sentido, que nuestra Constitución sea más parecida a la de Colombia o como la de Brasil, que son avances; Colombia se pacificó mucho con su nueva Constitución. Creo que eso va a lograrse en Chile pero no vamos a cambiar mucho el régimen político. Los presidencialismos latinoamericanos funcionan bastante mal. No creo que cambiemos demasiado la matriz productiva. Quizás hay un poquito de exceso de fe en el poder del gobierno, del Estado.
Estamos caminando en un sendero que no es muy ancho, en el que por un lado hay un precipicio hacia un neoliberalismo antiguo y por el otro lado, hacia una izquierdización que sabemos no ha funcionado mucho en Latinoamérica. Todo está por verse porque está muy tironeado el panorama.
El rol del Estado: el nuevo desafío chileno
-¿Dentro del debate en torno a la Constitución ésa es una discusión que se está dando?
-No todavía. Por ahora, por la mayoría que domina la Convención, la fe es completa en el Estado. Pero la Convención tiene reglas muy específicas. Cada artículo tiene que ser aprobado por 2 tercios de los constituyentes. Estamos recién en un proceso que es lo más parecido a una terapia de pareja, hay que ver cómo funciona y una parte está enojado con la otra.
-¿La izquierda está enojada con la derecha?
-Sí y enojada con el poder. Con el centro también. Con los que hemos gobernado Chile los últimos 30 años.
-Uno de los puntos que se suele señalar es que de izquierda a derecha, siempre hubo una conducta fiscal muy responsable en Chile. ¿Eso se puede perder según las nuevas tendencias que pueden verse en la política chilena?
-Creo que en parte Chile ya lo perdió. Chile ya no tiene la fortaleza fiscal que tenía. Y políticamente hablando, ese soporte se ha ido perdiendo por dos razones, aunque puede haber muchas más. Primero, porque la clase media quiere participar en los beneficios del Estado y se ha ido perdiendo la lógica de focalización en los más pobres. Esa demanda de la clase media, Argentina la ha tenido toda la vida, genera una presión política distinta. Y la segunda razón es medio brutal: las generaciones que están empezando a tener poder en Chile no vivieron los dramas del pasado de Chile, de la hiper inflación durante la Unidad Popular, los esfuerzos fiscales que hubo que hacer después de la crisis del ‘82. Ven en el mundo que hay países con mucha deuda y no les pasa demasiado y por lo tanto el factor del miedo también ha ido desapareciendo. De aquí a 5 o 10 años vamos a tener deuda significativamente mayor que la que tenemos hoy en día. Una razón deuda PIB que no creo que sea la de Brasil ni la que ha llevado a los problemas en Argentina pero sí nos vamos a parecer más a México o a Colombia.
-En la Argentina, una de las muletillas y conceptos que la oposición plantea es el riesgo de un avance hacia la venezualización. ¿Hay en Chile algún espejo en el que teme mirarse en América Latina? ¿Es Argentina el espejo que no quiere ser, o Venezuela?
-En la elección del presidente Piñera fue Venezuela. Parte de su campaña fue muy de miedo. Se hablaba de Chilezuela en ese tiempo.
-¿Pero ahora, con la reforma constitucional?
-Se habla de Venezuela pero también se habla de algunos elementos de Brasil; Brasil tiene una Constitución muy compleja de administrar, con muchos grupos protegidos. Hay varios ejemplos de Latinoamérica que no nos gustaría seguir. Pero no está claro que sean miedos suficientes. Ha pasado algo muy particular en Latinoamérica: las cosas no están bien en varios países pero ningún país ha saltado por los aires. No se da el caso de cuando salieron de la paridad en Argentina y aparecía en televisión alguien con una vaca al hombro, escapando. Eso también ayuda a dar la idea de que podemos avanzar y no va a pasar mucho. Vamos a ver qué sucede cuando las tasas de interés en el mundo suban y eventualmente los commodities bajen.
Testigo de la historia chilena
▪ Formación. Se recibió de ingeniero comercial en la Universidad de Chile y se doctoró en Economia en el MIT.
▪ Vida pública. Ministro de Hacienda del gobierno de Michelle Bachelet, entre 2015 y 2017.
▪ Proyección. Fue subdirector de los departamentos de Europa y el Hemisferio Occidental del FMI y economista jefe para América Latina del banco de inversión Barclays Capital en Nueva York.