La Repregunta. Nicolás Dujovne: “El problema no es el tamaño de la deuda sino la sostenibilidad de las políticas entre los distintos gobiernos”
El ministro de Economía del gobierno macrista, al frente de esa cartera en 2018 cuando la Argentina solicitó el préstamo al FMI de 57 mil millones de dólares, defiende el acuerdo y asegura que lo que condiciona la vida económica del país es el déficit fiscal
“No comparto hacer una correlación entre los acuerdos con el FMI y el fracaso de las últimas décadas”, sostiene. “El default fácil en la Argentina ha sido muy mal consejero”, plantea. “Al final de la gestión de Néstor Kirchner pero especialmente con Cristina, Argentina pasó de un nivel de gasto público de 25 a 42 puntos del PBI”, detalla. “La emisión termina en deuda del Banco Central y quedamos presos de los pesos. Si se tiene compromiso con la estabilidad, también hay que tener mucho respeto por la deuda en pesos”, advierte. “Nosotros estábamos en un camino de consolidación fiscal con la visión de que es muy importante conservar el crédito público”, explica en relación a la decisión de endeudarse con el FMI durante la presidencia de Cambiemos. “Si ganábamos en 2019, con niveles más bajos de riesgo país, habríamos podido volver al mercado y empezar a repagarle al Fondo con dinero de los bonistas privados”, señala. “Argentina no necesitaba reestructurar la deuda en dólares porque no veíamos un problema de solvencia, de un tamaño elevado de deuda”, analiza. “El problema no es el tamaño de la deuda sino la sostenibilidad de las políticas entre los distintos gobiernos”, diagnostica. “Hasta antes de las PASO, nuestro programa económico estaba funcionando”, plantea. “No hay otra manera de tener independencia que tener superávit en las cuentas públicas”, cree. “Países que pueden ser referencia para Máximo Kirchner como Rusia o China tienen una economía muy sólida y eso les da soberanía”, argumenta.
En medio de la crisis económica y ahora también política, disparada por la interna oficialista en torno al FMI, el economista Nicolás Dujovne, exministro de Economía de la presidencia de Mauricio Macri, al frente de esa cartera en 2018 cuando la Argentina tomó el endeudamiento récord de 57 mil millones de dólares, estuvo en La Repregunta.
¿Tomar una deuda récord con el FMI era la única salida? La deuda con el FMI o el déficit, ¿qué condiciona el despegue argentino? El peso de las herencias, del kirchnerismo a Cambiemos: ¿por qué en 2016 decía que la deuda kirchnerista era “bajísima”? Cambiemos, ¿cómo habría pagado la deuda con el FMI? El factor político: ¿nadie vio el riesgo electoral? Emisión versus deuda. Deuda en pesos versus deuda en dólares. El problema de la inflación: ¿la Convertibilidad es un buen o mal ejemplo? Las reformas claves y cómo salir de la crisis.
Aquí, la entrevista completa.
-Semanas de grandes duelos conceptuales entre el kirchnerismo y Juntos por el Cambio en relación al acuerdo con el FMI, que pone en el centro de la escena a la herencia dejada por Cambiemos. ¿Cuál fue el marco conceptual, qué variables integraron ese argumento que en 2018 los llevó a considerar que tomar semejante cantidad de deuda, 57 mil millones de dólares aunque el desembolso fue de 44 mil millones, récord histórico para el FMI, era lo mejor para Argentina?
-La Argentina es un país miembro del Fondo, que está para asistir en última instancia a los países con dificultades en su balanza de pagos, en su financiamiento. No es una novedad que en situaciones de debilidad macroeconómica los países recurren al FMI. Lo hicieron numerosos países que hoy son historias muy exitosas: Uruguay, en 2003; Portugal, en la crisis financiera de 2008 y 2009, con un programa muy parecido al de la Argentina; Ucrania, en 2015 y 2016; también Egipto. La lista es innumerable y Argentina tuvo ya 22 programas con el Fondo. No es tan novedoso que Argentina recurra al Fondo. Por ejemplo, en el año ´95, sin la asistencia del Fondo, el Efecto Tequila habría provocado una crisis muy grande en la Argentina, una default de la deuda y una crisis bancaria: lo superamos gracias a la asistencia del Fondo. Cuando Brasil devaluó en enero del ‘99, la Argentina estaba bajo programa con el Fondo. Entonces, expandió el programa y pudo superar exitosamente esa circunstancia. Es decir, recurrir al Fondo no es una novedad ni en términos de qué hacen los países cuando tienen una crisis de balance de pagos ni en términos de lo que ha hecho Argentina en el pasado, con gobiernos que enfrentan los problemas y tratan de resolverlos. Entonces, nosotros estábamos en un camino de consolidación fiscal con la visión de que es muy importante conservar el crédito público. ¿Por qué es importante conservar el crédito público y evitar los defaults de la deuda? Porque los países crecen cuando invierten en capital humano, eso es educación, es un proceso de muy largo plazo, o en capital físico cuando hay más fábricas, más rutas. Todo eso depende del costo del financiamiento. Cuando uno entra en default asiduamente, o injustificadamente, la prima de riesgo país es muy alta, que es lo que nos está ocurriendo ahora. Argentina tiene hoy una prima de riesgo de 1800 puntos. Si Argentina quisiera endeudarse en dólares, pagaría 22% y eso es producto del desmanejo actual.
Cambiemos y el acuerdo con el FMI 2018. ¿Había otra opción?
-En 2018, en el momento en que se tomó la decisión de endeudarse con el Fondo, ¿de cuánto era el riesgo país?
-El riesgo país venía subiendo de 300 o 400 puntos a 500 o 600 y en ese contexto, era más difìcil encontrar financiamiento barato en el mercado. Junto al equipo de gobierno, junto al Presidente, junto al resto de los actores del área económica, tomamos la decisión de buscar asistencia del Fondo porque nos parecía importantísimo evitar un evento soberano con la deuda pensando no sólo en el cortísimo plazo sino en el largo plazo de la Argentina para no pasar por un nuevo default. Y también porque le asignamos un valor importante a mantener un mercado de cambios funcional.
-Es decir no querían poner cepos e intervenir en el mercado de cambio y prefirieron endeudarse con el FMI más barato para pagar una deuda más cara. ¿Esa era la idea?
-Exacto. Es así. Sí flotar, sí intervenir pero no tener como ahora, un esquema cambiario con un cepo tan acentuado que hace difícil entrar dinero a la Argentina porque implica un impuesto del 50% sobre el capital.
-El historial, tal como usted describe, indica que, llegado 2018, era el acuerdo 21 que se hacía con el FMI. Pero la Argentina no ha podido salir de sus crisis recurrentes a pesar de los 20 acuerdos con el FMI, hasta ese momento. ¿Por qué insistir en 2018 con recetas que no habían llevado a un crecimiento sostenible y virtuoso?
-Pero no comparto hacer una correlación entre los acuerdos con el Fondo y el fracaso de las últimas décadas de la Argentina. Creo que hay un paso más atrás.
El problema argentino. ¿La deuda o el déficit?
-Esa es la correlación que hizo Máximo Kirchner en su carta de renuncia a la jefatura del Bloque del Frente de Todos en Diputados, en la que le atribuye a los acuerdos con el Fondo un grado de condicionamiento muy grande sobre la vida económica de la Argentina. ¿Usted no está tan de acuerdo, no considera que esa es la variable central?
-No. Lo que condiciona la vida económica de la Argentina es el déficit fiscal. Cuando uno mira algunos países que pueden ser referencia para Máximo Kirchner como Rusia o China, países que están a la izquierda del espectro ideológico, tienen una economía muy sólida y eso es lo que les da soberanía. Tener superávit fiscal, poder acumular reservas, eso da mucha independencia. Y a todos nos gustaría poder tener eso. El problema es que la Argentina tiene déficit fiscal desde el año 2010. Argentina junto con Venezuela son los únicos dos países de la región que en todos los años desde 2010 han tenido déficit antes del pago de intereses. Recién en el año 2019 nosotros nos acercamos al equilibrio, estuvimos muy cerquita, y si continuábamos gobernando entre 2019 y 2023, íbamos a tener superávit. Eso es sano y nos independiza de los vaivenes del mundo. No hay otra manera de generar independencia que tener superávit en las cuentas públicas. Hay que enfocarse en eso: de qué manera la Argentina puede tener superávit. Y la otra cuestión es por qué Argentina tiene tanta dificultad fiscal en este momento para tener superávit: por el desmanejo del kirchnerismo durante su gestión anterior. La Argentina históricamente…
-Se refiere a la gestión anterior de Cristina Kirchner.
-Así es. Durante muchísimo tiempo, la Argentina tuvo un nivel de gasto público en relación a su economía de más o menos 25%. A veces dos puntos más o dos puntos menos pero compatible con una estructura impositiva razonable que permitía que el sector privado pudiera desarrollarse. Sobre el final de la gestión de Néstor Kirchner pero especialmente durante los dos períodos de Cristina, Argentina pasa de un nivel de gasto público de 25 puntos a 42 puntos del PBI. Ese incremento de 17 puntos no ha podido ser financiado con impuestos razonables. Además, ha dejado un espacio que no ha podido ser financiado con impuestos donde aparece la deuda, la emisión y todos los problemas macroeconómicos. Eso es lo que estábamos resolviendo durante nuestro gobierno. Y hay que enfocarse en eso. El aspecto del FMI es instrumental porque el problema aquí es el déficit y el gasto público.
De la deuda kirchnerista a la deuda de Cambiemos. ¿Una más alta que la otra?
-Ése punto es interesante y se ha convertido en una especie de lección cada vez más instalada. Pero en 2018, el gobierno de Cambiemos durante su gestión en el ministerio de Economía, recurrió a un instrumento, el tomar deuda con el FMI, que está condicionando el escenario presente desde la asunción del gobierno actual.
-Lo que condiciona el escenario es el déficit fiscal y el tipo de políticas.
-De acuerdo. Pero en este presente, además del déficit fiscal se le suma que hay una deuda enorme.
-Bueno, nosotros tomamos deuda con el fondo y cancelamos deuda con el sector privado. Entonces, hay deuda y hay deuda porque hubo déficit. Aparte, una porción de la deuda es con el FMI.
-Esa deuda con el FMI que se tomó para cancelar intereses y deuda privada, ¿cuánto es responsabilidad de la gestión anterior, del legado de Cristina Kirchner?
-En gran medida es deuda que se tomó para cancelar déficits provenientes de la administración anterior. Entonces, cuando nos dicen “la deuda de Macri”, respondemos “el déficit de Crisitina”… Y entramos en una discusión sobre el pasado que no va a terminar hasta que terminemos de sanear a la economía argentina. Tenemos que empezar a hablar de los temas relevantes. Estamos inmersos en una coyuntura que nos atrapa y absorbe cuando lo que necesita Argentina es cambiar porque necesita crecer. Si no cambia, no va a crecer. Necesitamos encarar las grandes reformas que necesita la economía argentina.
-Circula un video de una conferencia organizada por la Fundación Henrique Cardoso en 2016, cuando usted no estaba todavía en el gobierno, que usted dio ante empresarios. El kirchnerismo usa mucho este video, que es un hit en las redes sociales kirchneristas, para contrarrestar un argumento de Cambiemos de los últimos tiempos, en el sentido de que se endeudaron para pagar la deuda heredada por el déficit del kirchnerismo. Pero en 2016, sus palabras fueron: “Aparte de los problemas que dejó la gestión anterior, también nos dejó una bendición: el gobierno anterior era tan estrafalario, tan poco comprensible, tan poco homologable para el resto del mundo que nadie le prestaba plata. Entonces la Argentina hoy tiene niveles de endeudamiento bajísimos”. Durante un minuto y pico usted insiste y finalmente dice: “Es un nivel de deuda bajísimo, de los más bajos del mundo. No conozco ningún país que tenga un nivel de deuda más bajo, salvo algún país del África subsahariana”. ¿Cómo se explica esta afirmación suya tan contundente en comparación con esta nueva manera de conceptualizar el tema deuda con el FMI que Cambiemos ha construido en el sentido de que tomaron semejante deuda para pagar deuda de Cristina Kirchner?
-Porque el déficit era muy alto entonces la deuda se tomaba para financiar el déficit fiscal, para renovar la deuda anterior…
-¿Pero entonces la deuda era alta? ¿Si el déficit es alto, la deuda también?
-No. El déficit es un flujo mientras que la deuda es un stock. En la medida en que uno tiene un flujo desequilibrado durante mucho tiempo, el stock se desequilibra. El principal problema de la Argentina era el nivel de gasto y el nivel de déficit. Este gobierno está muy enfocado en el problema del Fondo pero el problema es el déficit y el gasto mucho más que el problema de la deuda.
"Nosotros teníamos que hacer las políticas en las que creíamos. Y creemos en pagar las deudas, estar integrados al mundo, abrir la economía, hacer reformas, bajar el déficit, bajar el gasto, bajar impuestos. Ese es el mandato que nos dieron nuestros votantes y es en lo que creemos."
Nicolás Dujovne
-No termino de entender de verdad. El argumento, entonces, es que en 2018 era necesario tomar 57 mil millones de dólares de deuda para cubrir el déficit primario, antes de intereses, y luego cubrir los intereses de deudas anteriores más las propias generadas en los dos primeros años de gestión de Cambiemos, que tuvo un poco de déficit. Pero si en 2016 decía que la deuda heredada era tan baja, ¿por qué necesitábamos una deuda tan alta en 2018? Quisiera entender el razonamiento.
-Cuando uno proyectaba las necesidades de financiamiento que teníamos en 2018, 2019, era un programa que se iba a seguir desembolsando a lo largo de los siguientes 2 o 3 años hasta que terminara de cerrar el déficit. Pero el gran problema de la Argentina era de flujos, no de stocks.
-Es decir el stock de la deuda era bajo…
-Era manejable pero los flujos eran muy grandes. Nos generaban una necesidad de financiamiento muy grande en relación al tamaño del sistema financiero argentino. Porque el déficit era alto, necesitábamos un tamaño de programa de financiamiento bastante grande hasta que bajásemos el déficit y lo eliminamos. Justamente por eso siempre tuvimos la visión de que la Argentina no necesitaba reestructurar la deuda en dólares: no veíamos un problema de solvencia y de que el tamaño de la deuda fuera elevado.
Un análisis de la deuda macrista. ¿“Impagable”? El factor político y la derrota 2019
-El Financial Times publicó el miércoles pasado un editorial que se titula: “El acuerdo del FMI con Argentina necesita condiciones más duras”. Apunta a las reformas que usted señala pero hace una evaluación sobre el legado del presidente Macri. Dice: “El gobierno peronista heredó un lío cuando asumió en 2019. La economía estaba sumida en una recesión y la montaña de deuda externa asumida por el presidente Mauricio Macri era impagable. El FMI erró en prestarle tanto en 2018 con asunciones demasiado optimistas sin insistir en una reestructuración de la deuda privada y medidas que impidieran la fuga de capitales”. ¿Cómo ve este análisis que casi parece un análisis hecho por el oficialismo actual sobre la deuda de Cambiemos con el FMI?
-No coincido. Un día antes de las PASO de 2019, Argentina tenía un riesgo país cercano a 800 puntos y al lunes siguiente se fue a 2000. Con otro resultado de las elecciones habría bajado a 400 porque había un juego de probabilidades implícitas entre quién ganaba y quién perdía. Es una cuestión simplemente aritmética entender que dado que había una probabilidad de que ganara la oposición, si ganaba el oficialismo, el riesgo país tendría que haber sido más bajo. En esos niveles, nosotros habríamos podido volver al mercado y empezar a repagar el fondo de préstamo con dinero de los bonistas privados, además que íbamos a empezar a estar en superávit fiscal en los años siguientes. Pero además, países como Portugal o países europeos que recibieron asistencia del Fondo, la recibieron con deudas bastante más altas que la que tenía la Argentina pero con mucho más estabilidad política. Entonces no tiene que ver con el tamaño de la deuda sino con la sostenibilidad de las políticas entre los distintos gobiernos. Si nuestros sucesores hubieran continuado con un programa no digo nuestro programa, pero, sin romper, uno que dijera: “Macri estaba bajando el gasto. A nosotros no nos gusta bajar el gasto. Queremos subir impuestos porque pensamos que eso es más equitativo pero vamos a seguir por la senda de consolidación fiscal porque eso es lo que necesita la Argentina”. En ese caso, el programa habría terminado siendo muy exitoso. Por eso tenemos que enfocarnos en pedir responsabilidad a todas las fuerzas políticas porque nuestro programa estaba funcionando. En los últimos meses previo a las elecciones, la tasa de inflación y el riesgo país estaban bajando. La economía se estaba empezando a recuperar hasta que perdimos las elecciones, perfecto, es el juego democrático.
-Quiero ir a ese punto. Si el instrumento de deuda con el FMI fue el acertado según su perspectiva, ¿qué falló? ¿Usted hace alguna reevaluación de la decisión? Aunque había riesgo de que se perdiera la elección porque la economía estaba complicada, asumir semejante riesgo de endeudamiento en un primer gobierno que tenía que probarse a sí mismo la posibilidad de una reelección, ¿fue algo osado políticamente? ¿Hoy harías otra cosa?
-Nosotros teníamos que hacer las políticas en las que creíamos. Y creemos en pagar las deudas, estar integrados al mundo, abrir la economía, hacer reformas, bajar el déficit, bajar el gasto, bajar impuestos. Ese es el mandato que nos dieron nuestros votantes y es en lo que creemos. Si hay un riesgo de reversibilidad porque puede ganar otro, ¿yo tengo que alterar mi agenda? ¿Yo debería haber empezado a falsificar el IPC porque eventualmente podía volver Guillermo Monero?
-Pueden ser opciones virtuosas como acordar en el Congreso, tal como se pretendía hasta la semana pasada con el nuevo acuerdo con el Fondo.
-En el Congreso, el kirchnerismo nos votó en contra todo siempre. Sí tuvimos un diálogo con lo que era el peronismo federal en su momento.
-Pero ése era un dato de la economía y de la política que ustedes afrontaban. Convivían con ese dato.
-Sí, convivíamos con ese dato. Sentíamos que había dos cosmovisiones distintas. Yo hice el esfuerzo de dialogar. Por ejemplo, cuando presentamos nuestra reforma tributaria que se pasó en 2017, para mí una muy buena reforma, que tenía que implementarse a lo largo de 5 años. Una política de Estado que cuando asumió este gobierno la dio vuelta. Implicaba la baja de ingresos brutos, del impuesto al cheque, de las contribuciones patronales de los sueldos más bajos para luchar contra la informalidad.
-Es decir que aún lo que se vota no se puede cumplir si no hay un consenso en la visión macroeconómica.
-Cuando elaboramos la reforma tributaria, invité a todos los bloques al ministerio de Economía. Vino Del Caño, vino Axel Kicillof. El diálogo existe pero después, es muy difícil acordar políticas con sectores de la vida política que tienen una visión tan distinta.
-Aún cuando esas políticas pasan por el Congreso y son votadas, como la reforma tributaria, con los cambios de gobierno, no se sostienen.
-Aún así. Por supuesto nos votaron en contra. Asumo que debimos explicar más y tener un diálogo más frontal y más franco con la sociedad acerca de lo que estábamos haciendo. Nosotros sabíamos que eventualmente, cuando empezó la sequía en 2008 y cuando empezó la tasa de interés en Estados Unidos, podíamos tener que ir al Fondo. Ahora, una vez que fuimos, tal vez deberíamos haber hecho un esfuerzo didáctico de explicar.
El cambio cultural de Cambiemos. Economía y reformas necesarias
-¿No lo hicieron porque sobre dimensionaron las capacidades de gestión y el apoyo internacional a un gobierno más abierto al mundo?
-Son muchos motivos y es difícil ahora saber los motivos de ese momento. Por supuesto, con el diario del lunes uno se vuelve mucho más sabio.
"Tenemos que hacer una reforma previsional porque la Argentina tiene un problema enorme con la previsión social: gasta muchísimo y mal. Hasta que no lo resolvamos, vamos a seguir siendo insolventes a largo plazo. Tenemos que hablar de eso y discutirlo como adultos en la sociedad argentina. Entonces, reforma laboral, previsional, tributaria. Probablemente una reforma monetaria, también."
Nicolás Dujovne
-Pero el diario del lunes vale la pena no para corregir el pasado sino para pensar el futuro. ¿Integraría más variables al escenario de decisión económica?
-Sí estoy convencido de que nuestra visión durante buena parte de la gestión del presidente Macri era que una parte muy importante de la sociedad argentina no había votado un cambio económico y, sin embargo, nosotros queríamos hacerlo. Entonces, tratábamos de hacerlo sin forzar demasiado la máquina en términos de lo que toleraba el electorado. Queríamos integrarnos al mundo y hacer reformas pero sentíamos que éramos un poco contraculturales en ese momento. No probamos de romper la cultura imperante en ese momento. Ahora hay que hablarle a la sociedad con toda la información disponible y apelar a la responsabilidad y la madurez. ¿Queremos cambiar? El esquema laboral en la Argentina no funciona más y los sueldos son muy bajos y el empleo es bajo. ¿Por qué no probamos algo distinto? Tenemos una economía hiper cerrada donde las cosas son carísimas y escasas. Cualquiera que puede viajar se da cuenta que las cosas cuestan tres veces más que lo que cuestan en otros países del mundo. Basta cruzar a Chile para ver lo que pasa. Tenemos que abrirnos al mundo y eso es progreso. Tenemos que hacer una reforma previsional porque la Argentina tiene un problema enorme con la previsión social: gasta muchísimo y mal. Hasta que no lo resolvamos, vamos a seguir siendo insolventes a largo plazo. Tenemos que hablar de eso y discutirlo como adultos en la sociedad argentina. Entonces, reforma laboral, previsional, tributaria. Probablemente una reforma monetaria, también.
-¿En qué sentido?
-Es tiempo también de que nos preguntemos si no tenemos que ponernos algunas reglas un poco más estrictas en lo monetario.
-¿Se refiere a la independencia absoluta del Banco Central?
-Mientras tengamos mucho déficit fiscal, mientras el Central esté financiando al Tesoro, es muy difícil la independencia absoluta. La pregunta es si no tenemos que pensar en alguna regla de largo plazo para vincular la moneda a una canasta de monedas. A la Argentina le fue muy bien entre 1890 y 1914 con el patrón oro. Le fue bien por un tiempo mientras funcionó la Convertibilidad. El problema fue atarse al dólar, una moneda que tiene shocks distintos que el peso. Pero puede haber arreglos interesantes vinculando el peso a una canasta de monedas emergentes o que representen nuestro comercio exterior de manera de bajar la inflación un poco más rápido.
Inflación: ¿cómo bajarla? De la Convertibilidad menemista a Alberto Fernández
-Se señala a la Convertibilidad como una etapa excepcional de control de la inflación. Ahora, los ministros en la Argentina parecen ser los ministros de la deuda o de la inflación pero no de un sistema que tiene otros problemas. El menemismo terminó con niveles de pobreza muy altos. Los redujo en el 95 y luego crecieron en el 99, casi en el 30%. Y niveles del desempleo de entre el 14 y el 17%. Es decir, aún contenida la inflación, la economía argentina dejaba muchas deudas sociales.
-Había dos problemas. Uno, la caja de conversión que tenía la Argentina vinculada al dólar funcionó para bajar la inflación pero no es la moneda con la que la Argentina comparte los shocks a los que está sometida. Entonces, cuando se deprecian las monedas emergentes, como ocurrió después del default de Rusia o la devaluación de Brasil, la moneda argentina quedó muy sobrevaluada y eso generó desempleo. Eso hay que corregirlo. Si uno fuera por un camino de ese tipo, no hay que atarse al dólar. Hay que pensar en una canasta de monedas más parecida a la canasta de monedas exportadoras de la Argentina. Y en los ‘90s también faltó una red de contención social.
-¿Por qué se destruyó empleo?
-Porque cuando uno tiene un tipo de cambio fijo, el ajuste que tiene que hacer una economía cuando sufre un shock de balanza de pagos se hace por cantidades y cae el empleo. Cuando uno tiene un tipo de cambio flotante, actúa como colchón: hay más inflación pero cae menos el empleo. Lo que nos pasó a nosotros: en nuestra gestión, el desempleo no subió como en los ´90s aunque tuvimos más inflación con la depreciación de la moneda. Eso por supuesto amortigua el shock en términos de desempleo pero genera inflación, al menos hasta que uno genera una moneda muy creíble que puede flotar sin tanto traspaso a precio.
Argentina 2023. Las medidas claves para salir de la crisis. Deuda vs emisión
-Dada la crisis económica que pesa en el gobierno de Alberto Fernández,. 2023 puede ser el regreso de Cambiemos al poder. Tampoco van a contar con el apoyo político del kirchnerismo para llevar adelante sus políticas tal como les pasó en la gestión pasada. ¿Cuáles son las medidas claves que se deben tomar más allá o a pesar de la falta de apoyo político de, eventualmente, una oposición kirchnerista?
-Cuando se inició el gobierno del presidente Macri en 2015, la presencia de Cambiemos en Diputados y Senado era muchísimo más baja que la que vamos a tener en 2023. Hasta tenemos alguna chance de tener mayoría en las dos Cámaras si en 2023 la actual oposición hace una buena elección. Creo que el tamaño y la cantidad de reformas que se puedan hacer y el avance fiscal que se puede lograr al comienzo, puede ser mucho más fácil que en aquella ocasión cuando estábamos muy condicionados por ser una minoría en la Cámara de Diputados.
-Eso en el Congreso. ¿En la calle cómo se maneja?
-Si tenemos esa participación en el Congreso es porque tenemos un apoyo en la calle que generó esa presencia legislativa.
-Si les tocara continuar las reestructuraciones de deudas, ¿sería parecido al camino acordado por estos días por el ministro Martín Guzmán con el FMI, por lo menos hasta lo que se sabe?
-La gente ya nos conoce. Sabe lo que pensamos. Nuestra visión respecto de los contratos, honrar las deudas, dar certidumbre, trabajar para racionalizar el Estado, para integrar la Argentina al mundo. No hay muchas dudas.
-¿Pagar las deudas conduce a mejorar las condiciones de vida de la gente?
-Siempre que lo que uno esté pagando sean deudas en las cuales uno es solvente, por supuesto que sí. Pero hay que hacer el esfuerzo de defender el crédito público. El default fácil en la Argentina ha sido muy mal consejero.
-¿Defender el crédito público es cuidar que haya acreedores dispuestos a prestarle a la Argentina?
-Sí. La visión de este gobierno tan prodéficit y antideuda ni bien asume, es una visión esquizofrénica. Si uno ama el déficit, tiene que amigarse con la deuda.
-La amistad de este gobierno es con la emisión.
-La emisión termina en deuda del Banco Central. El Banco Central termina absorbiendo la deuda a tasas astronómicas, insostenibles y eso es lo que hoy nos ha puesto una trampa: este gobierno ha emitido el equivalente a 50 mil millones de dólares de deuda del Tesoro y el Banco Central, unos 40 mil millones de dólares de deuda, en pesos, en Leliqus. Noventa mil millones de dólares y estamos presos de los pesos que tiene que emitir hoy el Banco Central, que significa que si sube la tasa, si la tasa de interés es positiva, por encima de la inflación para generar un atractivo, la deuda del Banco Central se vuelve insostenible. Si baja la tasa para licuar sus pasivos y que sea sostenible, sube el contado con liquidación o el dólar blue. Pero toda esta orgía de pesos de estos dos años tiene costos también y el gobierno tiene que entenderlo.
-¿Es insostenible la idea de que endeudarse en pesos es mejor que endeudarse en dólares?
-Si uno tiene un compromiso con la estabilidad, también tiene que tener muchísimo respeto por la deuda en pesos. Hay que balancear las dos cosas. El tamaño del sistema financiero es muy chiquito. Si uno quiere financiarse aquí en la Argentina con pesos, termina en algo insostenible y muy inflacionario. Le va a costar mucho a la Argentina tener tasas de inflación descendentes. Este año la inflación va a ser más alta que en 2021. Esperemos que el gobierno pueda controlar las variables para que en 2023 empiece a bajar. Y este escenario es consecuencia de la montaña de pesos que se ha emitido en estos últimos dos años. Nada es gratuito en economía.
De la esfera privada a la gestión pública
▪ Estudios. Es Economista por la Universidad de Buenos Aires con posgrado en la Universidad Torcuato Di Tella.
▪ Desempeño profesional. Trabajó en bancos y creó su propia consultora financiera. También se dedicó al periodismo.
▪ Política. Fue ministro de Hacienda durante la presidencia de Mauricio Macri, entre 2017 y 2019.