La Repregunta. Martín Redrado: “El presidente que asuma en 2023 tiene que presentar un shock de leyes en los primeros días de gestión”
El expresidente del Banco Central dice que los economistas, sin distinción de sector político, tendrían que hacer una autocrítica de las posturas frente a la inflación, y asegura que la respuesta del próximo gobierno deberá ser rápida e integral
“Tener déficit fiscal no es un problema. El problema es no tener crédito para que te lo financien en términos razonables”, plantea. “En el programa con el FMI en 2018, se estableció que no se emitieran más pesos, es decir, base monetaria cero. Y eso no dio resultado”, analiza. “Muchas veces, los economistas tomamos atajos pero no hay atajos en economía: el atajo es base monetaria cero o precios cuidados”, reflexiona. “El gran tema hoy en la provincia de Buenos Aires es trabajar para tener un sistema unicameral. En el Senado bonaerense, un senador gana $800 mil brutos”, dice. “Si Argentina quiere crecer, necesita tener menos impuestos y más contribuyentes”, sostiene. “Lo que tenemos que discutir es cómo convergen el gasto público, la recaudación, la emisión monetaria, las políticas de ingresos”, propone. “Si se busca que este año la inflación sea de un 40%, se necesitan tres leyes que le den el marco a un enfoque concreto de política fiscal, monetaria y de ingresos”, argumenta. “Las tarifas tienen que correr de acuerdo con el poder adquisitivo de la gente. El error que se cometió antes (en la gestión de Cambiemos) fue generar un salto tan importante que generó menor ingreso disponible y caída del consumo”, explica. “Cuando hablamos de reducir impuestos, también tenemos que reducir gastos pero sobre todo de la política que realmente se ha ido totalmente fuera de madre”, advierte y agrega: “En las provincias, ¿qué sentido tiene tener una cámara de senadores? En la provincia de Buenos Aires es escandaloso lo que gana un senador provincial”. “En el próximo gobierno, deberían aprobarse tres leyes. Una ley de independencia del Banco Central; una ley de desindexación del gasto público; una ley que incentive a que los dólares físicos que están en la Argentina se puedan volcar hacia la producción y hacia el consumo de los argentinos. Tres leyes que sean votadas por mayorías especiales”, imagina. “Hay que volver a tener, vos lo planteaste y hay que enfatizarlo, es una política fiscal firme donde los gastos sean iguales a los ingresos”, subraya. “Lo importante es que la política de pesos sea una política consistente como la de Uruguay. Si hay déficit fiscal, está financiado con emisión de deuda en su propia moneda. O cómo Perú que emite deuda en soles”, aclara.
El economista Martín Redrado estuvo en La Repregunta. Redrado fue presidente del Banco Central entre 2004 y 2010. Es presidente de Fundación Capital. Es autor del libro Argentina primero.
Aquí, la entrevista completa.
-La semana pasada hubo novedades en la interna del Frente de Todos y ahora las figuras más cercanas al presidente Alberto Fernández empezaron a plantear con más claridad posiciones que se parecen a las de la oposición en materia econòmica: se llegó a conclusiones macroeconómicas que se habían evitado durante 2 años y medio, parecidas a las que sostiene la oposición. ¿Todo este giro en la línea del debate dentro del oficialismo le termina dando la razón a Juntos por el Cambio?
-Argentina no ha podido superar el problema de la inflación desde hace 40 años. Esto supera a los bordes políticos de las distintas coaliciones. Es más, estoy convencido de que los economistas, los hacedores de políticas públicas tenemos que hacer una autocrítica en relación a los enfoques que le hemos dado al problema antiinflacionario. En el programa con el FMI en 2018, se estableció que no se emitieran más pesos, es decir, base monetaria cero. Y eso no dio resultado. Al contrario. lo que hizo fue subir la tasa de interés a las nubes, generar posiciones de corto plazo de gente que invirtió especulativamente en pesos, lo que se denomina carry trade, y eso terminó en una devaluación. Cuando hacés política monetaria en Argentina, lo que debés tener en cuenta es que nuestro país es bimonetario, la gente tiene peso para sus transacciones pero la reserva de valor la tienen dólares, por lo tanto se necesita un enfoque desde la política fiscal, monetaria, de ingresos. Por supuesto, el objetivo también es generar más dólares, más oferta de divisas. No hemos tenido ése enfoque convergente e integral para el problema de la inflación. Se ha optado por tipo de cambio fijo, por emisión cero, por controles de precios: ninguno ha dado en el blanco. Es un problema de 40 años. Lo que nos exige es un enfoque integral para la inflación desde el frente fiscal y monetario teniendo en cuenta que Argentina es bimonetaria. Y, desde la política de ingresos, hay que apuntar a una misma nominalidad de la economía
Emisión cero, ¿el único camino posible?
-En relación a la crítica al plan de Cambiemos en 2018, esto de una base monetaria que no crezca, es decir, no emitir: ¿su cuestionamiento en ese punto es que se perdió de vista que Argentina es un país bimonetario?
-Así es.
-Pero si emitía, ¿no podría haber producido inflación?
-No seamos dogmáticos en esto. Política monetaria es oferta y demanda. Lo que tenemos que incrementar es la demanda de la moneda. Si uno emite y no hay suficiente producción pero tampoco aumenta la demanda, eso por supuesto genera inflación. Mi posición en este momento es que no es problema de un partido. Yo me planto como un economista que supera la grieta y plantea soluciones concretas para los problemas. No es útil decir que la culpa fue de este ministro. Está claro que esta receta falló. ¿Por qué falló? Porque no tenía una concepción integral. Pero planteemos soluciones.
Si se busca que este año la inflación sea de un 40%, se necesitan tres leyes que le den el marco a un enfoque concreto de política fiscal, monetaria y de ingresos.
-Antes de pasar a las soluciones, me interesa entender este debate porque hizo una crítica puntual: sí no hay demanda de pesos, la emisión genera inflación. ¿Mientras haya demanda de pesos ciertos niveles de emisión son sostenibles?
-Son tolerables. Y eso también está pasando en el mundo.
-Con las medidas de los gobiernos en la pandemia y ahora, en la guerra.
-Hubo una sobre emisión, lo que los economistas describimos así: se tiró dinero desde el helicóptero. Se tiró dinero literalmente desde el helicóptero en el mundo desarrollado y eso excedió la demanda. En el momento de la pandemia, como estábamos todos guardados, la demanda de dinero fue más alta. Ahora que salimos de la pandemia, bajó esa demanda. La gente salió a consumir y no había también suficiente producción para poder contrarrestar ese ese impacto demanda
-Entonces, el problema de 2018 es que la emisión cero también produjo una serie de consecuencias.
-Produjo una suba increíble de la tasa de interés. Mucha gente se cambió de dólares a pesos pero a la primera de cambio, fueron movimientos especulativos, se dieron vuelta y eso provocó una devaluación.
Inflación y control de precios: el error de atacar los efectos antes que las causas
-Dentro de la matriz conceptual del kirchnerismo, lo que ha estado sosteniéndose en estos dos años y pico menos la semana pasada, es que la inflación tiene que ver con especulación y con sectores concentrados, de ahí la política de la Secretaría de Comercio de Roberto Feletti tanto de controlar precios como de controlar a las corporaciones fijadoras de precio. Pero eso tampoco resultó. Y ahora, de pronto, el ministro Martín Guzmán, Matías Kulfas y otras figuras del gobierno cercanas al presidente empiezan a decir que la emisión tiene un rol importante en la inflación, entre otras cosas. ¿La crítica a este gobierno es que no vio el costado inflacionario de la emisión y se concentró en la idea del control de precios?
-Lo haría más amplio. Faltó una visión integral. Muchas veces, los economistas tomamos atajos pero no hay atajos en economía: el atajo es base monetaria cero o precios cuidados. Hay que tener un enfoque integral. En términios de inflación, Argentina tiene un problema parecido al de los años 80: va creciendo la nominalidad y no hay respuesta de política económica hasta que llega un programa como el Plan Austral que plantea una desindexación de la economía y un sendero de baja de la nominalidad. Lo que tenemos que discutir es cómo convergen el gasto público, la recaudación, la emisión monetaria, las políticas de ingresos, es decir, cuánto paga el sector público por salarios, por subsidios, por todos los pagos que tiene que hacer. Todo eso tiene que ir hacia un mismo número. Si se busca que este año la inflación sea de un 40%, se necesitan tres leyes que le den el marco a un enfoque concreto de política fiscal, monetaria y de ingresos.
-Antes de pensar en el futuro, quiero que nos saquemos el pasado de encima. Quedaron claras sus críticas al plan de 2018. Me interesa tener mayor precisión sobre estos dos años y esta insistencia en los controles de precios. Con la interna política y el peso importante de la versión conceptual económica de la vicepresidenta Cristina Fernández, quedó muy soslayado el peso de la emisión y la necesidad de un déficit cero. Ahora los ministros Guzmán y Kulfas, impulsados por el presidente, están saliendo a dar ese debate conceptual. ¿Cuál es el error a la hora de pensar la política antiinflacionaria enfocándose tanto en el control de precios?
-El error es trabajar sobre las consecuencias y no las causas. Es trabajar sobre la fiebre y no las causas de la infección que provoca la fiebre. Es tratar de bajar la fiebre con hielo en lugar de atacar el virus que está produciendo la fiebre
-El control de precios es el hielo sobre la fiebre. No ataca las causas.
-Las causas son una mala política macroeconómica; descoordinación; falta de convergencia entre la política fiscal, monetaria y de ingresos que maneja el sector público
La racionalidad económica. ¿La gran deuda kirchnerista?
-En 2010, la entonces presidenta Cristina Kirchner firmó un DNU para expulsarlo del Banco Central pero recuperó el diálogo con Fernández de Kirchner en 2020.
-Primero, en esos años, hubo un decreto para manotear las reservas del Banco Central-
-Claro, unos 6.500 millones de dólares. Y después el DNU que lo echa del Central.
-Pero volví al Banco Central porque me repuso la justicia y logramos que con nuestra acción cayera el decreto del Fondo del Bicentenario que buscaba esas reservas. Yo dije misión cumplida y renuncié. Vino otro presidente del Banco Central y sacaron una ley para manotear las reservas pero quedó en evidencia que eso había que hacerlo por ley. Yo estaba defendiendo la institucionalidad.
-Diez años después de ese episodio, retomó el diálogo con la actual vicepresidenta a fines de 2020. ¿Qué pasa con los economistas de una fuerza política tan importante como el oficialismo que tienen que pasar casi 2 años y 6 meses para que finalmente se llegue a una discusión económica mucho más racional que plantea que no se puede vivir con subsidios a la energía de los niveles actuales, que no se puede seguir con tarifas congeladas, que no se puede sostener el déficit fiscal continuamente y no se puede no tener reservas? ¿Qué pasa en la política que se está tan lejos de esta racionalidad económica?
-No sólo hablo con el oficialismo sino también con la oposición.
-Sí pero el polo opositor en la polarización política está más cerca de esa racionalidad.
-Sí, pero todos están buscando soluciones. Nos hemos dado cuenta del fracaso económico argentino y desde distintos sectores están buscando soluciones.
-Pero usted señala que esta política económica que ya lleva dos años y pico fue mala, fracasó.
-Sí, sin dudas. Los resultados son muy malos. Uno puede decir bueno, pasó una pandemia y con eso matizar el análisis. Pero de movida se enfocó sólo el tema de la deuda; no se enfocó un programa integral con el Fondo Monetario. Argentina necesita un programa que estabilice la economía, es decir, que baje la tasa de inflación, y que plantee también una estrategia de crecimiento. Eso no se hizo, no se supo. Se trabaja mucho en el día a día. A mediados de 2020, dije estamos en el Plan VV, el plan vamos viendo, haciendo una comparación con el primer plan Bunge & Born de Menem. Del vamos viendo pasamos al plan postergar, pateamos la pelota para adelante, postergamos los problemas centrales de la Argentina para ver cómo llegamos a 2023. El programa del Fondo no soluciona ni el problema de la inflación, que ya está en niveles del 70%, ni la falta de crecimiento económico.
Argentina vs Perú. Banco Central independiente, ¿es posible?
–Uno de los temas centrales que se está discutiendo en los últimos meses tiene que ver con la independencia del Banco Central. En 2018, según su planteo, habría sido necesario algo de emisión, ¿pero en dos años y pico, al contrario, hubo una emisión excesiva por parte del Banco Central? ¿Esa falta de independencia llevó a que emitiera excesivamente y eso sí genera inflación?
-La Argentina no tuvo ningún otro mecanismo para financiar la pandemia que no fuera con emisión monetaria. No tenía crédito, a diferencia de otros países. Perú, por ejemplo, financió todos los gastos de la pandemia, casi 8 puntos del PBI, emitiendo a 20, 30 años a tasas de interés realmente muy bajas. Argentina no tuvo esa posibilidad y no tuvo en cuenta la demanda de pesos. Encepó la economía y generó represión financiera. Yo soy de aquellos que hace política económica con estímulos o incentivos porque esa es la manera o de consumir más o de producir más. En definitiva, lo que se necesita es un balance entre la cantidad de dinero que emitís y lo que producís en la Argentina. Si un país produce dos panes y emite $100, tendrá un equilibrio de pesos, valdrá $50 cada pan. Si sigue produciendo dos panes pero emite $200, evidentemente vamos a tener una inflación. Esa falta de equilibrio es lo que a la Argentina le ha faltado para tener una solución al problema inflacionaria.
Estoy convencido de que la Argentina necesita una nueva carta orgánica del Banco Central para tener independencia de criterio, es decir, que sea el presidente y el directorio del Banco Central quienes fijen el tipo de cambio; el nivel de intervención o no que haya en el mercado de dólar en el día a día, cuánto compra, cuánto vende; el nivel de emisión monetaria
-En un futuro gobierno, ¿es importante volver a la independencia del Banco Central? ¿Volver por ejemplo a la idea de que el Banco Central no financia pagos de deuda de tenedores privados, porque organismos internacionales puede, no?
-Sí lo hicimos. Es muy buena tu pregunta. Eso se hizo en 2005. La redacción la hicimos con un muy buen síndico que tenía el Banco Central que venía de la época anterior, Marcelo Griffi, extraordinario abogado, que después también tuvo función como secretario legal y técnico del Ministerio de Economía. La idea fue que se hiciera por única vez: que se pudieran hacer pagos a organismos financieros internacionales, que son tres: Fondo Monetario, Banco Mundial y BID. Y aclaramos que tenía que ser con efecto monetario neutro, es decir, que no hubiera emisión de pesos sino que el pago fuera simplemente cancelar pesos contra dólares por única vez. Estaba diseñado para el pago al Fondo Monetario porque está claro que es el Banco Mundial nunca nos iba a pedir que canceláramos deudas. Después, obviamente, se desvirtuó. Pero sí, estoy convencido de que la Argentina necesita una nueva carta orgánica del Banco Central para tener independencia de criterio, es decir, que sea el presidente y el directorio del Banco Central quienes fijen el tipo de cambio; el nivel de intervención o no que haya en el mercado de dólar en el día a día, cuánto compra, cuánto vende; el nivel de emisión monetaria; el nivel de tasa de interés; el nivel de regulación financiera porque hoy uno de los riesgos centrales que tenemos es que los bancos tengan cada vez más bonos públicos y le presten menos al sector privado. Eso es una injerencia directa del ministerio de Economía. Lo que debe promover un Banco Central es que haya más crédito en la gente, en las empresas; crédito para crecer no crédito para el sector público. El artículo 20 de la carta orgánica del Banco Central es el que da las pautas de emisión monetaria. Se reformó después de mi salida del Banco Central en 2011 y le dio una capacidad de emisión que claramente es excesiva.
“En las provincias, ¿qué sentido tiene tener una cámara de senadores? En la provincia de Buenos Aires es escandaloso lo que gana un senador provincial”
-Entonces la idea es que el Banco Central tome la decisión de manera autónoma en relación a esos niveles de emisión y no por un pedido de la política para cubrir un déficit que crece por mal manejo del gasto público.
-Exactamente. Pero tampoco pensar que el Banco Central es una isla. Debe tener una concepción integral impulsando la estabilidad monetaria y el crecimiento pero la mejor contribución que puede hacer un Banco Central al crecimiento es brindarnos a todos los argentinos estabilidad monetaria, estabilidad financiera y previsibilidad.
El futuro macroeconómicos: impuestos, gasto público, exportaciones, infraestructura
-Ahora, por su experiencia en 2010, está claro todos los obstáculos para impactar fuerte en el Banco Central, la política los evita y hay que recurrir a la justicia para frenarla. En su caso, se terminó yendo. Es decir, si la política no tiene la decisión de respetar esa carta orgánica tampoco va a tener mucho sentido reformarla.
-Por supuesto. Por eso mi visión es que Argentina necesita un conjunto de leyes, todas juntas y al mismo tiempo. Leyes en materia monetaria que nos den una previsibilidad y un sendero; ley también en materia de gasto público que desindexe el gasto público que sea votado por mayorías especiales; una modernización de nuestra estructura impositiva. Si quiere crecer, Argentina necesita tener menos impuestos y ampliar la base de tributación: tener más contribuyentes, más argentinos que paguemos menos impuestos.
-Menos evasión e impuestos más bajos.
-Exactamente. Y simplificación: tenemos una cantidad de impuestos que hacen duplicación, que no impulsan la inversión. En cuarto lugar, una ley que impulsa las exportaciones y que lleve las retenciones a cero para todos aquellos que aumenten las exportaciones en unidades. Si una empresa o un establecimiento agropecuario exporta 100 unidades de lo que sea, 100 litros de aceite o 100 toneladas de soja o 100 autos o servicios relacionados al conocimiento, lo que exporte de más va con alas con retención cero. Y finalmente un programa nacional de infraestructura
-Si no crecen las exportaciones de esa empresa o decrece, tiene las mismas retenciones
-Seguramente. Tenemos que financiar un tema fiscal y tenemos que ir gradualmente a eliminar las retenciones teniendo una base de sustentación mucho más amplia. Pero en el mientras tanto, incentivamos la generación de dólares genuinos que es lo que necesita la Argentina por su sistema bimonetario. Finalmente, una ley nacional de infraestructura que produzca las principales obras públicas en materia de rutas, autopistas, vías férreas y vías navegables. Hay que ir hacia el transporte multimodal que nos permite generar nodos en donde confluyan vías férreas, vías navegables y carreteras para poder integrar nuestra producción en el mundo
-En el plano impositivo, el impuesto a los Ingresos Brutos (IB), es el más cuestionado. Pero los gobernadores se resisten a dejar de recaudarlo. ¿Qué márgenes políticos hay para hacer estás reformas, por ejemplo, las tributarias?
-Hay que llevar el debate al Congreso. Hay que ver suién se opone y quién no y poner las cartas sobre la mesa. Está claro que Argentina para crecer necesita incentivos impositivos. El impuesto a los ingresos brutos es el impuesto más regresivo que castiga las posibilidades de crecer. Claramente hay que cambiarlos por otros tipos de impuestos. Por ejemplo, en el interior de nuestro país tenemos muchas tierras que están libres de mejoras, que no están cultivadas. El sistema impositivo tiene que promover la producción: a aquel que produce, se le baja impuestos; a aquel que no produce y tiene tierras improductivas, hay que gravarlo con más intensidad
La guerra de las tarifas y el poder adquisitivo de los salarios
-Tema tarifas. El gobierno de Cambiemos, hizo una corrección que según algunos, tuvo costos electorales. Otros opinan lo contrario porque en 2017 Cambiemos ganó las elecciones de medio término. Y sin embargo el gobierno de Fernández dio marcha atrás con esa actualización y desaprovechó ese contexto. Hubo que esperar hasta esta semana para que el ministro Guzmán sostuviera más agresivamente que un país sostenible no puede vivir con los niveles de subsidios que tiene Argentina.
-Fundación Capital calculó el número del año pasado, 2,3 puntos del PBI. Pero si tomás el crecimiento que han tenido los subsidios en estos 4 meses, nos vamos casi a un 0,6% más para este año, es decir, casi 3 puntos del PBI
-La AUH, una de las políticas de contención social a la que se le reconoce mejores efectos, es medio punto. Entonces, dos años y medio para desandar un camino y volver a reconocer que es necesario actualizar las tarifas. ¿Fue un error congelar las tarifas y desalinear ese precio?
-Sí, por supuesto. El tema es que las tarifas tienen que correr de acuerdo con el poder adquisitivo de la gente. El error que se cometió antes fue generar un salto tan importante que generó menor ingreso disponible y caída del consumo. Lo que se necesita en todas las variables económicas es tener un sendero. El sendero de crecimiento de las tarifas tiene que ver con el coeficiente de variación salarial. Hay que aumentar las tarifas de acuerdo con cómo le va aumentando los salarios a los distintos segmentos de la población. Ese un camino de largo plazo pero es el que permite tener paz social
Gasto público y política. ¿El sinsentido de una Cámara de Senadores en cada provincia?
-En relación al gasto público, al déficit, usted ha planteado que las legislaturas provinciales deberían reducirse a una cámara para lucir la cantidad de asesores y de legisladores. De acuerdo con sus distintas conversaciones con las distintas fuerzas políticas, ¿hay algún margen para que eso suceda?
-Cuando hablamos de reducir impuestos, también tenemos que reducir gastos pero sobre todo de la política que realmente se ha ido totalmente fuera de madre. La política se mira el ombligo y no resuelve los problemas de la gente. En un programa integral, la política tiene que poner los suyos para generar un equilibrio general. Algunas provincias lo han adoptado. Córdoba tiene un poder legislativo unicameral. También hay que poner por al Poder Ejecutivo Nacional sobre la mesa, todos vamos a generar un esquema más moderno de funcionamiento. ¿Necesitamos 22 ministerios en el Poder Ejecutivo nacional? Ni vos ni yo podemos nombrar más de 7 u 8 ministros. Mostrando algunas provincias que tienen funcionamiento unicameral, puede darse ese debate de fondo. ¿Cuál es el origen de tener dos cámaras? Que los diputados nacionales representan al pueblo de la nación y los senadores, a las provincias. En las provincias, ¿qué sentido tiene tener una cámara de senadores? En la provincia de Buenos Aires es escandaloso lo que gana un senador provincial.
-¿Cuánto gana?
-El sueldo bruto son 800 mil pesos pero si sumás los asesores y demás llegan prácticamente casi a $2millones de pesos. ¿Por qué está tan enraizado el tema? Si van a trabajar al sector privado, no pueden ganar ni la décima parte. Ahí están todos agarrados. Hay que generar una presión desde la gente, desde nosotros. El gran tema hoy en la provincia de Buenos Aires es trabajar para tener un sistema unicameral.
Argentina 2023: ¿shock o gradualismo?
-A partir de 2023, del nuevo gobierno, ¿es shock o gradualismo?
-Es convergencia o dispersión de las variables económicas.
-¿Pero rápido o lento?
-Rápido. Tiene que ser la primeras horas o días. El presidente que se haga cargo el 10 de diciembre tiene que presentar un conjunto de leyes que transformen la Argentina. Que marquen una convergencia, que marque que todas las variables que maneja el gobierno van a ir hacia Mar del Plata y van a tener este ritmo: el primer año van a llegar hasta Chascomús, el segundo año hasta Dolores, el tercero hasta Las Armas y el cuarto año, llegarán a Mar del Plata. Pero todos vamos a ir por la ruta 2. Tendrá que poner mojones en el camino. Es un shock de leyes. Por supuesto, no podemos parar la inflación de un día para otro: es un tren que viene a 200 km/h. Si lo querés parar en 100 metros, nos matamos todos los argentinos.
-¿Cuáles serían las medidas más directas que influyen sobre la inflación que debería encarar un gobierno ni bien asuma en 2023?
-Deberían ser tres leyes. Una ley de independencia del Banco Central; una ley de desindexación del gasto público; una ley que incentive a que los dólares físicos que están en la Argentina se puedan volcar hacia la producción y hacia el consumo de los argentinos. Tres leyes que sean votadas por mayorías especiales. Esto es muy importante porque la desconfianza que hay en la Argentina hace que una ley se cambie con otra ley con una mayoría simple. Busquemos que estas leyes tengan permanencia, que tengan dos tercios del respaldo del Congreso. Si viene Pedro, Juan o María, esto no cambia y le da un sentido dirección. La economía para crecer necesita variables que sean previsibles y eso lo tienen que dar leyes con mayorías especiales
-Se habló mucho de dolarización en el marco de esta reivindicación de los años del menemismo, sobre todo por el gran logro que fue la convertibilidad, es decir, inflación cero. La dolarización parece difícil pero otros plantean que lo que hay que aceptar es que esta es una economía bimonetaria, como usted señalaba. ¿Hay que partir de esa base? Que la gente se desprende de pesos y se refugia en el dólar.
-Claro pero lo que hay que volver a tener, vos lo planteaste y hay que enfatizar, es una política fiscal firme donde los gastos sean iguales a los ingresos. Hay que evitar que tengamos cada vez más gastos y menos ingresos y por lo tanto, tengamos que financiarlo con deuda o con emisión monetaria. Si uno tiene que resumir estos 40 años y porqué estamos como estábamos, es que estamos financiando exceso de gasto público o un mal gasto público con emisión monetaria o con emisión de deuda. Entonces tenemos o crisis inflacionaria o crisis de deuda. Ahora tenemos que generar incentivos. Reitero: para mí hacer política económica es generar estímulos para que los dólares físicos que están en las cajas de zapatos de los argentinos, en las macetas de los jardines, a diferencia de lo que ocurrió en 2017 cuando se buscó que los dólares vinieran de afuera. Hay que legitimar el ahorro de todos los argentinos. Esto cruza a todas las clases sociales. Hay que generar incentivos para que eso se vuelque al consumo y a la inversión
-¿Implica que el dólar tiene un solo precio y que puede circular en el intercambio cotidiano?
-La mayoría de los que no están viendo ha viajado a Uruguay. En Uruguay el peso uruguayo funciona porque hay una política fiscal seria. Pero también uno puede ir a un restaurante y pagar con una tarjeta de crédito en dólares.
-Pero no hay un dólar oficial con una brecha enorme con un dólar paralelo
-No, no. Durante los 5 años y medio de mi gestión, aún con la crisis de Lehman Brothers, siempre tuve un solo precio para el valor del dólar. Eso genera enormes distorsiones. A diferencia de los años ‘90, el mundo tiene hoy tipos de cambio fluctuantes. Cuando Argentina tenía convertibilidad, el real valía 1,10 reales respecto al dólar y en febrero del ‘99, hubo una oportunidad perdida para Argentina cuando Fernando Henrique Cardoso decidió salir del tipo de cambio fijo. Argentina tiene una conexión productiva, industrial muy fuerte con Brasil. Pensar en la dolarización, en atarnos a un tipo de cambio fijo cuando todo el mundo y todos nuestros vecinos tienen un tipo de cambio flexible no sería compatible con una política de crecimiento económico. Sí hay que generar incentivos impositivos para que la plata salga del colchón y se pueda volcar a que Argentina consuma e invierta más.
-Cuando los economistas explican la conexión entre esta economía bimonetaria libre, donde se acepte la libre circulación del dólar al mismo precio para todos, sin desdoblarlo en distintos precios, y la baja de la inflación. ¿Cómo se da eso?
-La baja inflación viene con una política de desindexación del gasto público.
-¿Pero no tiene que ver con la bimonetarización y la circulación libre de los dólares?
-Como es libre, tiene que ver con la oferta y demanda. Habrá gente que quiera ofertar dólares y habrá gente que los demande. Lo importante es que la política de pesos sea una política consistente como la de Uruguay. Si hay déficit fiscal, está financiado con emisión de deuda en su propia moneda. O cómo Perú que emite deuda en soles. No es un problema tener déficit fiscal. Es un problema no tener crédito para que te lo financian o para que te lo financian el término razonable
-Emitir deuda en pesos no es lo mismo que emitir pesos. Son dos cosas distintas, con efectos distintos. Porque pensé en el Banco Central de Perú con Julio Velarde que está desde 2006.
-Es el Alan Greenspan de América Latina.
-Claro, han pasado 7 presidentes. Aún Pedro Castillo, que está en la extrema izquierda, lo sostiene y esa economía está muy saneada en términos macroeconómicos.
-Estabilizada. Tiene otros problemas como el de la distribución de los ingresos pero en términos de estabilización monetaria y fiscal, la tiene. Desde que está Julio, la inflación estaba estabilizada en torno al 3%. Ahora se duplicó pero por lo que ha pasado en el mundo.
-Por eso, no es lo mismo emitir bonos para adquirir deuda en pesos que emitir pesos desde el Banco Central.
-Tiene que ver con generar confianza. La precondición es generar confianza. La confianza se recrea con leyes que marcan un rumbo. Sin confianza, sin poder político todas estas ideas que hablamos no tienen factibilidad de éxito.
-Cuando dice leyes, se trata de leyes que atraviesen transversalmente a las fuerzas políticas para lograr políticas de Estado.
-Dos tercios del Congreso para decir: Argentina va por este camino.
Vocación para la discusión pública
Formación. Economista por la UBA, máster en Administración pública por la Universidad de Harvard.
Función pública. Fue presidente del Banco Central, secretario de Comercio y Relaciones Económicas Internacionales , y presidente de la Comisión Nacional de Valores.
Libros. Publicó Cómo sobrevivir a la globalización y Argentina primero: Poner en marcha al país tras la pandemia.