La Repregunta. José Luis Daza: “Entre 1990 y 2015, los chilenos más ricos aumentaron sus ingresos en 220% pero los más pobres, en 480%”
El economista chileno defiende el modelo “post-Pinochet” orientado por la negociación entre centro derecha y centro izquierda, fustiga a Bachelet por “populista” y considera que, de ganar las próximas elecciones, Kast privilegiará las políticas de crecimiento
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“Chile tenía un gasto de gobierno que era de alrededor del 18% del PGB y hoy ya está en casi el 30%”, describe. “En Chile, el sistema de pensiones fue el ancla del mercado de capitales que permitió financiar al gobierno y financiar hipotecas. Hasta hace poco, podías comprarte una casa a 30 años con tasas de interés del 3%”, plantea y aclara: “Hoy el mercado de capitales está muy dañado”. “Hoy en Chile casi el 70% de los jóvenes que está en la universidad viene de padres que no terminaron la educación primaria”, dice cuando en defensa del modelo chileno histórico. “Desde 1990 hasta el 2015, el decil de ingresos más alto de Chile aumentó su ingreso aproximadamente en 220%. Pero el decil más bajo lo aumentó en 480%”, agrega. “Una de las grandes diferencias con la Argentina, Brasil y México es que en los últimos 30 años, la clase empresarial chilena se enriqueció reinvirtiendo en Chile. Pero en los últimos dos años, han salido de Chile más de 50 mil millones de dólares”, alerta.
Desde Nueva York, el economista chileno José Luis Daza, un representante respetado de eso que se llama “los mercados” y una voz escuchadísima en Chile, estuvo en La Repregunta para analizar las transformaciones económicas y macroeconómicas que se avecinan en ese país.
¿Qué le pasa a un país con equilibrio fiscal, inflación bajísima, crecimiento y reducción de la pobreza cuando se instalan nuevas demandas y avanza la incertidumbre política? ¿Llegó el fin del oasis macroeconómico de América Latina? La pregunta se impone en medio de la reforma constitucional que atraviesa Chile y clama por más Estado, en camino a una elección presidencial el 21 de noviembre, donde se enfrenta la izquierda y la derecha y, por si faltaba algo, en pleno proceso de juicio político al presidente Sebastián Piñera.
Daza, experto en mercados emergentes, fue fundador de QFR, uno de los hedge fund focalizados en emergentes más importantes del mundo. Fue jefe de investigaciones en mercados emergentes del JP Morgan durante más de una década, donde trabajó con Alfonso Prat Gay y Luis “Toto” Caputo, y también en el Deutsche Bank. Es economista por la Universidad de Chile y candidato a Doctor en Economía por la Universidad de Georgetown, en Estados Unidos.
Un dato curioso: Daza es el hermano de la cirujana y pediatra Paula Daza, la viceministra de Salud chilena, responsable del sistema sanitario durante toda la pandemia. Es la política con imagen positiva más alta de Chile.
El modelo chileno “neoliberal”, ¿fue anti popular? ¿Por qué dice que está en riesgo el mercado de capitales chileno y cuáles son las consecuencias? ¿Qué es el “populismo económico” del segundo gobierno de Michelle Bachelet y de Piñera? ¿Qué relación tiene con la crisis de los fondos de pensión? ¿Cómo será Chile si gana la izquierda? ¿Qué pasará si triunfa la derecha? Aquí, la entrevista completa.
-Chile enfrenta una superposición de transformaciones: la elección presidencial del 21 de noviembre, la reforma de la Constitución y un eventual juicio político al presidente Sebastián Piñera. Desde la mirada de un hombre de los mercados con su experiencia, ¿este escenario representa para Chile una tormenta peligrosa para su economía y su macroeconomía?
-Sí. Chile se encuentra en este momento en una bifurcación en el camino que lleva a dos modelos de sociedad radicalmente diferentes. El sistema que existió en Chile, una forma de gobernar que empieza con Pinochet, se basó en una tecnocracia muy calificada que tenía la última palabra en la toma de decisiones respecto de las principales políticas públicas del país. El rol de esa tecnocracia se profundiza durante los gobiernos de la Concertación y eso se rompe en el segundo gobierno de (Michelle) Bachelet. El crecimiento de Chile se estanca alrededor de 2014. Llevamos casi una década de crecimiento per cápita prácticamente cero. Por unos 20 años, la sociedad estuvo acostumbrada a crecer, a mejorar. Ahora vive un estancamiento muy pronunciado. En el fin de este modo de gobierno tecnócrata, se empieza a dar rienda suelta a lo que es el populismo más estilo latinoamericano. En Chile, el populismo tradicional latinoamericano estuvo dormido unos 20 o 30 años. Llega Bachelet y en su segundo gobierno, le pega un palo al avispero del populismo. Se sueltan todas las fuerzas ideológicas que siempre han existido. Chile es un país con una izquierda tradicional, con un Partido Comunista muy fuerte, mucho más que en la Argentina. Es un país muy ideologizado. En este momento llevamos ya casi una década de estancamiento, de frustración de la sociedad, una frustración muy profunda con las instituciones cuando la gente deja de progresar. Hubo una serie de escándalos a nivel institucional que causaron mucha molestia. Instituciones tradicionalmente probas como eran los carabineros tuvieron escándalos de corrupción, también el Ejército y los grandes empresarios que se coludieron en escándalos muy emblemáticos. Entonces hubo una reacción hacia todo el sistema. Y hoy estamos frente a una bifurcación. Por una parte tienes a Gabriel Boric, que representa a la izquierda tradicional latinoamericana con un programa muy parecido a lo que Argentina hizo en los últimos 10 años. Por otro lado, tienes lo que es una sorpresa para muchos, el surgimento muy pero muy fuerte de José Antonio Kast, una persona muy tradicional, muy conservadora y que presenta la opción política y económica más parecida al libre mercado que se instala a fines de los ‘80s y comienzos de los ‘90s.
En Chile, el populismo tradicional latinoamericano estuvo dormido unos 20 o 30 años. Llega Bachelet y en su segundo gobierno, le pega un palo al avispero del populismo. Se sueltan todas las fuerzas ideológicas que siempre han existido. Chile es un país con una izquierda tradicional, con un Partido Comunista muy fuerte, mucho más que en la Argentina.
Las virtudes del “modelo neoliberal” chileno
-Usted señala el agotamiento de la toma de decisión basada en una tecnocracia que resulta muy efectiva hasta el segundo gobierno de Bachelet y que habría conducido a Chile por las sendas de crecimiento, con capacidad para responder a las demandas sociales. Pero una de las críticas más instaladas apunta al modelo chileno, considerado un “modelo neoliberal” y extractivista que produjo desigualdades. ¿Cómo ve eso?
-Respecto a las etiquetas que se le pueden poner a un modelo, puedes llamarlo como quieras. “Neoliberal” tiene una connotación política más que económica. Lo que se hizo en Chile fue tratar de manejar una economía de acuerdo con principios clásicos de la economía tradicional. Equilibrio general a través de todos los mercados tratando de tener una economía lo más eficiente posible. En los ´80s, teníamos la mitad del ingreso per cápita que Argentina. Chile era un país con altos niveles de pobreza, más de 50 o 60% de pobres. Lo más extraordinario es que esa economía transforma a este país en un país sumamente dinámico que por 15 años creció a tasas más parecidas a las de Asia que a las de América Latina. En ese contexto, lo más notable de Chile fue que logró bajar la desigualdad en forma sostenida. Un país muy desigual y no los quiero aburrir con datos...
-Sí, queremos datos, nos interesan los datos. No nos aburren.
-Te voy a dar uno de los indicadores más concretos. La fuente es Rodrigo Valdés, el último ministro de Hacienda de Michelle Bachelet. Trabajó en el gobierno de (Ricardo) Lagos, hombre de la Concertación, de la centro izquierda.
-Lo hemos entrevistado aquí en La Repregunta.
-Rodrigo hace un análisis muy interesante de lo que ha sido la evolución del ingreso per cápita de los distintos deciles desde 1990 hasta el 2015. Lo que él ve es que en ese período, el decil de ingresos más alto de Chile aumenta su ingreso aproximadamente en 220%. Pero el decil más bajo de Chile lo aumenta en 480%. Es realmente una transformación: un aumento muchísimo más alto de los deciles más bajos que de los más altos.
-Es decir que se acorta la brecha entre los más pobres y los más ricos.
-Exactamente. Y lo puedes ver en el clásico coeficiente de Gini que se baja de 55 a 44, todavía muy alto. Chile todavía es una sociedad muy desigual. Pero claramente la tendencia era que los ingresos de los sectores más pobres aumentaban de forma mucho más rápida que los ingresos de los sectores más altos. Y prácticamente todo ese aumento en bienestar, ese aumento de los ingresos más pobres vino por el crecimiento real de los salarios. Hay otros indicadores. Chile no sólo era desigual en sus ingresos. Era desigual en el ingreso a la universidad y en este período se amplía dramáticamente el acceso a la universidad. Hoy en Chile, casi el 70% de los jóvenes que están en la universidad viene de padres que no habían terminado la educación primaria. Hay una transformación muy importante también en el área social.
“Populismo económico”: de Bachelet a Piñera
-¿En qué sentido el segundo gobierno de Bachelet es populismo económico, según usted sostiene, e implica un quiebre en esa continuidad tecnocrática eficiente para producir resultados?
-En su segundo período, Bachelet reintroduce un discurso y una forma de gobernar que había estado ausente en el Chile pos Pinochet. Después de Pinochet, todas las grandes reformas, incluso la transición pos Pinochet, fueron negociadas entre la centro derecha y la centro izquierda que gobernaba. Todos, los aumentos de impuestos, las reformas laborales, las reformas de pensiones, todo se fue haciendo en forma colaborativa. Pero en su segundo gobierno, Bachelet expulsa al área más tecnocrática representada en cierta forma por Andrés Velasco que hoy es profesor de Harvard (NdelR: Actual decano de la Escuela de Política Pública de la London School of Economics. Doctor en Economía por la Universidad de Columbia. Fue investigador en Harvard y en el MIT), rompe su coalición y trae al Partido Comunista. Al entrar el Partido Comunista, abandona la forma de gobernar haciendo negociación y empieza a hacer una serie de reformas dramáticas, sin apoyo tecnocrático, en educación y una reforma tributaria que fue catastrófica por su complejidad y que no logró su objetivo.
-Desde distintos campos ideológicos, siempre se destaca la salud macroeconómica chilena y la voluntad tanto de la izquierda como de la derecha, en los distintos gobiernos, de mantener el equilibrio fiscal. ¿Bachelet lo rompe?
-Efectivamente. Bachelet hace una reforma tributaria que supuestamente iba a recolectar cierta cantidad de recursos y no lo consigue. Ahí ves cómo se rompe la regla, que ya venía flaqueando, del déficit fiscal estructural. Originalmente, nuestro país se manejaba con una regla que determinaba que, ajustado por el ciclo, Chile tenía que tener un superávit de 1%. Eso se cambia a un balance estructural.
-¿Qué quiere decir “balance estructural”?
-Balance estructural quiere decir déficit cero ajustado por crecimiento. Es decir, cuando estás creciendo a tasas muy altas, deberías tener un superávit. Cuando estás creciendo por debajo de tu potencial, tenés un pequeño déficit de forma tal que cuando llegues a tu potencial, estás balanceado. En el segundo gobierno de Bachelet se empiezan a romper los equilibrios fiscales; no se alcanzaron las metas fiscales que estaban en el programa. Pero lo más grave es que se rompe el respeto que había hacia los conocimientos especializados. Eso pasa sobre todo con la reforma laboral. El ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, y otros técnicos se oponían fervientemente a una reforma laboral que convertía al mercado laboral de Chile en uno de los más rígidos del mundo. Y por primera vez no se escucha lo que dicen los técnicos. Eso abre las puertas para que se empiecen a tomar otras series de medidas sin respeto por lo técnico. Ahora, en el período de (Sebastián) Piñera, este proceso lleva a un colapso total cuando todos los economistas de Chile se oponen a que cambien las reglas del sistema de pensiones. El cambio buscaba que la gente pudiera sacar su dinero durante la pandemia. En contra del consejo de todos los economistas de izquierda y derecha de Chile, los políticos de izquierda y de derecha van y lo hacen.
En el segundo gobierno de Bachelet se empiezan a romper los equilibrios fiscales; no se alcanzaron las metas fiscales que estaban en el programa. Pero lo más grave es que se rompe el respeto que había hacia los conocimientos especializados. Eso pasa sobre todo con la reforma laboral.
La batalla de los fondos de pensión
-En los últimos meses en Chile, los fondos de pensión, las AFP, se han convertido en la gran batalla político, económica e ideológica a partir de lo que usted describe. Lo llamativo es que un gobierno de derecha como el de Piñera tampoco le puso límite a esos retiros. Hubo que esperar a la discusión en torno al cuarto retiro para que el Senado finalmente lo rechazara. Respecto de las AFP, tan centrales en términos de macroeconomía y futuro, ¿cómo se posicionan cada uno de los candidatos con más chances de convertirse en el futuro presidente de Chile, Gabriel Boric por la centro izquierda y José Kast por la derecha?
-Se ha transformado en la batalla ideológica más importante que existe en Chile. Te cuento de dónde surge el problema. El sistema de pensiones se crea en Chile a comienzos de los ‘80s con una tasa de contribución de los trabajadores del 10% del salario. Los fondos son reinvertidos. Han crecido en cantidades sustanciales. Cuando empezaron los retiros el año pasado, los fondos tenían aproximadamente 300 mil millones de dólares. De eso, las contribuciones de los trabajadores eran un poquito menos de 100 mil millones de dólares y los retornos eran de 200 mil millones de dólares. La administración de los fondos fue muy buena. No hay causas de corrupción, no hay acusaciones de mala administración.
-Es decir que un chileno que había estado aportando a lo largo de su vida laboral a esa jubilación no manejada por el Estado sino por los fondos de pensión, a la hora de querer retirarlo, había ganado mucho más que la inflación. Había ganado de acuerdo con la rentabilidad de ciertos mercados.
-Absolutamente. Por cada 100 que habían puesto los trabajadores, en total había más de 300 en su cuenta personal. Ahora, ¿qué es lo que ocurrió? A lo largo de su vida laboral, mucha gente no contribuyó con su 10%. Hubo lo que se llaman las “lagunas laborales”, el prolongado período en que la gente no contribuía. Entonces los ahorros eran bastante menores. Por otro lado, en el mundo, la tasa de interés cayó. Cuando se crearon los fondos de pensión, la tasa en Chile pagaba aproximadamente la inflación más 7%. Pero esa tasa cayó prácticamente a la inflación más cero. Y tercero, aumentó mucho la expectativa de vida: pasó de 60 años, aproximadamente, a más de 80. Cuando la gente se empieza a jubilar, ese sistema de pensiones no le alcanza para tener una pensión buena y digna. La razón no está en la administración de las AFP. El problema era que no habían contribuido lo suficiente, no habían ahorrado lo suficiente porque 10% es muy poco.
-Pero no contribuían porque el salario se había estancado o porque había mucha informalidad en el mundo del trabajo o la entrada y salida de un trabajo a otro no era tan continua.
-Exactamente. El mercado laboral se fue rigidizando. Los salarios no eran particularmente altos entonces la gente no quería contribuir. Y había una desconfianza hacia el sistema. Había quienes decían que esa plata no existía, que las AFP se la había robado. Ideológicamente hay un debate muy importante. Ha habido varios intentos de reformas de las pensiones. Era claro que el 10% no es suficiente y que hay que aumentarlo. Hay países donde la contribución es de 20 o 30%. Ahora bien, en Chile, el sistema de pensiones fue el ancla del mercado de capitales. A su alrededor se creó todo un ecosistema de mercados de capitales que le permitió a Chile financiar al gobierno, financiar hipotecas. En Chile, hasta hace poco, podías comprarte una casa a 30 años con tasas de interés del 3%. Eso es en gran medida por el sistema de pensiones y por el ahorro asociado a ello que había generado estos fondos de financiamiento. Hay todo tipo de financiamiento en Chile muy similar a otros países desarrollados. Ahora, curiosamente, una vez que empiezan con los retiros del 10% y se va el capital…
-Eso sucede desde el año pasado, con la pandemia. Una manera del gobierno de habilitar plata en el bolsillo de la gente.
-No fue idea del gobierno. El gobierno se opuso fuertemente. Esto es totalmente impulsado por el Parlamento. El gobierno se opone en el primer retiro y le dice a la gente que le va a prestar dinero a tasa de interés cero pero que dejen el dinero en las pensiones. Pero el Congreso permite el retiro del 10%. Piñera tuvo la oportunidad de llevar el tema al Tribunal Constitucional pero no lo hizo. Pensó que era por única vez pero obviamente, no lo fue. Ahora te encuentras en una situación donde el mercado de capitales chileno ya está muy dañado.
-¿Que consecuencias acarrea que esté dañado el mercado de capitales? ¿Quiere decir que hay cada vez menos plata para invertir en proyectos de desarrollo?
-Absolutamente. En este momento, no solamente está dañado el mercado de capitales en términos de que no hay ahorro dispuesto a financiar inversiones. Tampoco hay ahorro para financiar al gobierno. El gobierno de Chile está teniendo serios problemas para emitir deuda en el mercado local. Nadie quiere comprar deuda local; tampoco los fondos de pensiones. Si siguen por este camino, va a ser cada vez más difícil. En Chile, las tasas de interés se han disparado para arriba básicamente por esto.
El futuro de Chile: planes de izquierda y reacción de los mercados
-De ganar la centro izquierda con Gabriel Boric, en medio de una reforma constitucional que exige más derechos y una mayor presencia del Estado, ¿cuáles son los riesgos que enfrenta la macroeconomía y la economía chilena?
-A ver si hay algún paralelo con algún país que te suena. Un estado decide que en algo menos de una década va a aumentar el gasto del gobierno en un 8%. Va a intervenir las pensiones privadas, va a tomar control el Estado y las va a invertir de acuerdo con los criterios políticos. Además, va a revisar los tratados internacionales de comercio. Va a hacer política industrial, va a crear un Banco de Desarrollo, va a crear aproximadamente de 10 a 11 empresas estatales. Está interesado en aumentar sus comercio con el Mercosur. Hasta se planteó la idea de entrar aunque después fue refutada. Claramente, el programa de Boric es Latinoamérica clásica.
-¿Es la Argentina o es Venezuela?
-En términos de programa, la primera parte es más la Argentina que Venezuela. Pero hay una diferencia. A mí me da la impresión de que el kirchnerismo era mucho menos ideológico que la izquierda chilena. Intervinieron las AFJP porque necesitaban plata; no era porque se oponían al capitalismo. Tenían la plata para hacer las cosas que querían hacer. Mientras que el Partido Comunista chileno que va a ser muy influyente y que va a ser parte de esta coalición de Boric, es absolutamente ideológico. Han apoyado a (Nicolás) Maduro, a Fidel Castro. Es uno de los pocos partidos del mundo que sigue apoyando a Corea del Norte. Ideológicamente son mucho más rígidos que lo que es el kirchnerismo. Si siguen con ese programa, no sé si van a poder. Cuesta pensar que van a poder hacer cumplir con ese listado de supermercado de cosas populistas. Si van por ese camino, va a implicar enfrentarse con fuerte salida de capitales. Va a ser muy difícil. Ahí la pregunta es si ante esa situación extrema, qué hacen: o se vuelven ortodoxos o toman de América Latina y Chávez.
-Mencionó la salida de capitales. ¿Cómo funciona la renta de los chilenos en general? ¿La reinvierten en Chile o la sacan para inversiones en el exterior?
-En este momento, la cuenta de capitales está completamente abierta. Puedes sacar tu dinero sin ninguna restricción. Es más, el tratado de libre comercio con Estados Unidos tiene alguna restricción para los controles de capitales. En el último tiempo han salido de Chile más de 50 mil millones de dólares.
-¿En qué período?
-Básicamente en los últimos dos años.
-¿Y antes? ¿Cómo era la conducta de los inversores chilenos? ¿Tendían a reinvertir en Chile?
-Absolutamente. Una de las grandes diferencias entre Chile y Argentina, Brasil, Venezuela, México es que en los últimos 30 años, la clase empresarial chilena mayoritariamente reinvirtió en Chile. Gran parte de su riqueza se hizo reinvirtiendo en Chile y así le fue muy bien. Y eso empieza a cambiar con el segundo gobierno de Bachelet. Empiezas a ver algunas familias abriendo family offices (NdelR: empresa privada creada para gestionar el patrimonio de una familia) afuera. Ahora hay un torrente de dinero que está saliendo del país. El proceso está muy acelerado. Los flujos de capitales hacia afuera son muy fuertes.
El futuro de Chile: el orden de la derecha
-De ganar en las futuras elecciones Kast, el candidato de la derecha, que algunos consideran un nuevo Bolsonaro por sus posiciones de ultraderecha sobre derechos sociales como el aborto o la identidad de género, ¿qué representaría para Chile en términos económicos y macroeconómicos? ¿Una continuidad del modelo de Sebastián Piñera? Porque usted incluyó a Piñera dentro de lo que considera el nuevo populismo que vive Chile desde el segundo gobierno de Bachelet.
-Creo que no. La derecha chilena tradicional, una derecha relativamente pequeña, es extraordinariamente conservadora en todos los temas valóricos que tú dijiste. Mi impresión es que José Antonio Kast utiliza los valores como forma de aglomerar a su base, de tener una base que posteriormente le permitiera negociar cupos de poder dentro de la derecha. Creo que Kast y su equipo nunca pensaron que iban a estar en la situación que están ahora, dónde están segundos o primeros, peleando la elección. Kast va a ser bastante inteligente tratando de unir a la centro derecha enfocándose en aquellos temas comunes y no en aquellos temas que son divisorios. En mi opinión, toda la agenda valórica va a perder importancia y van a resaltar los temas que importan en Chile en este momento que son crecimiento, economía, sobre todo, orden público. Cuando fue el estallido social, hubo un cierto grado de tolerancia hacia la violencia. Hoy hay una enorme intolerancia y eso es lo que está detrás de José Antonio Kast. Ahora bien, Kast y Piñera van a ser diferentes. Piñera hizo muy poco para concentrarse en el crecimiento, lo mismo que Bachelet. Chile hace una década que no se enfoca en crecimiento. Se enfocaron en las cuentas fiscales pero en crecimiento, no. Creo que Kast va a hacer un esfuerzo por enfocarse en el crecimiento.
El primer punto es dejar de tener este aumento sostenido y asfixiante del aparato estatal, que ha venido creciendo. Hace unos años, Chile tenía un gasto de gobierno que era de alrededor del 18% del PGB y hoy ya está en casi el 30%. El marco regulatorio ha sido expandido enormemente y no ha habido reformas pro crecimiento.
-¿Qué quiere decir “enfocarse en el crecimiento” en términos de política macroeconómica?
-El primer punto es dejar de tener este aumento sostenido y asfixiante del aparato estatal, que ha venido creciendo. Hace unos años, Chile tenía un gasto de gobierno que era de alrededor del 18% del PGB y hoy ya está en casi el 30%. El marco regulatorio ha sido expandido enormemente y no ha habido reformas pro crecimiento. Kast ha dicho que su primera reforma pro crecimiento va a ser por el lado impositivo. No solamente no va a haber aumentos sino que dice que va a bajar impuestos. Yo tengo ciertas dudas sobre si va a poder hacerlo.
-Sobre todo por la demanda social que hay.
-Exactamente. Yo tengo dudas. Ahora, hay espacio para reajustar el gasto. Hay dos modelos de sociedad, una con un estado que crece y otra que dice no, no necesitamos seguir expandiendo el gasto sino que nos vamos a enfocar en los más pobres, en hacer crecer la economía, en hacer desregulaciones en donde podamos. La apuesta de Kast es que el crecimiento va a llevar a un equilibrio político mejor, más parecido al que se tenía en los primeros años de la Concertación. Pero Kast es diferente a Piñera. Cree en un estado más pequeño pero en un estado muy fuerte. Ha hablado de introducir capital privado en Codelco, que en Chile es intocable. Y Kast, sumamente audaz, ha dicho, “yo estoy dispuesto”.
-Codelco es la compañía de cobre chilena. Como la YPF argentina. ¿La participación del estado es mayoritaria en relación a los privados?
-Es ciento por ciento estatal. Ni siquiera Pinochet pudo privatizar Codelco. En su momento, el Ejército se opuso completamente. En ese momento, Codelco representaba el 80% del cobre; era prácticamente todo estatal. Con el pasar de los años, el sector privado ha cumplido un rol mucho más grande. Pero todavía es una empresa símbolo y el solo hecho de que Kast haya dicho eso, te muestra la dirección en la que va a ir: va a darle mayor participación al sector privado, tratando de desregular en donde pueda y sobre todo, detener esta expansión dramática del estado que se viene con Boric.
Un experto en el mundo financiero
▪ Formación. Doctor en Economía de la Universidad de Georgetown, Estados Unidos.
▪ Trayectoria. Director de Integrated Finance Ltd. y Consejero de Políticas Públicas del think tank Libertad y Desarrollo.
▪ Público y privado. Ocupó el cargo de director del departamento de investigación de mercados emergentes en el Deutsche Bank y representó al Banco Central de Chile en Asia, entre 1989 y 1992.