La Repregunta. Federico Sturzenegger: “Lo que viene es durísimo porque va a haber un déficit muy grande financiado con un impuesto a los pobres, la inflación”
El expresidente del Banco Central, un economista que no le escapa a la polémica, relativiza la importancia de lograr un acuerdo con el FMI, postula que la economía transita una “mediocridad sostenible” y asegura que la inflación es el impuesto que nadie vota
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“La reestructuración de la deuda con los privados que hizo Guzmán fue innecesaria. Tuvo una finalidad política, no económica”, sostiene. “El acuerdo con el FMI no es nada relevante. Cuando se den las señales que muestren hacia dónde va el gobierno, como tener más ordenada la situación fiscal, un Banco Central independiente, no tener cepo cambiario, las cosas van a empezar a ir mejor con o sin acuerdo”, afirma. “Si la Argentina ordena su régimen monetario, su economía va a funcionar como en cualquier lugar del mundo”, plantea. “Si se abre el cepo y la economía empieza a funcionar, el dólar no se va a ir a 250″, analiza. “Ahora que aceptamos esta idea de considerar el impuesto inflacionario como parte de la estructura tributaria, lo que viene es durísimo porque va haber un déficit muy grande financiado con un impuesto a los pobres, la inflación”, argumenta. “Las bajas pronunciadas de inflación han sido políticamente muy exitosas. Por suerte, tener la inflación en niveles altos es un problema político. Por eso Cambiemos ganó en 2017 pero perdió en 2019″, reflexiona.
El economista Federico Sturzenegger, uno de los economistas más destacados de la Argentina y también de los más polémicos, presidente del Banco Central entre 2015 y 2018, estuvo en La Repregunta.
La economía argentina hacia 2023, ¿catástrofe o mediocridad sostenible? Inflación, ¿le conviene al gobierno? Inflación y la gran estafa naturalizada: ¿el impuesto que no pasa por el Congreso? El acuerdo con el FMI, ¿por qué dice que es irrelevante? ¿Cuánto vale realmente el dólar, o el peso? El Banco Central y su uso político, ¿el problema argentino?
Sturzeneger es Doctor en Economía por el Massachusetts Institute of Technology (MIT). Es profesor plenario en la Universidad de San Andrés y en la Universidad de Harvard. Fue decano de la Escuela de Negocios de la Universidad Di Tella. Acaba de publicar Advanced macroeconomics. An easy guide (Traducción del Editor: Macroeconomía avanzada. Una guía fácil) junto a Andrés Velasco, ex ministro de Hacienda del primer gobierno de Michelle Bachelet en Chile.
Aquí, la entrevista completa.
-Los análisis proliferan en la Argentina en torno del acuerdo con el FMI. ¿Cuán importante es ese acuerdo en términos de lo que pasaría al día siguiente? Estuvimos varados con el acuerdo con los acreedores privados en 2020 hasta que finalmente se alcanzó pero la crisis de todas formas se agudizó.
-El acuerdo con el Fondo no es nada relevante. Podemos tener un acuerdo con el Fondo o podemos no tenerlo y al día siguiente, todos los problemas de la Argentina van a seguir estando ahí: va a seguir el cepo y los controles de precios, los exportadores van a seguir teniendo prohibido exportar. Por eso no veo que se juegue nada relevante. La gente del Fondo tampoco tiene mucho interés en arreglar porque es un quemo hacer algo con la Argentina, que después nunca cumple. El Fondo no va a inmiscuirse mucho: no va a pedirle nada a la Argentina. No va a haber ninguna incondicionalidad importante en el acuerdo con el FMI. Lo único que se va a llegar a discutir es si los pagos que la Argentina tiene que hacer se van a patear un poco o no. Si la Argentina no arregla, no los va a pagar de cualquier manera.
Del acuerdo con el FMI a la reestructuración de la deuda 2020. ¿Uso político?
-¿Condicionalidad importante sería, por ejemplo, una reforma laboral exigida por el Fondo?
-No sé, lo que sea pero me parece que nada de eso va a venir exigido por el Fondo.
-Es decir, hay cierta resignación desde el FMI.
-Total. Los problemas de la Argentina no son de afuera, son internos. Pasa mucho esto: miramos afuera y pensamos que va a venir una solución mágica o que afuera hay un cuco gigantesco que nos va a hundir. Es una mala lectura.
-Para el Gobierno, el acuerdo con el FMI o el acuerdo con los acreedores privados el año pasado, ¿es una suerte de fetiche político que le da una coartada para poder sostener que mientras el acuerdo con el Fondo no se produzca, no se pueden tomar grandes decisiones? ¿Hay algo de eso?
-Sí, todo el tema de los acreedores y la deuda es una manera de encontrar un enemigo en quien descargar las culpas por las cosas que no ocurren en la Argentina: la recuperación que no viene, la pobreza del 40%. La reestructuración de la deuda de (Martín) Guzmán fue innecesaria si mirás los números. Es cierto que consiguió una quita del 50% y eso es extraordinario y está buenísimo y una participación de más del 90% de los acreedores, que fue importante. En esos ámbitos fue exitoso. Pero reestructuró una deuda que era 25 puntos del PBI, no como los griegos cuya deuda era de 170 puntos del PBI: la verdad, la deuda argentina era relativamente pequeña. Sobre esa deuda que era de 100 mil millones de dólares, se consiguió una quita del 50%. Se puede decir qué bueno, se ahorraron 50 mil millones de dólares pero… ¿quién pagó esos 50 mil millones? Probablemente la mitad la pagaron los argentinos. Entonces de esos 50 mil, en realidad se ganaron para el país 25 mil millones, que es lo que no pagan los propios ciudadanos argentinos. Es decir, se logró una ganancia de 25 mil millones de dólares. Ahora, era una deuda que en realidad se podía seguir pagando porque la deuda tiene una tasa de interés del 5% y la economía argentina en dólares crece alrededor del 4%. No se necesita un esfuerzo fiscal importante para poder pagarla. La deuda era sustentable y el mercado lo entiende así. El propio mercado le ofreció a Alberto Fernández en su primera semana de gobierno patear 5 años todos los vencimientos. Por eso el mercado se enfrenta a la pregunta de porqué el gobierno reestructura algo que en realidad podía pagar. La respuesta es que lo hace porque necesita encontrar un enemigo y no porque la deuda no fuera sustentable y la Argentina no pudiera pagarla. Para el mercado, significa que mañana el gobierno puede volver a hacer lo mismo porque la motivación no es la sustentabilidad de la deuda que, repito, estaba. Entonces, ¿qué ocurrió a partir de eso? Que a pesar de que se reestructuró la deuda con los privados, el riesgo país de la Argentina es de 1900 puntos básicos. ¿Por qué se llega a ese nivel en el contexto de una deuda que ahora es todavía más sustentable que antes, con menor nivel y menor tasa de interés? ¿Por qué la gente desconfía? Porque sabe que la reestructuración tuvo una finalidad política, no económica. Y si el riesgo país es de 1900, eso no es gratis.
-Encarece el crédito.
-Encarece cualquier posibilidad de financiamiento, todo crédito, te derrumba el valor de los activos argentinos. En un trabajo estimé que la pérdida en el valor del capital físico es de aproximadamente 100 mil millones de dólares, y eso tomando el riesgo país alcanzado después de la reestructuración, que era de 1100 puntos aproximadamente. Quiere decir que hubo una ganancia de 25 mil millones de dólares con la reestructuración de la deuda pero la consecuencia fue una pérdida de 100 mil millones. Porque claro que la reputación no es una cosa que la rifás y es gratuito.
-Es decir que el ahorro de 25 mil millones de dólares no compensa la pérdida de confianza y de reputación de la Argentina, que tiene un impacto también cuantificable.
-Exacto, que es de 100 mil millones de dólares.
-Y en su argumento, ese acuerdo de los privados fue presentado como relevante a partir de un uso político de ese escenario. En ese marco, usted sostiene que el acuerdo en realidad era irrelevante en términos económicos, como lo sería también el acuerdo con el Fondo. ¿Pero qué pasaría si el gobierno no acuerda? ¿Es relevante no acordar?
-Lo que es importante son las señales que muestran hacia dónde va el gobierno. Esa señales las podés dar con o sin un acuerdo. El día que se den esas señales como tener más ordenada la situación fiscal, un Banco Central independiente, no tener cepo cambiario, las cosas van a empezar a funcionar mejor con o sin acuerdo.
-Pero es más políticamente manejable construir enemigos.
-Lo que tenemos que hacer es entender nuestros problemas y no estar mirando siempre afuera, que tiene un componente casi mágico. Como si hubiera una fuerza en el mundo que nos va a doblegar o nos va a salvar. Argentina transita entre esas dos versiones.
Economía argentina hacia 2023. ¿Catástrofe o mediocridad sostenible?
-Hay gran debate acerca de si Argentina está en una situación terminal y catastrófica, con el riesgo de explosión del dólar, inflación, rodrigazo, y hay analistas, pocos en la oposición, usted entre ellos, que consideran que el gobierno puede transitar una mediocridad sostenible en lo económico en el camino hacia 2023. ¿Qué significa eso en términos de las principales variables de la economía y de una matriz económica sana y moderna?
-Podemos distinguir lo que es la macroeconomía, donde se producen o no los estallidos, y la microeconomía que es el devenir de todos los días, de los mercados y del crecimiento económico. Lo que digo es: hay un déficit, es decir que el gobierno gasta más de lo que recauda con impuestos. Cuando se da ese agujero fiscal, hay que financiarlo con deuda o con emisión monetaria. Cuando se financia con emisión monetaria, se está financiando con inflación. Pero la inflación en realidad actúa como un impuesto. La inflación no es patear para el futuro; la deuda sí es patear para el futuro: una situación explosiva se da cuando se toma mucha deuda, crece a lo largo del tiempo, en algún momento no la podés pagar entonces algo tiene que ceder, algo tiene que ajustarse. Pero cuando el Estado se financia todo con “hoy” porque la emisión monetaria es inflación hoy, pérdida del poder adquisitivo hoy, la inflación funciona como un impuesto más. Y es un impuesto horroroso porque lo pagan los que menos tienen. El 10 por ciento más pobre de la población paga 22 veces más de impuesto inflacionario como porcentaje de su ingreso que el 10% más rico. Es un impuesto que se cobra a los pobres primordialmente y tiene un efecto totalmente devastador sobre el funcionamiento de la economía. Es un mal impuesto por donde se lo mire, lo que está bastante claro, pero es el que usa el gobierno para financiarse. Ahora, si se suma el impuesto inflacionario como un impuesto, las cuentas fiscales más o menos cierran. Entonces, como el gobierno no se está endeudando, esto no tiene que estallar: ése es el razonamiento.
-Es decir, la inflación podría ser un problema a punto de estallar y en cambio se convierte en una especie de impuesto sostenible.
-Se convierte en un impuesto aunque pésimo impuesto que afecta las posibilidades de crecimiento. Si el gobierno dijera que en vez de cobrarte 3 o 4 puntos del PBI de impuesto inflacionario, sube el impuesto a las ganancias, la situación fiscal estaría ordenada. Bueno, en este contexto está ordenada con el impuesto inflacionario, que es un mal impuesto. Obviamente Argentina en algún momento tiene que decir bajo este impuesto que le cobro a los pobres y tengo otra estructura tributaria.
La inflación. ¿El impuesto que nadie vota y que financia al gobierno?
-Pero es muy significativo concebir a la inflación como parte de la estructura tributaria.
-En la macro, mantener un 3% de inflación mensual que genera 3 puntos del PBI en el año de impuesto inflacionario, le permite al gobierno más o menos cerrar las cuentas. Y esa situación se puede mantener en el tiempo. Ahora el problema que tiene Argentina es un problema más de crecimiento, es decir, de la microeconomía. Este es un gobierno que está empecinado en destruir todas las posibilidades productivas. El bloque central del estancamiento económico es el cepo cambiario. El cepo cambiario es cobrarle un impuesto a quien exporta para darle un subsidio a quien importa.
-¿Cómo es eso?
-El cepo implica que al que exporta le doy menos para que el que importa pague menos. Lo podemos pensar como un impuesto al que exporta y un subsidio al que importa. No tiene ningún sentido. Un país con cepo no tiene ninguna posibilidad de crecimiento no sólo porque complica la exportación, que es donde están los mercados mundiales y la mayor posibilidad de desarrollo, sino porque además el cepo te imposibilita cualquier inversión importante porque nadie, ni extranjeros ni locales, va a invertir cuando no puede ni sacar el dinero. Antes de asumir como presidente, Alberto Fernández había metaforizado muy bien este problema. Había hablado de la “puerta giratoria”: decía que no podía poner cepo porque era como una puerta giratoria que cuando la trabás, la plata no sale pero tampoco entra. En ese contexto, un país no puede generar un proceso de inversión sostenido. El cepo es como un cáliz envenenado que este gobierno ha tomado, que está destruyendo al gobierno por dentro, está destruyendo la economía y no está permitiendo que crezca.
Economía y política. ¿Argentina ingobernable o conservadora?
-¿Este gobierno está acampando en esos errores por convencimiento ideológico o por un estado de desesperación de la política cuando llega al poder en un país muy ingobernable? El gobierno de Cambiemos también tuvo problemas. Se propuso ciertas metas que no pudo cumplir y no logró la reelección.
-No creo que la Argentina sea ingobernable. La Argentina tiene mucha volatilidad macro pero su estructura política es muy estable. Políticamente, la Argentina es un país extraordinariamente conservador, con un electorado con mucho miedo al cambio. Si se hace una reforma donde hay ganadores y perdedores, la gente no acepta que haya perdedores. De alguna manera tienen razón: cada cambio al final los terminó dejando peor; la gente está asustada ante el cambio. Ese conservadurismo de la Argentina que mantiene estructuras productivas anquilosadas y permanentes tiene un representante político muy claro, el peronismo. El peronismo es el partido conservador de la Argentina, el partido del status quo, del no cambio. El peronismo es un partido que tiene que defender los intereses creados, las distintas corporaciones. Desde esa perspectiva se entiende lo que hace el gobierno. Te doy un ejemplo: una de las reformas más exitosas que hizo (Mauricio) Macri fue la reforma del mercado aerocomercial. Una cosa obvia: que haya más competencia, que haya una infraestructura como el aeropuerto de El Palomar para que las aerolíneas puedan operar con menores costos. Fue una revolución: en dos años se duplicó el número de gente que andaba en avión y se redujo a la mitad el costo de los pasajes. Una reforma exactamente igual a la que había hecho Lula en Brasil, donde fue todavía más dramática porque llevó a la quiebra de Varig. ¿Qué ha hecho este gobierno? Responde a la corporación de Aerolíneas Argentinas a la que no le gusta competir. Ha tratado de destruir el mercado aerocomercial de las low cost, con una restricción dramática de un mercado que implica puestos de trabajo, integración y federalismo.
-Una de las últimas medidas del gobierno, que pretende ser macroeconómica pero que es una medida muy micro, fue suspender la venta en cuotas en pesos de pasajes y servicios turísticos en el exterior. Cecilia Todesca explicó esta medida como una manera de dejar de subsidiar a aquellos que más tienen con tasas fijas y en pesos.
-Porque el cepo es un subsidio al que importa, a todo el que compra afuera, ya sea una máquina, un bien de consumo o un pasaje turístico. Ella está reconociendo ahí que hay un subsidio a los importadores. Estaría bueno que lo reconozca en un sentido más amplio. Pero lo que ocurre es que si vos tenés el cepo , obviamente las exportaciones van a ir declinando porque si no tenés rentabilidad y lo que te paga es menos de lo necesario para cubrir tus costos, se va a dar un debilitamiento de un proceso de exportación y eso eventualmente va a implicar más restricciones a las importaciones.
-¿Cómo se explica en el marco de esta explicación que las liquidación en dólares del sector agroexportador en este período comparado con el mismo período del año pasado suman más de 30 mil millones de dólares, 11 mil más que el año pasado?
-Estamos hablando de un sector muy competitivo donde ha habido un crecimiento muy importante de los precios este año respecto del año pasado. Pero tenemos que mirar en conjunto la integralidad de las exportaciones. Cuando nosotros abrimos el cepo en diciembre de 2015, las empresas Pymes me decían algo muy interesante. Por ejemplo, un vendedor de herramientas de Rafaela en Santa Fe. Antes no vendía porque, explicaba, lo obligaban a liquidar las exportaciones a los 10 días. Si le vendía herramientas a alguien en Brasil, le tenía que exigir que le pagara en 10 días. Pero el comprador no podía pagarle en ese plazo, necesitaba pagarlas cuando las vendiera. Es muy impresionante la cantidad de maneras en que el cepo inhabilita la capacidad exportadora de Argentina.
Inflación. ¿Una estafa que la sociedad naturalizó?
-Volvamos a esa idea de esta mediocridad sostenible con inflación alta que forma casi parte del sistema tributario que conviene para las cuentas fiscales.
-¿Sabés por qué también les conviene? Esto es interesante para pensar en Argentina porque no es común en otros países. La inflación es como una pequeña estafa porque el Estado está cobrando un impuesto y no dice que lo está cobrando, y eso a pesar de que nuestra Constitución establece que los proyectos tributarios tienen que empezar en la Cámara de Diputados. Hay discusiones increíbles como el de bajar el impuesto a las ganancias. Gran celebración. Se aprueba la baja del impuesto a las ganancias en el Congreso y todos aplauden, y en este punto están todos los bloques: se aplaude una estafa. Si se baja el impuesto a las ganancias pero no se aclara qué gastos va a bajar o qué ingreso extra lo va a compensar, va a implicar más déficit y entonces, más emisión monetaria, es decir, más inflación. En el Congreso, estamos aplaudiendo bajarle el impuesto a los ricos para subirle el impuesto a los pobres. Y la sociedad lo mira y nadie dice nada. La inflación tiene ese componente de estafa.
Argentina hacia 2023. ¿Cuánto va a valer el dólar, o el peso?
-La inflación se ha convertido en esa especie de riesgo inminente con el que convivimos pero funciona en términos de las cuentas públicas para financiar al gobierno, ¿qué implica para los dos años que faltan hasta el próximo debate electoral?
-Es durísimo porque el planteo es que ahora que aceptamos esta idea de considerar el impuesto inflacionario como parte de la estructura tributaria, vamos a tener un déficit muy grande y lo vamos a financiar con un impuesto a los pobres. La traducción de lo que en realidad está ocurriendo es: le voy a poner un impuesto no a las grandes fortunas sino un impuesto a las grandes pobrezas y con eso vamos a financiar un déficit. Eso es lo que realmente está ocurriendo. Eso políticamente tiene que hacer mella.
-Sin embargo, la sociedad no estalla.
-No, no estalla. Pero si pensás en Argentina, las bajas exitosas de inflación han sido políticamente muy exitosas. Cuando Menem logró bajar la inflación, fue muy exitoso. Cuando Alfonsín hizo el Plan Austral, fue exitoso. Cuando nosotros en los primeros dos años de la gestión de Macri, había bajado mucho la inflación, se ganaron las elecciones de medio término en 2017. Después subió mucho la inflación y se perdieron. Tener la inflación en niveles altos eventualmente es un problema político por suerte.
-Los temas de estos dos años por venir son la inflación, la emisión y relacionado con eso, el dólar. ¿Qué hace un gobierno en estas circunstancias para manejar todas estas variables que chocan unas con otras?
-El dólar no puede ser cualquier cosa. Hablar del dólar es en realidad hablar del precio del peso. El precio del peso guarda cierta relación con la cantidad de pesos que hay. Yo he hecho estos cálculos: si vos liberaras el cepo y empara la puerta giratoria a andar, plata que sale, plata que entra…
-¿Cepo levantado para todos, para las empresas y para los particulares?
-Sí, como hicimos nosotros. Yo llegué al Banco Central el 15 de diciembre y el 17 abrí el cepo. ¿Qué ocurrió? Acumulamos 40 mil millones de dólares los años siguientes. A la semana, nadie estaba hablando del tema de las reservas porque se normaliza el mercado. El problema surge cuando toda la plata sale y nadie quiere entrar entonces sí, obviamente estás con un faltante. Pero, ¿a dónde iría el peso si mañana abrieras el cepo? Eso tiene que tener una relación con la cantidad de pesos que hay. Desde las PASO de 2019 o desde que empezó el gobierno de Alberto Fernandez, la cantidad de dinero se multiplicó por 3. Para fin del año que viene, calculo que se va a haber multiplicado por 5. Pero ponele 3. El dólar estaba en 45 pesos antes de las PASO: 45 x 3… hoy tiene que estar alrededor de 140, 150 pesos. Si hoy se abriera el cepo, el dólar convergería a un valor muy bajo al que tiene hoy el contado con liquidación.
-El cepo distorsiona el precio de la moneda de referencia.
-Porque quizás ese valor del contado con liquidacion está anticipando algún escenario màs negativo en el futuro. Y además, como hay un mercado desdoblado, 150 tiene sentido porque por un lado tenés el dólar oficial a 100 pesos y a 200 el libre. Lo que quiero decir es que no es que si abrís el cepo, el dólar se va a ir a 250. El dólar no puede llegar a 1000, no puede ser cualquier cosa. Ahí no hay un riesgo central. Al gobierno le iría muchísimo mejor teniendo una economía que empiece a funcionar, que pueda conectarse con el mundo, que la gente pueda exportar normalmente.
-El gobierno de Cambiemos, que tenía una visión de la economía abierta, tuvo que poner un cepo en su último período.
-Sí, fue muy sobre final y, en cierto sentido, un poco catalizado por las cosas que decía el gobierno que estaba por asumir. Si hubiera ganado Cambiemos las elecciones, de ninguna manera habría sido necesario.
Independencia del Banco Central y economía sin cepo. ¿Fuga de dólares?
-Desde el kirchnerismo, hay una visión que sostiene que cuando no hay cepos o cuando hay libre flujo de dólares, los dólares terminan fugándose. ¿Cuán real es eso en el movimiento de la economía?
-Hay que mirar los números. Si mirás los dos primeros años de Cambiemos, no se fugó un dólar. Entraron muchos dólares. Se decía que entraba mucha plata.
-Se habló de lluvia de inversiones pero también se dice que no llegó.
-Eso lleva su tiempo. Los procesos son de maduración, de establecer un criterio. Hay que pensar esto: ningún país del mundo tiene esto del cepo. Perú no tiene cepo, tampoco Chile ni Brasil. No te digo que comparemos con Dinamarca o con Suecia. Comparemos con Perú: no tiene cepo y el precio relativo del Sol al dólar está casi constante desde hace unos 15 años, aunque ahora subió un poquito. Lo que tienen son buenas instituciones. Un Banco Central independiente por ejemplo. El presidente del Banco Central peruano es el mismo desde hace 15 años, Julio Velarde. En Perú, tenés unos líos políticos tremendos con ex presidentes que se suicidan, presidentes que los saca el Congreso y no tenés absolutamente ningún problema y a nadie se le ocurre ponerle cepo a los capitales. Y cuando asumió el presidente Pedro Castillo, ratificó a Velarde en el Banco Central.
-La idea de que hagamos lo que hacen todos los países del mundo parece no funcionar en Argentina, por ejemplo esta independencia del Banco Central que no se da en la Argentina.
-Te pongo un ejemplo. Cuando Argentina impuso la independencia del Banco Central, por ejemplo con la Ley de Convertivilidad, la inflación fue cero. Argentina tuvo deflación, se caían los precios y eso a pesar de la presión de Carrefour, con Moyano, con la puja distributiva. Argentina ordena su régimen monetario y la economía funciona como funciona en cualquier lugar del mundo. Te repito: 2016, 2017, nosotros trazamos una perspectiva de inflación que decrecía y a fines de 2017 funcionó.
-Pero en casi 40 años de democracia ha funcionado en circunstancias muy particulares y acotadas. La independencia del Banco Central es imprescindible y así es en países que funcionan mejor que Argentina. Ahora, ¿en Argentina es muy difícil de lograr por una cuestión política?
-Claro, sí, por esta estructura de status quo, de no permitir cambios. No es casual que a los gobiernos que tratan de generar un cambio en relación a lo que yo llamo conservadurismo, le ha resultado muy difícil operar. Hay un sustrato político. Pero ojo, las causas políticas son un reflejo del propio electorado. El votante argentino es un votante muy conservador que no está dispuesto a que nadie pierda y en un mundo muy cambiante, las reformas que eventualmente le van a hacer muy bien a la economía, son muy difíciles de implementar.
Activo en el campo público y privado
▪ Formación. Licenciado en Economía por la UNLP, doctor por el MIT.
▪ Trayectoria. Fue economista jefe de YPF y decano de la Escuela de Negocios de la UTDT. Presidió el Banco Central entre 2015 y 2018 y el Banco Ciudad de Buenos Aires entre 2008 y 2013.
▪ Libros. La economía de los argentinos, El país que queremos (con Sergio Berensztein y Horacio R. Larreta), entre otros.