La Repregunta. Daniel Dreizzen: “En los 2000, la Argentina producía 800 mil barriles de petróleo diarios; hoy, 600 mil”
El especialista, que fue secretario de Planeamiento Energético en la gestión de Cambiemos, explica que, para aprovechar la ventana de 20 ó 30 años que plantea la transición energética a nivel mundial, el país debería mejorar las condiciones de inversión en esta área
“La producción de petróleo declinó por falta de inversión”, explica. “Hoy, el principal cuello de botella para el desarrollo de Vaca Muerta es la infraestructura”, afirma. “Las condiciones fiscales de la Argentina para la industria petrolera son relativamente buenas”, detalla. “Vaca Muerta creció fuertemente en los últimos años a pesar de los problemas macroeconómicos del país”, dice. “Desde 2019, la producción de Vaca Muerta crece 40-50 por ciento por año”, precisa. “La balanza comercial energética de este año va a ser negativa pero menos que en 2022: 2.5 millones de dólares”, explica. “Por Vaca Muerta, Neuquén recibe entre un 12 y 15 por ciento por regalías”, sostiene.
“Perú y Colombia cobran más regalías por petróleo y gas, entre el 25 y 35 por ciento, pero cobran menos impuestos”, aclara. “El precio del gas está regulado y es mucho más bajo que el internacional”, advierte. “En los combustibles no hay subsidios, pero hay un precio manejado por YPF para que no haya más inflación”, explica. “Las inversiones van a África que cobra 50% de regalías porque hay reglas claras”, compara. “Hoy los oleoductos y los gasoductos están llenos”, alerta. “Hay un oleoducto de 110 mil barriles diarios que va a Chile”, describe. “En el segundo gobierno de Cristina Kirchner, se dieron cuenta de que necesitaban inversión porque caía la producción de petróleo”, cuestiona.
“La Argentina importa el 20 por ciento del gas que consume”, plantea. “El gasoducto Néstor Kirchner permitirá aumentar 30 por ciento la producción de gas no convencional”, dice. “El Estado, que no tiene dólares, tuvo que hacerse cargo de los 2 mil millones de dólares del primer tramo del gasoducto Néstor Kirchner: una locura”, se preocupa. “Hoy los hidrocarburos y el carbón representan todavía el 85 por ciento de la matriz mundial”, detalla. “Deberíamos apurarnos a explotar Vaca Muerta”, propone y agrega: “Algo va a quedar bajo la tierra porque la reserva es muy grande. En estos años, hay que sacar lo máximo posible y que eso ayude a la Argentina a la transición energética”, alerta.
El experto en energía Daniel Dreizzen estuvo en La Repregunta. Dreizzen es el director de Energía de la consultora Ecolatina. Es director del Programa de Energía Argentina en la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT). Fue secretario de Planeamiento Energético durante la presidencia de Cambiemos. Es ingeniero industrial por la Universidad de Buenos Aires y máster en Finanzas por la UTDT.
¿Por qué Neuquén es una provincia pobre si tiene a Vaca Muerta? ¿Cuán realista es depositar la esperanza en Vaca Muerta en pos de la utopía del desarrollo y la macroeconomía estable? ¿Cuánto de la riqueza de Vaca Muerta puede efectivamente mejorar la vida de los ciudadanos? Dreizzen analizó estas cuestiones.
Aquí la entrevista completa
Vaca Muerta. ¿La esperanza argentina para salir de la crisis… o no tanto?
-Comparando 2022 con 2021, la variación de exportaciones de petróleo y gas tanto en volumen como en valores es enorme, con aumentos del 347 y del 817 por ciento. Esos números incluyen el ruido de la pospandemia, que afectó a 2021. ¿Cuáles son los números relevantes para entender la escala de Vaca Muerta hoy?
-La producción de Vaca Muerta viene creciendo fuertemente en los últimos años a pesar de los problemas macroeconómicos que tiene el país. Es uno de los pocos sectores que ha podido superar las trabas de la economía. Alcanzó una gran productividad y pudo crecer. Vaca Muerta es un recurso no convencional y la Argentina es uno de los tres países del mundo que puede desarrollar económicamente estos recursos. Por eso cada vez hay más producción no convencional: en petróleo, representa el 40 por ciento y en gas, ya está en alrededor del 60 por ciento. Yendo a las exportaciones, y esto es muy interesante, todo el volumen incremental que se genere de petróleo se va a exportar porque el consumo de combustibles va a crecer lentamente en la Argentina, y eso ya está cubierto. ¿Qué hace falta para aumentar la producción? Productividad, que ya está. Precio: hay un precio local o uno internacional relativamente bueno para este tipo de inversiones. Pero hay dos problemas principales. Uno es general, macroeconómico: las condiciones económicas para que entre plata fresca de afuera, que todavía no llega. El otro problema es que, es tanto el potencial del sector, que se necesitan obras para poder evacuar el petróleo y el gas. El principal cuello de botella para el desarrollo de Vaca Muerta hoy es la infraestructura.
-Usted plantea que a pesar de la macroeconomía, la explotación de Vaca Muerta crece. Si se compara 2022 con 2019, antes de la pandemia, para eliminar esa distorsión, ¿qué dicen los indicadores clave de cuánto ha crecido esa explotación y cuánto crecieron las exportaciones de petróleo de gas?
-Desde 2019, la producción de Vaca Muerta, de petróleo y de gas, crece 40 o 50 por ciento por año, es decir, se ha duplicado. El gas reemplazó al gas convencional, que va declinando. En la industria petrolera, si no hay inversión, declina. Respecto de la balanza comercial, el año pasado fue muy negativo en exportaciones porque la Argentina todavía es un importador neto de energía. Paradójicamente, a pesar de Vaca Muerta, la Argentina importa más.
-Compra más del exterior de lo que le vende al exterior.
-Exactamente. La Argentina exporta petróleo pero importa mucho gas, sobre todo en los inviernos. Entonces, la balanza comercial del año pasado fue de 5 mil millones de dólares negativos. Esos son dólares que se van del Banco Central.
-En el petróleo específicamente, ¿también es importador neto? Entiendo la balanza negativa en el caso del gas, por los inviernos. ¿Pasa algo parecido con la producción de petróleo?
-Una cosa es petróleo crudo y otra, petróleo y combustibles. Argentina es un gran exportador de petróleo crudo, y lo es cada vez más. Exporta unos 2 mil o 3 mil millones de dólares.
-Entonces, en petróleo crudo es exportador neto.
-Pero importa mucho gasoil porque la Argentina consume mucho en gasoil: todo se mueve en camión. También se usa gasoil en las cosechadoras, y también, para generar energía eléctrica. El consumo de gasoil es alto y, al mismo tiempo, la Argentina no tiene tanta producción desde el punto vista de las refinerías. Eso es muy difícil de cambiar: la cantidad de refinerías es muy estructural.
-¿Sería positivo que, dado que va a tener un volumen de petróleo creciente, la Argentina desarrollara más refinarías? ¿Es un objetivo estratégico?
-En este momento es muy difícil porque son inversiones muy grandes y no muy rentables porque el precio está manejado localmente. Como YPF tiene la mayoría del mercado, puede controlar el precio. En el mundo, no se están haciendo nuevas refinerías porque necesitan una vida de 20 o 30 años para repagarse y hoy, el mundo está yendo hacia una transición energética que no da tiempo para eso. Volviendo a la balanza comercial argentina, el año pasado fue de 5 mil millones negativo. Mi estimación para este año es que va a ser negativa pero un poco mejor, en torno a los 2,5 mil millones. El año pasado también influyeron los precios internacionales: la guerra de Rusia hizo que el precio del gas se fuera a las nubes.
-¿Pero la balanza comercial, es decir, que la Argentina sea importador neto de gas pero por un monto menor, va a mejorar porque van a bajar los precios internacionales del gas o porque sube la producción argentina de gas y entonces puede auto abastecerse más que antes?
-Por los dos motivos. Por un lado, la Argentina va a seguir siendo importador neto pero con precios internacionales un poco más bajos, es decir, es menos negativa la balanza comercial. Y por otro lado, van a aumentar las exportaciones de petróleo este año y deberían disminuir un poco las importaciones de gas con el gasoducto Néstor Kirchner que se terminaría este invierno.
¿Por qué Vaca Muerta no mejora la vida de la gente?
-¿Cómo es la creación de empleo? Las elecciones del fin de semana en Neuquén pusieron la lupa sobre esa provincia, un petro-estado pero con niveles de pobreza muy altos. ¿Qué pasa en Vaca Muerta en relación a la generación de empleo y cómo podría impactar Vaca Muerta en el ecosistema general de la economía de una región?
-Es interesante la pregunta. Vaca Muerta genera mucho empleo en Neuquén: se mudan 30 familias por día. Mucho empleo viene de afuera, o sea, desde el resto del país porque es un sector que demanda un cierto nivel de capacitación. Y además Neuquén no escapa a la realidad nacional de una inflación altísima. Por otro lado, hay diferencia entre sectores. La mayoría de la gente no se dedica a la industria petrolera; es una minoría de la gente en la provincia. Cuando uno visita Neuquén, el panorama está muy dividido entre el que es petrolero, con un sueldo mucho más alto, y el resto al que no le aumentan el sueldo pero sufre la inflación que se genera porque hay petróleo en su provincia: los precios aumentan porque mucha gente del sector petrolero sí puede pagarlos. Se genera una diferencia fuerte. Respecto del presupuesto provincial, las regalías representan un tercio de los ingresos. Otro tercio corresponde a ingresos brutos e impuestos provinciales y otro tercio, a coparticipación. Más del 80 por ciento del presupuesto de Neuquén se va en salarios públicos o coparticipación hacia los municipios. Otro 10 por ciento se aplica a deuda y otros rubros. Y lo que queda es para obras de infraestructura, que son fundamentales en la provincia para poder ayudar al desarrollo general.
-Hay muchos reclamos y protestas en Añelo, ese pueblo tan clave vinculado con Vaca Muerta, por las malas condiciones edilicias de las escuelas; también por falta de agua. Eso plantea un interrogante: ¿cómo puede ser que esa población que está tan inmersa en esa estructura productiva no vea los beneficios de Vaca Muerta?
-Sí, Añelo es considerado el corazón de Vaca Muerta. Hace cinco años no había nada en ese lugar y, de golpe, creció una ciudad de manera violenta y no tan organizada. Por eso el déficit de infraestructura.
-¿Cuál es el porcentaje de regalías que cobra la provincia sobre la producción de petróleo?
-Entre el 12 y el 15 por ciento.
-Comparado con otros países que tienen petróleo o gas, ¿el 12 por ciento está dentro de los estándares tradicionales entre los países petroleros?
-Sí. Es interesante tu pregunta porque los capitales internacionales tienen en cuenta las condiciones fiscales y la prospectiva petrolera. Las condiciones fiscales de la Argentina para la industria petrolera son relativamente buenas. ¿Por qué? Porque la Argentina tiene 35 por ciento de ganancias, 21 por ciento de IVA y regalías del 12 o 15 por ciento y, además, ingresos brutos del 3 o 5 por ciento: ése es el resumen del régimen fiscal petrolero. Comparado con el de otros países, es relativamente bueno. Las regalías en otros países pueden llegar al 25 por ciento. Países de Latinoamérica como Perú o Colombia cobran regalías del 25 o 30 por ciento. En la Argentina, el problema es la economía general, las condiciones macroeconómicas. El que invertierte acá, sabe que después no puede sacar su utilidad, sus dividendos. Y hay otro problema: que, de alguna manera, el precio del gas está bastante regulado y es mucho más bajo que el precio internacional, lo cual es lógico porque es más regional; en la Argentina, el gas es un commodity más difícil de exportar, al menos por ahora. En el caso del petróleo, el 80% de la producción se vende localmente, no se exporta. De los 600 mil barriles diarios que produce la Argentina, hoy se exportan hoy un poquito más de 100 mil barriles. Esos 500 mil barriles que se venden localmente tienen un precio local, más bajo en general que el internacional. En los combustibles, hay subsidios pero hay un precio manejado por YPF para que no haya más inflación. Como YPF tiene la mayoría del mercado de naftas y gas, puede regular el precio. No es que hay un subsidio en el que el gobierno pone plata sino que la empresa estatal puede controlar el precio. En gas y en electricidad, cuyo 60 por ciento se genera con gas, sí hay subsidios. Como población, estamos pagando en promedio la mitad de lo que cuesta.
Regalías vs infraestructura
-Una síntesis posible del panorama que usted describe sería: dado esas condiciones desventajosas para que los inversores vengan a explotar y a hacer prospección de gas y de petróleo en la Argentina, las regalías son beneficiosas. Porque si además fueran altas, serían otros obstáculos para que lleguen capitales.
-Exactamente. Hay otros problemas, pero el régimen fiscal petrolero no pareciera ser uno de ellos cuando uno analiza por qué no vienen las inversiones o por qué no crecen más rápido. A pesar de todos los descalabros macroeconómicos, no hay tantos sectores que hayan crecido. Pero en el sector hay un tema de velocidad. Va a crecer, va a seguir creciendo porque es muy productivo: la decisión que tenemos que tomar como país es a qué velocidad queremos que se desarrolle: ¿fuerte o muy lento?
-¿Pero no se trata de seguir bajando los porcentaje de regalías que se cobran sino de mejorar la infraestructura y las condiciones macroeconómicas?
-Exacto. Esas dos cosas. Los capitales petroleros están acostumbrados a invertir en países de toda índole.
-Mucho más inestables aunque por otras razones.
-Exactamente. Esos capitales invierten en África, en países mucho más pobres o con condiciones mucho peores. Pero saben que hay una regla clara, inclusive con regalías mucho más altas. En África las regalías pueden llegar hasta el 50 por ciento. ¿Por qué invierten ahí entonces? Porque las reglas están claras y saben que pueden entrar y sacar las utilidades. En la Argentina, en cambio, las reglas no están claras. Por eso se está creciendo con la reinversión interna, no con capitales frescos de afuera, que se necesitan para que se acelere la producción. También que hay más inversión en infraestructura,
-Una perspectiva de centro izquierda podría plantear cobrar más regalías al capital privado como lo hacen los países de la región como Perú y Bolivia. En este contexto, ¿eso sería muy contraproducente porque se sumaría otra barrera de entrada para esos capitales?
-Sí, sería muy negativo en este momento cambiar una regla como esa. Y una aclaración importante: Perú y Colombia cobran más regalías pero tienen menos impuesto a las ganancias, menos ingresos brutos. Al final, la política fiscal de los países tiene más o menos el mismo resultado.
-Eventualmente, si la Argentina tuviera una macroeconomía razonable y previsible y además hubiera infraestructura y creciera la explotar esa producción, ¿tendría sentido plantear que llegó la hora de subir el porcentaje de las regalías?
-Sí, se debería plantear antes de que empiece o suba la producción porque si no, es un cambio de reglas de juego, lo que sería muy negativo. En algún momento hubo, en algunas provincias, regalías un poco más altas pero después se cancelaron porque dependían de cada lugar y no fomentaban la inversión, incluso de las propias empresas locales. Una ley nacional puso el techo del 15 por ciento.
Del kirchnerismo a Cambiemos
-¿Cuál es la infraestructura que debería desarrollarse? ¿Se refiere a rutas por donde los camiones puedan circular más velozmente y sin problemas? ¿O se refiere al gasoducto Néstor Kirchner o a gasoductos con Chile?
-Todo eso es infraestructura y es necesario. Pero lo más importante ahora son caños para que pueda salir la producción, oleoductos o gasoductos. Tan básico como eso. Hoy están llenos tanto en el caso de los caños de petróleo como los de gas.
-¿Hacia dónde van los caños de petróleo?
-El principal oleoducto va desde Neuquén hacia el Atlántico. Tiene que recorrer unos 400 kilómetros. Como toda la producción incremental de petróleo iría a exportación, ese oleoducto va directamente a Puertos Rosales y desde ahí, se exporta. Hay un proyecto actual que va a más que duplicar su capacidad. Se están ejecutando obras para aumentar su capacidad en 315 mil barriles por día en los próximos años. La Argentina produce 600 mil barriles en total en todo el país.
-Es decir, la canilla y el caño se llenó, por eso es necesario construir otros. Lo que se necesita es tan básico como eso.
-En realidad, la canilla, que sería el pozo de petróleo, no tiene problemas porque hay un montón de recursos naturales y la Argentina supo explotarlos económicamente, lo cual no es tan sencillo: eso ya está y es mucho. Ahora falta simplemente la cañería para evacuar la producción para que los recursos no queden debajo de la tierra. Hay un proyecto financiado por los privados, uno de los pocos sectores de la economía que consigue financiamiento privado.
-¿Cuándo se terminaría ese oleoducto?
-Se supone que en 2024 va a estar lista una parte para unos 100 mil barriles diarios más y en 2025, algo así como 190 mil más. Con eso se llegan a los 310 mil barriles diarios.
Petróleo y control de precios
-Eso va a implicar un aumento de la exportación y mayor ingreso de divisas.
-Sí, fuerte. El petróleo también se puede enviar a Chile. Hay un oleoducto de 110 mil barriles hacia Chile que se usó antes. Porque a principios de los años 2000, la Argentina producía más de 800 mil barriles de petróleo por día. Esa producción declinó por falta de inversión.
-¿Solo por eso y por las condiciones macroeconómicas?
-Sí.
-Toda esa incertidumbre produjo esta reducción. Muy impresionante.
-Y por el control de todos los precios porque, en ese momento, la Argentina controlaba mucho más el precio del petróleo. Cuando en el mundo el precio del barril de petróleo era de 140 dólares, acá era de 40 dólares. Era 2001 y se quería dar energía barata a la sociedad y a la economía para que pudiera producir, que era lo principal, porque si se baja ese costo, también son más competitivos.
-¿Cuándo empieza a corregirse eso? ¿Con la gestión de Cambiemos o el kirchnerismo intentó algún tipo de mejora de esa situación?
-En petróleo, después de 2001, el precio local se despega del internacional: el precio local no tenía nada que ver con el internacional, con lo cual nadie invertía acá. En el segundo gobierno de Cristina Kirchner, empiezan con algunas correcciones porque comienza a caer tanto la producción que se dan cuenta de que necesitan inversión. Ahí se empieza a alinear también el precio local con el internacional. Es cierto que el precio internacional fluctúa mucho, entonces cuando bajaba, se alineaba. Pero cuando subía, quedaba desalineado.
-Se alineaba porque el precio bajaba afuera pero no porque la Argentina mejorara sus condiciones.
-Exactamente. Después había algo muy raro, el “barril criollo”. Escuché a un secretario de Energía de este gobierno decir que la Argentina es medio rara, que cuando el precio internacional sube, no sube tanto acá porque se quiere proteger a los consumidores. Y si el precio baja, no va a bajar tanto porque se quiere proteger a los trabajadores. Lo plantean como un seguro natural. Eso para los inversores internacionales no es muy bueno porque quieren el riesgo petróleo. Muchos países han hecho buffers o fondos para compensar el movimiento de los precios internacionales, que son muy volátiles. En la pandemia estuvo negativo; con la guerra estuvo en torno a los 120 dólares; ahora está a 80 dólares.
-¿Y hoy cuál es el precio del barril de petróleo en la Argentina?
-En la Argentina está en 70 dólares el barril mientras que en el mundo está a 80.
Vaca Muerta y el Gasoducto Nestor Kirchner. ¿El camino hacia la salida de la crisis?
-En relación al gas, ¿cuál es la infraestructura que falta y cómo impacta en la producción de gas?
-La Argentina es un importador neto porque en invierno el consumo de los domicilios aumenta por cinco. La Argentina importa aproximadamente el 20 por ciento del gas que consume, concentrado en el invierno. Desde Bolivia, importa gas licuado e importa líquidos para generar energía eléctrica, que son mucho más caros que el gas, lo que también encarece la energía. Se busca, primero, reemplazar esas importaciones de líquidos y las de gas licuado por con gas de Vaca Muerta, que está atrapado por falta de transporte. Por eso se está construyendo el gasoducto Néstor Kirchner. Eso, con fondos públicos, no con financiamiento privado. En sus dos tramos, va a permitir aumentar la producción nacional en un 30 por ciento. Con eso, se reemplazaría casi todas las importaciones. Quizás sea necesario un piquito de importación en invierno, pero se compensa con la baja en el verano. El primer tramo que está construyendo se terminaría este invierno. La Argentina produce 130 millones de metros cúbicos por día y esto agregaría 11 millones, es decir, un poquito menos del 10 por ciento. Pero el año que viene, agregando unos compresores para comprimir el gas para que fluya más gas por el mismo gasoducto, la producción sumaría 22 millones de metros cúbicos por día, casi un aumento del 20 por ciento de la producción, que reemplazaría importaciones. Y también se podría exportar a Chile. En el país, los centros de consumo son Buenos Aires, Córdoba, Rosario. Si los gasoductos están llenos, la Argentina podría exportar el excedente aunque la Argentina importe, porque no tienen manera de llegar hacia esas ciudades en el Este. Es difícil de explicar: cómo puede ser que la Argentina exporta y al mismo tiempo se ve obligada a importar. Eso pasa porque la infraestructura está llena. Mejor que exporte lo que no puede trasladar así, por lo menos, entran dólares y reduce el peso del costo de las importaciones. Puede exportar a Chile y se habla mucho de llegar a Brasil.
-¿Eso se haría con otro gasoducto?
-Sí, es un gasoducto que ya está construido. Se construyó un mega gasoducto para traer gas de Bolivia pero la producción de Bolivia está dejando de manera impresionante porque no hubo inversiones desde que se hizo la reforma constitucional. Con Evo Morales, cambiaron la Constitución y nacionalizaron todos los hidrocarburos pero desde entonces, bajó muchísimo la inversión: si no se invierte, no sólo no es posible mantenerse en esta industria sino que termina cayendo la producción directamente. La idea es que el gas de Vaca Muerta reemplace también las importaciones de Bolivia. Habría que dar vuelta el gasoducto que va al noroeste argentino y mandar gas para el NOA y, más adelante, con el segundo tramo del gasoducto Néstor Kirchner, llenar los gasoductos de Bolivia e ir a Brasil. Eso va a ser una negociación difícil.
Vaca Muerta. ¿De dónde salen los dólares para su desarrollo?
-Chile tiene un sistema de concesión: las empresas privadas se hacen cargo del desarrollo de la infraestructura y luego reciben concesiones para la explotación de esa infraestructura. ¿Ese esquema de desarrollo de infraestructura sería una mejor solución para el Estado argentino, que no tiene fondos? ¿O deja a los servicios públicos muy presos de los privados?
-El gasoducto Néstor Kirchner se construye con fondos públicos, lo cual es una paradoja porque le sirve a los productores, a los que construyen caños, a los que producen acero, a los consumidores. Es un gasoducto que todos necesitan. Pero, paradójicamente, nadie estaba dispuesto a invertir por el riesgo que significa la Argentina.
-Pero en el gobierno de Cambiemos funcionó el esquema de alianza público privada.
-Sí, la Participación Público Privada. Chile lo hace bastante para las autopistas. Debería ser un puente para que después sea privado pero en la Argentina no está la confianza para hacer eso. Entonces, el Estado acompaña como si fuera una garantía. El Estado, que no tiene dólares, tuvo que hacerse cargo del gasoducto: una locura. Solo el primer tramo cuesta 2 millones dólares. Se está buscando cómo hacer el segundo tramo. Es una buena decisión porque implica un ahorro de importaciones por 2 mil millones por año. Pero no tiene sentido que un Estado construya la infraestructura que podría hacer el privado. Debería usar los recursos para otra cosas.
-El Estado debería crear las condiciones para que el privado pueda hacerlo.
-Exactamente.
-Neuquén tiene una empresa estatal, Gas y Petróleo de Neuquén, creada en 2008. ¿Qué aportó la creación de esa empresa estatal a la productividad de Vaca Muerta ?
-En su momento, como no podían aumentar las regalías, las provincias crearon estas empresas: era una manera de quedarse con más porcentaje. Para participar en un área, obligaban al privado a dar lugar a que participe la empresa provincial. Todas las provincias petroleras hicieron lo mismo. Después, una ley nacional, durante la gestión de Miguel Galuccio en YPF, lo prohibió. Era un desmadre: algunas provincias aumentaban las regalías, otras creaban estas empresas provinciales dentro del esquema de concesiones. Iba a ir contra el negocio. Hubo una puja entre nación y provincia. Puede estar bien que haya una empresa provincial para hacer algunos desarrollos y más conocimiento de lo público, pero la situación era otra.
Vaca muerta vs renovables. ¿Futuro en jaque?
-La última cuestión es el tema de la transición energética. Antes de la pandemia y de la guerra, el mundo estaba enfocado en abandonar los hidrocarburos. El gas era visto como la energía de transición, lo viejo que no terminaba de morir hasta que llegara lo nuevo. En la matriz energética global hoy, ¿cuánto representan los hidrocarburos y qué se está discutiendo en el sector energético sobre las energías de transición o las energías renovables?
-Hay un consenso de que tenemos que cambiar de sistema porque la temperatura hoy está 1,2 grados por encima de la época preindustrial. Parece muy poco, pero eso es en promedio. Cuando vas a los extremos, causa sequías e inundaciones. El objetivo es que no supere los 1,5 o 1,8 grados. Hoy los hidrocarburos y el carbón, todas las fuentes que tienen que ver con emisiones, todavía representan el 85 por ciento de la matriz energética mundial. Todo mundo dice que hay que cambiar y nadie sabe cómo ni a qué velocidad. Hay una incertidumbre mundial sobre el tema. Si vas muy rápido, aumentan los costos. Entonces hay manifestaciones de protesta porque aumenta el costo de la energía en todo el mundo. Hay países que dicen: dejame desarrollar mis hidrocarburos, el caso de la Argentina, ahora que tengo pobreza del 40 por ciento. La Argentina emite el 0,8 de las emisiones mundiales: podría plantear “no me molestes justo ahora con que no explote petróleo”. Es una gran discusión con múltiples velocidades en juego. También se está hablando mucho de nuevas energías, de electrificar todo para hacerlas renovables, de minería de litio y de hidrógeno.
-¿La lentitud que genera el debate le da tiempo a la Argentina para que desarrolle Vaca Muerta?
-Sí, tenemos una ventana de 20 o 30 años.
-Tampoco es tanto.
-Deberíamos apurarnos. Algo va a quedar bajo la tierra porque la reserva es muy grande. En estos años, hay que sacar lo máximo posible y que eso ayude a la Argentina a la transición energética porque la Argentina también tiene un montón de energía renovable. Es increíble.Tiene un montón de sol, de viento, tiene agua y tierras ricas en minerales necesarios en la matriz renovable.