La Repregunta. Carolina Yellati “Si la clase media tiene que que bajar su nivel de vida, castiga al oficialismo de turno”
Experta en tendencias políticas y clima social, asegura que “la platita” es superefectiva para decidir el voto, incluso en la clase media y afirma que la pelea se juega en los sectores medios empobrecidos que siempre son antioficialistas cuando resignan consumos
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“En algunas personas de niveles un poco más altos, incluso C1 y C2, de nivel socioeconómico medio y medio alto, también se nota una correlación fuerte entre recibir ayuda estatal y votar al oficialismo”, desarrolla. “Esta elección puso en duda que la Provincia de Buenos Aires (PBA) pueda ser para siempre cautiva del peronismo”, sostiene. “No pienso que haya una derechización de la sociedad. Para nada. Sí creo que hay personas que se están animando a escuchar nuevas propuestas y que son capaces de salir de lo habitual”, explica. “En ese sector en el que son expertos a la hora de interpretarlo y entregarle un beneficio, y no es peyorativo, el gobierno falló. Ahí hay posibilidad de pensar si el peronismo es el camino, si no lo es, si es el único camino o hay alternativa”, desarrolla. “Cuando uno cruza las dos variables, nivel socioeconómico y edad, la verdadera pelea del Frente de Todos y de Juntos se da en el C3, la clase media empobrecida. Sociológicamente, es una población a la que todavía se la puede seducir con un proyecto de mejor país”, propone.
La experta en tendencias políticas, clima social y de consumo, Carolina Yellati, fundadora y directora de la consultora Wonder, estuvo en La Repregunta. Su consultora anticipó con precisión casi única el resultado de las elecciones en PBA. Mientras que parte de Juntos se dejaba tentar por el optimismo que algunos encuestadores planteaban, que auguraban 9 puntos de ventaja sobre el Frente de Todos en PBA, la consultora de Yellati pronosticó un triunfo ajustadísimo para Juntos en noviembre, de apenas 1 punto por sobre el oficialismo bonaerense. La realidad le dio la razón.
¿Qué tendencias estructurales se dibujan subterráneamente, y en camino a 2023, a partir del comportamiento electoral de noviembre? ¿Hay margen para una Argentina de clase media? La gran correlación: ¿la ayuda social también influye en el voto de una clase media y media alta? Argentina y dos modelos de país: ¿cuánto pesan en el cuarto oscuro? La pobreza, ¿el partido con más votantes? ¿Cuáles son sus consecuencias? La clase media empobrecida, ¿la que puede cambiar el panorama electoral? Las chances futuras de Juntos. ¿Y las del perokirchnerismo?
Yellati es socióloga por la Universidad de Buenos Aires y tiene una maestría en Investigación y Política Social por la London School of Economics. El dato curioso: Yellati está casada con el ex ministro de Economía en la gestión de Cambiemos, Nicolás Dujovne.
Aquí, la entrevista completa.
-Usted detectó una correlación muy clara entre la ayuda social que el gobierno puso en marcha entre las PASO y el impacto real en la elección de noviembre. ¿Cuáles son esos resultados?
-Fue sorprendente. Estaba en debate si servía o no esa ayuda social. Circulaba mucho la idea de que era un poco burdo pensar que si te regalan una heladera o un televisor o unos billetes, eso iba a cambiar el voto. Y la verdad es que sí, se vio que el impacto de esa ayuda social es muy fuerte. No se vio solamente en relación a la ayuda que recibió la gente entre las PASO y la elección general sino también en relación a la ayuda que recibió durante la pandemia, en 2020. El 55% de la población que recibió ayuda en 2020, votó al Frente de Todos contra algo más de un 20% en favor de Juntos. Es muy grande la diferencia que obtuvo el Frente de Todos en los segmentos que recibieron ayuda. Y lo que es interesante es que ese comportamiento no solo se ve en el nivel más bajo, si bien hay una correlación más fuerte entre recibir ayuda social y esos niveles socioeconómicos más bajos, porque es donde se concentra la ayuda. Pero lo interesante es que en algunas personas de niveles un poco más altos, incluso C1 y C2 y sobre todo en lo que fue la ayuda por temas de pandemia, también se nota una correlación fuerte entre recibir ayuda estatal y votar al oficialismo.
Ayuda social para todos y todas
-¿Esos niveles C1 y C2 son niveles socioeconómicos medios y altos, en un lenguaje común?
-Sí. Yo los describiría como nivel socioeconómico medio y medio alto.
-¿Gente dueña de Pymes, que por eso recibió ayuda estatal, por ejemplo?
-Si, en ese caso es ayuda a Pymes mientras que en el nivel D1, que es el más bajo, de pobreza, o D2 es la ayuda que se asocia más con clientelismo, cuando se regala una heladera, un televisor, una bicicleta, el famoso par de zapatillas.
-Esta realidad de las motivaciones de la gente a la hora de votar, de cómo son efectivamente estimuladas con una ayuda social concreta, dispara varias cuestiones. Por un lado, los riesgos de esa correlación tan directa entre la intención de voto al oficialismo de turno y la ayuda social. ¿Puede derivar en estrategias de campaña que apunten todavía más directamente a esas tácticas?
-Sí, es como para tomar nota. Los partidos políticos tomarán nota de que si necesitás ganar las elecciones y repartís un poco de lo que se llamó “la platita”, resulta que es super efectivo. Cada vez hay más gente que tiene necesidades urgentes y entonces funciona el “si me lo das, te voto porque quizás me seguís dando lo que necesito”. El desafío es pensar cómo se combina la satisfacción de alguna necesidad más inmediata y urgente de la población con un programa de gobierno que a mediano y largo plazo que también produzca un bienestar en la población.
El voto y la disputa por los modelos de país
-Este contexto en el que hay ciudadanía con necesidades materiales muy inmediatas y una campaña política que si cuenta con los recursos del Estado, puede operar directamente sobre el voto, ¿implica que matrices conceptuales más estructurales, de largo plazo como dos modelos de país distintos, uno que piensa en un Estado más intervencionista y otro que le da más lugar al sector privado, no moldean la motivación política de los votantes? ¿No operan en la Argentina o no operan tanto?
-Yo creo que sí están operando. Hay una franja o una proporción del voto que se define más de acuerdo con esta política más clientelista de dar y recibir. Pero lo otro también opera. En el nivel C1 y C2, que serían la clase media y media alta, hubo un vuelco desde 2019 hasta ahora. Hubo un reposicionamiento hacia el lado de una visión de país más integrada al mundo, más por el empleo privado, no tan inclinada a la asistencia estatal.
-¿En ese sector de clase media y media alta, cuando Cambiemos es derrotado en 2019, es cuando se da un retroceso en relación a esa visión?
-Exacto. Hubo un retroceso y ahora volvió a ese terreno. Hubo una gran frustración: cómo es que en esos cuatro años no nos resolvieron los problemas.
-Se refiere al período 2015-2019.
-Exactamente. El razonamiento fue: porqué no estamos mejor; al final esto no servía; volvamos a lo conocido. Después llega un gobierno que no resuelve un montón de problemas, más el agravamiento de la pandemia y todo lo que ocurrió en el aspecto socio económico. Entonces ahora muchos dijeron “voy a pensarlo de vuelta, no estoy seguro de si mi enojo valía la pena, si ese camino no necesitaba más tiempo”. Es un tiempo de repensar; se está repensando y se está estableciendo e instalado el debate de dos modelos de país. Y hay una novedad que son los liberales representados por Milei y por Espert que también tuvieron un rol muy importante en estas elecciones, que rompen la polarización total del Frente de Todos y Juntos.
-E intensifican el modelo de país que Juntos viene instalando.
-Exactamente. Si pensamos en dos modelos de país, esa opción está claramente de un lado de los dos modelos. Pero comparado con cómo lo hace Juntos, atraviesa otros segmentos sociales distintos. Se vio algo interesante en los jóvenes que estaban muy cautivos del Frente de Todos en el voto. A una porción importante le llamó la atención el planteo liberal que es muy opuesto al del Frente de Todos. Implica se empieza a ver que hay otras soluciones alternativas.
-El voto rebelde ya no es el voto kirchnerista sino ese voto libertario. Una lectura que se hizo también es la pérdida de votos del Frente de Todos desde 2019 pero también una pérdida de votos de Juntos. ¿La pérdida se da en beneficio de estas otras fuerzas?
-Sí pero en el caso de Juntos perdió un poco de votos a manos de los liberales pero también recuperó otro poco que se había ido para terceras opciones como Alternativa Federal, el voto de los que habían querido escapar a la grieta.
La Argentina de la clase media, ¿en peligro de extinción?
-¿Qué queda del país de una clase media que piensa en una meritocracia cognitiva, que apuesta a la educación, que decide algo más allá de sus necesidades materiales coyunturales? ¿Hay todavía algo que puede funcionar en términos electorales y que puede dar un indicio de una transformación más estructural alineada con las aspiraciones de la clase media? ¿O la Argentina se parece más al país empobrecido que necesita de la asistencia directa?
-Es una pregunta difícil. Ya desde la elección de 2015, la de 2019, la Argentina está pensando qué país quiere ser. Esa clase media no es la que fue en algún momento, con esos ideales de progreso y de mérito. Hubo una frustración muy grande y mucho empobrecimiento que llevó a la gente a pensar “éste proyecto no es el mío”.
-¿En qué gestión?
-Desde 2001, más allá de momentos de bonanza. Hay un deterioro importante. No es la Argentina que teníamos antes de 2000 a nivel de clase media. No podría decir si es un país que va a recuperar finalmente ese proyecto colectivo con una clase media muy sólida y muy fuerte, con una voluntad de progreso y mérito.
-Un resultado muy claro en estas elecciones es el mapa amarillo dominante, con los triunfos de Juntos, y cantones azules, las victorias kirchnerisas. En una PBA amarilla, el conurbano bonaerense sigue siendo kirchnerista o peronista a pesar del empobrecimiento de esa población. El hecho de que el peronismo empiece a identificarse con un partido del conurbano, ¿pone en riesgo la supervivencia del proyecto de clase media en un nivel nacional? Me refiero a que ese partido sigue ganando pero con el voto de una población muy voluminosa pero muy concentrada en niveles socioeconómicos bajos.
-Esta elección pone en duda que la PBA pueda ser para siempre un público cautivo del peronismo. Porque independientemente de que hayan recuperado puntos entre las PASO y la general, empiezan a surgir cuestionamientos a esa fidelidad absoluta al Frente de Todos, o al peronismo o al kirchnerismo.
-Lo afirma a pesar de que hay una correlación tan clara entre la ayuda social que recibieron ciertos sectores y el triunfo del Frente de Todos en esos mismos sectores.
-Sí. La correlación es muy fuerte pero sin embargo, hay un límite. Hasta cuánto puede llegar el asistencialismo. Si los gobiernos pudieran dar toda la plata que quieren para todas las necesidades de las personas, estarían todos los problemas resueltos.
Y es muy significativo también que en la PBA las propuestas liberales hayan tenido un nivel de aceptación muy importante. No pienso que haya una derechización de la sociedad. Para nada. Lo que digo es que hay personas que se están animando a escuchar nuevas propuestas y que son capaces de salir de lo habitual. Por más que puede ser algo difícil, parecería que está ocurriendo y que hay posibilidad de que ocurra.
-En provincias donde el Estado usa los recursos para motivar y activar el voto de los sectores vulnerables, los resultados no fueron tan buenos para el peronismo como en Formosa donde volvió a ganar el gobernador Gildo Insfrán pero lejos del 70% que solía obtener, o Juan Manzur en Tucumán, cuyo triunfo estuvo en peligro. ¿Es un síntoma de esto que usted señala?
-Totalmente. Eso es muy significativo. Y es muy significativo también que en la PBA las propuestas liberales hayan tenido un nivel de aceptación muy importante. No pienso que haya una derechización de la sociedad. Para nada. Lo que digo es que hay personas que se están animando a escuchar nuevas propuestas y que son capaces de salir de lo habitual. Por más que puede ser algo difícil, parecería que está ocurriendo y que hay posibilidad de que ocurra. En estos dos años hubo muy poca capacidad por parte del gobierno de generar bienestar a la población, incluso a su población más cautiva y específica. En ese sector en el que son expertos a la hora de interpretarlo y entregar ese beneficio, y no es peyorativo, fallaron. Ahí hay posibilidad de pensar si el peronismo es el camino, si no lo es, si es el único camino o hay alternativa.
La clase media empobrecida y el recambio posible
-En su estudio de tendencias, hay un grupo clave, el C3. ¿Es clase media baja?
-Sería una clase media empobrecida.
-Esa clase media que se cae del mapa se comportó de una manera interesante electoralmente. ¿Podría describir lo que detectaron?
-Si uno mira los cruces por la variable edad y nivel socioeconómico, parece todo muy homogéneo. Los niveles socioeconómicos C1 y C2 votaron más a Juntos y el C3 y el D1, el empobrecido y los más pobres, al Frente de Todos. En edades, hasta 29 años el voto fue al Frente de Todos; de 30 a 44, también aunque con un poquito menos de diferencia y los mayores son más de Juntos por el Cambio: de 60 años para arriba, abrumadoramente de Juntos por el Cambio. Cuando uno cruza las dos variables, nivel socioeconómico y edad, la verdadera pelea se da en el C3 porque el D1 es siempre mayoritariamente del Frente de Todos y lamentablemente, es el sector más grande en la Argentina, el más pobre. En el C1 y C2 ahora hay una clara mayoría de Juntos por el Cambio, que no es lo que pasó en 2019.
-Y son menos cantidad de votantes.
-Claro. Ahí es donde hay gente que cambió su voto.
-Es interesante que en esa clase media y media alta hubo un voto swinger de 2019 a 2021.
-Totalmente. El C2 es el que en 2019 votó muy enojado con el macrismo y a favor del Frente de Todos, o a Alternativa Federal que era como un “no estoy ni con uno ni con el otro, voy por el medio”. Un sector importante de ese segmento ahora volvió a Juntos por el Cambio. En el C3 se está dando un debate fuerte.
-Es esta clase media empobrecida.
-Ahí los más jóvenes siguen votando mayoritariamente al Frente de Todos. Juntos por el Cambio no puede activar en ese segmento y se fue mucho voto a una tercera alternativa, casi por igual a los liberales y a la izquierda, que también hizo una muy gran elección. En esa clase media empobrecida, los de 30 a 44 están muy parejos entre Juntos y el Frente de Todos y los de mayor edad, más a favor de Juntos por el Cambio. Entonces, hay una ecuación en la que el problema es cuál es el tamaño de cada segmento. Si todos los segmentos tuvieran el mismo tamaño y el mismo peso, habría una gran mayoría de Juntos. El problema es que el segmento más grande y que cada vez crece más es el sector de cada vez más bajos recursos, el empobrecido y el pobre.
-Por eso se sostiene esa mayoría del Frente de Todos en algunos lugares clave.
-Claro. En el C3, está el drama de esa pregunta: ¿se mantiene en el C3 el ideal de clase media, de progreso, de integración al mundo, de desarrollo o están más para caerse y decir “a mí denme lo que necesito para vivir y basta, no pido más que eso”? Por eso en ese segmento es donde está la pelea: ¿los traemos a este proyecto de progreso, los podemos rescatar, conservan ganas de crecer y progresar, o los soltamos?
-En términos demográficos, ¿qué porcentaje representa esa clase media empobrecida?
-Es un porcentaje importante: cerca del 30 o el 35%.
-Interpretar ese voto es clave para una oposición que no cuenta con los recursos del Estado para ofrecer estos planes directos, de inyección de dinero o de cuestiones inmediatas. Ahí juega la posibilidad de encontrar la manera de brindarle un horizonte tentador.
-Ahí está el debate de proyecto de país y de convencer con las ideas y con la posibilidad de decir “aspiramos a más”. Y tratar de plasmarlo de alguna manera.
-Cuando esa clase media empobrecida C3 era clase media consolidada, ¿votaba a la oposición? ¿No votaba al kirchnerismo en su mayoría?
-Sociológicamente, es una población a la que todavía se la puede seducir con un proyecto de mejor país. A la gente que está muy necesitada no la interpela porque está tan lejos de su realidad y de sus posibilidades. La variación del dólar, por ejemplo, por más que la afecta, hay un segmento al que no le importa para nada. Es un dato lejanísimo.
-Lo pueden sentir indirectamente en los precios de la vida cotidiana pero no hay una conexión.
-No ven la correlación. No es una información que les resulte relevante.
El consumo y su efecto electoral
-¿Encontraron algún otro tipo de correlación fuerte como esa?
-En su momento, en las PASO el Olivos Gate fue muy importante sobre todo en el electorado propio del Frente de Todos, fue una desilusión muy grande.
-¿Llevó votos a la oposición?
-Sí, pero en ese segmento generó sobre todo desilusión y hubo algunos que desistieron del voto. No se dio tanto que votaran por Juntos pero sí se dio el voto ausente. Con la idea de la frustración, de sentirse mal económicamente, ver resquebrajarse de esa manera todo lo que sostenía al relato, generó el “me abstengo”.
-En su análisis, lo que está claro es el peso del consumo: la posibilidad de consumir es el primer indicio de que la vida tiene algún sentido y el presente y el futuro de mediano plazo es más o menos sostenible. Las tendencias de consumo, ¿indican que las clases medias se han retirado de cierto tipos de consumos a lo largo de estos últimos 10 años?
-Sí, claramente, Hay mucha ida a segundas marcas, a formas de consumo que permitan ahorrar más, hay un consumo más inteligente. Se modificó el mapa de consumo. Y hay una influencia del consumo en el voto. Cuando la clase media ve degradado su nivel de consumo, reacciona muy fuerte. Eso pasó en el final del gobierno de Cambiemos porque realmente la capacidad del poder adquisitivo había bajado. Hubo una reacción muy violenta, que fue lo que produjo esa derrota tan grande. Hoy se repite el fenómeno. Ese grupo no consiguió mejorar su situación. Todo lo contrario, siguió empeorando. En esas otras variables que correlacionan con el voto, en nuestro trabajo hay una pregunta acerca del nivel de deuda de cada uno: si está muy endeudado, algo endeudado, no se endeudó pero tuvo que resignar consumos. Ese grupo de “no me endeudé pero tuve que resignar consumos” se enoja mucho en estas situaciones y siempre es un voto anti oficialista, no importa de qué signo. Si tengo que bajar mi nivel de vida, castigo al oficialismo de turno.
Especialista en opinión pública
▪ Formación. Es socióloga por la UBA y tiene una maestría en Investigación y Política Social por la London School of Economics.
▪ Desarrollo profesional. Es fundadora y directora de la consultora Wonder.
▪ Trabajo reciente. Su consultora anticipó con precisión el resultado de las elecciones en PBA: pronosticó un triunfo para Juntos de apenas 1 punto por sobre el oficialismo.