La Repregunta. Andrea Goldin: “Aprender de memoria permite ejercitar habilidades para aprender y tener éxito en la vida”
La especialista en neurociencia y educación asegura que de esta manera se desarrollan las capacidades de tolerar la frustración y de controlar la dispersión
“Sentarse a aprender de memoria los ríos de Europa, las capitales de Argentina o las tablas de multiplicar implica ejercitar habilidades como la capacidad de tolerar la frustración o de controlar las ganas de irte a hacer otra cosa porque tenés que estudiar los ríos de Europa”, explica. “Al saber las tablas de multiplicar de memoria, quedan disponibles “recursos neurales”, zonas del cerebro que no van a estar ocupadas tratando de hacer la cuenta de 4 x 4 sino que traen esa información automática y directamente de la memoria a largo plazo y la pueden usar rápido y de muy buena manera para resolver problemas más complejos”, detalla. “Es necesario aprender a leer de corrido porque se vuelve automático, se ahorra esfuerzo y permite dedicar todo el esfuerzo a entender lo que estás leyendo. Si no leés de corrido, no podés entender”, plantea. “Nuestro cerebro es el órgano responsable de pensar y de razonar pero también es el órgano responsable de sentir y de emocionarse. No se puede aprender sin emocionalidad”, sostiene. “Para aprender, hace falta tener autorregulación, poder controlar los impulsos”, afirma.
La especialista en neurociencia y educación, Andrea Goldin, estuvo en La Repregunta. Goldin es doctora en Ciencias Fisiológicas por la Universidad de Buenos Aires (UBA) y licenciada en Ciencias Biológicas, también por la UBA. Es investigadora del Conicet y se desempeña en el Laboratorio de Neurociencias de la Universidad Di Tella. Ganó el premio “Innovadores Menores de 35 años” que entrega el Massachusetts Institute of Technology (MIT). Es autora de Neurociencia en la escuela. Guía amigable y sin bla bla bla para entender cómo funciona el cerebro durante el aprendizaje.
Aquí, la entrevista completa.
-Pasamos gran parte de nuestra vida en un aula y, sin embargo, muchos de los conocimientos que aprendemos en primaria o en secundaria quedan completamente olvidados. En mi caso, no recuerdo nada de logaritmos, por ejemplo. ¿El modo en que se enseña en las aulas en primaria y en secundaria, al menos en la Argentina, no tiene mucho que ver con el modo en que los cerebros aprenden?
-Tiene que ver bastante poco y no sólo en Argentina sino en todo el mundo. La neurociencia educacional es una disciplina bastante nueva que busca enseñar y aprender de un modo en que nuestro cerebro se sienta cómodo. Empezó a surgir en distintas partes del mundo porque los neurocientíficos empezamos a ver que había cosas que se daban de bruces con el modo en que funciona nuestro cerebro.
-La docencia y la pedagogía tiene muy en cuenta el campo de la psicología constructivista, por ejemplo, Piaget y sus versiones más actualizadas. La neurociencia aplicada al aprendizaje formal en el aula, ¿tiene mejores evidencias o mejores teorías que la psicología o las dos cosas a la hora de comprender el proceso de aprendizaje?
-Todavía no hay mucha evidencia dentro del aula. Hay evidencia teórica y experimental, mucha en laboratorio, mucha en modelos animales y de a poco, desde hace una década, estamos empezando a hacer investigaciones en contextos de aula o de instancias de aprendizajes diversas. El docente es una pieza fundamental en el aprendizaje. Apartir de entender cómo funciona nuestro cerebro, se trata de sugerir pequeñas modificaciones que pueden hacer un gran cambio a la hora de aprender.
¿Qué es aprender? Estímulos del aula, la vida, el cerebro y la interconexión
-Quiero entender qué es aprender, no el aprender en la vida sino en el aula. ¿Qué hace el cerebro cuando aprende en un aula?
-En un aula, el cerebro aprende igual que en la vida. Detecta cosas que le llaman la atención, estímulos que vienen de afuera o que vienen del propio cerebro, pensamientos o ideas conscientes e inconscientes, y las guarda dentro de sí mismo. No las guarda como si fuera un fichero, aisladamente, sino que se guardan interconectadas con todas las otras piezas de información y conocimientos que tenemos dentro de nuestra cabeza que proviene del aula pero también de toda nuestra vida previa consciente o no. A la hora de aprender, tomamos eso que estamos por aprender y lo guardamos dentro de nuestra cabeza relacionado con otros conceptos.
-¿Si no se relacionan no se guarda?
-No existe que no se relacione. No podemos guardar sin relacionar pero hay diferencias en esas relaciones posibles. ¿Con qué lo relacionás? Con lo que estaba diciéndote el compañero de banco, con algo que está mal conceptualmente, con la luz que había ese día o con que te duele la panza. En esos casos, el aprendizaje se guarda en nuestro cerebro de forma muy frágil y lábil y se pierde. Cuando no guardamos bien esa información, cuando no entendemos bien en qué rompecabezas de nuestra cabeza guardarlo, ese concepto se pierde.
-¿El guardado es la memoria?
-Sí, el guardado es en la memoria. La memoria incluye guardar la información y que perdure en el tiempo. Ahí está la clave: que no dure solo hasta mañana sino que perdure un montón. Podés decir que no te acordás de nada del secundario pero de hecho aprobaste y pasaste, lo que significa que, a la hora del examen, te acordabas. El problema es que no perduró en el tiempo.
-¿Aprender es incorporar estos contenidos complejos, asimilarlos y sostenerlos en el tiempo o aprender tiene que ver con ese cliché un poco agotador, el “aprender a aprender”? En este último sentido, ¿aprender es que el cerebro se acostumbre a procesar y a integrar información y desarrolle una especie de cimiento, de estructura, para la capacidad de absorber cosas y guardarlas? ¿Eso es más valioso que el contenido en sí que la escuela aportó?
-Depende. No es lo mismo aprender hoy que hace 100 años o hace 20. Aprender hace 100
-¿En qué varió eso?
-Hoy todos tenemos un conocimiento infinito al alcance de la mano en el celular. Eso hace que no tenga sentido recordar de memoria datos enciclopédicos como sí lo tenía antes. Pero el hecho de sentarse a aprender de memoria los ríos de Europa, las capitales de Argentina o las tablas de multiplicar, implica ejercitar dos cosas, por un lado, ejercitar habilidades necesarias para aprender y, por otro lado, sobre todo, para el éxito en la vida. Es la capacidad de tolerar la frustración o de controlar las ganas de irte a hacer otra cosa porque tenés que estudiar los ríos de Europa. Nuestro cerebro está preparado para hacerlo pero cuánto más lo ejercitamos, lo hace mejor y con mayor eficiencia. A medida que crecemos, el desarrollo del cerebro implica hacer un uso eficiente de los recursos que tenemos.
Aprender de memoria, ¿a favor o en contra?
-Es decir, que si aprendo algo de memoria como las tablas, o un poema, o el abecedario, estoy aprendiendo una serie de actitudes necesarias para seguir aprendiendo como, por ejemplo, resistir la tentación de irme a jugar cuando tengo que estudiar.
-Sí pero no solo eso. En el caso de aprender de memoria un poema, el proceso es ése. Pero con las tablas, además, pasa otra cosa. Al saber las tablas de memoria, va a queda disponibles lo que llamamos “recursos neurales”, zonas del cerebro que no van a estar ocupadas tratando de hacer la cuenta de 4 x 4, sino que automática y directamente traen esa información de la memoria a largo plazo y la pueden usar muy rápidamente y de muy buena manera para resolver problemas más complejos. Se necesita saber las tablas de multiplicar o saber leer bien, y para eso te falta entender el abecedario.
-Leer en el sentido de leer de corrido, y después viene la comprensión.
-Exacto. Si no leés de corrido, no podés comprender
-¿Porque el cerebro está ocupado en las trabas que le presenta la lectura?
-Cuando un nene chiquito está aprendiendo a leer, termina de deletrear la palabra, tarda un ratito y te dice la palabra completa. Uno no puede creer cómo puede ser que no se haya dado cuenta. Su cerebro está como loco tratando de hacer eso. Una vez que aprendemos a leer, que entendemos bien cómo funciona, lo hacemos automáticamente. Ya no podés mirar una letra sin leerla porque tu cerebro lo hace super automático.
-Ahorra ese esfuerzo.
-Te ahorrás completamente ese esfuerzo y ahora podés dedicar todo el esfuerzo a entender lo que estás leyendo.
-Hay mucho debate en torno al tema de aprender de memoria o no. Según lo que usted explica, hay un aprendizaje de memoria que contribuye a construir aprendizajes mucho más complejos. ¿Ese aprendizaje de memoria parte de la comprensión? ¿Aprender las tablas sin saber cuál es el arcano que se oculta detrás del resultado tampoco sirve?
-Va a servir para poder resolver problemas más complejos igual que aprendés a leer sin necesidad de entender la sintaxis.
-Pero si no comprendo de dónde sale que 2 x 3 es 6, ¿sirve que lo sepa de memoria?
-Te va a servir para resolver una cuenta pero no un problema más complejo. En ese caso, vas a aprobar pero no lo vas a recordar porque cuando vos aprendiste logaritmo, muy probablemente no lo entendiste.
-Muy probablemente.
-Lo que pasó es que aprendiste la receta para resolverlo, te tomaron eso en el examen y aprobaste; incluso quizás te sacaste un 10. Pero después llegan las pruebas PISA que toman otra cosa totalmente distintas a las que se enseña en la escuela acá, por ejemplo en ciencias naturales, y nos damos cuenta que no la sabemos.
Las funciones ejecutivas, ¿cómo entrenarlas para aprender más y mejor?
-¿Qué son las funciones ejecutivas y por qué son tan importantes para aprender?
-Las funciones ejecutivas son habilidades cognitivas, habilidades del pensamiento que nos permiten hacer prácticamente todo a la hora de encarar una tarea, desde fijarte un objetivo, pensar un plan para llegar a ese objetivo, seguir el plan, tener flexibilidad para sortear un problema o un obstáculo que surja y volver a encaminarte, tener la flexibilidad de encontrar un nuevo camino en el caso de que no puedas sortear ese obstáculo y para, incluso, encontrar un nuevo objetivo.
-Entonces, las funciones ejecutivas son planificación, flexibilidad, persistencia…
-Control de impulsos. Las funciones ejecutivas son los ladrillos de la cognición, los cimientos o bases de la cognición. Se necesita que estén fuertes y sólidas para poder aprender. Cuánto mejor desarrolladas están las funciones ejecutivas, mejor podés aprender, mejor podés mantener una conversación…
-¿Estos ladrillos de la cognición son los mecanismos de base que permiten aprender toda la vida?
-Exacto. Y no sólo aprender sino también desenvolverte durante todavía. Permiten, por ejemplo, que no putees a un jefe si te dice algo malo porque entendés que no te conviene.
-La autorregulación, me freno, me autodisciplino. Una de estas funciones ejecutivas clave es la memoria de trabajo. ¿Qué es eso y cómo influye en el proceso aprender cuando se está en una clase?
-Por definición, la memoria es algo que perdura en el tiempo. La memoria de trabajo no funciona así: es algo super corto. A mí me gusta pensarlo como una cajita que tenemos en nuestro cerebro donde vamos poniendo las distintas cosas que vemos, que escuchamos. Para que vayas entendiendo lo que te digo, dentro de tu cajita vas poniendo cada una de las palabras te digo hasta que cobra sentido la frase o la idea. Después, a eso lo pasás a otra parte del cerebro claro y vaciás la cajita para seguir recibiendo palabras. Si te pregunto ahora cuál es el concepto o la idea que te acabo de decir, lo podés explicar bastante bien pero si te pregunto qué palabras exactas usé, no tenés idea porque porque vaciaste la caja.
El rol docente, ¿un entrenador de funciones ejecutivas?
-Vayamos al rol docente. En la pedagogía, hay una discusión cuando se enseña el proceso de alfabetización, por ejemplo, sobre si el docente tiene un rol inspirador y estimula a los alumnos pero se concibe sobre todo como un liberador de conciencias, muy en línea con una visión a lo Paulo Freire. Hay otra perspectiva que dice que el docente puede ser eso pero que los saltos incrementales de aprendizaje en alfabetización o a la hora de aprender los rudimentos de la matemática se dan cuando hay una intervención muy directa, técnica, del docente que conduce al alumno en cierto tipo de tarea. En esta última concepción, ¿la tarea docente tendría que incorporar como parte de su trabajo diario el estímulo de las funciones ejecutivas de una manera más intencional, a partir de una intervención técnica, para que los aprendizajes de las grandes materias como historia matemáticas, lengua, ciencias que se aprenden tanto en primaria como en secundaria puedan ser más efectivos?
-Está buenísima la pregunta. Todavía faltan investigaciones. Teóricamente, sí, es así. Nosotros estamos empezando a hacer algunas de esas investigaciones. Hay algunas que son bastante positivas.
-Usted desarrolló Mate Marote, un juego digital que entrena las funciones ejecutivas para reforzar la capacidad de aprendizaje. ¿Qué pasa con los alumnos que se entrenan con este juego cuando se analiza cómo es su aprendizaje en el aula? Han hecho investigaciones en algunas escuelas de Ciudad de Buenos Aires.
-En varios lugares, en CABA, en distintas provincias, en Uruguay y estamos terminando una investigación en Barcelona. Mate Marote es un software, un juego de estimulación cognitiva. Es un juego de computadora que mejora las funciones ejecutivas en niños pequeños, de 4 a 8 años. Estamos empezando a trabajar con adultos mayores. Nuestra hipótesis era que la mejora de estas habilidades tiene un impacto en la vida cotidiana. Encontramos que sí, que mejoró el rendimiento de esos niño de primer grado, en particular, las notas en lengua y matemática puestas por sus propios docentes,
-¿Los chicos que no se entrenaron con Mate Marote tuvieron peores notas que los chicos que entrenaron puntualmente sus funciones ejecutivas
-Tuvieron peores notas. Fue un entrenamiento con juegos, muy corto. En general, nuestras intervenciones duran de uno a tres meses, son una o dos veces por semana, 10 o 15 minutos por día.
-¿En qué áreas académicas montaron resultados más robustos?
-En lengua y matemática, en primer grado. Lo mismo encontramos en Uruguay. Ahora estamos empezando a trabajar con la Universidad de Barcelona.
-Es decir que un docente puede llevar todas su cosmovisión al aula pero en estas situaciones clave de aprendizaje puede aportar a consolidar estos pisos básicos del cerebro para construir mejores aprendizajes.
-Esa es la idea de más de Mate Marote. Que se pueda incorporar dentro de la planificación, que no quite demasiado tiempo.
-¿El entrenamiento de las funciones ejecutivas tendría que concentrarse en una asignatura o serían actividades transversales que la maestra de lengua o la profesora de Castellano propone y después pasa a enseñar Don Segundo Sombra?
-Estos juegos todavía no son para el nivel secundario. Por el momento, son para inicial y primario. Es transversal a todas las materias porque las actividades de planificación y de control de impulsos no requieren un contenido curricular. Los juegos no incluyen palabras tampoco porque trabajamos con niños pequeños y no queremos que eso influya. Demanda que el docente los pueda ayudar a organizarse pero cada chico juega por separado.
Coeficiente intelectual versus habilidades socioemocionales
-Desde hace muchos años, hay un debate que opone el coeficiente intelectual (IQ) a las habilidades socioemocionales y un nuevo concepto, el de “self regulation” (autorregulación) en cuanto a cuál de esas dos variables predispone mejor para aprender más. ¿Quiénes están en mejores condiciones para el aprendizaje? ¿Aquellos con un coeficiente intelectual alto que activan y estimulan durante toda la vida o aquellos que tienen una capacidad de autorregulación emocional, de decisión de sostener el foco en una tarea, de persistir en la tarea a pesar de la dificultad que representa el trabajo de aprender? ¿Cuál es su mirada sobre ese debate?
-Con respecto al coeficiente intelectual, hay mucha discusión en el área. No está claro qué es la inteligencia, si es una o son muchas. Pero definitivamente, para poder aprender en distintos momentos de la vida hacen falta distintas cosas. Nuestro cerebro va cambiando a lo largo de la vida y cambia también por por las experiencias que vivimos. No es lo mismo la autorregulación que puede tener un niño terminando la primaria que un chico niño en preescolar o que un adulto. Para aprender, hace falta tener autorregulación y poder controlar los impulsos pero también hace falta hace falta andamiaje. Hace falta que te acompañen en ese proceso de aprendizaje. Hoy también se sabe que es necesario acompañar el aprendizaje con un modo guiado pero no abrumador, que te dejen pero que no te dejen del todo. Si vas a salir a explorar libremente, no vas a saber qué parte de lo que estás tratando de aprender es lo importante. Mencionaste actividades disparadoras. Una actividad disparadora puede estar buenísima para llamar la atención y para que te presten atención pero si no tiene nada que ver con el contenido, con los conceptos y esquemas mentales que el docente quiere que los alumnos aprendan, se van a terminar acordando de eso y no de lo central.
-Compite con la tarea y el objetivo central que busca el docente.
-Los chicos o los adultos, vale lo mismo para cualquier edad, se van a ir con las dos cosas aprendidas, con la tarea “flashera” y con lo que el docente quería enseñar, que es menos interesante. Pero, además, el alumno las va a tener relacionadas en su cerebro y entonces, cuando empiece a contar lo aprendido, va a quedarse con la tarea de motivación en lugar del objetivo central
-El docente animador de clases puede ser un arma de doble filo.
-Exacto. Y es un problema porque uno, como docente, se queda muy contento en esas clases porque te prestaron atención pero ese aprendizaje no se centró en lo que buscabas originalmente .
-En ese marco conceptual que plantea inteligencia versus disposiciones socioemocionales como la persistencia, el foco, la flexibilidad, están también las ideas del Premio Nobel de Economía James Heckman, uno de los grandes nombres en la economía del desarrollo del capital humano. Heckman plantea que hay que desarrollar las habilidades emocionales desde el jardín infantil. La llamada “Heckman equation” (Ecuación Heckman) establece que las habilidades socioemocionales son un pilar central que está antes que el pilar cognitivo, es decir, que para que un chico pueda construir una base cognitiva en lengua y matemática, primero tiene que tener desarrollados las habilidades socioemocionales, que se tocan en un punto con las funciones ejecutivas. ¿Cómo ve esa integración?
-Hay algo súper interesante en lo que decís, que mencionaste antes. En general se disocian las habilidades cognitivas de las no cognitivas o de las socioemocionales. En realidad, todo eso pasa en el cerebro y en ese sentido, todas son habilidades cognitivas. Nuestro cerebro es el órgano responsable de pensar y de razonar pero también es el órgano responsable de sentir y de emocionarse. Nosotros somos muy irracionales. Tratamos de ser un poquito racionales pero sobre todo somos muy irracionales y muy emocionales. Esas habilidades van de la mano. No se puede aprender sin emocionalidad.
-¿El tema es el foco? Porque si van de la mano y están amalgamadas en ese mecanismo que es el cerebro, que piensa y siente al mismo tiempo, ¿cuál es el foco de un aprendizaje en los primeros años de la primaria o en el jardín de infantes? ¿El objetivo es explicar un concepto matemático racionalmente o es activar actitudes como el “grit”, esas ganas de aprender, la garra necesaria para aprender?
-Las dos cosas porque si activás una actitud y lo que viene después es aburridísima, la parte más conceptual, no sirvió. Termina generando el ‘esto no es para mí, no me gusta, no me interesa’. Nos faltan estudiantes que elijan carreras de ciencias exactas y naturales, ingenierías. La mayor parte de la gente dice ‘yo con los números, no’ pero no vas a encontrar a nadie que diga ‘no, yo con la letra “m” o no me des palabras con “m”’. Eso, entre otras cosas, tiene que ver con que estamos fallando en la manera en la que emocionamos a los chicos, cuando les mostramos que está buenísimo aprender y que cuando entendés, cuando la cabeza te hace click, eso se ve brillan, los ojos.
-Pero implica trabajo, implica poner en marcha las funciones ejecutiva que hace que te quedes sentado enfrentando algo difícil.
-Totalmente. Descubrir por los propios medios es algo que los humanos hacemos desde que nacemos. Todos conocemos bebés que empiezan y tiran cosas. A los 9 meses, un bebé sabe un montón de cosas porque estuvo explorando, porque empezó a hacer experimentos. En algún momento, eso se pierde. Encender la chispa del aprendizaje es imprescindible
¿Apuntes en manuscrita o en computadora?
-Manuscrita vs teclado de la computadora. He leído que tomar notas en clase tipeando en la computadora disminuye la huella cognitiva. ¿Cómo es esto?
-Sí pero no tanto por el hecho de escribir sino porque a mano escribimos más lento que con el teclado. Cuando se analiza que los apuntes a mano en comparación con los que se hacen en computadora, estos últimos hacen una transcripción literal de lo que dice el docente mientras que los que toman apuntes a mano, como van un poco más lento, tienen que procesar esa información y guardarla de algún modo que después les vaya a servir.
-Y al escribir a mano, elaboran.
-Elaboran, arman mejor esas conexiones de las que hablábamos al principio. Ganan un paso. Los que tipearon directamente tienen que hacer ese trabajo en sus casas pero no necesariamente lo hacen.
Apasionada por la neurociencia
▪ Formación. Es licenciada en Ciencias Biológicas y doctora en Ciencias Fisiológicas por la UBA.
▪ Desarrollo profesional. Especialista en neurociencia, en particular, en ciencias cognitivas. Es investigadora adjunta del Conicet. Ganó el Premio Innovadores menores de 35 años otorgado por el MIT.
▪ Libros. Publicó recientemente Neurociencia en la escuela, de Siglo XXI.