La Repregunta. Andras Uthoff: “No cuestiono la capitalización de las pensiones per se sino la capitalización en cuentas individuales de Chile porque ahí se pierde toda la solidaridad”
El economista, asesor de Gabriel Boric, dice que es posible mantener un mercado de capitales y, al mismo tiempo, desarrollar mecanismos que garanticen equidad a la hora del retiro laboral
“Los estudios de la OCDE demuestran claramente que los fondos públicos de pensiones como los de Canadá o Noruega tienen rendimientos muy superiores a los que han tenido las Administradoras de Fondos de Pensión (AFP) en Chile”, argumenta. “Aún con las rentabilidades y con los stocks de ahorro acumulados en las AFP, las pensiones eran muy pequeñas y el 44% quedaban bajo la línea de pobreza y el 79% bajo el salario mínimo”, detalla. “Este debería ser un debate técnico más que ideológico. El tema ideológico surge por las diferencias entre quienes manejan una industria lucrativa y quienes son los afiliados que perciben las pensiones”, sostiene. “Cuarenta años después, las pensiones no son de buena calidad, dejan mucha gente excluida y la industria sigue ganando buenas utilidades”, desarrolla. “No cuestiono la capitalización per se sino la capitalización en cuentas individuales porque, en ese caso, se pierde toda la solidaridad”, aclara. “Efectivamente, en el caso chileno, a través del ahorro previsional de largo plazo de los trabajadores, se pudo hacer lo que se llama la profundización del mercado de capitales. Se ha desarrollado un mercado de capitales bastante interesante en el caso chileno, eso es cierto. Ahora, ése no es el objetivo de un sistema de pensiones”, explica. “Tenemos que lograr las dos cosas: cómo seguir manteniendo la profundidad del mercado de capitales y su eficiencia y mejorar las pensiones de los pensionados pero no a través de la capitalización individual”, agrega. “Tuvimos buenos resultados en materia de acumular ahorro, es decir, en materia de desarrollar mercado de capitales pero no respecto a la calidad de las pensiones”, argumenta. “Un sistema de pensiones es parte de la seguridad social y como tal, tiene que tener solidaridad para aquellos que están con problemas para ahorrar y financiar su pensión”, afirma. “No estamos eliminando todo el sistema actual ni estamos yendo contra el desarrollo del mercado de capitales. Al contrario, lo estamos tratando de fortalecer mejorando las prestaciones para que todas las personas puedan acceder a pensiones de calidad en forma asequible”, sintetiza sobre las reformas que imagina el presidente de Chile, Gabriel Boric, para el sistema previsional de su país.
El economista chileno Andras Uthoff, experto en desarrollo y financiamiento de políticas sociales, estuvo en La Repregunta. Uthoff es uno de los cerebros que asesora al presidente Boric en la reforma del sistema de pensiones organizado hace décadas en torno al mercado de administradoras de fondos de pensiones y la capitalización individual y que hoy es unos de los ejes clave de los debates que atraviesan la sociedad chilena. Las AFP generaron ahorros por 300 mil millones de dólares, 100 mil aportados por los trabajadores y 200 mil obtenidos como renta y, sin embargo, se plantea una reforma. ¿Por qué? ¿Cómo será el sistema que plantea Boric?
Uthoff es doctor en Economía por la Universidad de Berkeley. Fue director de la División de Desarrollo Social de la CEPAL durante más de 18 años.
Aquí, la entrevista completa.
-¿Cómo describiría el debate ideológico en torno a los fondos de pensión que está muy candente en Chile y divide aguas realmente en la sociedad chilena?
-Este debería ser un debate técnico más que ideológico. La razón de porqué es ideológico en el caso chileno es muy sencilla. Porque desde 1981, lo que se instauró en Chile no fue un sistema de pensiones ligado a la seguridad social. Lo que se instaló bajo el alero del neoliberalismo y la fuerza de un régimen de facto fue un mercado de ahorro de largo plazo. En estos 40 años, como los sistemas demoran en madurar, ha habido una industria en torno a este mercado muy rentable y cuyas utilidades y ganancias no tienen que ver con la calidad de las pensiones. En consecuencia, el tema ideológico surge por las diferencias entre quienes manejan una industria lucrativa y quienes son los afiliados que perciben las pensiones. Ahí está la ideología pero en sus aspectos técnicos, el debate es muy parecido al debate en la Argentina y otros países. Hay un envejecimiento de la sociedad y tenemos que hacernos cargo.
El mercado de las AFP. ¿Cuál es el rol del Estado?
-Lo que usted plantea es cuál es el rol del mercado versus el rol del Estado en un sistema de pensiones justo y equitativo. En el sistema chileno que rige desde 1981, ¿hay algún rol dado al Estado?
-Hasta antes de 1981, el rol del Estado era muy pequeño. Más bien se pensó que el hecho de tener incentivos en el sentido de que la cuota que iba a la seguridad social pasaba a ser propiedad del afiliado y él podía intermediar en un mercado de administradoras de fondos de pensiones iba a ser lo suficientemente interesante como para que la gente participara del sistema. Pero no dio los resultados esperados. Cuarenta años después, las pensiones no son de buena calidad, dejan mucha gente excluida y la industria sigue ganando buenas utilidades. Hay una disociación entre la lógica de eficiencia o rentabilidad que puede tener una industria vinculada al sistema de pensiones y los afiliados que son los que debieran beneficiarse con buenas pensiones. Ahí viene el debate ideológico pero, como te digo, el tema central es técnico y es lo que estamos tratando de resolver ahora.
-Desde la mirada de un presidente como Gabriel Boric, que está ubicado en la centro izquierda, quedan muy claros los cuestionamientos que usted señala. Pero un gobierno como el de Sebastián Piñera, ¿qué veía de cuestionable en el sistema que necesitara cambiarse? Porque, por su posicionamiento ideológico, es, al contrario, un defensor del mercado y del libre mercado.
-En el primer gobierno de Michelle Bachelet se hizo la Comisión Marcel, por nuestro actual ministro de Hacienda (Mario Marcel). En ese entonces, producto de la Comisión, surge una intervención del Estado en el sistema que fue el Pilar Solidario, que le ha permitido subsistir hasta ahora porque le ha dado prestaciones a quienes no tenían acceso. Y con la Comisión Bravo, que se hizo también en el gobierno de la doctora Bachelet, surgieron medidas de corto plazo adecuadas al sistema pero también tres alternativas de cambio. Una era mantener el sistema como está ahora con un poco más de solidaridad. Otra era evolucionar a un sistema mixto, que es lo que está tratando de hacer ahora el gobierno de Boric. Una tercera era volver a un sistema de reparto como se hacía en Polonia. El gobierno del presidente Piñera no hizo gran cosa por reformar el sistema estructuralmente. Más bien lo que hacía era reforzarlo. La discusión en el Senado no dio resultado durante su presidencia. Y a nosotros nos convocó para debatir el proyecto del presidente Piñera la parte más social democrática, que iba más hacia un modelo mixto que el que estaba proponiendo Piñera.
-Es decir que el proyecto de Piñera reconocía evidentemente que había un problema. ¿Qué cambios le quería introducir?
-Básicamente quería incluir más competencia o nuevos actores en lo que era la intermediación financiera de los ahorros de los trabajadores y establecer algunos subsidios muy menores para la gente que tenía problemas, fundamentalmente para mujeres que podían cotizar muy poco. La idea era entregarle algunos bonos. Esas eran las dos propuestas: más competencias para tener mayores intermediarios financieros y poder bajar las comisiones y por otro lado, un mayor subsidio para mejorar las pensiones de las mujeres. No hubo más que eso.
El caso chileno. Mercado de capitales versus Estado en el sistema de pensiones
-Hay una lectura que ve un costado positivo en el sistema de capitalización que usted cuestiona. Plantea que, a partir del sistema vigente desde 1981, se creó un mercado de capitales en Chile que permitió, por ejemplo, el otorgamiento de créditos hipotecarios a tasas muy bajas. ¿Cómo ve usted esta dimensión positiva que plantea el otro polo del debate en torno a las pensiones?
-Primero, dejemos claro: no estoy cuestionando la capitalización. Estoy cuestionando la capitalización en cuentas individuales porque en ese caso, se pierde toda la solidaridad. Efectivamente, en el caso chileno, se pudo, a través del ahorro previsional de largo plazo de los trabajadores, se pudo hacer lo que se llama la profundización del mercado de capitales. Se ha desarrollado un mercado de capitales bastante interesante en el caso chileno, eso es cierto. Ahora, ése no es el objetivo de un sistema de pensiones; es un objetivo secundario. Si vamos a tratar de mantener el sistema pensando en el desarrollo del mercado de capitales, le hacemos un flaco favor a los pensionados. Tenemos que lograr las dos cosas: cómo seguir manteniendo la profundidad del mercado de capitales y su eficiencia y mejorar las pensiones de los pensionados pero no a través de la capitalización individual. Yo cuestiono la capitalización individual y la lógica del mercado en esas capitalizaciones, en el manejo de esas cuentas. Pero no la capitalización per se. Es necesaria y ha tenido un efecto sobre el mercado de capitales pero creo que se puede mejorar y es lo que está tratando de hacer el actual gobierno de Chile.
-Para entender mejor los beneficios del sistema vigente que Boric quiere transformar quiero plantearle estos datos. Cuando se discutió el retiro de los ahorros acumulados en las AFP por parte de los ciudadanos durante los meses de pandemia, había 300 mil millones de dólares acumulados en los fondos de pensión. De esos 300 mil millones, 100 mil millones correspondían a las contribuciones que habían hecho los trabajadores. Los otros 200 mil millones era el retorno que habían generado. ¿Son correctas estas cifras?
-Son bastante correctas en el sentido que la capitalización tiene ese efecto pero tenemos que tomar conciencia de que en esa historia hay períodos de rentabilidad que fueron excepcionales: cuando se privatizaron las empresas públicas en Chile y las tasas de interés reales de los fondos de pensiones llegaron a cifras de dos dígitos, de 18%. Pero hoy las tasas de rentabilidad están convergiendo a los niveles internacionales de solamente el 4%. Esas grandes ganancias y rentabilidades se van a seguir produciendo pero no van a ser del volumen de antes. Ahora, lo que es interesante de notar es que aún con esas rentabilidades y esos capitales, cuando se veían los resultados en materia de pensiones, que es lo que pudo analizar la Comisión Bravo, aún con esos stocks de ahorro acumulados que eran de millones de dólares, las pensiones que se podían dar eran muy pequeñas y el 44% quedaba bajo la línea de pobreza y el 79% bajo el salario mínimo. Es la contradicción que señalo: algo que aparentemente está bien pero el resultado que debiera dar en materia previsional está mal.
Ajuste pinochetista, ¿cómo Chile financió el pase del sistema de reparto a las AFP?
-Otro dato es que esté volumen de ahorros tan importantes había permitido el otorgamiento de créditos hipotecarios a tasas bajísimas, de 3%, y con plazos de 30 años. Pero lo que usted señala es que en realidad un sistema previsional primero debería servir como un sistema de ingresos una vez que los trabajadores se retiran del mercado activo de trabajo, que es su primera función, y después pensar las otras funciones. ¿Esa es la conclusión?
-Exactamente. Estamos llegando a un tema bastante interesante. Tiene que ver con lo que ha ocurrido a nivel mundial y se relaciona con lo que estás enfatizando del efecto que hubo en el mercado de capitales. En los años ´90s, los organismos internacionales promovieron el modelo chileno en el resto de América Latina, en Europa Occidental y también en Argentina. El tema es que las condiciones en las que se gestó el modelo en Chile no son replicables en otras partes, a menos que ustedes quieran tener un gobierno militar. Para poder transformar un modelo de reparto en un modelo de capitalización y que realmente los flujos de los ahorros de los trabajadores se vaya al mercado de capitales tiene que haber un Estado que se haga cargo del costo de la transición. Y eso no fue posible ni en la Argentina, ni en Hungría ni en Polonia ni en la mayoría de los países. Por eso evolucionaron hacia modelos mixtos o revirtieron sus procesos de privatización. Nosotros que lo pudimos hacer efectivamente tuvimos buenos resultados en materia de acumular ahorro, es decir, en materia de desarrollar mercado de capitales pero no respecto a la calidad de las pensiones. Un mercado de capitales puede producir muchas cosas y una de ellas precisamente es abaratar el costo del crédito hipotecario pero se pudo hacer gracias a la acmulación del ahorro de los trabajadores pero, sobre todo, debido a que el Estado hizo un esfuerzo de ahorro para poder absorber el costo de la transición, cosa que en otros países bajo régimen democrático no se pudo hacer.
-No termino de entender ese punto. ¿A qué “transición” se refiere y qué tuvo que ver el Estado pinochetista en ese caso?
-Previo al año ́81, en Chile existían las cajas de previsión que operaban bajo el reparto, muy similar a lo que existía en la Argentina. Para cambiar eso por un sistema de capitalización, tú tienes un montón de jubilados a los cuales tienes que seguir pagándoles pensiones sin que estén disponibles los flujos de los activos porque eso lo vas a destinar al mercado de capitales. Y segundo, a aquellos que en la mitad de su vida activa se decidieron a moverse del sistema hay que darles un reconocimiento por los aportes que hicieron en el sistema antiguo, un bono de reconocimiento. Eso tiene un costo fiscal muy alto. Alguien tiene que hacerse cargo de eso y en el caso chileno, fue el Estado. En el año 81, ‘82, hubo un ajuste del presupuesto, con lo cual hubo recortes en materia de salud, educación, de un montón de gastos sociales, todo para poder ajustar el costo de transición. Eso es lo que permitió que la plata de los trabajadores se fuera neta hacia el mercado de capitales. En el caso de Argentina, gran parte de lo que ocurría es que había que invertir en bonos del gobierno porque el gobierno no tenía la plata para pagar las pensiones, entonces se endeuda con el propio mercado de capitales. Eso ocurrió en Argentina, en Polonia, en Hungría, en todos los países que no pudieron implementarlo como lo hizo Chile.
Capitalización, capitalización individual y solidaridad previsional
-Usted valora la capitalización pero no la capitalización individual. ¿Cómo describiría las diferencias que hay entre un sistema y el otro?
-Un sistema de pensiones es parte de la seguridad social y como tal, tiene que tener solidaridad para que aquellos que están con problemas para ahorrar y financiar su pensión puedan recibir un subsidio cruzado de aquellos que no lo están o de parte del Estado. Cuando se hace capitalización individual, obliga a la administradora a hacer contratos actuarialmente equivalentes, o sea, cada individuo es un cliente que aporta sus cuotas, la administradora de fondos de pensión la rentabiliza y al final de su vida activa, la administradors se lo transforma en una renta vitalicia o retiro programado.
-Quiere decir que cada persona, de acuerdo con lo que pudo aportar a ese sistema de capitalización individual, va a tener una pensión que no aporta a generar equidad en otras categorías sino que es un tema absolutamente personal. Al que ganó mucho y ahorró mucho le irá muy bien con su pensión y los sectores más desposeídos, a los que les ha costado muchas veces reinsertarse en el mundo del trabajo, van a cobrar una pensión bajísima. Y no hay ninguna obligación del Estado ni los otros individuos del sistema de compensar eso.
-Exacto. Eso operó así hasta el año 2008 cuando el Estado decidió implementar el Pilar Solidario para ir en ayuda de los que no habían ahorrado nada o muy poco. No existía todo ese componente solidario que debe tener un sistema previsional dentro de un sistema de seguridad social. Eran contratos actuarialmente cerrados y a aquel que tenía buena densidad de cotización, buenos empleos bien formalizados, le iba relativamente bien pero a la gran mayoría de los chilenos, como ocurre en la mayoría de los países de América Latina, que no tienen ni buenos buenos sueldos ni estabilidad en el empleo les iba relativamente mal. Ese vínculo del sistema con el mercado de trabajo no puede ser resuelto con un mecanismo de ahorro obligatorio a través de cuentas individuales.
Argentina vs Chile. Entre el mercado y el Estado. ¿Cómo será la reforma de Boric?
-Ahora, la siguiente pregunta es que en la Argentina, en el que tiene un rol importante el Estado, hay categorías jubilatorias y es un sistema solidario, no funciona. Las jubilaciones son muy bajas y se genera inequidad por otros lados. ¿Cuál es el modelo que Gabriel Boric quiere implementar? Si no es el de capitalización individual pero al mismo tiempo, hay que evitar los costos y los problemas del sistema argentino, ¿por dónde quiere ir?
-Este análisis implica salir de la discusión más ideológica y entrar a los temas técnicos. No existe un modelo que yo pueda señalar como el sueco o el noruego que haya que copiar. Es un debate más técnico, con las características muy particulares que tenemos en América Latina. Primero, un envejecimiento que ha sido mucho más rápido de lo que ha sido en las economías de Europa occidental. No hemos resuelto nuestros problemas de mercado de trabajo, ni ustedes en Argentina ni nosotros acá en Chile: tenemos informalidad, trabajo de cuidado que no es remunerado, trabajadores en cuenta propia que no cotizan. En consecuencia, nuestra realidad es muy distinta a la de cualquier país valorado porque funciona su sistema de pensiones. Entonces, ese ajuste que tenemos que hacer entre la lógica de financiación de las pensiones, que es a través de cotizaciones del empleador, del trabajador y del Estado, y la posibilidad de que todos los adultos mayores, una vez que llegan a esa edad, puedan acceder a una buena pensión es el desafío que tenemos por delante. ¿Cómo lo estamos tratando de hacer acá? Haciendo una reforma estructural a lo que actualmente tenemos. Primero, asegurando un piso mínimo de protección para la vejez en que el Pilar Solidario se va a traducir en una pensión básica universal, es decir, todo el mundo va a tener acceso a una pensión de cierto nivel financiada por el Estado que le evita estar en situación de pobreza y que ojalá sea un poquito superior a eso. No importa lo que haya hecho, haya o no cotizado: este es su derecho ciudadano. Obviamente hay que tener condiciones mínimas de residencia. Eso existe en muchos países. Es un piso mínimo. Y después de eso, el modelo contributivo va a tener un componente de seguridad social con un componente de solidaridad. Se reconoce que el 10% que están aportando los trabajadores es muy poco pero el aumento va a provenir de parte del empleador. Ese aporte del empleador de un 6% adicional no se va a dedicar directamente a la cuenta de los trabajadores. Esto es algo que estamos discutiendo aún. Se va a dedicar a un fondo colectivo para subsidiar problemas que tienen los trabajadores para poder ahorrar. Los problemas están en las tareas del cuidado, en el empleo y la mortalidad diferencial entre hombres y mujeres. Y finalmente, un mecanismo de incentivos para el ahorro voluntario. No estamos eliminando todo el sistema ni estamos yendo contra el desarrollo del mercado de capitales. Al contrario, lo estamos tratando de fortalecer mejorando las prestaciones para que todas las personas puedan acceder a prestaciones de calidad en forma asequible.
-¿La persona que viene aportando a una cuenta de capitalización individual va a poder seguir haciéndolo si tiene mejores ingresos y quiere generar una rentabilidad sobre ese ahorro en un fondo personal?
-Efectivamente lo puede hacer pero primero tiene que participar del sistema público. No puede sencillamente llevarse su dinero a otro lado. Primero está un ingreso imponible de determinada calidad para aportar al sistema público y solidario y si tiene suficientes ingresos para seguir aportando voluntariamente, lo puede hacer en cuentas que se parecen a las cuentas individuales y a un mercado voluntario. Pero la parte pública obligatoria, que hoy día se administra en cuentas individuales, queremos administrar más centralmente y con los subsidios cruzados.
-¿Cuál es el piso y el techo de ése porcentaje del sueldo del trabajador que va a aportar al sistema público?
-Sigue siendo el 10% de hoy día y tal vez se incorpore un adicional porque se ahorrarían las comisiones que cobran las AFP. Podría llegar a un 12% por parte del trabajador y hasta un tope imponible. De ahí en adelante, un trabajador que tenga mayores ingresos puede ir a una opción voluntaria que va a ser bien regulada por parte del Estado para que se le protejan sus intereses. Pero ese ya es un mercado privado, no es parte del sistema.
-Un proceso histórico como el chileno se está replanteando inequidades pero en una sociedad que ha generado una baja de la pobreza y una reducción de la desigualdad muy significativas comparada con el proceso argentino, que tiene una retórica estatal y pública en relación al régimen de pensiones pero que ha ampliado su desigualdad y sus niveles de pobreza de manera preocupante. En la medida que en Chile empieza a haber cuestionamientos a la reforma constitucional que enfrenta debates y trabas, ¿hay también cuestionamientos de los chilenos respecto de ese 10% que venía poniendo en su cuenta de capitalización y que ahora van a tener que compartir de manera solidaria? ¿Empieza a haber resistencia por parte de la sociedad?
-No porque esta cuota que va a la seguridad social y la cuota que sea aportada al sistema previsional es mía y es mi ahorro. Eso se ha inculcado bastante en el caso chileno. Y sobre todo ahora se ha reforzado cada vez más con el caso de los retiros: la gente se dio cuenta de que la plata sí estaba ahí, que la podía retirar para ciertas emergencias. La propuesta para el 10% es claramente de propiedad del individuo y va a ser administrada en cuentas personales. Lo que pasa es que se quiere evitar lo siguiente: que mientras estás en un administradora de fondos de pensiones, en un mercado, ese afiliado tiene que tomar decisiones difíciles como, por ejemplo, en qué AFP estar, por qué no en una y sí en otro. O hay si hay 5 o 6 fondos, porqué tiene que estar en uno y no en otro. O cómo valorar bien las distintas comisiones que se cobran. Se deja al individuo administrar su propiedad en una forma muy vulnerable frente al mercado de administradoras de fondos de pensiones. Lo que se quiere hacer más bien es: gestionar de forma pública la capitalización de su 10% pero va a admitir ciertas opciones pero se le va a cuidar que no se le abuse respecto de comisiones o que corra riesgos innecesarios. Pero sí, el 10% está en una cuenta personal.
-La otra cuestión tiene que ver con el proyecto legislativo de Boric para evitar que se concretara un nuevo retiro masivo de ahorros de fondos de pensión, que fue rechazado en la Cámara de Diputados esta semana que pasó. Lo que fue curioso fue ver que Boric que había acompañado y apoyado los retiros de los ahorristas de fondos durante la pandemia cuando no era presidente, ahora presentaba un proyecto en contra de esos retiros generalizados. ¿Puede estar sucediendo esto: un cambio en la perspectiva una vez que un político comprende la importancia de los mercados de capitales generados a partir de los ahorros de los chilenos y el impacto importante que tienen en lo fiscal y macroeconómico, por ejemplo, en la inflación?
-Yendo a la primera pregunta, mucha gente optó por apoyar los retiros pero tienes que ponerte en la circunstancia de la pandemia. Estábamos en medio de la pandemia, se le obligaba a la gente a permanecer en sus casas, no podíamos ir a trabajar y en esas circunstancias, el Estado no concurrió para aliviar la situación a las familias. Fue una opción lógica poder recurrir al fondo. Muchos de nosotros nos opusimos pero claramente era una opción política viable en esas circunstancias tan particulares. Y eso acentuó ese concepto de propiedad de los fondos por parte de los afiliados: los fondos son míos, yo puedo recurrir a ellos. Pero lo peor que le puede ocurrir a los fondos de pensiones, que ocurrió en los sistemas de reparto antiguos, es que los fondos de reserva empiezan a ser utilizados para propósitos distintos a los previsionales. Y en la medida en que nos gastamos los fondos de los trabajadores para consumo presente, por muy necesario que sea, eso va a agravar la posibilidad de financiar buenas pensiones a futuro. Claramente una vez superada ya la pandemia, ya no se justifican mayores retiros de fondos de pensiones. Ahora, frente a lo que ha ocurrido en el Congreso, es muy popular poder recurrir a los fondos de pensiones. La gente puede recurrir a una masa de sus ahorros hoy y pueden retirarlos de un sistema como éste en el que saben que, con esa masa de ahorros que tienen, no van a tener una buena pensión. Ahora, lo que se les está diciendo es que con sus ahorros van a poder generar mejores condiciones previsionales y que con sus ahorros personales no necesitan satisfacer las necesidades de una emergencia como fue la pandemia. El gobierno presentó el proyecto de retiro de corto plazo que planteaba que, bajo ciertas circunstancias, se podía autorizar retiros con el objetivo de evitar que haya un retiro muy masivo, precisamente acotando el uso para propósitos muy particulares como gastos de salud, cuotas de vivienda. En general, es una muy mala idea y estamos contento de que se hayan rechazado ambos proyectos (NdelE: el proyecto legislativo de la oposición, con retiros masivos similares a los realizados durante la pandemia, y el del gobierno, que buscó frenar esos retiros con un proyecto que ponía límites a los retiros) y que ahora podemos abocarnos a la reforma previsional.
-Pero hay una comprobación de que el mercado de capitales funcionó: la gente, que temía que no iba a poder acceder a sus ahorros, descubrió que había ahorrado y además que sus ahorros se habían capitalizado. ¿Qué garantías hay de que el Estado pueda lograr esos mismos resultados?
-Los estudios de la OCDE y otros organismos internacionales demuestran claramente que los fondos públicos de pensiones tienen rendimientos muy superiores a los que han tenido las AFP aquí en Chile. No es una mentira decir que se puede hacer. Ahora, nos queda probar que somos capaces de hacerlo. Hay fondos públicos de pensiones y, además, mejoran las condiciones para los afiliados en el sentido de que no tienen que correr los riesgos que han corrido los afiliados aquí en Chile en los últimos 40 años.
-¿Qué país tiene estos fondos públicos tan eficientes y rentables?
-Noruega, Canadá, algunos en Suecia. Podemos hacer otra sesión con estudios comparados. Nosotros estamos en un punto de inflexión muy interesante. Hay mucho que cuidar pero también hay mucho que cambiar y este gobierno lo está haciendo con un trabajo muy esmerado y multiministerial. Me siento muy orgulloso de ser parte de ese proceso. Hay que dejar la ideología de lado y mirar el resorte de los problemas técnicos.
Un defensor del capital solidario
▪ Formación. Ingeniero comercial por la Universidad de Chile, doctor en Economía por la Universidad de Berkeley.
▪ Políticas públicas. Integró la Comisión de Reforma al Sistema de Salud en Chile en 2014.
▪ Proyección en la región. Fue director de la división Desarrollo Social de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y asesor regional en la OIT PREALC.