La regla no escrita para entender la región
La regla no escrita de las ciencias sociales de América Latina es que por cada generalización que se hace siempre será posible encontrar tres o cuatro excepciones. Esta regla parece cobrar más sentido en la actualidad, cuando la tendencia en la región es avanzar hacia una mayor diversidad de orientaciones económicas, políticas e internacionales. Esta dinámica dificulta, por lo tanto, pensar que lo que hemos visto días atrás en Ecuador, Paraguay y Venezuela responde a un proceso o realidad compartida.
En materia económica, Venezuela enfrenta la peor crisis de su historia, siempre al borde de la cesación de pagos, con una caída de 16 puntos de su PBI y una inflación anual estimada en 500 por ciento. Ecuador no está tan mal, pero en 2016 su PBI se contrajo 2 puntos y este año no crecerá. Paraguay, por el contrario, viene creciendo 4 puntos en los últimos años y tiene una inflación del 4 por ciento anual. ¿Es la economía, estúpido?
Que los procesos económicos afectan las dinámicas políticas es de manual y explica el tremendo descontento de los venezolanos, la reñida elección en Ecuador y el deseo reeleccionista del presidente Cartes de Paraguay, algo que la Constitución de 1992 prohibió.
Pero también la política exhibe procesos autónomos de la economía, que hacen cualquier análisis más complejo. Venezuela está gobernada por un grupo de incompetentes que necesita asegurar la supervivencia del régimen para no caer presos. Ni la oposición ni la región han podido torcer la tendencia cada vez más autoritaria de un gobierno que aún cuenta con el apoyo de las fuerzas armadas y de seguridad. En Ecuador, la coalición de izquierda se aseguró la continuidad de un Estado que regula y redistribuye, aunque en un contexto fiscal y productivo cada vez más apremiante y un escenario social cada vez más polarizado entre la sierra (donde ganó Moreno) y la costa (donde ganó Lasso). Y en Paraguay, el Partido Colorado está dividido por la pulsión reeleccionista de Cartes y su deseo de reformar la Constitución para poder presentarse nuevamente en 2018, una película que hemos visto contadas veces en América Latina.
Mientras que el problema en Paraguay es cómo distribuir la renta y en Ecuador cómo distribuir las pérdidas, en Venezuela es cómo sobrevivir. Nada nuevo. Se trata de tres problemas fundamentales en la región: cómo establecer mejores niveles de inclusión, desarrollar mejores instrumentos para enfrentar las épocas de vacas flacas y garantizar la legitimidad de los gobiernos.
Para pensar sobre estas tres tendencias, favor de remitirse a la regla no escrita arriba enunciada.