Reseña: Un ejemplar de prueba, por Alfredo Novelli
La precisión de las fábulas sin moraleja
Los matemáticos que escriben son particularmente ocurrentes. Un caso paradigmático fue Lewis Carroll y otro, más contemporáneo y vernáculo, fue el profesor Alfredo Novelli (Buenos Aires, 1931-2014), cuyos relatos minúsculos, divulgados con cuentagotas en diarios y revistas literarias, acaban de ver la luz en formato libro. Esta revancha póstuma, que lleva como título Un ejemplar de prueba, produce en el lector la misma inquietud que alguna vez llevó a su amiga Silvina Ocampo a preguntarle: "Decime, ¿cómo hacés para escribir de esa manera tan breve, que no queda ninguna otra palabra que agregar?".
Basta con leer los primeros cuentos de la compilación para advertir que su autor es necesariamente inteligente, desprejuiciado y consciente de que, en las antípodas del mundo ideal que proponen las matemáticas, el real es falible, surrealista, fértil en teorías infundadas, propenso a la invasión de lo fantástico y más parodiable que peligroso. No sorprende por lo tanto que la mariposa de Chuang Tzu se convierta en un abrelatas mariposa, o que se aluda al icónico tigre del poema de William Blake de este modo: "Lo conocí en un cocktail. Me conquistó con un gruñido". Hay en Novelli una voluntad de no canonizar a nadie ni –paradójicamente– de dejar de hacerlo. Una suerte de anarquía conservadora.
Con un estilo fundado en la frase corta y reacia a la lírica, los cuentos de Un ejemplar de prueba avanzan a la velocidad de una imaginación proteica y traviesa que recuerda por momentos el desenfado de salón de Ramón Gómez de la Serna. Las descripciones de los personajes son escuetas y es por eso difícil que el lector se encariñe con ellos; sin embargo, Novelli logra volverlos inolvidables por sus oficios: el probador de colchones, el afinador de pianos que se lleva todos los aplausos, el maestro que cultiva bacterias, el dictador involuntario que reclama no recibir más suplementos literarios, el ermitaño que se identifica con su televisor o el violinista cuyo trabajo en la orquesta se limita a hacer la mímica de tocar el piano.
Lejos de los remates predecibles, el absurdo simplote y la metafísica de cabotaje, Novelli renueva el relato breve con fábulas sin moraleja, que tienen la elegancia de no decir de más y logran explicar lo inexplicable sin que por ello lo inexplicable pierda su encanto.
UN EJEMPLAR DE PRUEBA
Por Alfredo Novelli
Mansalva. 118 páginas. $ 440