La postergada reforma de salud y las políticas de Estado
Uno de los beneficios secundarios de la pandemia, probablemente el único, es haber hecho por primera vez foco en el sistema sanitario. La sociedad ha tomado consciencia de la importancia de que este sector trabaje de manera eficiente sin llegar al límite de su capacidad. Como consecuencia, la política también ha priorizado este sector.
Aparecen con frecuencia en la discusión política los índices sanitarios y los datos epidemiológicos. Sin embargo, en muchas circunstancias, se utilizan estos datos como eslogan político buscando culpables, en lugar de analizar las situaciones desde los múltiples factores que intervienen. Los índices sanitarios podrían ser mejor analizados junto con la información de recursos hospitalarios y personal de salud con los que cuenta cada región.
Las discusiones sobre reformas del sistema de salud son imprescindibles. Pero siempre se corre el riesgo de hacer política con la salud, en lugar de discutir políticas de salud. Esta situación impide la generación de políticas de Estado, elemento indispensable para una reforma de salud que trascienda el tiempo de un gobierno. Los resultados de las reformas de salud requieren de períodos largos de implementación y no serán el fruto de una sola administración. Por supuesto que los intereses sectoriales marcarán agenda a la discusión y en este aspecto existen diferentes estrategias, pero el punto inicial es reconocer que la fragmentación del sistema de salud en la Argentina es una característica instalada, con sus fortalezas y debilidades, que no es posible intentar "borrarla". La mejor estrategia entonces será articular esos fragmentos: ordenar sus sistemas administrativos, darles solvencia financiera a través del número de beneficiarios y mediante gestiones claras de la Superintendencia de Seguros de Salud, desarrollar un sistema informático para la articulación de los subsectores, las transacciones financieras y la Historia Clínica Nacional que se tramiten por estas plataformas. También es imprescindible establecer un modelo de atención común en todos los subsectores con estrategia de atención primaria de la salud, que implique un primer nivel fortalecido donde deben existir todas las especialidades de las enfermedades crónicas prevalentes y desde ese nivel producir un tránsito ordenado en el sistema hasta la alta complejidad.
En las áreas rurales o vulnerables, el concepto de población a cargo y los agentes sanitarios deben tener plena vigencia. Es decir, que un centro de atención primaria tenga el registro de la población que está en su área y establezca el seguimiento de los niños, embarazadas y evolución de patologías no transmisibles.
El financiamiento desde el sector público surge de la reingeniería de los recursos para hacer más eficientes y articular los programas que están ejecutando Nación y Provincias de los créditos internacionales. Son necesarias también normativas de la Superintendencia de Seguros de Salud que puedan establecer el recupero de gastos en forma automática facturado a los pacientes de Obras Sociales o prepagas que se atienden en el sector público, que sucede con mucha frecuencia en las urgencias y emergencias.
Pero existen otros factores que también provocan desfinanciamiento del sistema de salud, y tienen que ver con las gestiones burocráticas o la utilización de financiamientos de programas que tienen impacto político más que sanitario, o la aprobación de leyes específicas de enfermedades, priorizando unas sobre otras, sin tener en cuenta el impacto sanitario ni considerar el impacto epidemiológico, o la inadecuada gestión en recursos financieros.
La creación de la Agencia de Evaluación Tecnológica es un instrumento imprescindible para garantizar la utilización de medicamentos y procedimientos que tengan claras evidencias científicas. Desde 2016, cuando se envió el primer proyecto, hasta la actualidad que se fueron sumando diferentes modificaciones, aún continúa en el Senado de la Nación.
Otro inconveniente que, con frecuencia impide avanzar es que algunos funcionarios han intentado aplicar reformas diseñadas desde el escritorio, sin conocimiento ni experiencia del campo de aplicación ni los efectos en el tiempo de esas reformas. Aparecen entonces la oposición de médicos y profesionales de la salud o trabajadores del escalafón general. Lamentablemente, es un error frecuente la politización del conflicto y su calificación como oposición de las corporaciones. Es entonces cuando se generan situaciones crónicas que impiden el desarrollo. Deben predominar los aspectos técnicos y la experiencia profesional tanto en lo asistencial como en lo administrativo. Es imprescindible que en la discusión de los temas de las reformas estén incluidas las sociedades científicas, académicas y gremiales.
En nuestro país los hospitales públicos dan la posibilidad de que toda la población tenga acceso a un sistema de salud, aunque no estén incluidas en los otros subsectores de financiamiento. Sin embargo, el sistema de hospitales públicos y centros de atención primaria tienen diferentes grados de desarrollo y carencias según el municipio o la provincia. Las observaciones epidemiológicas muestran que quienes tienen una cobertura formal proveniente de otros subsectores tienen mejores índices sanitarios que quienes no tienen seguro de salud y van en busca espontánea de atención al sector público, sin controles ni medidas de prevención.
La Argentina tiene una población aproximadamente de 15.000.000 de personas sin una cobertura formal proveniente de la retención del salario, jubilación o seguro privado. El Estado Nacional, deberá coordinar con las provincias para establecer una Cobertura Universal de Salud (CUS), con el mismo modelo de atención sanitaria en el sector público que en el resto de los subsectores, con un médico de familia que sea el ingreso al sistema, que instale las acciones de prevención en su población de beneficiarios y con acceso y cobertura de los medicamentos esenciales. Esta población se debería articular con el resto de los subsectores a través de un padrón informático nacional que permita establecer el ingreso o la salida del CUS cuando tiene acceso a una cobertura de Obra Social, PAMI o Prepaga.
La reforma del sistema de salud empieza por poder distinguir fortalezas y debilidades del sistema actual: poder mantener lo que funciona correctamente y mejorar lo que funciona en forma deficiente. Para ello, se necesitan previamente acuerdos en diagnósticos objetivos y definir prioridades de la reforma, para poder comenzar por proveer una asistencia médica suficiente que incluya a quienes están más desprotegidos.
Exsecretario de Salud del Ministerio de salud de la Nación, expresidente de la Sociedad Argentina de Cardiología
Con la colaboración de Solana Ini, exdirectora de Proyectos de Nielsen Company, licenciada en Psicología