La pena de muerte, en lento retroceso
La pena de muerte es ciertamente una aberración inhumana. Pero ella aún no ha desaparecido en el mundo. No es, entonces, "cosa del pasado". No obstante, lo cierto es que, felizmente, su aplicación ha disminuido muy sensiblemente, un 31% desde 2017.
No obstante, la pena de muerte ha aumentado en los EE.UU., en Japón, y en Irán, Somalia, Egipto y Paquistán.
China la utiliza con alguna frecuencia, pero, para evitar las críticas, no informa públicamente acerca de su aplicación, que es una suerte de misterioso secreto de Estado. Esto es posible en los regímenes autoritarios, que dejan de lado la transparencia de sus gestiones de gobierno.
Arabia Saudita, Vietnam, e Irak, la están aplicando para los crímenes más graves.
Los drásticos procedimientos a los que se recurre en su aplicación son siempre repulsivos. Aunque ellos varían según el rincón del mundo.
En Arabia Saudita se recurre a la decapitación, a veces en público. En los EE.UU. y Tailandia, a las inyecciones letales y a la electricidad. En Afganistán, Japón y Singapur el procedimiento es con la horca. China, por su parte, utiliza aparentemente las inyecciones. Y Corea del Norte y Yemen, la aplican con armas de fuego.
En espera de la pena capital (situación que es, en sí misma, toda una tortura) hoy hay, en todo el mundo, nada menos que unas 19.336 personas.
Burkina Faso la ha excluido recientemente de su Código Penal. Y Gambia y Malasia la han suspendido, sin plazo, mediante moratorias oficiales, que hacen que cualquier eventual paso atrás no pueda ser sorpresivo.
A lo que cabe agregar que 106 Estados, todo a lo largo y ancho de todo mundo, la han abolido ya, expresa y formalmente.
Desgraciadamente, en los EE.UU., tras 17 años de paréntesis, este año se ha previsto reanudarlas, a nivel federal, con ejecuciones que han sido organizadas para julio y agosto próximos.
Cabe apuntar que, ente los norteamericanos, todavía la pena de muerte tiene un sólido 54% de apoyo popular, según las últimas encuestas. El actual presidente, Donald Trump, está incluido entre quienes aún se manifiestan en su favor.
Su aplicación es, sin embargo, bastante más frecuente a nivel de los tribunales de los Estados de la Unión. Por ello, en los últimos 45 años la pena de muerte se aplicó tan sólo tres veces a nivel de los tribunales federales.
El autor es exembajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas