La paradoja de la Cenicienta
Cristina, la Gran Electora, no tiene a nadie para elegir
- Ya empezaba a pensar que se había muerto...
Es la forma que tiene Ferretti de decirme que me extrañó. Después, previsiblemente, me exige una descripción de la crisis europea, de mis paseos en Lisboa por el Chiado de Pessoa y del reencuentro final, después de ocho años, con mi hermana en Sant Sadurní.
-Y cuénteme- ansiedad mata protocolo-¿se ve mejor desde lejos lo que anda pasando por aquí?
- Con claridad absoluta – digo sólo para irritarlo.
- Por qué no me explica entonces, porque lo que es yo, no la veo ni cuadrada.
- Cristina, la Gran Electora, la que al mundo divide en réprobos y santos, en leales y traidores, en amigos y enemigos, en pelados y peludos, no tiene a nadie para elegir.
- La paradoja de la Cenicienta -dice enigmático Ferretti-: el príncipe tiene el zapato en la mano pero no encuentra el pie que lo calce.
- Juanetes, uñas encarnadas, mugre entre los dedos, olor a pata. De todo hay en palacio...
-... De todo menos un pie que, como el de la Cenicienta, se ajuste con delicada perfección al mágico zapato.
- La ilusión del "delfinato", si me permite el atropello, se va esfumando cada día que pasa.
- Por otro lado -agrega Ferretti- si uno mira hacia el Brasil podrá comprobar que apadrinar al sucesor no necesariamente garantiza el eterno retorno del padrino. Lula eligió a Dilma, una de sus ministras más fieles y con perfil más bajo. Hoy ella tiene una popularidad que ronda el 70 por ciento y no será tan fácil que abandone su silla a la hora de comenzar el baile.
Cristina, la Gran Electora, la que al mundo divide en réprobos y santos, en leales y traidores, en amigos y enemigos, en pelados y peludos, no tiene a nadie para elegir.
- Son demasiadas las razones para empezar a desistir de la alternativa "Cristina señala a su leal sucesor". Por que no aparece ninguno viable y atractivo; porque tres años no es nada y ya no queda tiempo para prepararlo; porque, si lo hubiera, no vaya a ser que decida cortarse solo y quedarse con todo.
- A la manera de las hermanastras de Cenicienta, Cristina podría forzar el cuero para colocarse otra vez el zapato ella misma.
- Podría, Ferretti, pero significaría exponerse a dos batallas de pronóstico complicado.
- Una, la imposición constitucional de la re-re. ¿Y la otra?
- Ganarla
- ¿Usted de verdad cree que a Cristina se le pasa por la cabeza la idea de perder?
-Una vez más, Ferretti, le advierto que no tengo la menor idea de lo que pasa por la cabeza de Cristina. Pero si juzgo por lo que hace, me animo a decir que, al menos, está empezando a considerar esa posibilidad.
- Veo que no ha perdido su vocación provocadora
- A ver si puedo explicarme.
Alguien puede estar considerando que después de cuatro años de macrismo terminaríamos añorando el modelo de Cristina.
- Lo sigo.
- Cristina no renunciará a su condición de Gran Electora. Está condenada a elegir. Si percibe que puede perder, y si no tiene a quién seleccionar entre los amigos, lo que habrá de elegir son los enemigos.
- ¿Moyano y Scioli serían entonces las primeras víctimas de esa estrategia?
- ¡Bingo! Moyano y Scioli, tropa propia y volátil que podrían convertirse en polos de atracción para impensables alianzas con posibilidades reales de desplazar primero y acabar después con el poder cristinista.
- ¿Esto no es hacerle el juego a Macri?
- ¿Y por qué no, Ferretti?
- ¿Será por eso que está tomando clases particulares de peronismo con Julio Bárbaro?
- Piénselo en serio. Alguien puede estar considerando que después de cuatro años de macrismo terminaríamos añorando el modelo de Cristina.
- A la derecha, diría el General, hay que dejarla gobernar.