La pandemia aceleró el modelo de trabajo de las próximas dos generaciones
Si bien la pandemia se estiró mucho más de lo que creíamos al principio, y aquello que mencionábamos como postpandemia quedó más lejos de lo que querríamos, hoy podemos ya sacar algunas conclusiones, de todo este proceso, en especial de los cambios que trajo en la tecnología y su uso en la sociedad.
Que aceleró la transformación digital de las empresas es cierto, pero ya no es una novedad. ¿Cuáles fueron, entonces, los cambios más profundos que trajo aparejado este tiempo de encierro?
Desde un punto de vista pragmático, la pandemia evidenció la brecha entre muchos de los productos de tecnología que existen y su capacidad de adopción. En ese sentido, debemos recordar que más del 50% de la fuerza laboral no es millennial, por lo que no debemos hablar de productos, sino de su uso.
Apelando a la analogía del martillo Belga, podemos describir sus bondades, su madera de caoba pulida a mano y su cabeza de hierro forjado a más de 400 grados, pero si junto a eso no enseñamos a martillar, en la primera de cambio el usuario se revienta un dedo, y al reventarse un dedo vuelve a su martillo de madera de pino.
En la tecnología, ocurre eso mismo con un proceso que necesariamente merece atención, y son los tiempos de adopción.
Nuevos productos, viejas tecnologías. Si pensamos en las grandes innovaciones que hubo durante la pandemia, debemos dividirla en dos aspectos diferentes: el primero, vinculado al desarrollo de la tecnología, y el segundo, a la creación de productos basados en esta tecnología. En el caso de las videoconferencias, por ejemplo, primero se desarrolla la tecnología de la comunicación vía internet, streaming, etc., y luego aparecen diferentes productos que usan esa tecnología…(Zoom, Meet, Jitsi).
En base a eso, podemos decir que hoy estamos viviendo una situación seudocolapsada y en gran medida bastante amortiguada a partir de la facilidad y agilidad que ofrece desarrollar productos sobre tecnologías ya existentes.
Por ello, podemos imaginar que el futuro, en este sector, va a estar justamente orientado a explotar mucho más las tecnologías desarrolladas. O, dicho de otra manera, usar más las materias primas tecnológicas que ya existen.
Nuevo paradigma y oportunidades. Así como la pandemia generó dificultades en todo el mundo, en mayor o menor medida, este proceso también aceleró el cambio de paradigma contemporáneo más relevante de los últimos 300 años. Esta nueva revolución industrial sentará las bases para el paradigma del trabajo de las próximas dos generaciones. Probablemente nos cueste verlo, porque somos contemporáneos a eso, pero se viene construyendo desde el día que comenzamos a delegar parte de nuestras tareas a las líneas de código.
Volviendo a lo que decíamos antes, el cambio no se da cuando la tecnología se desarrolla, sino cuando se implementa a escala. Sucedió de igual manera en la revolución industrial: la mecanización se venía construyendo desde siglos anteriores, pero cuando se hizo masivo se vio el paso de una economía rural basada en la agricultura y el comercio a una economía de carácter urbano, industrializada y mecanizada.
En ese sentido, aun no tenemos una cabal idea de cuáles son esas oportunidades futuras, ya que todavía no se han revelado. Pero no hay dudas de que esas oportunidades estarán. Y habrá manera de tomarlas.
Como diría la famosa canción, "el futuro llegó… hace rato". El cambio, en los usos de la tecnología, que aceleró de manera exponencial la pandemia, hizo que se nos anticipen algunas preguntas sobre lo que viene. Y que, cuanto antes, debamos comenzar a responderlas.
Docente de Dirección de Nuevos Negocios en Universidad Torcuato Di Tella y consultor en innovación