La otra cara del Informe Rattenbach
El llamado Informe Rattenbach fue encargado por la última Junta Militar -la que asumió tras la derrota en Malvinas- y sus conclusiones fueron presentadas antes que asumiera la Presidencia Raúl Alfonsín en diciembre de 1983.
Su elaboración estuvo a cargo de seis oficiales superiores retirados de las Fuerzas Armadas -dos de cada una de las tres Fuerzas-, quienes trabajaron intensamente para terminarlo en la fecha prevista.
Del Ejército los dos integrantes de la Comisión eran el Teniente General Benjamín Rattenbach y el General de División Tomás Sánchez de Bustamante.
A cumplirse el 30 aniversario del inicio de la Guerra del Atlántico Sur, puede ser justo recordar esta cara por lo general oculta del llamado Informe Rattenbach
Por ser el primero de ellos el más antiguo de los seis -llevaba más tiempo como militar contabilizándose tanto los años en actividad como los de retiro- presidió la Comisión y su nombre pasó ser la denominación fáctica del informe.
Fue Sánchez de Bustamante quien filtró a la prensa el texto del informe -no de sus anexos, mucho más extensos y que no han llegado al conocimiento público- en la idea de que éste iba a contribuir tanto a la solidez de la futura democracia como a la visión de la población sobre las Fuerzas Armadas.
Es así como fue editado en diversas oportunidades. El texto estaba disponible en Internet, por ejemplo, en el sitio del Centro de ex combatientes de Malvinas de Corrientes. El texto desclasificado es exactamente el que fue difundido casi tres décadas atrás.
Son por demás conocidas las críticas que el informe realiza a la conducción militar de la guerra, la que enjuicia en duros términos. Pero son mucho menos conocidos los apartados en los cuales elogia el compartimiento militar de las Fuerzas Armadas.
Son por demás conocidas las críticas que el informe realiza a la conducción militar de la guerra, la que enjuicia en duros términos.
Pero son mucho menos conocidos los apartados en los cuales elogia el compartimiento militar de las Fuerzas Armadas.
El informe esta dividido en cuatro partes, integradas en conjunto por quince capítulos a su vez compuestos de casi 900 apartados.
En el capítulo VII (El accionar de las fuerzas propias) de la Parte III (Evaluación y Análisis Crítico), al evaluar el accionar del Comandante en Jefe del Ejército dice, tras criticarlo duramente, en el punto c de los apartados 605 al 609:
No obstante, la artillería de campaña y la de defensa aérea, las compañías de comandos, el escuadrón de exploración de caballería, los elementos de aviación de ejército (helicópteros), algunos elementos de apoyo de combate y elementos del Regimiento 25 de Infantería, demostraron un alto grado de adiestramiento y profesionalismo, así como una adecuada acción de comando, lo que fue puesto de manifiesto especialmente en la defensa de Puerto Argentino, donde tuvieron un desempeño destacado.
Es decir que elogia claramente la actuación de la mayoría de las unidades del Ejército que intervinieron.
La actuación del Comandante en Jefe de la Armada es tratada en los apartados 611 al 614 (inclusive) de forma muy crítica, pero al referirse en el 615 a la Aviación Naval, consigna:
Los aviones A4Q operaron con base en el continente y junto con los recientemente incorporados Super Etendard infligieron daños fuera de toda proporción con respecto a los análisis previos de poder relativo (medios propios, medios de oposición, en influencia en el ámbito operacional).
En el apartado 616, al referirse al único Batallón de Infantería de Marina que estuvo en las islas, afirma:
El BIM 5 demostró, en cambio, vocación conjunta, un elevado grado de adiestramiento y profesionalismo y equipamiento adecuado, lo que se puso de manifiesto en el combate terrestre durante la defensa de Puerto Argentino, acción en la cual tuvo un comportamiento destacado.
El Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea es tratado en los apartados 617 al 619 (inclusive), reconociendo en este caso, a diferencia de los dos anteriores, aciertos en la conducción militar.
En el apartado 620 dice:
La formación de su personal combatiente respondió cabalmente exigencias de la guerra. Sus pilotos debieron experimentar y llevar a la práctica, sistemas inéditos de ataque a buques de superficie, agregando seguidamente que pero la falta de adiestramiento específico para este tipo de lucha, sumada a la gran capacidad tecnológica y dimensión de la fuerza enemiga, provocó numerosas pérdidas de vidas y material aéreo.
En el apartado 622 agrega:
La Fuerza a su cargo no contaba con los medios adecuados ni sus tripulaciones estaban adiestradas para sostener adecuadamente un conflicto bélico de naturaleza aeronaval. Sin embargo, una vez desencadenadas las hostilidades en este ámbito, el Comandante decidió no sustraer a sus medios a la batalla, y aceptó las desventajas y los riesgos inherentes a la guerra.
En el capítulo XV y último, dedicado a las Conclusiones, dice en el apartado 882 que:
Existen numerosos actos de valor extraordinario, producidos en todas las FF.AA (Fuerzas Armadas) y FF.SS (Fuerzas de Seguridad) en el teatro de operaciones, por quienes, sirviendo a su deber, acreditaron la vigencia de nuestras mejores tradiciones castrenses.
En el siguiente afirma:
Debemos estar orgullosos por la hidalguía con la que procedieron las armas de la Patria, las que, en momento alguno, infringieron las normas de la guerra incurriendo en acciones reñidas con la ética de las tropas en lucha, tales como atacar, a las tropas, naves y aeronaves afectadas a las tareas de salvamento.
En el 884 agrega:
Más allá del resultado del conflicto bélico, nuestras FF.AA pueden estar satisfechas de su actuación durante la contienda, ya que enfrentaron a una potencia mundial de primera magnitud, apoyada política y logísticamente por los EEUU
Finalmente, en el 885 sostiene:
Si en las condiciones mencionadas nuestras FF.AA supieron infringir daños fuera de toda proporción a la Fuerza de Tareas Conjunto del Reino Unido, a tal punto que este se vio obligado a despegar la mayor parte de sus Fuerzas anfibias, podemos afirmar que han cumplido airosamente con su deber.
Tomados estos párrafos de la versión online del sitio mencionado, que no difiere de la publicada por entregas por la revista Siete Días a fines de 1983 ni de las varias editadas en forma de libro, surge claramente que el informe elogia la actuación de las Fuerzas Armadas como tales, más allá de los errores en la conducción militar, que son los más difundidos hasta el presente.
A cumplirse el 30 aniversario del inicio de la Guerra del Atlántico Sur, puede ser justo recordar esta cara por lo general oculta del llamado Informe Rattenbach.
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