La nueva normalidad: desafíos y oportunidades para las empresas latinoamericanas tras el Covid-19
La actual pandemia de coronavirus ha generado un shock muy fuerte en nuestras economías y sociedades. De hecho, según estimaciones del Banco Mundial nuestra región tendrá una contracción en su producto bruto superior al 7% convirtiéndose así en la región más afectada del planeta. No obstante, una vez que se encuentre la vacuna y comencemos un nuevo proceso, surgen interrogantes de cómo América Latina podrá afrontar el nuevo contexto.
En primer lugar, es poco probable que se repitan las mismas formas de comercio e interacción anterior. En muchos sectores lo que ocurrió fue una aceleración de ciertos procesos que ya venían en marcha y no volverán atrás. El caso más claro tiene que ver con la utilización de los canales digitales que en muchos casos son mucho más ágiles. Por ejemplo, una vez que una persona mayor aprende a utilizar medios de pagos digitales para pagar sus servicios como el gas o la luz o hacer una transferencia bancaria en vez de hacer la fila en un punto de pago, es poco probable que vuelva a utilizar el canal anterior. Esto ya era una transformación en marcha pero que la pandemia aceleró forzosamente.
Estos cambios ocurren en todo el mundo, pero ¿qué desafíos y oportunidades particulares deben afrontar las empresas latinoamericanas? Claramente, hay empresas que han sido pioneras en áreas vinculadas con el mundo digital como Mercado Libre o la colombiana Rappi, que están ya observando un crecimiento exponencial. Sin embargo, nuestra región sigue siendo mayoritariamente exportadora de commodities y, si bien hay muy interesantes excepciones de pioneras o empresas consolidadas en el mundo digital, aún son pocas en términos comparativos. Además, en el corto plazo, la contracción económica y Estados comprometidos fiscal y monetariamente tampoco presentan un panorama alentador.
Existe la posibilidad de generar innovación vinculada a nuestras experiencias previas y que luego pueden ser exportadas a países desarrollados
De todos modos, hay algunos elementos que se presentan como una oportunidad que puede potencialmente ser aprovechada, más allá de los notables casos de éxito recién mencionados. En primer lugar, la aceleración del mundo digital permite una mayor conexión con el mundo y así poder vender nuestros servicios a otros mercados. Por ejemplo, en el área de e-salud (la atención de la salud basada en las tecnologías de la información y las comunicaciones, la investigación y la documentación digital) hoy parece más aceptable prestar servicios de salud en forma remota. También programadores, diseñadores o incluso docentes han aumentado la prestación de servicios al exterior. La aceleración digital también ha empujado a las empresas a mejorar sus operaciones internas, haciéndolas más efectivas y menos costosas. Los casos van desde la posibilidad de solucionar problemas en forma remota hasta las empresas de retail tradicional que se han visto forzadas a mejorar su canal de ventas online. Finalmente, también existe la posibilidad de generar innovación vinculada a nuestras experiencias previas y que luego pueden ser exportadas a países desarrollados.
Nuestra región sigue siendo mayoritariamente exportadora de commodities y, si bien hay muy interesantes excepciones de pioneras o empresas consolidadas en el mundo digital, aún son pocas en términos comparativos
Interesantes ejemplos de innovaciones generadas en Asia y África para luchar contra el Covid-19 han sido recopilados por el profesor Ravi Ramamurti y su equipo del Center of Emerging Markets de Northeastern University. Por ejemplo, los stands de testeo rápido en Corea del Sur que luego fueron replicados en varios países desarrollados o bien la experiencia en el rastreo de casos de África con el ébola, luego aplicadas en algunas regiones de Estados Unidos. En la misma línea podrían ser ubicados los avances de la Argentina con el uso del plasma o el desarrollo de respiradores de bajo costo.
En conclusión, los desafíos para nuestra región que dejará esta pandemia parecen ser muy grandes y complejos. No es mi intención en esta nota predecir el devenir que esto generará pero sí contrastar estos grandes desafíos con interesantes oportunidades que podrían potencialmente generar resultados para nuestra región y sus empresas.
* Profesor de la Escuela de Negocios de la Universidad de San Andrés e investigador del CONICET