La nueva ciencia de las banderas
Francisco Gregoric Para LA NACION
A propósito de los debates suscitados acerca de la bandera nacional frente al Bicentenario, vale la pena señalar que desde hace poco más de medio siglo existe una ciencia nueva que se dedica, específicamente, al estudio de estos símbolos patrios. Hay quienes no le atribuyen aún el nivel de ciencia, dándole, más bien, la categoría de una disciplina en formación. Esta actividad, cada vez más frecuentada, es la vexilología. Su nombre deriva de la palabra latina vexillum , que designaba un estandarte cuadrado de tela usado por las legiones de la antigua Roma. En consecuencia, las personas que se dedican a estos nuevos estudios son los vexilólogos.
El padre de esta área del conocimiento es el estadounidense Whitney Smith, profesor en Ciencias Políticas de la Universidad de Boston. El fue quien creó el término "vexilología" en 1957, y fue pionero en las publicaciones periódicas acerca del tema. Además de los muchos libros que publicó, uno de sus logros más destacados fue el diseño original de la bandera nacional de la República Cooperativa de Guyana.
En la Argentina, si bien hay una copiosa bibliografía sobre la bandera, desde los tiempos de Bartolomé Mitre, los estudios estrictamente vexilológicos fueron iniciados por Alberto Rubén Perazzo, quien lleva más de 30 años dictando cursos y escribiendo libros y artículos sobre el tema. Fundó en 1988 la Asociación Argentina de Vexilología (AAV), entidad sin fines de lucro, que pertenece a la Federación Internacional de Asociaciones Vexilológicas (FIAV). Esta entidad mundial realiza bianualmente un Congreso Internacional en diversos países. En 2005, se realizó en Buenos Aires.
La vexilología es diferente de la heráldica (ciencia y arte del estudio de los escudos de armas), con la que no comparte las mismas reglas. Un ejemplo es el empleo de los colores. En heráldica, existen pocos colores para formar los escudos, mientras que en vexilología hay infinitas variantes. Por caso, en heráldica solamente existe un azul de tonalidad media, mientras que en vexilología se consideran múltiples matices, entre ellos el azul celeste o claro, propio de la bandera nacional argentina.
La vexilología aúna el análisis histórico y los aspectos técnicos de la creación y evolución de las banderas. Por un lado, pretende establecer, mediante instrumentos científicos, la autoría y el origen de las banderas, contribuyendo así a una correcta conciencia nacional (y en este sentido prolonga y complementa el esfuerzo de muchos historiadores del presente y del pasado). Por otra parte, analiza las banderas actuales, evaluando su legislación, diseño, especificaciones técnicas y correcto modo de uso.
En este sentido, y a las puertas del Bicentenario, la vexilología puede ayudarnos a establecer definitivamente elementos técnicos de nuestra bandera nacional todavía no resueltos. Se trata, por ejemplo, de los tonos exactos de sus colores, que deberían establecerse en una escala internacional, para facilitar la fabricación y reproducción de banderas en el país y en el extranjero. Otros aspectos técnicos son las proporciones ancho/largo de la bandera, y el diseño gráfico exacto del sol. También resultaría de interés legislar sobre el ceremonial y el correcto uso de la enseña.
Finalmente, la vexilología, esta disciplina aún modesta, pero que se está desarrollando a puro esfuerzo y que cuenta ya con un buen número de exponentes en la Argentina, puede colaborar, en el futuro -como ya lo ha hecho-, con municipios, instituciones educativas y entidades de otra índole que han decidido tener una bandera local o institucional que los represente. Siempre sobre la base del respeto por la tarea de todos los investigadores, historiadores y hombres públicos que, en el pasado y ahora frente al Bicentenario, han hecho de la bandera nacional un símbolo de unión y defensa de lo propio.