La necesidad un rumbo conjunto
El tema más importante es el que menos se está debatiendo: cuáles van a ser las claves para la recuperación de la tremenda crisis económica y social que vivimos. El aumento de la pobreza, la caída de la inversión privada y pública, el crecimiento del déficit fiscal y la falta de crédito son solo algunos de los síntomas. Frente a esta situación dramática, el presidente de la Nación aseguró que su Gobierno no tiene un plan económico y va resolviendo los problemas a medida que acontecen.
En los últimos meses escuchamos hasta el cansancio que la salida de la crisis vendrá de la mano del Estado. Se habla de Planes Quinquenales y Planes Marshall, entre otras ideas creativas. Todas confían en que un Estado deficitario como el argentino puede ser la tabla de salvación
En los últimos meses escuchamos hasta el cansancio que la salida de la crisis vendrá de la mano del Estado. Se habla de Planes Quinquenales y Planes Marshall, entre otras ideas creativas. Todas confían en que un Estado deficitario como el argentino puede ser la tabla de salvación. Está claro que hace falta un Estado presente y activo ante la problemática social, en especial la crisis alimentaria de inseguridad que ya se está viviendo. Y que posiblemente se agravará en el futuro próximo. Pero el rol del Estado es, justamente, generar un plan de salida de la crisis, en articulación con los principales actores políticos, económicos y sociales.
Las medidas y los gestos políticos fueron en los últimos meses exactamente en la dirección contraria. Alejándonos de ese plan de salida. El Gobierno y distintos dirigentes del Frente de Todos dieron numerosas señales contra el sector privado. En momentos de una brutal caída de la actividad económica del 25% interanual, acelerada por el Covid-19, atacaron a las empresas, justo el actor que será más necesario para la recuperación. Se vio en el intento de expropiación de Vicentín y en los bloqueos y cuestionamientos a Mercado Libre, la mayor empresa multinacional argentina. Y se agregó un nuevo capítulo cuando algunos intendentes e integrantes del Gobierno Nacional comenzaron a pedir la expropiación de Edesur.
Para salir de la crisis hace falta un plan que estimule la actividad económica y fomente la inversión privada, que tendrá que ser el principal motor de la recuperación. Debe contemplar reformas fundamentales, que alivien la presión tributaria, impulsen la simplificación administrativa y, en términos generales, mejoren la competitividad del país. Incluso en medio de esta crisis, la Argentina tiene oportunidades para acelerar el desarrollo de sectores con un alto gran potencial, como la industria del conocimiento, la agroindustria y el turismo.
Otro futuro es posible, pero tenemos que dejar de lado las discusiones adolescentes. No hay soluciones mágicas ni salvadores. No lo es el Estado, tampoco las empresas. El centro de la salida de la crisis tiene que estar puesto en una articulación estratégica de todos los sectores: público, privado y sociedad civil. El Estado sí tiene la responsabilidad de la iniciativa, de promover la convocatoria y la articulación de un plan conjunto. El Covid-19 es, por la gravedad de sus consecuencias, una oportunidad para sentar a todos los actores a la mesa. Pero el momento es ahora y se debe actuar rápido, antes de que gane más terreno el descontento por el deterioro económico y emocional de los argentinos.
Llegó la hora de dejar de buscar culpables. Miles de familias perdieron su empleo y gran parte de ellas cayeron –o están por caer– en niveles de pobreza similares a los de la crisis de 2001. Merecen que trabajemos juntos para la recuperación. Ese tiene que ser el único objetivo.
Politólogo en la Universidad de San Andrés. Vicepresidente de La Generación y fundador de su escuela de líderes