La mudanza a La Rural sumó valor a BA Photo
Los expositores aplauden el cambio a la nueva sede de la feria que cierra mañana su 12a edición
La opinión parece unánime: la mudanza de BA Photo a La Rural fue un importante valor agregado para esta feria, que mañana cerrará su 12a edición. “Este pabellón es hermoso”, dijo con énfasis sobre esta antigua caballeriza Orly Benzacar, directora de la galería Ruth Benzacar y presidenta de Meridiano, cámara que agrupa a las galerías locales. Igual de entusiasmada se mostró Florencia Giordana Braun, directora de Rolf Art, habituada a participar en importantes ferias especializadas como París Photo. “Me recuerda a un pequeño Grand Palais o a la feria Unseen de Berlín”, opinó.
Con techos y pisos de madera, el espacio aporta calidez a este encuentro que se reinventa cada año. A las obras de artistas clásicos, modernos y contemporáneos se sumó por ejemplo la feria Tijuana de Arte Impreso, que ofrece libros de artistas y publicaciones independientes. Esto permite un mayor acceso a la producción de artistas emergentes, y hace que sea más accesible comprar en la feria.
Otras cosas, sin embargo, se mantienen igual. Aunque volvieron las cifras en dólares hablar de precios con los medios sigue siendo un tema tabú, pese al cambio de clima político, y las instituciones continúan apoyando el crecimiento de la feria impulsada por Arte Al Día. Este año se destacó el Museo Nacional de Bellas Artes, que compró tres piezas importantes. De la galería Hilario, dedicada a la fotografía antigua, se llevó una vista del famoso Pabellón Argentino en la Plaza San Martín, espacio que funcionó como sede del museo, registrada por Arturo Boote en 1895. Y en Vasari, una de las galerías argentinas más comprometidas con la fotografía local, eligió dos retratos femeninos de los años 50 realizados por Boleslaw Senderowicz y George Friedman, artista homenajeado el año pasado en BA Photo. Ambos fotógrafos modernos integraron la histórica Carpeta de Los Diez junto con Juan Di Sandro, el homenajeado de esta edición, un decano del fotoperiodismo argentino que trabajó en La Nación durante más de cinco décadas.
El alcance federal de esta edición, que creció gracias al apoyo del Ministerio de Cultura de la Nación, se vio reflejado con las adquisiciones realizadas por el Palacio Dionisi, de la provincia de Córdoba. En la galería Quimera eligió una obra de Manuel Fernández, ganador del primer premio del Salón Nacional de Fotografía en el 2014. En la platense Búm optó por una vista interior de las cortinas de un hotel de la artista cordobesa Agustina Triquell, que había sido seleccionada para el Premio Petrobras de BAphoto 2013. Y en la cordobesa The White Lodge compró una fotografía blanco y negro de Gustavo Di Mario, de la serie producida entre 1999 y 2005 en Nueva York.
El equilibrio es la clave de esta feria que busca combinar lo más contemporáneo con piezas históricas. En el stand de la Fundación Alón no hay que dejar de ver un original vintage de Cartier Bresson o el retrato de Igor Stravinsky con su piano, realizado por Arnold Newman en 1946 y exhibido hasta hace poco en la Fototeca Latinoamericana (FoLa). También son de calidad museo las fotografías de Grete Stern, Horacio Coppola, Annemarie Heinrich, Alicia D´Amico y Sameer Makarius que se exhiben en Jorge Mara, Vasari y Poema 20.
Entre los soportes más contemporáneos se destacan las obras con veladuras de Jacques Bedel en Daniel Maman y la instalación impresa sobre vidrio de Carolina Magnin, que ya fue vendida en Gachi Prieto. También las obras de Elena Losón en Hache, la producción reciente de Flavia Da Rin en Ruth Benzacar y los collages cosidos de Rosana Schoijett, que montó su estudio in situ en el stand de Nora Fisch.
En sintonía con una tendencia internacional que multiplica los espacios curados en las ferias, este año se presentan por segunda vez los programas Links Project y Videoproject. La idea del primero es seleccionar artistas del staff de las galerías participantes para montar una muestra. En este caso, Ariel Authier presenta Alphaville -en alusión a la película de Godard filmada con cámara fotográfica-, con fotografías, objetos, instalaciones y esculturas. Convocó a Bruno Dubner, Karina Peisajovich y el grupo Provisorio Permanente, entre otros, para reflexionar sobre “la luz como generadora de vida, de poesía”. El cruce de disciplinas también está presente en Oscilante, la propuesta de Jazmín Adler, con seis artistas que trabajan en video en el límite de la figuración y la abstracción.
El juego con los límites también sorprende en el stand dedicado a Claudia Andujar, la artista invitada a la feria, que no pudo viajar desde Brasil por motivos de salud. Gracias a una animación realizada por Gisela Motta y Leandro Lima, una fotografía de Andujar parece cobrar vida. Sumergida en una pecera con agua, la película impresa gana movimiento al ser registrada por un proyector que la amplifica sobre la pared. De esta manera se logra el efecto virtual de presenciar en vivo y en directo el incendio de una choza de los indios yanomanis, que acostumbran a prenderlas fuego cada vez que migran. Para volver a empezar en un nuevo lugar, mirando siempre hacia adelante, como BA Photo.