La Menesunda tiene su versión política
“Soy un técnico, dejé la política hace nueve meses” (De Sergio Massa.)
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Felices aquellos que desde su nacimiento han tenido al arte como parte de su vida y lo transitan con naturalidad. Facundo Gómez Minujín, presidente de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en la Argentina (AmCham), aún debe estar sorprendido de haber sido partícipe inesperado de la tercera versión de la Menesunda, una de las grandes obras artísticas de su madre, Marta Minujín.
Gómez Minujín tenía algo más de un mes cuando la versión original de esa instalación de espacios de diversos formatos interconectados, para que el visitante descubra distintas sensaciones en cada puesta artística, se inauguró en 1965 en el Instituto Di Tella. Ya era un consolidado profesional, hasta había sido presidente de Arteba (la feria de arte contemporáneo de Buenos Aires) cuando en 2019 su madre volvió a descollar con la Menesunda Reloaded, en el New York Museum. Y probablemente aún trate de decodificar si la versión del ministro de Economía en el Alvear Icon Hotel ante unos 800 líderes de negocios que reunió la AmCham, merece ser considerada “la Menesunda política”. ¿Habrá sido tema de análisis artístico-conceptual con su madre? Misterio.
Es que Sergio Massa pasó discursivamente por varios túneles para tratar de surfear la mezcla o confusión (esa es la definición lunfarda de menesunda) en la que está metida la economía y que solo se ha agravado desde que sucedió a la efímera Silvina Batakis, que había reemplazado a Martín Guzmán, el hombre que padeció el desamor político de Cristina Kirchner.
“Soy un técnico, dejé la política hace nueve meses”, dijo Massa, obviando que ni siquiera cuenta con un título en economía para ser el ministro del área, y casi al borde de alumbrar una nueva candidatura presidencial si logra que el kirchnerismo lo proclame el “salvador” del experimento populista.
Quizás el punto cúlmine de su “menesunda” discursiva fue plantear: “el taxista tiene que entender que cuando programamos el año, pensábamos que a la Argentina le iban a ingresar 100 y, cuando terminó la sequía, el diagnóstico es que a la Argentina le van a ingresar 80.” Entre la platea, más de un hombre de negocios bajó la cabeza pensando que siempre tiene más claro cómo manejar la economía un taxista, que no gasta lo que aún no pudo ganar y sabe cuántos obstáculos suele ponerle el gobierno de turno a su trabajo, que un político sin pergaminos técnicos. Dos diferencias con las Menesunda de Minujín, la de Massa no quedará en la historia y es probable que nadie quiera hacer una secuela.