La inversión de EE.UU. fluye a América latina
America latina es la región del mundo en desarrollo en la que crece con mayor rapidez la inversión extranjera directa (IED).
Aumentó el 52% en 1996, más del doble que en el Asia-Pacífico y cinco veces por encima del promedio mundial (10,3%). La región tiene ya el 30% de la IED de todo el mundo en desarrollo. Brasil va a la cabeza; entró en el círculo de los que atrapan U$S 10.000 millones anuales de IED o más.
Es probable que doble esa cifra en 1997. Significa que deja atrás a México (U$S 8000 millones en 1996) y se dirige al escalón de China (U$S 40.000 millones el año último). Con 154 millones de habitantes, dispone de la estructura industrial más relevante del mundo en desarrollo. Es la décima economía industrial del mundo.
Por eso, Brasil está por encima de cualquier país asiático en la capacidad para atraer inversiones extranjeras directas, salvo China. Más del 70 por ciento de la IED que recibió en 1996 es norteamericana.
En términos proporcionales a su población (34 millones de habitantes) y producto (U$S 320.000 millones), la Argentina supera a Brasil. Es el país del mundo que atrae más IED en 1997 (U$S 8000 millones/U$S 13.000 millones).
Cada etapa del desarrollo capitalista tiene un vector que ilumina el conjunto, fija su rumbo y establece las reglas de juego de la época. Hoy esa iluminación general que baña todas las otras formas de producción es la IED de las empresas trasnacionales, que define la inserción internacional de los países y regiones del mundo en la década del 90.
Todos han comprendido
Entre 1991 y 1996 se realizaron 599 modificaciones de los regímenes regulatorios del capital extranjero. Un 95 por ciento fueron a favor de la más completa liberalización.
El vuelco institucional a favor de la IED está acompañado de una proliferación de acuerdos bilaterales de garantía de inversión. Hay 1330 acuerdos de garantías de inversiones en el mundo, que abarcan 162 países (sobre un total de 184).
El núcleo de la internacionalización productiva del capitalismo es el eje transatlántico Estados Unidos/Europa.
Sobre las 20 principales fusiones y compras trasnacionales de 1996, 19 tuvieron lugar en el eje transatlántico. Dos tercios de la IED que recibe EE.UU. provienen de Europa, y el 43% de la inversión directa extranjera en la UE es norteamericana.
Si se suma a los bienes y servicios exportados por EE.UU. al continente europeo los que vende por intermedio de IED, el total es superior en 50% a los que coloca en el Asia-Pacífico. El porcentaje es cinco veces mayor si se excluye a Japón. Este es el nivel de la época, en los términos de Dionisio Ridruejo.
Estados Unidos está en el centro de la tendencia mundial a la internacionalización productiva. La IED norteamericana en el exterior ascendió a U$S 85.000 millones en 1996; el 40% fue a Europa y el 30% al mundo en desarrollo. De ese 30 por ciento, casi dos tercios se dirigieron a América latina. El salto de 52 por ciento en un año (1996) de IED a la región proviene prácticamente en su totalidad de Estados Unidos.
La discusión sobre la creación de una zona de libre comercio hemisférico (ALCA) conviene colocarla en este contexto. No es el comercio el que atrae a la inversión, sino la inversión la que arrastra al comercio.
La aceleración de la internacionalización productiva del capitalismo acentúa la polarización social entre y dentro delos países. En 1965, el producto per cápita del 20% más rico de la población mundial era 30 veces el del 20% más pobre; en 1990, la diferencia trepó a 60 veces.
También agrava la disparidad entre los extremos de la pirámide social y profundiza la brecha entre trabajadores calificados y no calificados. Los salarios reales de los últimos cayeron 20/30% desde comienzos de los 80.
La concentración del ingreso revela el aumento del nivel de ganancia de las empresas en los últimos 15 años. Las utilidades de las firmas norteamericanas fueron 6,4% del producto en 1990. Hoy son el 9%. El sector telecomunicaciones ganó el 116% más en un año. Microsoft (Bill Gates) obtuvo 2500 millones de beneficios en 1996, el 35% en doce meses. Es el quinto año consecutivo con una tasa de retorno de doble dígito y el nivel de ganancias más elevado de las empresas norteamericanas desde la década del 60.
Siempre hay opciones
La internacionalización productiva del capitalismo es una época histórica, no un mandato macroeconómico. Aceptar el determinismo en el plano político es una cobardía moral. Los salarios europeos crecieron en proporción semejante al aumento del producto (descontada la inflación) en los últimos 25 años: 40 por ciento.
En EE.UU., un incremento similar del producto fue absorbido prácticamente en su totalidad por el 20% más rico de la sociedad; el siguiente 20% mantuvo estancados sus ingresos, y el restante 60% los vio disminuidos en términos reales.
En ese lapso, EE.UU. generó 46 millones netos de nuevos empleos. Europa, cero. El desempleo en Europa era la mitad del norteamericano en 1970; hoy es el doble o más. Es el reino de la libertad. Los errores no son obra de fuerzas impersonales .
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