La incertidumbre de Occidente envalentona a Rusia
Una inquietante combinación de acontecimientos geopolíticos requiere de la atención de Occidente, ello para que el Kremlin no se envalentone aún más en su búsqueda imperialista, que seguirá poniendo en peligro, progresivamente, nuestra seguridad colectiva.
Estos acontecimientos preocupantes incluyen: (a) al ex presidente y paralelamente candidato a próximo presidente de los Estados Unidos, criticando la ayuda financiera proporcionada por los Estados Unidos a Ucrania y afirmando que podría poner fin a la guerra de Rusia contra Ucrania cuando asumiera el cargo en enero de 2025, sin proporcionar ningún detalle sobre cómo podría hacerse esto sin comprometer la soberanía de Ucrania; (b) el inicio de la presidencia húngara del Consejo de la Unión Europea con una desafiante visita del primer ministro húngaro al presidente ruso sin un mandato de la UE; y (c) un Parlamento sin mayoría en Francia tras unas volátiles elecciones que causarán inestabilidad política en Francia y la UE.
Además, las celebraciones este año del 75º aniversario de la OTAN se ven empañadas por una cuestión divisiva y de larga data como es la invitación para que Ucrania se una a dicha alianza defensiva. Esta situación acontece en momentos en los que las Fuerzas Armadas de Ucrania han destrozado el mito propagado por Rusia de ser una superpotencia militar, reduciendo además en forma considerable la amenaza existencial para los países miembros de la OTAN.
Para el Kremlin, la incertidumbre se percibe como una debilidad palpable de Occidente, que debe ser plenamente explotada para ganar terreno adicional en su conquista de Ucrania, como primer e indispensable paso para, en última instancia, recrear la antigua Unión Soviética.
Concretamente, Rusia ya ha dado este paso. El 8 de julio de 2024, Rusia llevó a cabo un ataque masivo con misiles en toda Ucrania, alcanzando el Hospital Infantil Okhmatdyt de Kiev, uno de los hospitales infantiles más importantes, no sólo de Ucrania, sino también de Europa.
Sin duda, la mejor manera que tiene Occidente de remediar esta situación crítica es con acciones concretas e inmediatas.
Occidente necesita: (a) proporcionar a Ucrania el apoyo militar necesario que le permitirá proteger eficazmente sus cielos y recuperar los territorios ilegalmente ocupados por Rusia; (b) eliminar las restricciones contraproducentes sobre cómo debería defenderse Ucrania; (c) invitar a Ucrania a unirse a la OTAN; y (d) confiscar y transferir a Ucrania los activos congelados de Rusia en el extranjero (no sólo apuntando a los ingresos generados por dichos activos).
Ucrania no sólo está luchando valientemente por su propia supervivencia, sino que también está protegiendo la integridad territorial de Europa e impidiendo que Rusia active el Artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte y comience una Tercera Guerra Mundial.
Por eso a Occidente le conviene apoyar activamente una rápida victoria de Ucrania que eliminaría la amenaza más importante para los países miembros de la OTAN, en lugar de envalentonar la agresión imperialista rusa con incertidumbre e indecisión.
Presidente de la ONG Ukraine-2050